En el contexto del consumo de sustancias y la recuperación, una intervención implica un intento organizado de confrontar a un ser querido con una adicción sobre cómo su consumo de alcohol, drogas o comportamiento relacionado con la adicción ha afectado a todos los que le rodean. Una intervención ofrece a la familia, a los amigos y, a veces, incluso a los compañeros de trabajo y a los empleadores, la oportunidad de decirle a la persona, con sus propias palabras, cómo el uso indebido de drogas o alcohol ha sido un problema en su vida.
El término “intervención” puede ser confuso porque puede utilizarse para referirse a los diversos enfoques terapéuticos utilizados para tratar la adicción, muchos de los cuales están basados en pruebas y son eficaces. Entre ellos se encuentran la entrevista motivacional, la terapia cognitivo-conductual y la terapia de pareja. Estos tratamientos basados en la evidencia y otros más suelen requerir tiempo y compromiso por parte de la persona con la adicción, pero suelen ser útiles.
Lo que estamos discutiendo en este artículo no es un tratamiento en sí mismo, sino más bien un intento planificado por parte de un grupo de personas para persuadir a alguien con quien tienen una relación para que deje el alcohol o las drogas por sí mismo o para que se someta a un programa de tratamiento.
Las intervenciones deben ser cuidadosamente planificadas y desarrolladas por consejeros profesionales con experiencia en este tipo de procedimientos.
Cómo funcionan las intervenciones
La mayoría de los centros de tratamiento de alcohol y drogas tienen consejeros que están capacitados para ayudar a las familias a prepararse para la confrontación, que siempre tiene lugar en un entorno “controlado”, seleccionado específicamente para poner a la persona en una posición en la que es más probable que escuche. Muchas veces, estas intervenciones tienen lugar en el lugar de trabajo, con la plena cooperación del empleador.
A veces la intervención es una sorpresa total, pero se han desarrollado técnicas más recientes en las que los miembros del equipo de intervención dicen a la persona con la adicción que va a hablar con un consejero sobre su consumo de alcohol o drogas varios días antes de la intervención real.
Este proceso puede ser dirigido y guiado por un intervencionista contratado por la familia o el grupo.
Entre los ejemplos de adicciones a sustancias y comportamientos que pueden dar lugar a una intervención se encuentran los siguientes:
- Consumo de alcohol.
- Uso indebido de medicamentos recetados.
- Consumo de drogas ilícitas.
- Comer compulsivamente.
- Juego compulsivo.
¿Las intervenciones dan resultado?
Desde un punto de vista profesional, no se pueden recomendar las intervenciones, simplemente porque no se dispone de suficiente investigación para respaldar su eficacia. Eso no significa que no puedan ser eficaces; sólo significa que aún no se han realizado los estudios necesarios para “demostrar” su eficacia.
Aunque a finales del siglo XX se llevaron a cabo algunos estudios sobre la eficacia de las intervenciones para conseguir que las personas se sometieran a tratamiento, normalmente mostraron que los familiares decidían no seguir adelante con la confrontación con sus familiares.
Un estudio demostró que, cuando lo hacían, conseguían que su familiar se sometiera a tratamiento, pero al final se trataba de un número muy reducido de personas y no se informó del resultado de la terapia.
Hay que tener en cuenta que todas las terapias, por muy efectivas que sean, en su momento no se probaron, pasaron por fases experimentales y de perfeccionamiento, se financiaron para la investigación y, finalmente, se realizaron suficientes estudios que demostraron su eficacia y se convirtieron en una práctica aceptada. Pero el hecho de que sean una práctica aceptada no significa que esté garantizado que funcionen para todo el mundo.
Desde un punto de vista anecdótico, las intervenciones tienen críticas mixtas.
Algunos clínicos han tenido la experiencia de trabajar con personas cuyas familias han llevado a cabo intervenciones que han sido útiles para persuadir a su ser querido de que busque ayuda. Otros han tenido reseñas mucho más negativas, en las que la intervención se llevó a cabo de forma deficiente o la persona con la adicción no estaba en condiciones de escuchar los comentarios, y les causó un problema aún mayor y una ruptura aún mayor en su familia.
Tipos
Hay varios tipos de intervenciones contra las drogas y el alcohol. El tipo de intervención que recomiende su profesional médico dependerá de sus objetivos, de su experiencia única con la adicción y de la dinámica familiar.
