La importancia de la estimulación para el desarrollo cerebral del bebé

Los dominios multidimensionales del desarrollo de tu hijo incluyen la interdependencia del desarrollo cognitivo-lingüístico, sensorial-motor y socio-emocional. Los primeros años en los que se produce el desarrollo cerebral de tu bebé son especialmente sensibles y muestran una notable capacidad para absorber información y adaptarse al entorno.

Un desarrollo temprano de los dominios cognitivos y no cognitivos de tu hijo en esta etapa es vital para un mejor rendimiento académico, productividad y funcionamiento social en la edad adulta. Durante este periodo, es esencial que mantengas a tu hijo en un entorno que ofrezca estimulación al cerebro gracias a una serie de cosas interesantes para ver, oír y tocar.

La estimulación durante los primeros años de vida potenciará las habilidades de preparación para la escuela de tu bebé, lo que le hará estar mucho más preparado para la lectura y las matemáticas formales durante los años de escolarización y también mejorará sus habilidades sociales.

Los expertos en desarrollo infantil creen que los primeros años de la vida de un niño son un momento privilegiado para el aprendizaje, pero a veces puede ser difícil pensar en nuevas formas de estimular a tu bebé. Deja que estas divertidas -y científicas- actividades te inspiren.

Beneficios de las técnicas de estimulación al bebé

La estimulación durante los tres primeros años de vida del niño ayuda a prevenir los cambios en la estructura cerebral y las vías neurológicas provocados por las situaciones de estrés.

Establecerás una relación sana con tu bebé y adquirirás habilidades parentales esenciales en el camino.

La estimulación mediante el juego ayuda a tu bebé a utilizar su cuerpo y sus sentidos y desarrolla su pensamiento e inteligencia.

La estimulación llevada a cabo hablando cara a cara con tu bebé ayuda al desarrollo de sus sentidos auditivos y visuales.

Estimular la visión del bebé

Establece contacto visual

Aprovecha esos breves momentos en los que los ojos de tu recién nacido están abiertos y míralos directamente. Los bebés reconocen las caras muy pronto, y la tuya es la más importante. Cada vez que te mira fijamente, está construyendo su memoria.

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Saca la lengua

Los estudios demuestran que los recién nacidos de tan sólo dos días de vida pueden imitar movimientos faciales sencillos: Es una señal de resolución de problemas muy temprana.

Déjale reflexionar

Haz que tu bebé se mire en el espejo. Al principio, puede pensar que sólo está mirando a otro niño bonito, pero le encantará hacer que el “otro” bebé agite los brazos y sonría.

Marca la diferencia

Coloca dos fotos a una distancia de entre 20 y 30 centímetros de la cara de tu bebé. Deben ser similares, pero con una pequeña diferencia (tal vez haya un árbol en una pero no en la otra). Incluso un bebé de corta edad mirará una y otra vez y descubrirá los rasgos distintivos, lo que prepara el terreno para el reconocimiento de las letras y la lectura más adelante.

Charla con ella, hazla reír

Cotorrea

Puede que lo único que consigas sea una mirada vacía, pero deja pausas cortas donde tu bebé hablaría. Pronto cogerá el ritmo de la conversación y empezará a rellenar los espacios en blanco.

Hazte el remolón

Tu bebé sintoniza con tus tontos arrullos y tu agudo lenguaje de bebé.

Canta una canción

Apréndete todas las melodías que puedas o inventa tus propias estrofas (“Así te cambiamos el pañal, te cambiamos el pañal, te cambiamos el pañal…”). Toca Bach, los Beatles o Britney Spears. Algunas investigaciones sugieren que aprender los ritmos de la música está relacionado con el aprendizaje de las matemáticas.

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Dale una pista

Cuando anuncies: “Ahora voy a encender la luz” antes de pulsar el interruptor, le estarás enseñando la causa y el efecto.

Hazle cosquillas en los dedos de los pies

De hecho, hazle cosquillas por todo el cuerpo. La risa es el primer paso para desarrollar el sentido del humor. Y juegos como “Este cerdito” (termina haciéndole cosquillas bajo la barbilla) o “Te voy a pillar” enseñan a tu hijo a anticiparse a los acontecimientos.

Sé una cara divertida

Infla tus mejillas y haz que tu hijo pequeño te toque la nariz. Cuando lo haga, haz que te tire de la oreja y saca la lengua. Haz un ruido gracioso cuando te dé una palmadita en la cabeza. Mantén la misma rutina tres o cuatro veces, y luego cambia las reglas para que siga adivinando.

Bromea

Señala una foto del tío Frank y llámalo “mamá”. A continuación, dígale a su hijo que estaba haciendo una tontería y ríase de su “broma” para fomentar su incipiente sentido del humor.

