Los complacientes son conocidos por hacer lo que sea necesario para hacer felices a los demás. Aunque ser amable y servicial es generalmente algo bueno, ir demasiado lejos para complacer a los demás puede hacer que te sientas emocionalmente agotado, estresado y ansioso.

Este artículo trata de los rasgos de una persona que complace a los demás, así como de las causas de este comportamiento y el impacto negativo que puede tener. También trata de los consejos que le ayudarán a dejar de anteponer a los demás a su propio bienestar y a ocuparse de sus propias necesidades.

¿Qué es una persona complaciente?

Una persona que complace a la gente es una persona que antepone las necesidades de los demás a las suyas propias. Este tipo de persona está muy en sintonía con los demás y a menudo se le considera agradable, servicial y amable, pero los complacientes con la gente también pueden tener problemas para defenderse a sí mismos, lo que puede conducir a un patrón perjudicial de autosacrificio o autodescuido.

La complacencia con la gente se asocia a un rasgo de la personalidad conocido como “sociotropía”, es decir, sentirse excesivamente preocupado por complacer a los demás y ganarse su aprobación como forma de mantener las relaciones. Este comportamiento puede ser un síntoma de un trastorno mental como:

  • Ansiedad o depresión.
  • Trastorno de la personalidad por evitación.
  • Trastorno límite de la personalidad (TLP).
  • Trastorno de codependencia o personalidad dependiente.

Señales de que podría ser una persona que se deja llevar por la gente

Hay una serie de características que suelen compartir las personas que agradan. Estos son algunos de los signos que indican que podrías ser una persona complaciente:

  • Te cuesta decir “no”.
  • Le preocupa lo que puedan pensar los demás.
  • Se siente culpable cuando dice “no” a la gente.
  • Teme que rechazar a la gente le haga pensar que es mezquino o egoísta.
  • Aceptas cosas que no te gustan o haces cosas que no quieres hacer.
  • Luchas con sentimientos de baja autoestima.
  • Quieres agradar a la gente y crees que haciendo cosas por ellos te ganarás su aprobación.
  • Siempre estás diciendo a la gente que lo sientes.
  • Asumes la culpa incluso cuando algo no es tu culpa.
  • Nunca tienes tiempo libre porque siempre estás haciendo cosas por los demás.
  • Descuidas tus propias necesidades para hacer cosas por los demás.
  • Finges estar de acuerdo con la gente, aunque tú pienses de forma diferente.

Los complacientes suelen ser buenos para sintonizar con lo que sienten los demás. También suelen ser empáticos, atentos y cariñosos. Estas cualidades positivas también pueden ir acompañadas de una mala imagen de sí mismo, de la necesidad de tomar el control o de la tendencia a sobrepasarse.

Aunque la gente le describa como una persona generosa o que da mucho, cuando es una persona que complace a los demás, todo este trabajo para mantenerlos contentos puede dejarle agotado y estresado.

Causas

Para dejar de ser una persona complaciente, es importante entender algunas de las razones por las que puede tener este tipo de comportamiento. Hay una serie de factores que pueden influir, como, por ejemplo

Baja autoestima

A veces, las personas tienen un comportamiento de complacencia porque no valoran sus propios deseos y necesidades. Debido a la falta de confianza en sí mismos, los complacientes tienen una necesidad de validación externa, y pueden sentir que hacer cosas para los demás les llevará a la aprobación y la aceptación.

Inseguridad

En otros casos, las personas pueden intentar complacer a los demás porque les preocupa que no les gusten si no van más allá para hacerles felices.

Inseguridad dejar de ser complaciente con la gente

Perfeccionismo

A veces, las personas quieren que todo sea “perfecto”, incluso lo que piensan y sienten los demás.

Experiencias pasadas

Las experiencias dolorosas, difíciles o traumáticas también pueden influir. Las personas que han sufrido abusos, por ejemplo, pueden intentar complacer a los demás y ser lo más agradables posible para evitar desencadenar un comportamiento abusivo en los demás.

La motivación para ayudar a los demás puede ser a veces una forma de altruismo. Una persona puede querer realmente asegurarse de que otras personas tengan la ayuda que necesitan. En otros casos, complacer a la gente puede ser una forma de sentirse validado o querido. Al asegurarse de que las personas son felices, se sienten útiles y valoradas.

Efectos de complacer a la gente

Complacer a la gente no es necesariamente algo malo. Ser una persona preocupada y atenta es una parte importante para mantener relaciones sanas con los seres queridos. Sin embargo, se convierte en un problema si se intenta ganar aprobación para reforzar una autoestima débil o si se persigue la felicidad de los demás a expensas del propio bienestar emocional.

Si dedicas todo tu tiempo a ayudar a los demás para hacerlos felices y ganar su aprobación, puedes experimentar algunas de las siguientes consecuencias.

