Haz que todos tus hijos sepan que son una parte importante de la familia.
Cuando tienes una familia numerosa, es normal que te sientas como un árbitro mientras tus hijos dicen cosas como: “¡No me deja jugar!” o “¡Dicen que no puedo entrar en su habitación!”.
Es difícil ayudar a que todos se sientan incluidos. Puede que haya días y momentos en los que pienses que lo único que tus hijos tienen en común son sus genes. Puede que tengan intereses, actividades y personalidades completamente diferentes, lo que hace que sea difícil ayudar a que todos se sientan incluidos.
Afortunadamente, hay medidas que puedes tomar para que todos se sientan parte de la familia, a pesar de las diferencias de edad, la gran variedad de intereses y las diferencias de opinión.
Programe tiempo individualizado
Reserve tiempo para dedicar a cada uno de sus hijos de forma individual. Incluso una pequeña dosis diaria de atención positiva puede ser la clave para que cada niño se sienta querido e incluido.
El tiempo individual no siempre tiene que ser una gran aventura. Puede tratarse simplemente de pasar unos momentos auténticos juntos mientras se realizan actividades cotidianas.
Puedes jugar en el suelo con tu hijo de preescolar, colorear con tu hijo de primaria o simplemente sentarte y hablar con tu hijo de secundaria. Incluso un breve periodo de atención exclusiva puede ayudar a que cada uno de tus hijos se sienta querido.
También puedes programar citas individuales semiregulares. Ya sea una cita para cenar o un paseo por el parque, planifique una salida especial con cada hijo de forma regular. Estas salidas especiales pueden hacer que cada niño se sienta querido y apreciado, lo cual es clave para ayudarles a sentirse incluidos en la familia.
Haga que las actividades familiares sean obligatorias
Aunque el tiempo individual es importante, el tiempo en familia como grupo también es necesario para garantizar que todos se sientan incluidos y para ayudar a mantener los vínculos y la cohesión como unidad.
Dicho esto, siempre habrá al menos una persona que no quiera ir al patio o que no quiera jugar al fútbol en el jardín.
Así que considera la posibilidad de hacer que algunas actividades familiares sean obligatorias para todos, incluso si la actividad que hacéis no es “lo suyo”. Diles que es bueno salir de su zona de confort.
De lo contrario, es posible que haya un niño que insista en quedarse atrás o en quedarse al margen. Tanto si su falta de participación es un intento de obtener más atención individual por su parte como si se debe realmente a que no le gusta la actividad, el hecho de no participar puede fomentar sentimientos de aislamiento.
Por supuesto, puedes relajar un poco esta regla en el caso de los adolescentes. Es normal y saludable que los adolescentes quieran pasar más tiempo con sus amigos fuera de la escuela. Por eso, puedes designar algunas actividades familiares como obligatorias para los niños mayores, mientras que permites que otras se deslicen.
También puede haber momentos en los que algunos niños simplemente no puedan participar. Es posible que los más pequeños no tengan las habilidades físicas o cognitivas necesarias para participar en determinados juegos o actividades. O los niños mayores pueden ser demasiado grandes para jugar en los juegos del parque. Por eso, aunque es importante buscar actividades en las que todos puedan participar, hay que reconocer que no es necesario obligar a todos los niños a participar en todo.
Tomen turnos para planificar el tiempo en familia
Una buena forma de ayudar a que todos se sientan incluidos en las actividades familiares es turnarse para elegir lo que va a hacer la familia. Crea un calendario y asigna a cada niño una fecha para que se encargue de elegir y planificar la actividad (en la medida de sus posibilidades).
Sin embargo, no hay que esperar a una gran excursión para que los niños participen. Deja que planifiquen cosas más pequeñas y cotidianas.
Quizás cada martes un niño elija un tema para la cena, como la noche italiana o el martes de tacos. Entonces, toda la familia se pone a trabajar para crear una comida conjunta que coincida con el tema.
Sea lo que sea lo que elijan, ayúdales a sentir que forman parte de algo que ayuda a la familia, a la vez que respetan sus preferencias personales.
Asignar tareas a todos
Los niños se sienten incluidos cuando se sienten necesarios. Así que asigne a cada niño tareas que ayuden a toda la familia, no sólo a ellos.
Además de esperar que recojan lo que ensucian y limpien sus espacios personales, asigne tareas en las zonas comunes de la casa. Barrer la cocina, pasar la aspiradora por el salón y limpiar el baño son sólo algunos ejemplos de cómo los niños pueden colaborar en la casa.
Recuérdeles que habrá ocasiones en las que tendrán que recoger lo que dejen los demás: barrer las migas de galletas que se le hayan caído a un hermano o recoger la mesa con los platos que haya dejado otra persona forman parte de ser un buen ciudadano. Tener un trabajo que hacer les recuerda a los niños que forman parte de la gran familia de la sociedad, y que su trabajo es útil para todos.
