Saber exactamente cómo escribir un relato corto no siempre es obvio ni siquiera para los lectores más avezados. Por eso, si lo que quieres es escribir un relato que te haga publicar, ganar un premio, superar tu tarea escolar o, simplemente, tocar el corazón de un solo lector, te daré los mejores tips. Con nuestro sencillo proceso de 6 pasos, te mostraremos cómo tomar una página en blanco y convertirla en oro narrativo de formato corto.
Primer paso: Encuentra con una idea sencilla
Antes de poner la cabeza en el suelo y escribir tu historia, primero necesitas una idea con la que puedas correr. Algunos escritores parecen capaces de sacar ideas interesantes de la nada, pero si no es tu caso, no temas. Aquí tienes algunos consejos y trucos que harán que tu creatividad fluya y que te llenen de ideas en un abrir y cerrar de ojos.
Empieza con un personaje o un escenario interesante
Los relatos cortos, por su propia naturaleza, tienden a tener un alcance más limitado que una novela. Hay menos presión para tener una rica narrativa trazada de la A a la Z antes de que la pluma llegue al papel. A los escritores de relatos cortos les resulta fructífero centrarse en un solo personaje, escenario o acontecimiento, un enfoque que es responsable de algunos verdaderos clásicos.
“El nadador”, de John Cheever, trata de un solo personaje: Un padre de familia de los suburbios estadounidenses que decide nadar en todas las piscinas de sus vecinos. Mientras que “La lotería”, de Shirley Jackson, cuenta con un elenco más amplio de personajes, la historia se desarrolla quizás durante una hora en la plaza de un pueblo. Si te limitas a unos pocos personajes y a una o dos localizaciones, puede que te resulte más fácil evitar que la historia se te vaya de las manos y se desvíe por la tangente.
Extraiga sus propias anécdotas
Cuando se trata de establecer la premisa de una historia, las experiencias de la vida real pueden ser el primer puerto de escala: “escribe lo que sabes”, como dice el viejo adagio. Aunque no haya vivido una saga épica como la de Los viajes de Gulliver, probablemente tenga una o dos anécdotas que podrían servir de base para un relato corto. Si hay una anécdota divertida a la que siempre recurres en una fiesta o en una cena familiar, podrías reutilizarla para un escrito o dejar que te sirva de plataforma de lanzamiento para tu imaginación.
Escuchar a escondidas y robar
Hay belleza en lo mundano. Los escritores de hoy en día suelen tener un documento abierto en la aplicación de notas de su teléfono para recordar cosas que puedan despertar su imaginación más adelante. Al fin y al cabo, algo que escuchas en una conversación entre tus tías puede ser el material perfecto para una historia corta, al igual que un personaje pintoresco que aparece en tu lugar de trabajo. Tanto si estas experiencias son la base de una historia como si funcionan como una pequeña pieza de adorno, pueden evitar que tu imaginación tenga que hacer todo el trabajo pesado.
No sólo puedes inspirarte en tu propia vida. Presta más atención a las noticias, a las historias que te cuentan tus amigos y a todas las cosas que ocurren a tu alrededor: Seguro que te servirán para pensar en una historia.
Prueba a escribir un texto a tu medida
Si sigues perplejo, busca algunas ideas de historias cortas o avisos de escritura para inspirarte. Cualquier historia que se escriba con estos recursos sigue siendo tu propiedad intelectual, así que puedes compartirla o publicarla libremente si te sale bien.
Una vez que tengas tu idea (que puede ser un escenario, un personaje o un acontecimiento), intenta asociarla con una emoción fuerte. Piensa en los relatos cortos como un estudio de los sentimientos: En lugar de una trama completa, puedes centrarte en una emoción y dejar que ésta dicte el tono y el arco narrativo. Sin este núcleo emocional, es posible que su historia carezca de impulso y le cueste enganchar al lector.
Segundo paso: Preparar una estructura ajustada
Puede que tengas la tentación de aplicar a tu historia las estrategias habituales de la escritura de novelas: Trazar minuciosamente cada acontecimiento, crear perfiles detallados de los personajes y, por supuesto, trazar minuciosamente un marco de historia popular con un principio, un medio y un final. Pero todo lo que se necesita es un personaje principal bien desarrollado y uno o dos grandes acontecimientos como máximo.
