La evasión consiste en negarse a comunicarse con otra persona. Cerrarse intencionadamente durante una discusión, también conocido como el tratamiento del silencio, puede ser hiriente, frustrante y dañino para la relación.

La evasión se describe a grandes rasgos con los siguientes comportamientos:

  • Una incomodidad general para discutir los sentimientos.
  • Desestimar o minimizar las preocupaciones de la otra persona.
  • Negarse a responder a las preguntas.
  • Negarse a establecer contacto visual o a ofrecer señales de comunicación no verbal.
  • Alejarse de las discusiones que causan estrés.

La evasión no suele ser eficaz. Y, si se convierte en un hábito, puede reducir la capacidad de la pareja para resolver conflictos o interactuar íntimamente.

En este artículo se explica cómo reconocer las evasivas, las causas de este comportamiento y los efectos perjudiciales que puede tener en las relaciones. También se describen algunas de las medidas que puede tomar si se enfrenta a este problema.

Señales de obstrucción

En muchas ocasiones, las evasivas en una relación son evidentes. Sin embargo, también puede ser sutil y es posible que no se dé cuenta de que usted o su pareja están incurriendo en este comportamiento. Los signos de obstrucción pueden ser los siguientes

  • Ignorar lo que dice la otra persona.
  • Cambiar de tema para evitar un tema incómodo.
  • Salir disparado sin decir nada.
  • Inventar razones para no hablar.
  • Negarse a responder a las preguntas.
  • Hacer acusaciones en lugar de hablar del problema actual.
  • Utilizar un lenguaje corporal despectivo, como poner los ojos en blanco o cerrarlos.
  • Adoptar comportamientos pasivo-agresivos, como dar largas o dejar las cosas para más tarde para evitar hablar del problema.
  • Negarse a reconocer el comportamiento de evasión.

Causa

Aunque la evasión puede ser perjudicial, no hay que suponer que sea intrínsecamente malintencionada. En el fondo, la evasión es un comportamiento que nace del miedo, la ansiedad y la frustración. Algunas de las razones por las que una persona puede recurrir a la evasión son:

  • Evitación generalizada del conflicto (pasividad emocional).
  • Deseo de reducir la tensión en una situación cargada de emociones.
  • La creencia genuina de que “no puede manejar” un determinado tema.
  • Miedo a la reacción de su pareja o a lo que pueda ocurrir en la conversación.
  • Creer que su pareja no desea resolver el conflicto.
  • Desesperanza subyacente de que no se pueda encontrar una solución.
  • Un medio para establecerse como neutral en el tema.
  • Una forma de ver a su pareja como “emocional” o “irracional”.
  • Una forma de manipular la situación para salirse con la suya.

Un medio para llevar la situación a una crisis ya sea para atraer agravios mayores al conflicto o para terminar la relación por completo

La evasión es a menudo una táctica aprendida durante la infancia. Puede ser un comportamiento que sus padres utilizaron para “mantener la paz” o para ganar dominio en la jerarquía familiar.

Incluso si la evasión parece intencionada y agresiva, recuerde que a menudo la utilizan personas que se sienten impotentes o con poca autoestima. En este contexto, la evasión puede ser un mecanismo defensivo utilizado para compensar estos sentimientos.

Las investigaciones sugieren que los hombres son más propensos a la evasión, debido en parte a los roles sociales que sitúan a las mujeres como comunicadoras y dictan que los hombres son “fuertes y silenciosos”.

Tipos de obstrucciones

Hay varias formas en las que las evasivas pueden aparecer en una relación. Entre ellas se encuentran:

Tipos de OBSTRUCCIONES

El bloqueo no intencionado

A veces, la evasión es una respuesta aprendida que la pareja utiliza para hacer frente a problemas difíciles o emocionales. Las personas que dan evasivas pueden hacerlo para evitar el aumento de una pelea o para evitar hablar de un tema incómodo. También pueden tener miedo de la reacción de su pareja.

