El optimismo aprendido implica desarrollar la capacidad de ver el mundo desde un punto de vista positivo. A menudo se contrapone a la impotencia aprendida. Al desafiar la autoconversación negativa y sustituir los pensamientos pesimistas por otros más positivos, las personas pueden aprender a ser más optimistas.

Beneficios del optimismo

Convertirse en una persona más optimista tiene una serie de beneficios. Algunas de las muchas ventajas del optimismo que los investigadores han descubierto son:

Mejores resultados de salud

Un meta-análisis de 83 estudios descubrió que el optimismo desempeñaba un papel importante en los resultados de salud de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, el dolor, los síntomas físicos y la mortalidad.

Mejor salud mental

Los optimistas manifiestan mayores niveles de bienestar que los pesimistas. Las investigaciones también sugieren que la enseñanza de técnicas de optimismo aprendidas puede reducir significativamente la depresión.

Mejor salud mental

Mayor motivación

Ser más optimista también puede ayudar a mantener la motivación cuando se persiguen objetivos. Al intentar perder peso, por ejemplo, los pesimistas pueden abandonar porque creen que las dietas nunca funcionan. Los optimistas, en cambio, son más propensos a centrarse en los cambios positivos que pueden hacer y que les ayudarán a alcanzar sus objetivos.

Mayor duración de la vida

Los estudios han demostrado que las personas optimistas tienden a vivir más tiempo que las pesimistas.

Menores niveles de estrés

Los optimistas no sólo experimentan menos estrés, sino que lo afrontan mejor. Tienden a ser más resistentes y a recuperarse de los contratiempos más rápidamente. En lugar de sentirse abrumados y desanimados por los acontecimientos negativos, se centran en realizar cambios positivos que mejoren sus vidas.

En un estudio, los niños con factores de riesgo de depresión fueron sometidos a un programa de formación en el que se les enseñaron habilidades relacionadas con el optimismo aprendido.

Los resultados del estudio revelaron que los niños con los factores de riesgo eran mucho más propensos a mostrar síntomas de depresión moderada o grave en un seguimiento de dos años. Sin embargo, los que habían recibido formación en optimismo aprendido tenían la mitad de probabilidades de desarrollar dichos síntomas de depresión.

Optimismo frente a pesimismo

Las personas pesimistas tienden a utilizar conductas de evasión o de escape cuando se enfrentan al estrés; también pueden dejar que sus dudas sobre el futuro les desanimen a intentarlo.

Las personas optimistas, por el contrario, buscan activamente cosas que mejoren su bienestar y tratan de minimizar el estrés en sus vidas. Suelen tener más esperanza en el futuro.

Los optimistas y los pesimistas tienden a diferir en cuanto a su estilo explicativo, es decir, la forma en que explican los acontecimientos que tienen lugar en sus vidas. Las diferencias clave en estos estilos explicativos suelen centrarse en:

OPTIMISMO frente a PESIMISMO

La permanencia

Los optimistas tienden a ver los malos momentos como algo temporal. Por ello, suelen ser más capaces de recuperarse tras los fracasos o contratiempos. Los pesimistas son más propensos a ver los acontecimientos negativos como permanentes e inmutables. Por eso suelen ser más propensos a rendirse cuando las cosas se ponen difíciles.

Personalización

Cuando las cosas van mal, los optimistas tienden a culpar a las fuerzas o circunstancias externas. Los pesimistas, por el contrario, tienden a culparse a sí mismos de los acontecimientos desafortunados de su vida. Al mismo tiempo, los optimistas tienden a ver los buenos acontecimientos como el resultado de sus propios esfuerzos, mientras que los pesimistas vinculan los buenos resultados a las influencias externas.

Persistencia

Cuando los optimistas experimentan un fracaso en un área, no dejan que esto influya en sus creencias sobre sus capacidades en otras áreas. Los pesimistas, sin embargo, ven los reveses como algo más generalizado. En otras palabras, si fracasan en una cosa, creen que fracasarán en todo.

La investigación ha descubierto que los pesimistas tienden a ser una minoría. La mayoría de las personas (las estimaciones oscilan entre el 60 y el 80 por ciento) tienden a ser optimistas en diversos grados.

Orígenes del optimismo

El optimismo aprendido es un concepto que surgió de la rama relativamente joven de la psicología conocida como psicología positiva. El optimismo aprendido fue introducido por el psicólogo Martin Seligman, considerado el fundador del movimiento de la psicología positiva.

