Según Sigmund Freud, el ego es la parte de la personalidad que media las demandas del id, el superego y la realidad. Freud describió el id como la parte más básica de la personalidad que impulsa a las personas a satisfacer sus necesidades más primarias. El superego, por otro lado, es la parte moralista de la personalidad que se forma más tarde en la infancia como resultado de la educación y las influencias sociales. El trabajo del ego es lograr un equilibrio entre estas dos fuerzas, que a menudo compiten, y asegurarse de que la satisfacción de las necesidades del id y del superego se ajusta a las exigencias de la realidad.

Una mirada más cercana al ego

El ego evita que actuemos según nuestros impulsos básicos (creados por el id), pero también trabaja para lograr un equilibrio con nuestras normas morales e idealistas (creadas por el superego). Aunque el ego opera tanto en el preconsciente como en el consciente, sus fuertes vínculos con el id hacen que también opere en el inconsciente.

El ego opera basándose en el principio de realidad, que trabaja para satisfacer los deseos del id de forma realista y socialmente apropiada. Por ejemplo, si una persona te corta el paso en el tráfico, el ego te impide perseguir el coche y atacar físicamente al conductor infractor. El ego nos permite ver que esta respuesta sería socialmente inaceptable, pero también nos permite saber que hay otros medios más apropiados para descargar nuestra frustración.

Antecedentes de la fuerza del ego

Según Sigmund Freud, la personalidad se compone de tres elementos: El id, el ego y el super-ego. El id está formado por todos los impulsos y deseos primarios y es la única parte de la personalidad presente al nacer. El superego es la parte de la personalidad que está compuesta por las normas y reglas interiorizadas que adquirimos de nuestros padres y de la sociedad. Es la parte de la personalidad que presiona a las personas para que se comporten moralmente. Por último, el ego es el componente de la personalidad que media entre las exigencias de la realidad, los impulsos del id y las normas idealistas, pero a menudo irreales, del super-ego.

En lo que respecta al bienestar mental, la fuerza del ego suele utilizarse para describir la capacidad de un individuo de mantener su identidad y su sentido del yo frente al dolor, la angustia y el conflicto. Los investigadores también han sugerido que la adquisición de nuevas defensas y mecanismos de afrontamiento es un componente importante de la fortaleza del ego.

Antecedentes de la fuerza del ego

Observaciones de Freud sobre el ego

En su libro New Introductory Lectures on Psychoanalysis (Nuevas conferencias introductorias al psicoanálisis) de 1933, Freud comparó la relación entre el id y el ego con la de un caballo y un jinete. El caballo representa el id, una fuerza poderosa que ofrece la energía para impulsar el movimiento hacia adelante. El jinete representa al ego, la fuerza guía que dirige el poder del id hacia una meta.

Sin embargo, Freud observó que esta relación no siempre se desarrollaba según lo previsto. En situaciones menos ideales, el jinete puede encontrarse simplemente acompañando a su caballo en la dirección que éste quiere tomar.

En su propio libro de 1936 El ego y los mecanismos de defensa, Anna Freud que todas las defensas del ego contra el id se llevaban a cabo entre bastidores. Estas medidas contra el id se conocen como los mecanismos de defensa, que el ego lleva a cabo de forma silenciosa e invisible.

Aunque no podemos observar las defensas en acción, Anna Freud sugirió que podían observarse en retrospectiva. La represión es un ejemplo. Cuando se reprime algo de la conciencia, el ego no es consciente de que la información falta. Sólo más tarde, cuando se hace obvio que una parte de la información o del recuerdo ha desaparecido, las acciones del ego se hacen evidentes.

Citas sobre el ego

A veces ayuda mirar la fuente original de estas ideas para tener una mejor perspectiva del tema. ¿Qué dijo Freud sobre su concepto del ego? Escribió extensamente sobre el ego, así como sobre su relación con otros aspectos de la personalidad.

Sobre los orígenes del ego

“Es fácil ver que el ego es la parte del id que ha sido modificada por la influencia directa del mundo externo”. (Sigmund Freud, 1923, De El Ego y el Id).

Sobre la influencia del yo

“El yo no es amo en su propia casa”. (Sigmund Freud, 1917, de Una dificultad en el camino del psicoanálisis).

“El ego representa lo que llamamos razón y cordura, en contraste con el id que contiene las pasiones”. (Sigmund Freud, 1923, De El Ego y el Id).

“El pobre ego lo tiene aún más difícil; tiene que servir a tres duros amos, y tiene que hacer todo lo posible para conciliar las pretensiones y exigencias de los tres… Los tres tiranos son el mundo externo, el superyó y el yo”. (Sigmund Freud, 1932, de Nuevas conferencias introductorias al psicoanálisis).

“Hacia el exterior, en todo caso, el yo parece mantener líneas de demarcación claras y nítidas. Sólo hay un estado, ciertamente insólito, pero que no puede estigmatizarse como patológico, en el que no lo hace. En el punto álgido de estar enamorado, la frontera entre el ego y el objeto amenaza con fundirse. En contra de toda la evidencia de sus sentidos, un hombre enamorado declara que “yo” y “tú” somos uno, y está dispuesto a comportarse como si fuera un hecho”. (Sigmund Freud, 1929, De la civilización y sus descontentos).

Citas sobre el ego

Corrección del “ego”, es un curso con la característica de disminuir la cantidad de prejuicios y aprender a ver al mundo como debe de ser, contando cada uno de los puntos de vista, ya que cada uno de ellos enfrasca la existencia de los demás, lo que se conoce como el “ello”. Viene con un impulso psicoanalítico que posesiona al entendedor en el punto de vista correcto, que es aquel que no se aferra a nada.

Características de la fuerza del ego

En la teoría psicoanalítica de la personalidad de Sigmund Freud, la fuerza del ego es la capacidad de éste para enfrentarse eficazmente a las exigencias del id, el superego y la realidad. Las personas con poca fuerza del ego pueden sentirse desgarradas entre estas demandas contrapuestas, mientras que las que tienen demasiada fuerza del ego pueden volverse demasiado inflexibles y rígidas. La fuerza del ego nos ayuda a mantener la estabilidad emocional y a hacer frente al estrés interno y externo.

Fuerza del ego elevada

Las personas con una fortaleza del ego bien desarrollada tienden a compartir una serie de características esenciales. Suelen tener confianza en su capacidad para enfrentarse a los retos y son buenas para encontrar soluciones a los problemas de la vida. También suelen tener altos niveles de inteligencia emocional y son capaces de regular con éxito sus emociones, incluso en situaciones difíciles.

Al tener un ego fuerte, el individuo siente que puede hacer frente al problema y encontrar nuevas formas de afrontar las luchas.

Estas personas pueden hacer frente a todo lo que la vida les depara sin perder su sentido del yo. Las personas con una buena fortaleza del ego tienden a ser muy resistentes ante las dificultades de la vida. En lugar de rendirse ante un obstáculo, estas personas ven esos acontecimientos como tareas que deben dominar y superar. Incluso cuando ocurren sucesos muy difíciles o tragedias, los que poseen fuerza del ego son capaces de levantarse, sacudirse el polvo y seguir adelante con un sentimiento de optimismo.

Baja fuerza del ego

Por otro lado, las personas con una fuerza del ego débil ven los retos como algo que hay que evitar. En muchos casos, la realidad puede parecer demasiado abrumadora para afrontarla.

La baja fuerza del ego suele caracterizarse por la falta de resiliencia psicológica. Ante los retos de la vida, las personas con baja fuerza del ego pueden simplemente rendirse o desmoronarse.

Caracteristicas de la fuerza del ego

Que son los problemas de ego

Según un estudio publicado en la revista Harvard Business Review, 2 de cada 5 directores generales fracasan en sus primeros 18 meses al frente de una organización. Incluso 1 de cada 3 directores generales de las empresas no pasa de los tres años. ¿Qué es lo que ocurre?

Creo que muchos de estos fracasos en los puestos de liderazgo pueden deberse a una única causa: El ego.

A primera vista, tener ego no es necesariamente algo malo. El ego suele ser el subproducto de éxitos pasados, a menudo éxitos que requirieron la superación de grandes obstáculos. El ego puede ser el combustible que impulsa la confianza en uno mismo, el respeto a la propia persona y la capacidad de asumir riesgos y aprovechar las oportunidades.

Pero un ego descontrolado puede dominar y devorar la humildad de un líder y su disposición a aprender, a ser desafiado y a confiar en los demás. Todo esto lleva a perder el contacto con lo más importante: Las relaciones con las personas. Con los clientes. Los empleados. Las partes interesadas. La familia. Los amigos.

Así que esta es la pregunta para ti: ¿Estás cayendo en la trampa del ego?

Para ayudarte a responder a esa pregunta, aquí tienes siete de las trampas del ego más comunes que destruirán tu carrera empresarial:

  • No haces preguntas.
  • A pesar de lo que puedas pensar, no tienes todas las respuestas, todo el tiempo. Admitir que no tienes respuesta a una pregunta no significa que estés desinformado, seas estúpido o débil.
  • Si caes en esta trampa del ego, un signo común es que no te dirijas a los empleados, clientes o socios comerciales para cosas como:
  • Preguntas sobre lo que estás trabajando.
  • Comentarios sobre tus ideas.
  • claridad sobre algo que no entiendes.
  • Hacer preguntas y admitir que está dispuesto a aprender son signos de un líder fuerte, no de uno débil.
  • Ignorar los comentarios que no te gustan.
  • Sí, la verdad puede doler. Pero todo líder necesita escucharla, aceptarla y responder a ella, incluso si no le gusta.