La evasión intencionada

En casos extremos, la evasión se utiliza para manipular una situación, mantener el control en la relación o infligir un castigo. Si crees que tu pareja está abusando verbalmente de ti, habla con un consejero o terapeuta para que te aconseje.

También hay comportamientos saludables que pueden confundirse con la evasión. Es importante tener en cuenta que la evasión no es lo mismo que pedir espacio o establecer límites. Pedir tiempo o espacio requiere comunicación. Cuando tu pareja te pide que discutan algo más tarde con la intención de retomar la conversación, no te está dando evasivas.

Si las evasivas se utilizan para controlar, menospreciar, faltar al respeto o degradar a la otra persona, puede ser una forma de abuso emocional. En estos casos, debes acudir a un profesional de la salud mental para que te ayude.

Impacto en las relaciones

Cualquiera que sea la causa subyacente, las evasivas pueden dañar una relación. Los miembros de la pareja que sufren evasivas suelen sentirse degradados o maltratados. Incluso pueden empezar a cuestionar su propia autoestima.

Además, el hecho de cerrar el paso a alguien suele agravar la misma situación que se pretendía evitar. Se fuerza la confrontación, o las frustraciones llegan a un punto en el que se dicen o hacen cosas lamentables.

Algunos investigadores han sugerido que la evasión es un factor clave para predecir el divorcio.

Los comportamientos de evasión indican una falta de voluntad para resolver los problemas fundamentales para mantener la relación. Otros estudios han demostrado que este comportamiento puede tener un impacto fisiológico directo en ambos miembros de la pareja.

Un estudio del 2016, que siguió a 156 parejas durante un período de 15 años, concluyó que la evasión estaba asociada con síntomas musculoesqueléticos agudos como dolores de espalda, rigidez de cuello y dolores musculares generalizados. Por el contrario, la pareja que evadía la relación era más propensa a experimentar síntomas cardiovasculares como aumento de la presión arterial, dolores de cabeza por tensión y aceleración del ritmo cardíaco.

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Cómo superar las trabas

Si las evasivas se producen en tu relación, lo mejor es tratarlas en pareja. Tanto si eres tú el que pone trabas como si eres la persona que las recibe, no puedes aislar las trabas como problema. Si lo haces, sólo asignas la culpa y acabas por restar importancia a los problemas más importantes de la relación.

Dado que es poco probable que una relación tenga éxito sin comunicación y colaboración, hay que encontrar las herramientas adecuadas para “reprogramar” los viejos hábitos de comunicación. Esta situación es una de las que puede ayudar la terapia de pareja.

La terapia de pareja está diseñada para ayudar a los dos miembros de la pareja a entender por qué se produce el bloqueo.

Como pareja, se aprende a identificar los comportamientos o prácticas que conducen al bloqueo.

Una vez identificados, se les puede enseñar un enfoque más estructurado de la comunicación. He aquí algunos elementos que podrían incluirse en la estrategia:

  • Aceptar la retroalimentación y reconocer las percepciones erróneas o los errores.
  • Reconocer lo que se ha dicho antes de lanzar una respuesta.
  • Acordar el aplazamiento de la conversación si las cosas se ponen polémicas.
  • Ser consciente del lenguaje corporal mientras la otra persona habla.
  • Expresar la comprensión de la situación y permitir que cada persona responda.
  • Descomprimirse antes de abordar un tema polémico.
  • Encontrar un espacio seguro en el que ninguno de los dos se sienta acorralado.
  • Fijar una hora para retomar la conversación cuando las cosas se hayan calmado.
  • Utilizar palabras neutras en lugar de criticar o acusar.

Aunque puede llevar tiempo acostumbrarse a estas técnicas, con el tiempo se convertirán en algo automático. Entonces, tú y tu pareja podréis resolver las situaciones en lugar de reaccionar ante ellas.