El modelo Johnson
Creado por Vernon Johnson (“el padre de la intervención”), esta es quizás la forma más reconocida de intervención. El modelo Johnson involucra a la familia y a un intervencionista guiado que confronta al ser querido con un trastorno por consumo de sustancias sin que éste tenga conocimiento previo de la reunión.
Modelo de invitación
También conocido como intervención familiar sistémica, este método de intervención fue desarrollado por Ed Speare y Wayne Raiter y se centra en un enfoque de la adicción orientado a la familia. Como su nombre indica, se invita a toda la familia o red de apoyo (incluida la persona con la adicción) a un taller dirigido por un intervencionista para que puedan discutir cómo la enfermedad ha afectado a la unidad familiar.
Modelo de intervención de campo
Similar al Modelo Johnson, el Modelo de Campo implica un enfoque de confrontación sin el conocimiento previo de la persona. En este modelo, sin embargo, el intervencionista está capacitado para manejar las crisis durante el proceso de intervención y después, por lo que suele recomendarse si una familia cree que su ser querido es un peligro para sí mismo o si tiene condiciones comórbidas no controladas como la depresión o el trastorno bipolar.
Alternativas
El refuerzo comunitario y el entrenamiento familiar es un método importante, basado en la evidencia, para ayudar a las familias a conseguir ayuda para sus seres queridos. El CRAFT ha sustituido a las intervenciones como método preferido para conseguir terapia y ayuda para las personas que luchan contra la adicción.
En lugar de dirigirse a la persona con el trastorno por consumo de sustancias, este método basado en la evidencia tiene como objetivo trabajar con las personas significativas interesadas (OSC) para que puedan ayudar a los pacientes identificados (PI).
El método CRAFT ayuda a los allegados a:
- Identificar los desencadenantes del consumo de sustancias de su ser querido.
- Romper los patrones que permiten o aumentan el consumo de alcohol o drogas de un ser querido.
- Desarrollar y mejorar las habilidades de comunicación con los PI.
- Aprender o reaprender a practicar el autocuidado y reconectar con sus valores.
- Identificar los desencadenantes de la violencia y desarrollar un plan para mantenerse a salvo (y a sus hijos).
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Pasos para tener en cuenta
Si decide llevar a cabo una intervención para su ser querido, tendrá que dar algunos pasos necesarios para ayudarle a prepararse logística y mentalmente.
Investigue las opciones de tratamiento
Querrá presentar a su ser querido algunas sugerencias detalladas para el tratamiento, por lo que tendrá que investigar. Si la persona acepta recibir ayuda, es mejor que ya tenga en mente un centro de tratamiento, un consejero o una reunión para que pueda actuar de inmediato. Asegúrese de averiguar de antemano si el plan de seguro de su ser querido cubrirá el tratamiento, así como los pasos necesarios para la admisión.
El mejor enfoque para tratar una adicción depende de muchos factores, como la sustancia que se consume, la gravedad de la adicción, la actitud de la persona adicta hacia el tratamiento y el abandono o la reducción de la adicción, y si tiene problemas de salud mental y/o física, concurrentes.
Las opciones de tratamiento pueden incluir:
- Terapia conductual.
- Desintoxicación.
- Medicación.
- Entrevista motivacional.
- Tratamiento residencial.
- Grupos de apoyo y autoayuda, como Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos.
- Reunir un equipo de intervención.
Dependiendo de la situación, en una intervención pueden participar las siguientes personas:
- La persona con la adicción.
- Amigos y familiares.
- Un terapeuta.
- Un intervencionista profesional.
También es importante tener en cuenta quién no debe formar parte del equipo de intervención. Por ejemplo, alguien que le caiga mal a su ser querido o una persona con una enfermedad mental o un trastorno por consumo de sustancias no controlado.
Elegir un intervencionista
Lamentablemente, no existe un sistema actual para evaluar las credenciales de los intervencionistas y hay muy poca información en la que basar su decisión. Si cree que una intervención puede ser adecuada para su ser querido, a continuación, se exponen algunas consideraciones de sentido común -no basadas en hechos o investigaciones médicas- para tomar la decisión de contratar a un intervencionista:
Obtenga una recomendación personal
¿Conoce a alguien que haya sido ayudado por el intervencionista? Si es así, ¿sus problemas eran similares a los de la persona que te importa? ¿Son similares sus características (como la edad, la cultura y el tiempo que llevan con la adicción)? Una recomendación personal de alguien que se enfrenta a problemas similares suele ser la forma en que la gente toma decisiones sobre los terapeutas.