Su ego puede ser un problema si:

  • Nadie le proporciona nunca una retroalimentación negativa o constructiva.
  • Nunca pides retroalimentación.
  • Te ofendes o ignoras la retroalimentación cuando te la dan.
  • adoptas la actitud de: “Si no les gusta cómo hago las cosas, que se vayan a otro sitio”.
  • Buscar proactivamente y estar abierto a la retroalimentación es un rasgo de líder saludable.
  • Rodearse sólo de personas que “sí”.

Cuando te rodeas de personas que son como tú, creas un sistema de apoyo de personas que “sí”. Son personas que no te desafían a ti ni a tu forma de pensar, ni te ofrecen caminos alternativos de pensamiento o acción.

Problemas del ego

Es posible que tu ego se interponga en tu camino si:

  • Nadie en tu círculo interno tiene un estilo de trabajo o de comunicación que difiera del tuyo.
  • Tu círculo interno llega a decisiones unánimes rápidamente, con pocos o ningún desafío a los puntos de vista expresados para llegar a esas decisiones.
  • Su círculo interno carece de diversidad.
  • los que desafían tus ideas son rápidamente etiquetados como creadores de problemas y no jugadores de equipo.
  • Las mejores decisiones son las que han sido debatidas, desafiadas y discutidas por un grupo diverso de asesores de confianza antes de llegar a esas decisiones.
  • La necesidad de control.
  • Como uno sabe lo que es mejor, necesita controlarlo todo. Y para controlarlo todo, microgestionas cada detalle de tu negocio.

Tu ego es un problema si:

  • Te ciernes constantemente sobre tu equipo, esperando que cometan un error.
  • Pasas tu tiempo centrado en las operaciones del día a día, hasta los aspectos más insignificantes de tu negocio, en lugar de mirar hacia fuera en busca de nuevas oportunidades de negocio.
  • No se hace nada cuando estás fuera de la oficina, porque nadie es capaz de tomar decisiones o proceder sin tu aportación.
  • Das constantemente a todos instrucciones detalladas sobre cómo realizar su trabajo.
  • Incapaz de pedir ayuda.
  • Como eres el líder y tienes una reputación que mantener, nunca pides ayuda a los demás.

El ego se vuelve un problema cuando solo te centras en ti

Tu ego se interpone en el camino si:

  • Te preocupa lo que pensarán los demás si descubren que necesitas ayuda para resolver un problema.
  • Temes que tu reputación se vea perjudicada si pides ayuda a alguien.
  • crees que, si has llegado hasta aquí por tu cuenta, no necesitas la ayuda de otros para llegar más lejos.

En los negocios y en la vida, hay cosas que nunca entenderás del todo hasta que las hayas experimentado tú mismo. Con un mentor, o alguien a quien puedas confiar tus preguntas, podrás aprender de las experiencias de otras personas.

  • Tener que ganar siempre.
  • Tu ego siempre tiene que tener la razón. Incluso cuando te equivocas, y lo sabes, sigues teniendo razón.

Tu ego es un problema cuando:

  • Siempre tienes que tener la razón.
  • En una discusión, no dejas de pelear hasta salirte con la tuya.
  • te sientes avergonzado, enfadado y vengativo cuando pierdes, incluso cuando la alternativa ganadora era la opción correcta.
  • Los líderes seguros y capaces saben cuándo tirar la toalla y aceptar la opción superior.
  • Perder el contacto con la gente.

Cuando una persona ha alcanzado un nivel de éxito entre moderado y alto en los negocios, empieza a pasar más tiempo con los líderes empresariales y los profesionales de la corriente ascendente. Su ego puede impedirles nadar río abajo para pasar tiempo con sus subalternos y clientes.

Tienes un problema de ego si:

  • Sientes que está por debajo de ti -tu tiempo, posición, salario, experiencia- pasar tiempo con tus clientes o empleados.
  • Tiene empleados o socios comerciales que trabajan en lugares que nunca ha visitado.
  • Siempre vuela en primera clase, pero exige a su equipo que vuele en clase turista.
  • no puede recordar la última vez que atendió una llamada de servicio al cliente o respondió a un correo electrónico de un cliente.

Los grandes líderes pasan tiempo en primera línea. Cuanto más cerca esté de sus clientes, empleados y proveedores, más cerca de la realidad estará y mejores decisiones tomará.

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