La evasión consiste en evitar las conversaciones o negarse a hablar con alguien. Para algunas personas, puede ser un mecanismo de afrontamiento para minimizar o evitar el conflicto. Otras pueden utilizar esta táctica intencionadamente para manipular o controlar a su pareja. Sea cual sea la causa, puede tener un impacto perjudicial en las relaciones.

El bloqueo puede tener efectos perjudiciales en una relación, pero también es algo que los individuos y las parejas pueden trabajar para superar. La terapia de pareja puede ser un buen punto de partida. Un consejero o terapeuta puede ayudarle a detectar las señales de obstrucción y a desarrollar formas de comunicación más sanas y productivas.

Si su pareja se niega a participar en el asesoramiento, puede ser útil hablar con un terapeuta. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a aprender a sobrellevar la situación. Si no se puede encontrar una solución, puede ser necesaria una separación de prueba o incluso el fin de la relación.

Qué hacer después de herir a tu pareja

Hay ocasiones en las que tu pareja se enfada contigo. Puede que sepas por qué está enfadada o que no tengas ni idea de lo que has hecho para herirla.

Aunque usted prefiera evitar más conflictos y esperar a que las cosas se calmen, los estudios demuestran que abordar el problema de frente suele ser la mejor opción. Aunque puede resultar incómodo al principio, limpiar sus líos emocionales puede dar lugar a conversaciones sinceras que beneficien a su relación a largo plazo.

A continuación, te ofrecemos algunas formas sencillas de mejorar la comunicación con tu pareja cuando está dolida y evitar los enfados y los tratamientos silenciosos.

Reconoce sus sentimientos

No ignores la situación ni intentes bromear con ella. Puede que no te guste cómo se siente tu pareja, pero debes respetar sus sentimientos y mostrar empatía.

Lo único que quieren es sentirse comprendidos, aceptados y atendidos por ti. Como si les entendieras de verdad. No pasa nada si no estás de acuerdo con su respuesta. No se trata de eso. La cuestión es simplemente reconocer sus sentimientos heridos.

Piensa en lo agradable que es escuchar las palabras: “Puedo entender que eso te enfade”. Ese tipo de afirmación puede hacer que tu pareja se sienta escuchada y que está bien que se sienta como se siente.

Lo que no hay que decir

Estos son algunos ejemplos de frases que no son útiles y que pueden empeorar el conflicto:

“No es para tanto”. Para ellos es un gran problema, así que para ti también debería serlo. No importa si crees que tu pareja está exagerando. Están heridos por algo que has hecho, y ahora es tu trabajo hacerles sentir mejor.

“Puedo hacer que esto mejore para ti”. Pensar que tienes la solución al problema o asunto de tu pareja probablemente será tomado como condescendiente. Es posible que tu pareja simplemente quiera que le comprendas, en lugar de que le resuelvas el problema.

“No tienes sentido”. Tu pareja puede tener una visión diferente de la situación, pero eso no significa que sus preocupaciones no sean válidas.

“…” No decir nada en absoluto o evitar la conversación no ayudará a resolver el conflicto. En su lugar, si necesitas un tiempo o espacio para calmarte un poco antes de volver a la conversación, dilo.

Asume la responsabilidad

Cuando haces algo que hiere a tu pareja, ya sea intencionadamente o no, siempre es mejor reconocer lo que hiciste mal. Si no tienes claro qué has dicho o hecho para herir, pregúntalo.

Es importante mostrar a tu pareja que sabes que has cometido un error y que estás dispuesto a asumir la responsabilidad de tus actos. Esto significa evitar frases molestas como “Siento que te hayas sentido herido” o “Siento que te hayas molestado”.

Lo único que hacen estas frases es trasladar la responsabilidad de ti a tu pareja. Básicamente estás diciendo: “Se supone que no debías sentirte herido/enfadado por algo tan pequeño, pero me disculparé por compasión”. En su lugar, asume la responsabilidad de las cosas hirientes que has dicho o hecho.