Según Seligman, el proceso de aprender a ser optimista es una forma importante de ayudar a las personas a maximizar su salud mental y vivir mejor.

El propio Seligman ha sugerido que su trabajo se centró inicialmente en el pesimismo. Como psicólogo clínico, tendía a buscar problemas y cómo solucionarlos. No fue hasta que un amigo le señaló que su trabajo se centraba realmente en el optimismo, cuando empezó a centrarse en cómo tomar lo que era bueno y hacerlo aún mejor.

Origenes del OPTIMISMO

Indefensión aprendida

El trabajo de Seligman al principio de su carrera se centró en lo que se conoce como indefensión aprendida, que implica rendirse cuando uno cree que nada de lo que haga cambiará las cosas.

Los estilos explicativos desempeñan un papel en esta indefensión aprendida. La forma en que las personas explican las cosas que les ocurren, ya sea que las vean como causadas por fuerzas externas o internas, contribuye a que las personas experimenten esta indefensión o no.

Una nueva dirección en la psicología

Como resultado de este cambio de paradigma, Seligman escribió un libro centrado en la psicología del optimismo aprendido. Su trabajo ayudó a inspirar el auge de la psicología positiva.

En su opinión, la psicología estaba formada a medias. Mientras que había un sólido cuerpo de investigación y práctica sobre cómo tratar las enfermedades mentales, los traumas y el sufrimiento psicológico, la otra vertiente, la que se centraba en cómo ser feliz y cómo vivir una buena vida, estaba sólo en sus inicios. Él creía que, si la gente podía aprender a ser optimista, podría llevar una vida más sana y feliz.

Aprende a tomar el control de tu mente con varios hábitos que encontraras, bloquea todo esos pensamientos negativos que te afectan diariamente y cambia el chip para que seas una persona de mente poderosa.

¿Se puede aprender a ser optimista?

Aunque está claro que el optimismo puede ser beneficioso, la cuestión es si la gente puede aprender a adoptar una perspectiva más positiva. ¿Pueden incluso las personas más pesimistas ajustar su visión del mundo?

Se puede aprender a ser OPTIMISTA

Naturaleza frente a crianza

Los investigadores sugieren que, además de ser parcialmente hereditarios, los niveles de optimismo también están influenciados por las experiencias de la infancia, incluyendo el calor de los padres y la estabilidad financiera.

El trabajo de Seligman, sin embargo, sugiere que es posible aprender las habilidades que pueden ayudar a convertirse en una persona más optimista. Cualquiera puede aprender estas habilidades, sin importar lo pesimista que sea, para empezar.

Momento óptimo para desarrollar el optimismo

La investigación de Seligman sugiere que puede ser beneficioso enseñar a los niños habilidades de optimismo lo suficientemente tarde en la infancia para que los niños tengan las habilidades metacognitivas para pensar en sus propios pensamientos, pero antes del inicio de la pubertad. Enseñar estas habilidades durante este periodo crítico podría ser la clave para ayudar a los niños a protegerse de una serie de enfermedades psicológicas, incluida la depresión.

El modelo ABCDE

Seligman cree que cualquiera puede aprender a ser más optimista. Desarrolló un test de optimismo aprendido diseñado para ayudar a las personas a descubrir su grado de optimismo. Las personas que empiezan siendo más optimistas pueden mejorar aún más su propia salud emocional, mientras que las que son más pesimistas pueden beneficiarse reduciendo sus posibilidades de experimentar síntomas de depresión.

El enfoque de Seligman para el aprendizaje del optimismo se basa en las técnicas cognitivo-conductuales desarrolladas por Aaron Beck y la terapia racional emotiva conductual creada por Albert Ellis. Ambos enfoques se centran en identificar los pensamientos subyacentes que influyen en los comportamientos y, a continuación, desafiar activamente dichas creencias.

El enfoque de Seligman se conoce como el modelo “ABCDE” del optimismo aprendido:

  • Adversidad: La situación que exige una respuesta.
  • Creencia: Cómo interpretamos el acontecimiento.
  • Consecuencia: La forma en que nos comportamos, respondemos o sentimos.
  • Disputa: El esfuerzo que hacemos para argumentar o rebatir la creencia.
  • Energización: El resultado que surge de intentar desafiar nuestras creencias.