Enfado y frustración

Aunque es posible que disfrutes ayudando, también es probable que experimentes frustración cuando haces las cosas a regañadientes o por obligación. Estos sentimientos pueden llevar a un ciclo de ayudar a alguien, sentirse enojado con ellos por aprovecharse, y luego sentirse arrepentido o arrepentirse de sí mismo.

Un estudio reveló que las personas con una fuerte necesidad de complacer a los demás también eran más propensas a comer en exceso en situaciones sociales.

Enfado y frustracion dejar de ser complaciente con la gente

Ansiedad y estrés

El esfuerzo por contentar a los demás puede hacer que los propios recursos físicos y mentales se agoten. Tratar de gestionarlo todo puede dejarle plagado de estrés y ansiedad, lo que puede tener efectos perjudiciales para su salud.

Ayudar a otras personas puede ser beneficioso para la salud mental.5 Pero no dejar tiempo para uno mismo significa que puede acabar experimentando las consecuencias negativas para la salud del exceso de estrés.

Fuerza de voluntad agotada

Dedicar toda su energía y recursos mentales a asegurarse de que los demás sean felices significa que es menos probable que tenga la determinación y la fuerza de voluntad para abordar sus propios objetivos.

Algunas investigaciones sugieren que la fuerza de voluntad y el autocontrol pueden ser recursos limitados. Si está utilizando sus recursos mentales para asegurarse de que otras personas tienen lo que quieren o necesitan, puede significar que simplemente le queda poco para dedicarse a sus propias necesidades.

Falta de autenticidad

Las personas que complacen a la gente suelen ocultar sus propias necesidades y preferencias para complacer a otras personas. Esto puede hacer que sientas que no estás viviendo tu vida con autenticidad, incluso puede hacer que te sientas como si no te conocieras del todo.

Ocultar tus verdaderos sentimientos dificulta que otras personas te conozcan de verdad. La revelación de uno mismo es importante en cualquier relación cercana, pero no es efectiva si no revelas tu verdadero yo.

Relaciones más débiles

Si pone todo su empeño en asegurarse de que cumple las expectativas de los demás, es posible que se sienta resentido. Aunque la gente puede apreciar su naturaleza generosa, también puede empezar a dar por sentada su amabilidad y atención.

Es posible que la gente ni siquiera se dé cuenta de que se está aprovechando de ti. Todo lo que saben es que siempre estás dispuesto a echar una mano, así que no dudan de que aparecerás siempre que te necesiten. Lo que tal vez no vean es que estás muy ocupado y que estás demasiado comprometido.

Relaciones mas debiles dejar de ser complaciente con la gente

Ser amable y no complacer a la gente

Hay una diferencia entre hacer cosas para ser agradable y hacer cosas porque eres un complaciente. La gente suele hacer cosas agradables por una serie de razones: para sentirse bien, para ayudar, para devolver un favor o para ganarse un favor. Si haces algo porque tienes miedo de que no te guste o te rechacen si dices “no”, es muy probable que lo hagas por complacer a la gente.

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Consejos para dejar de complacer a la gente

Afortunadamente, hay algunas medidas que puede tomar para dejar de ser un complaciente con la gente y aprender a equilibrar su deseo de hacer felices a los demás sin sacrificar el suyo propio.

Establezca límites

Es importante que conozca sus límites, establezca límites claros y los comunique. Sé claro y específico sobre lo que estás dispuesto a asumir. Si te parece que alguien te pide demasiado, hazle saber que está por encima de los límites de lo que estás dispuesto a hacer y que no podrás ayudarle.

También hay otras formas de crear límites en tu vida para ayudar a refrenar tus tendencias de complacer a la gente. Por ejemplo, puedes contestar a las llamadas telefónicas sólo a determinadas horas para establecer límites sobre cuándo puedes hablar.

También puede explicar que sólo está disponible durante un periodo de tiempo determinado. Esto puede ser útil porque asegura que tiene el control no sólo de lo que está dispuesto a hacer, sino también de cuándo está dispuesto a hacerlo.

Empezar poco a poco

Puede ser difícil hacer un cambio repentino, por lo que a menudo es más fácil empezar afirmándose en pequeñas cosas. Cambiar los patrones de comportamiento puede ser difícil. En muchos casos, no sólo hay que reeducarse a sí mismo, sino que también hay que trabajar para enseñar a las personas que le rodean a entender sus límites.

Por ello, puede ser útil empezar con pequeños pasos que le ayuden a ser menos complaciente con la gente. Empieza por decir que no a las peticiones más pequeñas, intenta expresar tu opinión sobre algo pequeño o pide algo que necesites.

Por ejemplo, intente decir que no a una petición de texto. A continuación, ve subiendo hasta decir “no” a la gente en persona. Practica en diferentes entornos o situaciones, como al hablar con vendedores, al pedir en un restaurante o incluso al tratar con compañeros de trabajo.

Cada vez que des un pequeño paso para dejar de complacer a la gente, ganarás una mayor confianza que te ayudará a recuperar el control de tu vida.

Empezar poco a poco dejar de ser complaciente con la gente

Establezca objetivos y prioridades

Considera a qué quieres dedicar tu tiempo. ¿A quién quieres ayudar? ¿Qué objetivos quieres alcanzar? Conocer tus prioridades puede ayudarte a determinar si tienes o no el tiempo y la energía necesarios para dedicarte a algo.

Si hay algo que le quita energía o que le roba demasiado tiempo, tome medidas para solucionar el problema. A medida que practiques el establecimiento de esos límites y digas no a las cosas que realmente no quieres hacer, descubrirás que tienes más tiempo para dedicar a las cosas que son realmente importantes para ti.

Pruebe a hablarse a sí mismo en positivo

Si empiezas a sentirte abrumado o tentado a ceder, refuerza tu determinación con una autoconversación positiva. Recuérdate que mereces tener tiempo para ti. Tus objetivos son importantes y no deberías sentirte obligado a dedicar tu tiempo y energía a cosas que no te aportan alegría.

Pida tiempo

Cuando alguien te pida un favor, dile que necesitas tiempo para pensarlo. Decir “sí” de inmediato puede hacer que te sientas obligado y demasiado comprometido, pero tomarte tu tiempo para responder a una petición puede darte tiempo para evaluarla y decidir si es algo que realmente quieres hacer. Antes de tomar una decisión, pregúntate:

  • ¿Cuánto tiempo me va a llevar?
  • ¿Es algo que realmente quiero hacer?
  • ¿Tengo tiempo para hacerlo?
  • ¿Cómo de estresado voy a estar si digo “sí”?

Las investigaciones también han demostrado que incluso una breve pausa antes de tomar una decisión aumenta la precisión de la misma.

Si te das un momento, podrás decidir con mayor precisión si es algo que tienes ganas y tiempo de hacer.

Evaluar la petición

Otro paso para superar la tendencia a complacer a la gente es buscar señales de que otras personas intentan aprovecharse de su generosidad. ¿Hay personas que parecen querer siempre algo de usted pero que de repente no están disponibles si usted necesita que le devuelvan el favor? ¿O hay personas que parecen ser conscientes de tu naturaleza generosa y piden porque saben que no dirás “no”?

Si te parece que te están manipulando para que hagas cosas, tómate un tiempo para evaluar la situación y decidir cómo quieres manejar la petición. En el caso de los reincidentes o de las personas que siguen insistiendo en que les ayudes, sé firme y claro.

Evaluar la peticion dejar de ser complaciente con la gente

Evita poner excusas

Es importante ser directo cuando digas “no” y evitar culpar a otras obligaciones o poner excusas por tu incapacidad para participar. En cuanto empieces a explicar por qué no puedes hacer algo, estarás dando a los demás una forma de agujerear tu excusa. O puede que les des la oportunidad de ajustar su petición para asegurarse de que aún puedes hacer lo que te piden.

Intenta utilizar un tono decidido cuando rechaces algo y resiste el impulso de añadir detalles innecesarios sobre tu razonamiento. Recuerda que un “no” es una frase completa.

Recuerde que las relaciones requieren dar y recibir

Una relación sólida y saludable implica un cierto grado de reciprocidad. Si una persona siempre está dando y la otra siempre está recibiendo, a menudo significa que una persona está renunciando a cosas que necesita para asegurar que la otra persona tenga lo que quiere.

Aunque disfrutes complaciendo a los demás, es importante recordar que ellos también deberían tomar medidas para darte a ti a cambio.

Ayuda cuando quieras ayudar

No es necesario que renuncies a ser amable y considerado. Son cualidades deseables que pueden contribuir a establecer relaciones sólidas y duraderas. La clave es examinar tus motivaciones e intenciones. No hagas cosas sólo porque temes el rechazo o quieres la aprobación de los demás.

Sigue haciendo cosas buenas, pero en tus propios términos. La bondad no exige atención ni recompensas, simplemente requiere el deseo de mejorar las cosas para otra persona.

Si el hecho de complacer a la gente te dificulta la búsqueda de tu propia felicidad, es importante que encuentres formas de poner límites y recuperar tu tiempo. Recuerda que no puedes complacer a todo el mundo.

Si ser complaciente con la gente está interfiriendo en tu bienestar, habla con un profesional de la salud mental. Un terapeuta capacitado puede trabajar contigo para ayudarte a controlar tu comportamiento, priorizar tus propias necesidades y establecer límites saludables.

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