Estas son algunas frases útiles:

  • “Sé que lo que hice estuvo mal. Ojalá hubiera pensado antes de actuar. Cometí un gran error”.
  • “No hay excusa para lo que hice”.
  • “La forma en que te hablé estuvo mal y no me di cuenta de cuánto te herí”.
  • Hagas lo que hagas, no te pongas a la defensiva. Sólo conseguirás que la discusión o el problema se agrave.
  • Explica, no excuses.

Si precedes tu disculpa con un “No quiero que parezca que estoy poniendo excusas, pero…”, envías el mensaje equivocado.

Una excusa significa no asumir la responsabilidad. Su objetivo es desviar la culpa hacia otra persona o cosa. Por ejemplo, “No debería haberte gritado, pero estoy muy estresado” es sólo una excusa. Lo único que hace es debilitar tu disculpa.

Por el contrario, dar una explicación sin dejar de reconocer el error enfatiza la disculpa: “He estado muy estresado, pero eso no es una excusa para gritar”. De este modo, le das a tu pareja más antecedentes que ayudan a explicar por qué le has hecho daño.

Asume la responsabilidad OBSTRUCCIONISMO

Demuestra que lo sientes

Sé sincero en tus disculpas. Reconoce exactamente lo que has hecho mal e identifícalo.2 Puede ser una buena idea ir más allá de decir que lo sientes, realizando acciones que reflejen por qué te estás disculpando. Sé paciente: demostrar que lo sientes puede llevar tiempo.

Aunque es importante pedir perdón, ten en cuenta que tu pareja puede no estar preparada. Piensa detenidamente en lo que puedes hacer para arreglar las cosas. Si no estás seguro de lo que podría ayudar, pregunta a tu pareja qué puedes hacer para que se sienta mejor. Los gestos simbólicos, las promesas vacías y las disculpas poco sinceras pueden hacer más daño que bien.

Puede que no sepas qué hacer para mejorar las cosas con tu pareja, y eso está bien. Díselo. Deja claro que estás dispuesto a hacer lo que haga falta.

Sea abierto y flexible

Puede que te resulte difícil no ponerte a la defensiva cuando tu pareja exprese su descontento con algo que hayas hecho o dicho. También puede ser difícil ponerse en el lugar de tu pareja. Resolver un conflicto en su relación puede resultar incómodo, pero ser flexible en su forma de pensar sobre la situación puede ser útil.

Intenta ver la situación desde la perspectiva de tu pareja. No sólo puede ser un paso para comprenderle más profundamente, sino que también puede indicarle que usted está interesado en resolver el problema.

Aprenda de lo sucedido

Dado que los conflictos que persisten pueden ser perjudiciales para una relación, es útil aprender de lo que se hizo para evitar que se repita lo mismo una y otra vez. Recuerde lo que molestó a su pareja y guárdelo. Tomar medidas para conocerla y comprenderla mejor puede fortalecer su relación.

Si descubre que se repiten conflictos similares y no es capaz de superarlos, podría ser una señal de que el asesoramiento profesional podría ser beneficioso para usted y su pareja.

Cuando su pareja sigue molesta

Si pasa mucho tiempo y su pareja sigue molesta, es posible que necesite un poco más de ayuda. Los conflictos que se enconan no son beneficiosos para nadie, por lo que es una buena idea resolverlos en cuanto te des cuenta de que aún persisten o reaparecen. Buscar ayuda profesional podría ser el siguiente paso si tu pareja sigue dolida por lo ocurrido.

Cuando su pareja sigue molesta

Busca ayuda profesional

Puede ser difícil sanar una relación después de que se hayan producido heridas importantes. Si se siente estancado en sus esfuerzos por reparar el daño, puede considerar la posibilidad de recurrir a la terapia de pareja.

La terapia de pareja puede ser muy eficaz, especialmente si la pareja la busca cuanto antes. Un consejero puede ayudarles a identificar los patrones destructivos y enseñarles a comunicarse más eficazmente. El asesoramiento también puede darle una idea de los sentimientos y preocupaciones de su pareja.

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