Hable con el intervencionista
¿Han desarrollado una buena relación? ¿Parece entender los problemas que describes? ¿Tienes una buena “sensación” de esta persona?
Considere los costes
¿Cuánto puede perder si no funciona? ¿Podrían utilizarse esos fondos en otro programa que ofrezca más credibilidad?
Dele consecuencias
Aunque no intentes castigar a tu ser querido, quieres que entienda que hay consecuencias si se niega a buscar ayuda. Dichas consecuencias pueden incluir:
- Perder los derechos de visita con los hijos.
- Quitarle el coche.
- Pedirle que se mude hasta que esté preparado para comenzar el proceso de recuperación.
- Asegúrese de exponer claramente las consecuencias y no haga amenazas que no esté dispuesto a cumplir.
Conozca los riesgos
La intervención profesional no es una opción para todas las familias y todas las situaciones. La decisión de elegir el camino de la intervención debe tomarse cuidadosamente y con el consejo de un consejero experimentado.
Enfrentarse a alguien con una adicción es un enfoque muy arriesgado, y puede resultar contraproducente, haciendo que la persona adicta se sienta atacada, alienada e incomprendida en lugar de sentirse apoyada.
En estos casos, una intervención puede incluso empeorar la adicción, haciendo que la persona busque consuelo en el alcohol y las drogas, y que busque la compañía de aquellos que “entienden”, como los compañeros de bebida y los traficantes de drogas.
Busque apoyo
Tanto si su ser querido decide buscar ayuda como si no, es probable que usted pueda beneficiarse del ánimo y el apoyo de otras personas en su misma situación. Muchos grupos de apoyo, como Al-Anon, ayudan a los familiares a entender que no son responsables de la adicción de su ser querido y que deben tomar medidas para cuidarse a sí mismos, independientemente de que la persona a la que cuidan busque o no tratamiento.
Es posible que no pueda persuadir o intimidar a su ser querido para que siga un tratamiento. De hecho, intentar hacerlo puede empeorar tanto su adicción como su relación con él.
Peligros potenciales
Recuerde que, aunque muchas personas que trabajan en el campo de la adicción saben lo que hacen y desean realmente ayudar a sus clientes, hay otras que sólo quieren su dinero y se aprovechan de la desesperación de los seres queridos que buscan una cura milagrosa. No hay curas milagrosas, y superar la adicción es un trabajo duro, especialmente para la persona con un trastorno por consumo de sustancias.
Las intervenciones contra la adicción son un gran negocio, sobre todo en Estados Unidos, donde a menudo se presentan en la televisión y en el cine. Desesperadas, las familias de personas con adicciones invierten los ahorros de toda su vida en intervenciones, con la esperanza de salvar a un ser querido que parece no entrar en razón.
Parte de la razón por la que las intervenciones son tan atractivas, y también tan poco eficaces, es que ofrecen el sueño de una solución sencilla a una situación increíblemente compleja.
Sabemos, gracias a décadas de investigación, que las personas no se convierten en adictas sólo por naturaleza o por educación, sino por una compleja interacción entre ambas. Es habitual que una persona con una adicción también esté luchando con problemas subyacentes de los que ella misma puede no ser consciente, en cuyo caso, un intervencionista o un miembro de la familia bienintencionado es aún menos probable que sea consciente.
Aunque algunas personas son capaces de superar las adicciones graves por sí mismas, se necesita una gran determinación y el acceso a formas alternativas de afrontamiento para hacerlo. Para muchos otros, la superación de la adicción requiere tratamiento, y a menudo se necesitan muchos intentos para dejar completamente el alcohol y las drogas.
Esto no significa que las personas nunca reciban ayuda de una intervención. El proceso de tomar conciencia de que su comportamiento le está perjudicando a usted y a los que le rodean es un paso importante hacia la recuperación, y el primer paso a través de las etapas del cambio, desde la precontemplación hasta la contemplación.