Destacar la singularidad sin exagerar
Reconozca las habilidades, los talentos y los intereses que hacen que cada niño sea único y celebre esas cosas. Pero tenga cuidado de no poner etiquetas a sus hijos.
Si siempre dice cosas como: “Éste es nuestro pequeño atleta y éste es nuestra superestrella de las matemáticas”, puede limitar la vida de sus hijos y encasillar sus habilidades.
Un niño atlético podría no entrar en la banda, porque piensa que sólo debe hacer deporte. Un niño que es bueno en matemáticas en el tercer grado puede tener problemas con las matemáticas en la secundaria, lo que puede crear una confusión de identidad. Incluso puede hacer que haga trampas, ya que puede llegar a creer que sólo le valoras por sus logros, no por su honestidad.
Así que, mientras que puedes señalar que a un niño le encantan las estrellas, los cohetes y todo lo que tenga que ver con el espacio exterior, mientras que a otro le gusta el béisbol, habla de cómo esos intereses pueden cambiar con el tiempo. Y eso está bien.
Mientras tanto, invite a sus hijos a compartir sus intereses con la familia y a apoyarse mutuamente, aunque no a todos les gusten las mismas cosas.
Hable de la importancia de ver los partidos de béisbol o de asistir a la feria de ciencias para apoyarse mutuamente, porque es algo amable, independientemente de su nivel de interés.
Nuestro curso consiste en brindarle a los niños y adolescentes las herramientas y habilidades para que se puedan relacionar con otros y a la vez con ellos mismos, que puedan comprender y manejar sus emociones, establecer y lograr objetivos, tomar decisiones autónomas y confrontar situaciones adversas de forma creativa y constructiva. Nos interesa poder ayudarles a enfocar el aprendizaje e interactuar con el mundo que les rodea.
Abordar los problemas de comportamiento que afectan a toda la familia
Puede ser difícil hacer que todos se sientan incluidos si tienes un hijo que se porta mal con regularidad.
Si quiere que todos se sientan incluidos, lo último que quiere hacer es culpar a un solo niño por arruinar todo para los demás. Decir cosas como: “Habríamos llegado a tiempo si tu hermano se hubiera vestido cuando yo le dije”, no hará más que condenar al ostracismo a un niño que ya se siente excluido.
Por eso hay que evitar señalar a los niños por los problemas que tiene la familia. De lo contrario, el resto de la familia puede enfadarse y resentirse.
Incluso si un niño tiene más problemas que el resto, no es necesario señalarlo o enfatizarlo. En cambio, tómelo como una señal de que necesita ofrecer a ese niño más apoyo en un área determinada, o tal vez hacerle más responsable dándole una consecuencia (especialmente si sus decisiones afectan a toda la familia).
Entonces, ¿qué puede hacer si los desórdenes de un niño retrasan a todos o si las crisis de otro niño le obligan a dejar las actividades divertidas antes de tiempo? He aquí algunas ideas:
Planifique con antelación los problemas
Si sabe que su hijo más pequeño se pone de mal humor si no duerme la siesta o que otro niño se siente abrumado por el exceso de estímulos, intente planificar una forma de apoyar las necesidades de ese niño. Por supuesto, no siempre es posible acomodar los horarios de un niño, y a veces sólo necesitan practicar para aprender a sobrellevar su malestar. Pero cuando puedas, toma medidas que eviten que las necesidades individuales de un niño afecten negativamente a toda la familia.
Habla del problema
Si se trata de un problema en el que su hijo puede ayudar (como una rabieta que hizo que toda la familia tuviera que abandonar el parque de atracciones antes de tiempo), hable con su hijo sobre cómo su comportamiento afectó a todos los demás. No intente culpabilizar a su hijo, pero hágale preguntas como: “¿Qué crees que les pasó a los otros niños cuando sucedió eso?”. Eso puede ayudar a su hijo a sentir empatía por la forma en que su comportamiento afecta a los demás.
Resuelve el problema de como responder
Busque formas de reducir el efecto que el comportamiento de un niño tiene sobre los demás. ¿Puede llamar a alguien para que recoja al niño que se ha portado mal? ¿Puede hacer una pausa rápida en el coche? ¿Puedes ignorar el mal comportamiento mientras dedicas tu atención a los niños que se están portando bien? Si se trata de un problema común, dedica algún tiempo a resolver cómo puedes responder de la manera más útil.
Aplique las consecuencias que sean necesarias
Tanto si decides que el tiempo fuera es suficiente como si le quitas un privilegio durante 24 horas, dale a tu hijo una consecuencia si incumple una norma o interrumpe las actividades del resto de la familia debido a un comportamiento inadecuado que está bajo su control. Ten en cuenta su desarrollo. Es de esperar que un niño pequeño no se quede quieto mientras ve un partido de baloncesto o que a un niño de preescolar le cueste quedarse callado durante un largo recital.