Vincula cada vez que tenga la oportunidad

Amamanta, si es posible

Y hazlo durante todo el tiempo que puedas. Es un hecho que los escolares que fueron amamantados cuando eran bebés tienen un coeficiente intelectual más alto. Además, la lactancia es un gran momento para establecer un vínculo con tu bebé cantando, hablando o simplemente acariciando ese delicioso pelo de bebé.

Aprovecha el momento del pañal

Aprovecha los momentos en el cambiador para enseñarle partes del cuerpo o piezas de ropa. Narra para que tu bebé aprenda a anticipar las rutinas.

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Apaga el tubo

El cerebro de tu bebé necesita una interacción individual que ningún programa de televisión, por muy educativo que sea, puede proporcionarle.

No te olvides de darle un descanso

Dedica unos minutos al día a sentarte simplemente en el suelo con tu bebé, sin música, luces brillantes ni trucos de juego. Deja que explore y ve a dónde te lleva.

Conseguir el físico

Sé un patio de recreo

Túmbate en el suelo y deja que tu bebé trepe y gatee sobre ti. Es más barato que un gimnasio en la jungla y mucho más divertido. Le ayudarás a potenciar su coordinación y su capacidad para resolver problemas.

Construye una carrera de obstáculos

Fomenta las habilidades motrices colocando cojines del sofá, almohadas, cajas o juguetes en el suelo y luego enséñale a tu bebé a gatear por encima, por debajo y alrededor de los objetos.

Enséñale al bebe a agitar algo

Enséñale a girar y gritar, a hacer el pollo funky o a dar vueltas como una bailarina.

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Juega a “seguir al líder”. Gatea por la casa, variando la velocidad

Deténgase en lugares interesantes para jugar.

Sigue su ejemplo

A medida que tu hijo crezca, pondrá a prueba su creatividad para ver si realmente haces todo lo que él hace, como hacer ruidos tontos, gatear hacia atrás o reírse.

Explorar nuevos entornos

Comparte la vista

Lleva a tu bebé de paseo en un portabebés, un fular o una mochila, y narra lo que ves: “Eso es un perrito” o “¡Mira qué árboles tan grandes!” o “¿Has oído ese camión de bomberos?”. — para que tu bebé tenga un sinfín de oportunidades de ampliar su vocabulario.

Ve de compras

Cuando necesites un descanso de tus canciones y bailes, visita el supermercado. Las caras, los sonidos y los colores son un entretenimiento perfecto para el bebé.

Cambia de escenario

Cambia la trona de tu hijo al otro lado de la mesa. Pondrás a prueba su memoria sobre dónde se colocan las cosas en las comidas.

Juega y haz el tonto

Sorpréndele

De vez en cuando, deleita a tu bebé soplándole suavemente en la cara, los brazos o la barriga. Haz un patrón con tus soplos y observa cómo reacciona y se anticipa.

Practica el juego de las tres cartas

Coge unos cuantos recipientes de plástico vacíos y esconde uno de los juguetes pequeños de tu bebé debajo de uno de ellos. Revuelve los recipientes y deja que encuentre el premio.

Juega al escondite

Tus travesuras del escondite no sólo provocan risas. Tu bebé aprende que los objetos pueden desaparecer y volver a aparecer.

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Recógelo

Aunque parezca que tu bebé deja caer repetidamente los juguetes de su trona sólo para volverte loca, ve a buscarlos. Está aprendiendo y poniendo a prueba las leyes de la gravedad. Dale varios trozos de papel enrollado o unas pelotas de tenis, pon un cubo abierto bajo su asiento y deja que apunte.

Enseñar la textura

Coge uno o dos pañuelos de papel

Si a tu bebé le encanta sacar pañuelos de la caja, ¡deja que lo haga! Por unos pocos céntimos, tienes juguetes sensoriales que él puede arrugar o alisar. Esconde juguetes pequeños debajo de ellos y emociona a tu pequeño cuando los “encuentre” de nuevo.

Tóquese el pelo

Guarda una caja con telas de diferentes texturas: Seda, rizo, lana y lino. Frota suavemente las telas por las mejillas, los pies y la barriga de tu bebé, describiendo la sensación que produce cada una de ellas.

Siente tu camino

Camina por la casa con tu bebé en brazos y toca con su mano la ventana fresca, alguna ropa suave, una hoja de planta lisa y otros objetos seguros, etiquetando los objetos a medida que avanzas.

Deja que tu hijo juegue con su comida

Cuando esté preparado, sírvale alimentos de distinta textura, como guisantes cocidos, cereales, pasta o trozos de melón. Así practicará el agarre con pinzas y explorará sus sentidos.

