Los signos de depresión grave pueden incluir sentimientos de desesperanza, aumento de la irritabilidad, pérdida de placer, problemas de concentración o sueño, o pensamientos de muerte o suicidio. Técnicamente, la depresión grave no es un diagnóstico formal de salud mental. Más bien, se refiere a la depresión que es más debilitante por naturaleza.
El grado en que los síntomas interfieren en la vida cotidiana, como, por ejemplo, haciendo que falte a la escuela o al trabajo, ayuda a los médicos a determinar el nivel de gravedad de la depresión.
El espectro de la depresión
Hay que tener en cuenta que existen varios tipos de depresión y, aunque pueden compartir algunos síntomas comunes, la experiencia de cada persona puede ser diferente.
Los síntomas de la depresión pueden presentarse a lo largo de un espectro tanto en duración como en gravedad. La depresión leve puede aparecer durante periodos de estrés, pero se resuelve con el tiempo y puede no requerir ningún tratamiento específico. La depresión de moderada a grave provoca síntomas crónicos y suele requerir al menos una forma de tratamiento, si no varios.
En general, la depresión grave requiere algún tipo de tratamiento para encontrar algún alivio. Además, la gravedad de la depresión puede cambiar con el tiempo, empeorando cada vez más o alternando entre leve y grave durante el mismo episodio depresivo.
Si alguien tiene una depresión severa, puede autolesionarse, tener pensamientos suicidas o estar en riesgo de intentar suicidarse. Si usted está gravemente deprimido, hay ayuda disponible para ayudarle a manejar sus síntomas y garantizar su seguridad y bienestar.
Síntomas
No existe una definición fija de depresión grave. Si se le diagnostica una forma de depresión, la gravedad del trastorno será evaluada por su médico o por un profesional de la salud mental basándose en su formación y experiencia. A la hora de determinar si la depresión es grave, hay algunos signos y síntomas clave que los médicos tienen en cuenta.
Psicosis
Los síntomas de psicosis, como los delirios y las alucinaciones, indican que la persona ha experimentado una ruptura con la realidad. Los síntomas de la depresión psicótica pueden incluir:
- Agitación.
- Creer que se está enfermo a pesar de la evidencia de lo contrario.
- Delirios o alucinaciones.
- Ansiedad extrema.
- Deterioro intelectual.
- Inmovilidad física.
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Pensamientos y comportamientos suicidas.
Entre los signos fuertes de suicidalidad se encuentran el hablar de querer morir, hacer planes o intentar quitarse la vida. Los signos de advertencia de intención suicida incluyen:
- Adquirir los medios para suicidarse (comprar un arma, acumular un gran número de pastillas, etc.).
- Cambios en los hábitos alimenticios o de sueño.
- Adoptar un comportamiento arriesgado o autodestructivo
- Agitación o ansiedad extremas.
- Poner en orden los asuntos propios (redactar un testamento, regalar posesiones).
- Aumento del consumo de sustancias como las drogas y el alcohol.
- Cambios intensos en el estado de ánimo/alteraciones del mismo.
- Despedirse de los amigos y la familia como si fuera la última vez.
- Sentirse atrapado o desesperado en su situación.
- Hablar mucho de la muerte, el morir y la violencia.
- Hablar de suicidio o desear no haber nacido.
- Retirarse de los amigos o de la familia.
Melancolía
Los sentimientos de profunda tristeza son comunes en la depresión y pueden ser persistentes e intensos. La melancolía es una depresión que llega al nivel de perder el interés por casi todo en la vida. Las investigaciones revelan que la melancolía suele empeorar en las horas de la mañana y suele ir acompañada de lentitud de movimientos, problemas de concentración y pérdida de apetito.
Los efectos físicos de la depresión
Los síntomas más conocidos de la depresión son los emocionales, como la tristeza, la culpa, la irritabilidad y los sentimientos de desesperanza. Otros síntomas frecuentes, como la dificultad para concentrarse en las tareas, también se consideran relacionados con el estado de ánimo.
Aunque la depresión es una enfermedad mental, también puede provocar síntomas físicos. El dolor, el malestar estomacal, la fatiga y la inquietud son sólo algunos de los posibles efectos físicos de la depresión. Las personas pueden tener estos síntomas físicos por diversas razones, pero es posible que no se den cuenta de que la depresión puede estar entre las posibles causas.
Ciertos tratamientos utilizados para la depresión, como la medicación, también pueden tener efectos secundarios físicos como náuseas, cambios de peso y disfunción sexual. Si tiene síntomas físicos de depresión, su médico y su proveedor de servicios de salud mental pueden ayudarle a entenderlos y manejarlos mejor.
Dolor
Las personas con depresión pueden tener dolores vagos que afectan a las articulaciones, las extremidades o la espalda. Algunas personas tienen dolor “en todo el cuerpo” que puede ser crónico y debilitante.
Una persona con dolor crónico puede ciertamente deprimirse, pero también puede ser que el dolor físico y el emocional tengan la misma causa. Los investigadores siguen tratando de entender cómo se relacionan el dolor físico y la depresión, así como la forma en que pueden influirse mutuamente.
Una teoría es que ambos pueden estar causados por una desregulación de neurotransmisores como la serotonina. Algunas personas con depresión y dolor pueden sentirse mejor si toman un antidepresivo que influye en la recaptación de serotonina y norepinefrina en el cerebro.
Otra teoría es que las personas con depresión pueden sentir el dolor de forma diferente. Un estudio del 2015 sobre el procesamiento del dolor descubrió que las personas diagnosticadas con depresión mayor tenían un umbral y una tolerancia al dolor más bajos en comparación con las personas que no estaban deprimidas.
Un estudio del 2017 descubrió que una de las formas más comunes de dolor en los adultos, el dolor lumbar, podría estar directamente relacionado con la depresión.5 Un estudio anterior descubrió que las personas con depresión tienen un 60 % más de probabilidades de tener dolor de espalda en comparación con las personas que no están deprimidas.
Los investigadores siguen explorando la conexión entre la depresión y el dolor, incluyendo teorías relacionadas con la inflamación crónica, que también puede contribuir a otros síntomas físicos de la depresión.
Síntomas gastrointestinales
Las personas con depresión pueden tener problemas estomacales frecuentes, como náuseas, hinchazón, diarrea o estreñimiento.
Una posible explicación de estos síntomas tiene que ver con un neurotransmisor del cerebro y el intestino llamado serotonina. Esta sustancia química del cerebro está relacionada con la depresión porque se cree que ayuda a regular el estado de ánimo, pero los investigadores también saben que desempeña un papel en el mantenimiento de la función digestiva.
La mayor parte de la serotonina del cuerpo se produce y almacena en el intestino.
Los investigadores están muy interesados en la conexión “intestino-cerebro”, que esperan pueda revelar cómo la salud mental y la digestiva se influyen mutuamente. Además de la serotonina, se están estudiando los microbios que se encuentran en el intestino como posibles contribuyentes a todo, desde el estado de ánimo hasta la inmunidad, y ambos tienen implicaciones para la depresión.
Inmunidad
El estrés también puede hacer que el sistema inmunitario de una persona funcione de forma óptima, lo que significa que es más probable que enferme. Cuando una persona con un sistema inmunitario debilitado enferma, puede tardar más tiempo en mejorar.
Algunas infecciones, como el resfriado común, no suelen ser graves. Sin embargo, un sistema inmunitario débil pone a una persona en riesgo de desarrollar complicaciones por una infección o de contraer una infección más difícil de tratar.
La relación entre la función inmunitaria y la depresión sigue siendo objeto de investigación. Algunos estudios han planteado la hipótesis de que el estrés crónico puede causar una respuesta inflamatoria que puede cambiar el funcionamiento de las sustancias químicas que regulan el estado de ánimo en el cerebro.
Problemas de sueño
Cuando los médicos y los profesionales de la salud mental consideran un diagnóstico de depresión, los trastornos del sueño se encuentran entre los síntomas “centrales” que buscan.
Las personas deprimidas suelen tener problemas para dormir. Los problemas pueden ir desde la dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo, hasta la imposibilidad de conseguir un sueño reparador o dormir demasiado.
La relación entre la depresión y el sueño va en ambos sentidos, ya que tener problemas para dormir por cualquier motivo (como una afección médica como la apnea del sueño) aumenta el riesgo de depresión de una persona.
Algunas investigaciones han sugerido que las alteraciones del ritmo circadiano (que pueden interrumpir el sueño) pueden contribuir a la depresión. Entender e incluso aprender a alterar el ciclo de sueño-vigilia es una de las vías que los investigadores están explorando en su búsqueda de nuevas formas de tratar la depresión.
Fatiga
Las personas deprimidas suelen sentir que, por mucho que duerman, nunca se sienten descansadas. Puede que les cueste levantarse de la cama por la mañana o que les cueste realizar actividades de la vida diaria, como bañarse o hacer las tareas domésticas.
Aunque no cabe duda de que tener poca energía puede estar relacionado con dormir poco, las investigaciones han indicado que la relación entre la depresión y la fatiga es más compleja.
La fatiga no sólo es uno de los efectos físicos más comunes de la depresión, sino que suele ser uno de los más difíciles de tratar. Un estudio del 2010 descubrió que, incluso después de empezar a tomar un antidepresivo, la fatiga persistía en alrededor del 80% de las personas con depresión mayor.
La depresión y la fatiga pueden formar parte de un ciclo en el que la baja energía y la disminución de la motivación empeoran la depresión. Por lo tanto, abordar adecuadamente la fatiga es una parte crucial de la creación de un plan de tratamiento eficaz para alguien diagnosticado con depresión.
Síntomas psicomotores
El término “psicomotor” se refiere a los síntomas que hacen que una persona sienta que piensa y/o se mueve a un ritmo diferente al habitual.
Por ejemplo, algunas personas con depresión perciben sus pensamientos como lentos y sienten que sus movimientos parecen pesados. Otras experimentan síntomas en el extremo opuesto del espectro. Pueden decir que “no pueden quedarse quietos”, o sentirse inquietos, intranquilos y agitados. Mentalmente, pueden experimentar pensamientos ansiosos o incluso intrusivos.
Hasta cierto punto, los síntomas psicomotores son más frecuentes a medida que la persona envejece. Sin embargo, aunque la depresión en las personas mayores también es común, no es una parte normal del envejecimiento. Por este motivo, los médicos y los profesionales de la salud mental deben considerar también la posibilidad de que los cambios psicomotores sean un signo de depresión y no sólo una parte del envejecimiento.
Presión arterial alta
Las personas deprimidas pueden estar sometidas a estrés con frecuencia o durante un largo período de tiempo. Aunque no es la única causa, se sabe que el estrés crónico contribuye a la presión arterial alta (hipertensión).
El estrés crónico, en particular, se ha relacionado con una presión arterial elevada. A su vez, la hipertensión aumenta el riesgo de que una persona sufra enfermedades cardiovasculares, entre las que se incluyen los infartos de miocardio y los derrames cerebrales. Basándose en el creciente conjunto de pruebas que apoyan esta relación, muchos investigadores consideran que la depresión es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
Cambios en el apetito y el peso
La depresión en sí misma puede hacer que alguien tenga ganas de comer más o menos de lo que suele hacer. Las personas deprimidas pueden informar de que han perdido peso sin intentarlo o de que han ganado peso sin estar seguros de la razón.
Un factor que puede contribuir al aumento de peso es la “alimentación emocional”, que se refiere a una persona que utiliza la comida para automedicarse los sentimientos de depresión. Estos comportamientos pueden conducir al aumento de peso con el tiempo. Si una persona tiene sobrepeso u obesidad, los cambios en la imagen de sí misma, los problemas de salud asociados y el estigma del peso también pueden contribuir a la depresión (o empeorarla).
La relación entre el peso y la depresión puede depender de algo más que el peso de alguien o su índice de masa corporal (IMC).
Por ejemplo, un estudio del 2019 propuso una relación específica entre las cantidades más altas de masa grasa corporal y la depresión (ya que los investigadores no encontraron una relación entre la depresión y la masa corporal no grasa).
La depresión también puede hacer que alguien pierda peso. La pérdida de apetito, la baja energía y la motivación que dificulta la preparación de las comidas, los síntomas intestinales y otros factores pueden causar la pérdida de peso en alguien que está deprimido. Las personas que padecen trastornos de la alimentación, como la anorexia nerviosa, suelen tener también depresión u otra enfermedad mental.
La pérdida de peso en los trastornos de la alimentación puede ser extrema y puede causar una serie de síntomas físicos. Varios estudios han sugerido que la desnutrición por la ingesta inadecuada de alimentos puede empeorar la depresión, aunque se necesita más investigación para apoyar la teoría.
Las personas que no comen lo suficiente por otros motivos, como las que viven en la pobreza, los pacientes con cáncer, y los ancianos, también corren el riesgo de sufrir una depresión relacionada con la desnutrición.
Los cambios en el apetito y la pérdida o el aumento de peso que los acompañan también pueden ser un efecto secundario de los medicamentos antidepresivos.
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Diagnóstico
Directrices como las que se encuentran en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM-5) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) ayudan a los médicos y profesionales de la salud mental a evaluar sistemáticamente los síntomas de una persona. Estos criterios pueden modificarse y se actualizan periódicamente cuando se dispone de nuevos resultados de investigación.
Falta de estandarización
Las escalas cuantitativas ayudan a los investigadores a medir y organizar los síntomas, así como a designar un “punto de corte” para lo que se considera “depresión grave” a efectos de un estudio específico. Sin embargo, las metodologías varían entre los estudios y los investigadores, lo que significa que no hay una única definición de depresión grave en todos los ámbitos.
La falta de estandarización significa que, si los síntomas de depresión de una persona son evaluados con diferentes escalas por diferentes proveedores, el diagnóstico puede no ser consistente. Algunos proveedores no las utilizan en la práctica clínica a menos que el paciente esté tomando medicamentos, mientras que otros las utilizan regularmente.
Tipos de herramientas de diagnóstico
Los investigadores llevan utilizando estas escalas desde la década de 1960. Una de las primeras, la Escala de Calificación de la Depresión de Hamilton, se sigue utilizando en ocasiones en la actualidad. Sin embargo, hay muchas más escalas disponibles que son más adecuadas para que los médicos las utilicen con los pacientes. Incluso hay escalas que los pacientes pueden utilizar por sí mismos para hacer un seguimiento de los síntomas de la depresión o autoinformar de ellos.
Aunque las escalas pueden ofrecer información clave, suelen ser bastante diferentes entre sí. La forma de administrarlas, las preguntas que formulan y la manera de interpretar las respuestas pueden no ser las mismas de una escala a otra.
Las incoherencias de las herramientas, su uso y su interpretación pueden dificultar la determinación de la gravedad de la depresión de una persona, ya que las distintas escalas pueden ofrecer resultados diferentes (incluso contradictorios). Dicho esto, cuando se utilizan junto con otras medidas de diagnóstico y el juicio de un clínico experimentado, las escalas pueden ser herramientas útiles.
Escalas de diagnóstico de la depresión más comunes
Algunas de las escalas más populares utilizadas para ayudar a los clínicos a diagnosticar la depresión son:
- Inventario de Depresión de Beck (BDI-II).
- Escala de valoración de Carroll (CRS).
- Centro de Estudios Epidemiológicos de la Depresión (CES-D).
- Inventario de Depresión Infantil (CDI).
- Escala de resultados de la depresión clínicamente útil (CUDOS).
- Escala de depresión geriátrica (GDS).
- Inventario de Depresión Mayor (MDI).
- Escala de depresión de autoinforme de Plutchik-Van Praag (PVP).
- Inventario rápido de sintomatología depresiva (QIDS).
- Inventario de Depresión de Roma (RDI).
Escalas de autoevaluación de la depresión de Zung (SDS)
Algunas escalas, como el Inventario de Depresión de Beck, están protegidas por derechos de autor y no están disponibles fuera de un consultorio médico o una clínica de salud mental (ya que deben pagarse). Hay inventarios, escalas y cuestionarios que son de dominio público y, por tanto, más accesibles.
El PHQ, por ejemplo, está disponible gratuitamente en línea y en más de 30 idiomas. Puede descargarse en formato PDF o accederse a él como cuestionario interactivo en varios sitios web de salud mental de renombre.
Tratamiento
Afortunadamente, existen varias opciones de tratamiento para la depresión grave. Su médico puede ayudarle a decidir cuál es la mejor para usted en función de sus síntomas. Otros factores que se tienen en cuenta a la hora de sugerir un plan de tratamiento son su nivel funcional y si se considera que es un daño para usted o para los demás.
Psicoterapia
También denominada terapia de conversación, la psicoterapia puede ayudar a menudo a aliviar los síntomas del trastorno depresivo. Los diferentes tipos de psicoterapia incluyen:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC).
- Terapia interpersonal (TPI).
- Terapia psicodinámica.
Muchos médicos ofrecen varios tipos de terapias. Puede pedirle a su proveedor de atención médica que lo derive o buscar en el sitio de la Asociación Americana de Psicología para saber cuáles están disponibles en su zona. También puede ser útil preguntar a los terapeutas locales si están especializados en depresión grave.
Tratamientos complementarios
Hay algunas cosas adicionales que puede hacer, junto con las otras opciones de tratamiento, para ayudar a aliviar su depresión. Es posible que su médico le recomiende uno o varios para ayudarle en su recuperación.
La Clínica Cleveland indica que algunos de los remedios que han resultado útiles son:
- Acupuntura.
- Masaje.
- Relajación guiada.
- Meditación.
- Yoga.
Su médico y su equipo de salud mental pueden ayudarle a evaluar todas las opciones de tratamiento de la depresión y a encontrar la más adecuada para usted, su tipo de depresión y su gravedad.
Puede llevar tiempo encontrar el método que mejor le funcione. Es posible que tenga que probar más de una forma de tratamiento o utilizar varios tratamientos (como los antidepresivos más la terapia) al mismo tiempo para controlar eficazmente sus síntomas.
Efectos secundarios de los medicamentos
Tanto los medicamentos de prescripción como los de venta libre pueden tener efectos secundarios. Aunque suelen ser leves y mejoran a medida que el cuerpo se adapta al fármaco, otros pueden ser graves y persistentes. Los medicamentos utilizados para tratar la depresión pueden tener efectos secundarios, muchos de los cuales son físicos.
Algunos ejemplos de efectos secundarios comunes de los antidepresivos son:
- Cambios en el apetito, aumento/pérdida de peso.
- Visión borrosa.
- Dificultad para enfocar o concentrarse.
- Mareos.
- Sequedad de boca.
- Fatiga.
- Insomnio.
- Náuseas.
- Disfunción sexual (problemas para mantener la erección, dolor en las relaciones sexuales, incapacidad para el orgasmo).
Si los efectos secundarios de la medicación son demasiado difíciles de sobrellevar, es menos probable que una persona siga tomándola. Para alguien que toma medicamentos para controlar la depresión, los efectos secundarios de los antidepresivos pueden ser un obstáculo para el tratamiento.
Los efectos secundarios mentales y emocionales de los antidepresivos pueden ser graves y pueden indicar que un medicamento no es el tratamiento adecuado para usted. Si experimenta un empeoramiento de los sentimientos de ansiedad y depresión y/o pensamientos suicidas después de empezar a tomar un antidepresivo, busque atención médica inmediata.
Cómo hacer frente a la situación
También hay algunas medidas que puedes tomar por tu cuenta mientras navegas por el tratamiento de la depresión y aprendes a afrontar y controlar tus síntomas. Crear una red de apoyo de personas que se preocupen por ti, comer bien, dormir lo suficiente, hacer ejercicio con regularidad y evitar las drogas y el alcohol son cambios en el estilo de vida que no sólo pueden mejorar tu estado de ánimo, sino también tu salud y bienestar general.
Cuando las personas tienen síntomas crónicos de depresión que no mejoran con el tiempo ni con los tratamientos habituales, pueden preocuparse de que nunca serán capaces de salir adelante. Las personas que sufren una depresión grave pueden tener un mayor riesgo de suicidio.
Aunque no hay una definición fija de depresión grave, está claro que la depresión y sus síntomas existen en un espectro de gravedad. