Platos en el fregadero, montones de ropa sucia apilada, mantas y almohadas por todo el suelo, armarios desordenados, demasiados trastos en el garaje y un número insuperable de objetos sin usar almacenados por toda la casa… ¿le resulta familiar?
Vivimos en una cultura materialista en la que la sociedad nos enseña que cuantas más cosas tengamos, más felices debemos ser, cuando en realidad este desorden puede provocar un estancamiento de la energía y demasiado estrés.
Los impulsos consumistas incontrolados, el apego emocional a las cosas, los recuerdos sentimentales, el miedo a deshacerse de las cosas, la necesidad de aferrarse a los recuerdos del pasado son algunas de las muchas razones por las que tendemos a infundir nuestras pertenencias en nuestras emociones.
Tirar las cosas a menudo puede ser doloroso y puede ser representativo de olvidar el pasado y renunciar a nuestro futuro, por lo que a menudo nos aferramos a las cosas con la esperanza de que algún día sean útiles, cuando en realidad se suman a nuestro estrés mental y emocional.
Definir el desorden
El desorden se define como algo desordenado o lleno de objetos. También se refiere a un estado o condición de confusión.
Sin embargo, en realidad, el desorden es algo más que el desorden y el exceso de objetos físicos, ya que el desorden también puede referirse al “equipaje” emocional y mental, por así decirlo.
Aunque solemos pensar que el desorden es algo físico, el desorden mental y emocional puede ocupar tanto espacio innecesario como el físico.
Los viejos hábitos, el resentimiento, los pensamientos confusos, las relaciones desordenadas, las deudas financieras impagadas, un jarrón roto, unos vaqueros que ya no te quedan bien o cualquier otra “cosa” que tengas que gestionar conforman el desorden.
Otros ejemplos de desorden pueden ser cualquier cosa que:
- No tiene un lugar para aterrizar o vivir.
- Ya no le sirve para nada.
- Está roto o necesita ser reparado.
- Está desordenado.
- Está desorganizado o es caótico.
- Se ha estancado.
- Se ha convertido en un reto de gestión.
Impacto del desorden en la salud mental
Todo este desorden físico, mental y emocional puede contribuir a la incapacidad de pensar con claridad, lo que puede contribuir al estrés y a la falta de energía.
El desorden puede dificultar la realización de tareas, la búsqueda de lo que se necesita y la vida ordenada y eficiente. Cuando pasamos tiempo todos los días buscando nuestras llaves o tratando de encontrar ese par de pantalones, podemos volvernos frenéticos y estresados, permitiendo que esta energía negativa diaria se acumule con el tiempo.
Pasar tiempo rebuscando en el desorden físico para encontrar algo puede consumir una gran cantidad de tiempo, restando potencialmente tiempo a otras tareas importantes y rutinas de autocuidado.
Desorden excesivo
Cuando el desorden físico se vuelve excesivo, puede amenazar con atrapar mental y físicamente a una persona en entornos domésticos disfuncionales, que contribuyen a la angustia personal y a los sentimientos de desplazamiento y soledad.
Su casa debería ser su santuario, un lugar seguro en el que pueda tomarse un tiempo para relajarse, pero cuando su casa está llena de desorden físico, puede llevarle a sentir que su hogar es su enemigo en lugar de su santuario, lo que puede afectar negativamente a su bienestar en general.
El desorden puede afectar a tu vida social
Cuando tenemos una casa llena de desorden, podemos tener dificultades para utilizar este espacio para hacer cosas que nos gustan, como practicar yoga o hacer manualidades. También podemos sentirnos avergonzados de invitar a alguien a casa, lo que puede afectar drásticamente a nuestra vida social, creando sentimientos de soledad e inadecuación.
Si le cuesta tirar cosas o se siente abrumado por la cantidad de cosas que tiene en su casa, lo más probable es que tenga demasiado desorden físico en su vida.
Cuando el desorden lleva al acaparamiento
El desorden físico puede convertirse en una obsesión: Una obsesión por necesitar más cosas materiales para llenar un vacío. A veces podemos encontrarnos rodeados de tantas cosas que no soportamos deshacernos de ellas porque tienen algún tipo de valor sentimental o pueden potencialmente traernos satisfacción en el futuro.
El trastorno de acaparamiento se caracteriza por la incapacidad de una persona para deshacerse de sus posesiones, independientemente de su valor. Los que padecen el trastorno de acaparamiento también tienen dificultades para organizar sus posesiones.
Los individuos con trastorno de acaparamiento guardan objetos al azar y los almacenan sin ningún tipo de patrón organizativo hasta el punto de que su entorno puede llegar a ser peligroso.
En la mayoría de los casos, los individuos con trastorno de acaparamiento guardan artículos que tienen un valor sentimental o artículos que creen que van a necesitar en el futuro. El trastorno de acaparamiento puede causar problemas en casi todos los aspectos de la vida diaria de una persona, incluyendo las relaciones románticas, las obligaciones profesionales y las obligaciones sociales.
Consecuencias negativas del acaparamiento
Las consecuencias potenciales de un acaparamiento grave incluyen problemas de seguridad y salud, como riesgos de incendio, peligros de tropiezos y violaciones del código de salud. También puede dar lugar a conflictos en las relaciones, al aislamiento y a la incapacidad de realizar tareas cotidianas como cocinar y bañarse.
Las personas que acumulan objetos pueden mostrar lo siguiente:
- Incapacidad para deshacerse de sus posesiones.
- Ansiedad grave al intentar deshacerse de los objetos.
- Dificultad para organizar las posesiones.
- Angustia o vergüenza por el número de posesiones personales.
- Sospecha de que otras personas toquen los objetos.
- Miedo a quedarse sin un objeto o a necesitarlo en el futuro.
- Deterioros funcionales, como la pérdida de espacio vital, el aislamiento social, las desavenencias familiares o conyugales y las dificultades económicas.
No todas las personas que tienen desorden en su casa padecen un trastorno de acaparamiento, pero es difícil hablar de las consecuencias para la salud mental asociadas al desorden sin abordar el acaparamiento.
Aprende a controlar tu mente para mejorar tu calidad de tu vida.
Controla tu ansiedad, aprende a tener pensamientos positivos, crear abundancia.
El pensamiento descontrolado es un extravío de nuestra tendencia natural al pensamiento que solo nos agota, nos agobia y nos quiebra. No es el estado natural de la mente. Lo natural es que los procesos de pensamiento sean estructurados y controlados, no caóticos y reactivos.
Preguntas que debe hacerse antes de eliminar el desorden
Podemos pasar horas, días o incluso semanas haciendo listas de tareas y comprando cubos de organización para ayudar a gestionar el desorden, pero eso nunca nos ayuda a sentirnos mejor con nuestro estado mental o emocional, ¿por qué?
En realidad, no se trata de las “cosas” sino de las razones subyacentes de por qué esas “cosas” están ahí. ¿Te aferras a las emociones negativas? ¿Intentas mantener vivo un recuerdo? ¿Por qué este “desorden”, ya sean objetos físicos o espacio mental, se apodera de tu vida? ¿Por qué te aferras a estas cosas?
Durante el proceso de reorganización es importante hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Qué es lo que funciona bien en su vida ahora mismo y qué es lo que no funciona bien en su vida ahora mismo?
- ¿Qué es lo que le hace sentirse abrumado?
- ¿De qué manera el desorden le impide avanzar en su vida?
- ¿Hay partes de tu vida en las que actualmente no estás a cargo de tomar decisiones?
- ¿Hay algún desorden que estés manejando y que no te esté sirviendo para nada?
- ¿Ha pensado en deshacerse del desorden?
- ¿Sientes ansiedad en tu casa porque tienes demasiadas cosas?
- ¿Cuál es el primer paso que puedes dar para eliminar ese “desorden”?
Pasos para eliminar el desorden físico en su casa
A continuación, te presentamos una lista de seis formas de reducir el desorden en tu hogar.
Tire la basura
Revisa todas las habitaciones de tu casa y tira los papeles, los cosméticos con costra, la comida caducada y los aparatos rotos. Todo lo que tenga valor y que no utilices puedes donarlo o reciclarlo.
Reduce y recicla
Si tienes ropa que no te queda bien, zapatos que nunca te pones, muebles que ocupan demasiado espacio o cualquier otra cosa que no te aporte valor pero que pueda ser utilizada por otros, dónala, véndela o ponla en prenda. Una buena regla general es que, si tienes algo en tu armario que no te has puesto o usado en un año, entonces considera donarlo.
Separe su armario por temporadas
Un armario desordenado es abrumador y el espacio de almacenamiento es difícil de conseguir. Aprovecha al máximo tu armario y tu vestidor. Esto hará que la elección de la ropa sea mucho más sencilla si guardas todas las prendas fuera de temporada en cubos bajo la cama o en bolsas de plástico. Cuando cambie la temporada, simplemente podrás cambiar tu vestuario.
Evite comprar varias cosas
¿Realmente necesita más de un par de botas para la nieve u ocho juegos de platos? Es tentador “abastecerse de cosas” cuando están en oferta, pero en realidad, ¿necesitas tantas cajas de papel higiénico de golpe? Compre lo que necesite en ese momento para evitar el desorden en su casa.
Además, si sustituye un artículo antiguo, asegúrese de deshacerse de él para hacer más espacio para el nuevo.
Haga una ligera limpieza diaria
Intenta dedicar 10 minutos al día a poner orden. Esto puede significar limpiar un inodoro, vaciar el lavavajillas o pasar la aspiradora en una habitación de su casa.
Al dedicar 10 minutos diarios a la limpieza, podrá mantenerse al día con las tareas domésticas sin sentir que tiene que pasar siete horas de un sábado detallando su casa.
Esto aumentará la probabilidad de que tengas gente en casa más a menudo y de que realmente disfrutes de tu hogar: Vive como si realmente apreciaras tu refugio recién embellecido y automáticamente serás más propenso a mantenerlo.
Adopte la filosofía del Feng Shui
La mentalidad y la filosofía del feng shui consisten en organizar las piezas de su vida física, ya sea su casa o su oficina, para ayudar a equilibrar el mundo natural. El objetivo es aprovechar y establecer el equilibrio y la paz entre usted y su entorno físico.
La posición de mando de la habitación es el punto focal de la misma o el lugar donde pasas la mayor parte del tiempo en esa habitación. Por ejemplo, la posición dominante del salón es el sofá, la de la cocina es la estufa y la del dormitorio es la cama.
El objetivo es colocar los muebles en la posición de mando, más alejada de la puerta y en posición diagonal. Estas tres partes de tu casa son representaciones críticas de tu vida. La cama te representa a ti, el escritorio es una extensión de tu carrera y la estufa representa tu riqueza y tu alimentación.
Haz una desintoxicación digital
Tómate un descanso de las redes sociales, apaga las notificaciones de tu teléfono, elimina cualquier aplicación innecesaria en tu teléfono y limita el tiempo de pantalla en el ordenador y la televisión.
Mantén un sistema de apoyo sólido
Los amigos y la familia que te apoyan son importantes, así que mantenlos cerca y confía en ellos. Si hay personas en tu vida que muestran una energía negativa o que te deprimen, es hora de deshacerte de ellas. Las relaciones tóxicas son uno de los mayores dictadores del desorden mental.
Adopta decisiones de estilo de vida saludable
Haga ejercicio a diario, evite los tentempiés azucarados y procesados, beba mucha agua, limite el alcohol y la cafeína y adopte una rutina de sueño saludable.
Disfrute de la terapia de compras sin el desorden
A muchos de nosotros nos gusta ir de compras, ya que a menudo nos produce un subidón de dopamina que nos aporta sensaciones de alegría; sin embargo, la terapia de compras suele desembocar en la adquisición de cosas innecesarias que acaban acumulándose en una estantería de nuestra casa y creando desorden.
En lugar de comprar para nosotros mismos, podemos aprovechar la sensación de bienestar de la terapia de compras comprando para otros. Comprar regalos para otros es una forma de regalar que nos hace sentir mejor, especialmente cuando compramos para un ser querido. Los seres humanos somos criaturas sociales y, por lo tanto, nos encanta tener gente a nuestro alrededor, sobre todo gente feliz.
“Nuestras investigaciones han demostrado que dar dinero a los demás hace que la gente sea más feliz”, afirma Michael Norton, profesor asociado de marketing en la Harvard Business School y autor del exitoso libro Happy Money: La ciencia del gasto inteligente.
“Una de las razones es que crea conexiones sociales. Si tienes un buen coche y una gran casa en una isla, no vas a ser feliz porque necesitamos a la gente para ser felices. Pero al dar a otra persona, estás creando una conexión y una conversación con esa persona, y esas cosas son realmente buenas para la felicidad”.