Enseñar el lenguaje y el conteo

Sigue el ejemplo de Barrio Sésamo

Dedica cada semana a una letra del alfabeto. Por ejemplo, lee libros que empiecen por la A, come alimentos de la A, corta bocadillos con esa forma y escribe la letra en tu acera con tiza.

Cuéntalo todo

Cuenta cuántos bloques puede apilar tu hijo. O el número de escalones de su casa. O los dedos de sus manos y pies. Acostúmbrate a contar en voz alta, y pronto se unirá a ti.

Lee libros. Una y otra vez

Los científicos han descubierto que los bebés de tan sólo 8 meses pueden aprender a reconocer la secuencia de palabras de un cuento cuando se les lee 2 o 3 veces seguidas; se cree que esto les ayuda a aprender el lenguaje.

Cuéntale cuentos

Escoge su cuento favorito — sustituye el personaje principal por su nombre para hacerlo más divertido.

Ve a la biblioteca

Aprovecha la hora del cuento, los espectáculos de marionetas y las filas y filas de libros.

Hacer recuerdos

Haz un álbum familiar

Incluya fotografías de parientes cercanos y lejanos, y hojee el álbum a menudo para que su hijo vaya acumulando recuerdos. Cuando llame la abuela, enséñale su foto mientras escucha el teléfono.

Crea un libro del zoologico

En su próxima visita, saque fotos de sus animales favoritos para incluirlas en un álbum. Más tarde, “leelo” junto al pequeño, nombrando todas las criaturas conocidas o añadiendo sonidos e historias de animales.

Ponla en el punto de mira

Vean juntos viejos vídeos caseros de su bebé disfrutando de su primer baño, aprendiendo a darse la vuelta, jugando con el abuelo. Narra la historia para construir el lenguaje y la memoria.

Haz un juego de memoria de tazas

Haz fotos en primer plano de todas las personas importantes en la vida de tu hijo, obtén impresiones dobles y tendrás un juego de tarjetas iguales. Colócalas boca arriba en el suelo y ayúdale a encontrar las dos que se parecen. A medida que crezca, puedes modificar el juego de memoria empezando con las fotos boca abajo.

Participa activamente en su desarrollo, nadie va a tener una influencia afectiva mayor que tú sobre tu hijo. Él te necesita para poder desarrollar su potencial con facilidad y felizmente, cuanto antes y con amor.

Consejos para los niños pequeños

Aproveche la hora del cuento

Señala los pequeños detalles de las imágenes y hazle preguntas que vayan desde lo abstracto (“¿Por qué crees que no quiere probar los huevos verdes con jamón?”) hasta lo concreto (“¿Has visto alguna vez un perro blanco?”).

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Jugar bajo la lluvia

Salta en los charcos. Siéntense juntos en la hierba mojada. Es una forma divertida, aunque sucia, de aprender sobre lo seco y lo húmedo.

Deja que sea el jefe (a veces)

Fomenta la confianza en ti mismo dándole a tu hijo la posibilidad de elegir entre dos cosas siempre que sea posible: Por ejemplo, con cuencos de distintos colores a la hora de comer. Aprenderá que sus decisiones cuentan y practicará a nombrar sus colores.

Disfrázate

Deja que tu hijo juegue con algunas de las camisas viejas de papá. Saque gorros viejos de invierno, bufandas o guantes huérfanos. Pónganse en situaciones ficticias y vean a dónde les lleva su creatividad e imaginación.

Habla de tus sentimientos

Acérquese a su hijo a la hora de dormir y pregúntele qué le ha hecho feliz o triste ese día. ¿Qué le hizo enfadar o sentirse orgulloso? Le ayudará a recordar el día, a entender el tiempo pasado y a etiquetar sus emociones. Esta es una actividad que hay que mantener hasta que se vaya a la universidad.

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Cazar bichos

Mira fotos de insectos inofensivos (mariquitas, grillos, mariposas) en un libro o revista, y luego ve al parque a buscar algunos.

Usa gafas de color rosa. (O amarillas o azules.)

Elige un color y pregúntale a tu hijo si lo puede detectar cuando vayáis juntos de paseo o en coche. Luego, deja que elija un color para que tú lo caces.

Ponga a su hijo a trabajar

Los más pequeños pueden ayudar a clasificar la ropa en blanco y negro. Su hijo puede incluso ser capaz de elegir qué ropa le pertenece.

Habla mucho

Reúna unos cuantos vasos o recipientes de plástico de distintos tamaños y deje que su hijo vierta agua de uno a otro en su próximo baño. A veces echará demasiada, otras veces muy poca. Hablen de qué vasos son más grandes y cuáles más pequeños.

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