Fomenta la restitución
Puede haber ocasiones en las que se justifique una disculpa. Su hijo de 10 años puede deber una disculpa a sus hermanos por su mal comportamiento, que hizo que toda la familia tuviera que salir del cine antes de tiempo. Y a veces, la restitución puede ser útil. Dependiendo de la ofensa, puede ser una buena idea que el niño realice tareas para sus hermanos o que preste un objeto a alguien a quien haya hecho daño.
Enseñe a sus hijos a incluirse
No depende totalmente de ti que todos tus hijos se sientan incluidos. En cambio, es importante que enseñes a tus hijos a incluirse unos a otros.
Eso no significa que tu hijo de 14 años tenga que invitar siempre al de 4 a pasar el rato en su habitación cuando sus amigos están en casa, sino que cada uno de ellos puede hacer el esfuerzo de tratarse con amabilidad y respeto.
Así que, aunque no quieras vigilar todas las interacciones entre tus hijos, intervén si hay acoso. No permitas que tus hijos se molesten o se excluyan unos a otros.
Elógialos por incluirse unos a otros cuando lo detectes. Diga cosas como: “Ha sido muy bonito invitar a tu hermana a jugar contigo hoy” o “Me he dado cuenta de lo amable que has sido con tu hermano hoy cuando no sabía jugar a ese juego que estabais haciendo”.
Casi todos los niños dirán algo como: “Aquí no le caigo bien a nadie” o “Siempre me dejan de lado”, en un momento u otro. A veces, lo mejor que puedes hacer es ayudarles a aprender a sobrellevar esos sentimientos.
Pero también hay medidas prácticas que puedes tomar para que todos tus hijos se sientan parte de la familia. Y los niños que se sienten incluidos, queridos y aceptados tienen más probabilidades de sentirse bien consigo mismos y de ser buenos ciudadanos.
Cómo aprovechar al máximo el tiempo de calidad con su hijo
La mayoría de los padres conocen el tira y afloja que supone pasar tiempo de calidad con sus hijos. ¿Cuántas veces deseamos estar con nuestros hijos cuando tenemos que trabajar o cumplir otras obligaciones que nos alejan de ellos? ¿Cuántas veces deseamos un poco de “tiempo para adultos” cuando ya estamos hartos de la rutina diaria de supervisar los deberes y las tareas, de hacer de chóferes de los niños y de asistir a las actividades escolares y extraescolares?
Las opiniones y creencias sobre el tiempo de cantidad frente al de calidad con los niños son muy marcadas y reflejan nuestra lucha por encontrar el equilibrio en la vida familiar. Tanto si trabajamos fuera de casa como si no, la vida familiar con niños en edad escolar es agitada. Es fácil caer en una agenda apretada que nos lleva a sentirnos desconectados de nuestros hijos.
Cuando nuestros horarios y obligaciones se apoderan de nosotros, nuestros sentimientos pueden guiarnos para planificar una actividad familiar especial juntos. Cuando nos sentimos perdidos en el mundo de los niños, nuestros sentimientos pueden guiarnos para reconectar con nuestro cónyuge o alimentar nuestra pasión por las actividades creativas o físicas.
Cuando los sentimientos difíciles nos guían para ajustar el equilibrio en nuestras vidas y la cantidad y calidad de nuestro tiempo con nuestro hijo, unos simples pasos nos devolverán el equilibrio.
Permítase divertirse como un niño
Si has olvidado que tienes el maestro perfecto en tu hijo. Deja que tu hijo te guíe por su mundo de diversión. Algo que le guste volverá a encender a ese niño que hay en ti; y luego, déjate llevar.
Planifica los momentos de diversión juntos
Póngalo en la agenda y disfrute de la planificación y la anticipación de una actividad familiar divertida. Cuando llegue el momento, aparta todas tus obligaciones de tu mente, relájate y pásalo bien. A mí me ayuda anotar mi lista de tareas para después despejar la mente.
Tómate tiempo durante el día
Si tu trabajo te lo permite, haz una comida larga una vez al mes y date el gusto de comer juntos con tu hijo. Si no dispone de este tipo de flexibilidad, busque formas de hacer saber a su hijo que está pensando en él durante el día. Puede hacer notas en la fiambrera o llamar por teléfono cada día.
La clave es encontrar formas de pasar tiempo divertido juntos, de reír y jugar y de reconectar con tu hijo. Una de mis estrategias favoritas en épocas de mucho trabajo es programar a los niños en un programa de deberes extraescolares. Cuando todos llegamos a casa, podemos pasar tiempo relajándonos juntos en lugar de ocuparnos de los deberes. Busca ideas para organizar noches de diversión en familia. Pero, sobre todo, encuentra formas de relajarte y de disfrutar del tiempo que pasas con tu hijo de forma regular. Encontrarás esa sensación de equilibrio en tu vida familiar y te divertirás al mismo tiempo.