Las historias cortas deben tener un incidente incitante y un clímax
Un relato corto, aunque sea más conciso, puede tener todos los componentes narrativos que se esperan de una novela, aunque el escenario, el incidente incitante y el clímax pueden ser sólo una o dos frases. Como diría Kurt Vonnegut, los escritores deberían intentar empezar sus historias “lo más cerca posible del final”. Llevando este consejo al extremo, podrías empezar tu historia, saltándote toda la exposición y empezando en medio de la acción, y manteniendo la tensión a partir de ahí.
Lo más importante es recordar que las historias cortas no tienen el mismo privilegio de tiempo cuando se trata de la exposición. Para ahorrar tiempo y conseguir un texto más ágil, suele ser mejor integrar la historia previa en la acción creciente.
Cada escena debe aumentar la tensión
Otra estructura eficaz para los relatos cortos es la curva de Fichtean, que también se salta la exposición y el incidente incitador y comienza con la acción ascendente. Por lo general, en esta parte de la historia el personaje principal se encuentra con varios obstáculos menores y los supera (con la exposición incluida), y el clímax va en aumento. Este enfoque anima a los escritores a elaborar relatos llenos de tensión que van directamente al grano. Rara vez hay que resolver las cosas en la mitad de la historia; si hay una oportunidad para la tensión, hay que dejarla abierta para mantener el impulso hasta el final.
No tengas miedo de experimentar con la estructura y la forma
Los relatos cortos no tienen tiempo para adaptarse a la forma familiar de una narración clásica. Sin embargo, esta restricción le da rienda suelta para jugar con la cronología y el punto de vista, para arriesgarse y ser experimental. Al fin y al cabo, si sólo se piden 20 minutos de tiempo a los lectores, es más probable que acepten un estilo narrativo inusual. Historias clásicas como “Un buen hombre es difícil de encontrar”, de Flannery O’Connor, funcionaron tan bien precisamente porque O’Connor rediseñó los parámetros del género gótico del sur tal y como se conocía, con su elenco de personajes, su suspense ingeniosamente sostenido y su impactante y truculento final.
Tercer paso: Atrapar al lector con un buen comienzo
Las líneas iniciales de un relato corto tienen mucho que ver. Hay que dar el tono adecuado, presentar a los personajes y captar la atención del lector de una sola vez, y hay que hacerlo rápidamente porque no hay muchas palabras para trabajar. Hay varias maneras de hacerlo, así que veamos las opciones.
Empezar con una acción
Empezar con un golpe de efecto -literal y figuradamente- es una forma segura de captar la atención del lector. La acción es una forma estupenda de establecer inmediatamente la tensión que puedes mantener a lo largo de la historia. No tiene por qué ser algo enormemente dramático, como un accidente de coche (aunque puede serlo), sino que puede ser algo tan pequeño y sencillo como perder un autobús por cuestión de segundos. Siempre que el lector entienda que esta acción es de algún modo inusual, puede preparar el terreno para la confusión emocional que se va a producir.
Empezar con una idea
Un método muy eficaz para empezar un relato corto es escribir un gancho inicial. Un “gancho” puede parecer una palabra obtusa, pero lo que realmente significa es una frase que inmediatamente despierta la intriga y anima al lector a seguir leyendo. Por ejemplo, en “La señora Dalloway” (originalmente un cuento), Virginia Woolf abre con la frase: “La señora Dalloway dijo que compraría las flores ella misma”. El lector se pregunta entonces: ¿Quién es la señora Dalloway, por qué compra las flores, y es inusual que lo haga ella misma? Estas preguntas incitan al lector a seguir con interés, buscando respuestas.
Empezar con una imagen
Otra forma popular de abrir una historia es presentar al lector una imagen fuerte. Puede ser la descripción de un objeto, una persona o incluso un lugar. No es del gusto de todo el mundo (sobre todo si te gustan las historias basadas en la trama), pero cuando se hace bien, una imagen bien dibujada tiene la capacidad de permanecer en la mente del lector. Volvamos a nuestro ejemplo de “La lotería” de Shirley Jackson. Esta historia comienza con una descripción vívida y detallada de un pueblo:
La mañana del 27 de junio era clara y soleada, con el fresco calor de un día de pleno verano; las flores florecían profusamente y la hierba era ricamente verde.
Aunque esta descripción parece preparar el terreno para un cuento agradable y desenfadado, “La lotería” en realidad da un giro más oscuro, haciendo que esta imagen inicial de un idílico día de verano sea aún más espeluznante. Cuando esta historia se publicó en The New Yorker, los lectores respondieron enviando más cartas que a cualquier otra historia anterior.
La escritura, tiene múltiples beneficios, pero lo más importante es que nos permite expresarnos sin restricciones, dejar salir todo tipo de emociones o conflictos y conversar a la vez con nuestro yo interno.
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Cuarto paso: Escribir borracho (metafóricamente)
La vieja máxima de “escribir borracho, editar sobrio” se ha atribuido durante mucho tiempo a Ernest Hemingway, un notorio bebedor. Aunque no recomendamos escribir literalmente bajo los efectos del alcohol, hay algo que decir sobre la escritura febril de su primer borrador.
No edites mientras escribes
Tu primer borrador no va a ser apto para el consumo humano. No se trata de eso. Tu objetivo con la versión 1 de la historia es simplemente plasmar algo en la página. Debes tener una idea clara del objetivo general de tu historia, así que siéntate y escribe con ese objetivo lo mejor que puedas.
Evita la tentación de jugar con la elección de palabras y la sintaxis durante el primer borrador: Esa parte vendrá después. Escribir borracho” significa interiorizar la confianza de alguien que se toma su segunda botella de chablis. Compórtate como si todo lo que estás escribiendo fuera increíble. ¿Y si cometes una falta de ortografía? A quién le importa. ¿Tiene sentido esa frase? Ya lo arreglarás después.
La historia de fondo rara vez es necesaria
La teoría del iceberg de Hemingway -atribuida correctamente al hombre- se adapta bien a los relatos cortos. Al igual que la apariencia física de un iceberg, la mayor parte de la cual se encuentra “bajo la superficie”, se puede inferir mucho sobre tu historia a través de unas pocas frases escritas con astucia. En lugar de recibir todos los detalles, el lector puede reflexionar sobre el subtexto por sí mismo y llegar a sus propias conclusiones. El ejemplo más clásico es “Se venden zapatos de bebé, nunca usados”, una historia de seis palabras con un subtexto de gran carga emocional. (Nota: esa historia se atribuye a Hemingway, aunque esa afirmación tampoco está fundamentada).
En resumen, no te lo pienses dos veces y si tu historia realmente necesita más contexto, siempre se puede añadir en la siguiente revisión.
Quinto paso: Darle un final fuerte
No hay nada más decepcionante para un lector que una narración bellamente escrita con un final débil. Cuando llegue al final de su historia, puede resultar tentador soltar un rápido y acabar con ella, pero no caiga en la tentación. Hay innumerables maneras de terminar una historia -y no es necesario ofrecer una resolución ordenada-, pero creemos que los finales más convincentes se centran en sus personajes.
¿Qué ha cambiado en el personaje?
Es típico que una historia ponga a prueba a un protagonista como medio para mostrar algún tipo de desarrollo del personaje. Muchas historias presentan el clásico arco de redención, pero no es la única opción. En el final, el protagonista puede tomar una decisión basada en algún tipo de revelación profunda. Sin embargo, los personajes pueden cambiar de forma más sutil, llegando a una comprensión específica o volviéndose más cínicos o esperanzados. O puede que no aprendan absolutamente nada de las pruebas y tribulaciones a las que se han enfrentado.
En “El regalo de los Reyes Magos”, obra de O. Henry ambientada en la Navidad, una joven vende su pelo para comprarle a su marido una cadena para su reloj de bolsillo. Cuando el marido vuelve a casa esa noche, revela que vendió su reloj para comprarle a su mujer un juego de adornos para el pelo que ahora ya no puede utilizar. La pareja se ha pasado la historia preocupándose por los regalos materiales, pero al final han aprendido que el verdadero regalo… es su amor mutuo.
¿Ha cambiado nuestra forma de entenderlos?
Los seres humanos son innatamente resistentes al cambio. En lugar de someter a tus personajes a una gran epifanía o a un momento de transformación, tu final podría revelar una verdad existente sobre ellos. Por ejemplo, el final puede revelar que tu personaje, aparentemente simpático, es en realidad un villano, o puede haber una revelación que haga más amable su acción moralmente dudosa.
Esta revelación también puede manifestarse como un giro. En “An Occurrence at Owl Creek Bridge”, de Ambrose Bierce, el propietario de una plantación durante la Guerra Civil escapa de la horca y emprende un traicionero viaje a casa. Pero justo antes de llegar a los brazos de su esposa, siente un fuerte golpe en la nuca. Se revela que en realidad nunca salió de la horca, su huida fue sólo una fantasía final.
Para que estos finales basados en los personajes funcionen, es necesario que los lectores se identifiquen con ellos. Con las escasas palabras que tienes para contar tu historia, tienes que pintar un cuadro suficiente para que los lectores se preocupen por lo que realmente les ocurre al final.
En la mayoría de los casos, si el final no es satisfactorio, el problema suele estar en las escenas anteriores y no en el final. ¿Ha establecido adecuadamente lo que está en juego en la historia? ¿Ha dado a los lectores suficientes pistas sobre el giro final? ¿Se preocupa el lector lo suficiente por el personaje como para que el final tenga un fuerte impacto emocional? Una vez que puedas responder afirmativamente a todas estas preguntas, estarás listo para empezar a editar.
Sexto paso: Asegúrate de que todas las frases se ganan el sueldo
Si te preguntas cómo hacer que tu historia pase de ser buena a ser genial, el secreto está en el proceso de edición. Y la primera etapa de la edición de un relato corto consiste en reducirlo hasta que esté en condiciones de luchar. Como dijo Edgar Allan Poe en una ocasión, “un relato corto debe tener un único estado de ánimo y cada frase debe tender a él”. Con esto en mente, asegúrese de que cada línea y párrafo no sólo hace avanzar la historia, sino que también contribuye al estado de ánimo, la emoción clave o el punto de vista que está tratando de expresar. El propio Poe lo hace de forma maravillosa en “El corazón delator”:
Lentamente, poco a poco, levanté la tela, hasta que una pequeña, pequeña luz escapó de debajo de ella para caer sobre – ¡para caer sobre ese ojo de buitre! Estaba abierto… muy, muy abierto, y mi ira aumentó cuando me miró directamente. No podía ver la cara del anciano. Sólo ese ojo, ese duro ojo azul, y la sangre de mi cuerpo se convirtió en hielo.
Editar sin piedad
Las reescrituras suelen llevar más tiempo que el borrador original porque ahora estás intentando perfeccionar y refinar la idea central de tu historia. Si al leer esto tienes una mirada de pánico, no te preocupes, probablemente serás más consciente de la forma que quieres que tome tu historia una vez que la hayas escrito, lo que hará que el proceso de refinamiento sea un poco más fácil.
Una edición bien hecha comienza con una relectura diligente, algo que querrás hacer varias veces para asegurarte de que no se cuela ningún error. Preste atención a la fluidez de las palabras, a la intensidad de las emociones clave y al ritmo de la trama, así como a lo que los lectores van aprendiendo poco a poco sobre sus personajes. Tome nota de las incoherencias que encuentre, aunque no crea que sean importantes: Algo extremadamente insignificante puede desbaratar toda la narración. Las habilidades de resolución de problemas necesarias para identificar y arreglar los agujeros de la trama también le ayudarán a acabar con la grasa de su historia corta.
Qué hacer si es demasiado largo
Puede que te presentes a un concurso de escritura con un límite estricto de palabras o que te des cuenta de que tu historia se está alargando. Una forma sencilla de recortar la historia es comprobar si cada frase pasa la prueba del “¿Y qué?”, es decir, si el lector la echaría de menos si la eliminara.
Comprueba también si hay frases enrevesadas que puedan cambiarse por palabras más ágiles. ¿Es necesario describir un “dirigible de hidrógeno de 400 pies cubierto de lona y esqueleto de acero” cuando podría bastar con “dirigible masivo”?
Pida una segunda opinión
Envíe su historia a otro escritor. Puede que te sientas cohibido, pero todos los escritores se han sentido avergonzados de compartir su trabajo en algún momento de su vida. No hay nada como un par de ojos nuevos para señalar algo que se te ha pasado por alto. Y más de un par de ojos es aún mejor.