Utilizar este modelo para aprender a ser más optimista. He aquí algunos ejemplos.

Adversidad

Piensa en una adversidad reciente a la que te hayas enfrentado. Puede ser algo relacionado con su salud, su familia, sus relaciones, su trabajo o cualquier otro tipo de reto que pueda experimentar.

Por ejemplo, imagina que hace poco has empezado un nuevo plan de ejercicios, pero te cuesta seguirlo.

Adversidad OPTIMISMO

Creencias

Anota el tipo de pensamientos que pasan por tu mente cuando piensas en esta adversidad. Sé lo más sincero posible y no trates de endulzar o editar tus sentimientos.

En el ejemplo anterior, podrías pensar cosas como “No soy bueno para seguir mi plan de entrenamiento”, “Nunca podré alcanzar mis objetivos” o “Quizás no soy lo suficientemente fuerte para alcanzar mis objetivos”.

Consecuencia

Considera qué tipo de consecuencias y comportamientos surgieron de las creencias que registraste en el paso. ¿Esas creencias dieron lugar a acciones positivas, o te impidieron alcanzar tus objetivos?

En nuestro ejemplo, puede que te des cuenta rápidamente de que las creencias negativas que expresaste hicieron más difícil cumplir con tu plan de entrenamiento. Tal vez hayas empezado a saltarte más los entrenamientos o a esforzarte menos cuando ibas al gimnasio.

Disputa

Discute tus creencias. Piensa en tus creencias del paso y busca ejemplos que demuestren que esas creencias son erróneas. Busca un ejemplo que ponga en duda tus suposiciones.

Por ejemplo, puedes pensar en todas las veces que has terminado con éxito tu entrenamiento. O incluso otras veces en las que te has fijado un objetivo, has trabajado para conseguirlo y finalmente lo has alcanzado.

Energización

Considera cómo te sientes ahora que has desafiado tus creencias. ¿Cómo te hizo sentir el hecho de cuestionar tus creencias anteriores?

Después de pensar en las veces que has trabajado duro para conseguir tu objetivo, puede que te sientas con más energía y motivación. Ahora que ha visto que no es tan inútil como creía antes, puede estar más inspirado para seguir trabajando en sus objetivos.

Energizacion OPTIMISMO

Aprender a ser optimista puede llevar tiempo

Recuerde que se trata de un proceso continuo que tal vez tenga que repetir a menudo. Cuando te encuentres ante un reto, haz un esfuerzo por seguir estos pasos. Con el tiempo, le resultará más fácil identificar las creencias pesimistas y desafiar sus pensamientos negativos. Este proceso también puede ayudarle a sustituir sus pensamientos negativos y a afrontar los retos con mayor optimismo.

Críticas y posibles obstáculos

Algunos críticos han argumentado que algunos programas de entrenamiento del optimismo aprendido no tratan tanto de enseñar a las personas a ser más optimistas como de reducir el pesimismo. Otros investigadores creen que los estilos explicativos pueden tener en realidad menos relación con el optimismo de lo que se creía.

Otras investigaciones también han sugerido que el optimismo también podría tener un lado negativo. La positividad tóxica, por ejemplo, que lleva el pensamiento positivo a un extremo demasiado generalizado, puede perjudicar a las personas que pasan por momentos difíciles

Las personas que son excesivamente optimistas, y tal vez poco realistas, también pueden ser propensas al narcisismo. Tener un sesgo de optimismo también puede llevar a las personas a asumir riesgos saludables y a participar en conductas de riesgo porque subestiman su propio nivel de peligro.

Aunque algunas investigaciones han señalado los posibles peligros de ser demasiado optimista, la mayoría de los estudios han apoyado la idea de que existe una conexión positiva entre el optimismo y la salud en general. El optimismo, por ejemplo, es un predictor de una mejor salud física a medida que las personas envejecen.

Quizá lo más alentador del optimismo es que implica habilidades que pueden aprenderse y ponerse en práctica. En última instancia, el optimismo aprendido va más allá de la mejora del bienestar o de la prevención de dolencias psicológicas como la depresión o la baja autoestima.

Seligman sugiere que también puede ser una vía para encontrar tu propósito en la vida. “El optimismo tiene un valor incalculable para una vida con sentido. Si crees firmemente en un futuro positivo, puedes ponerte al servicio de lo que es más grande que tú”, explica.

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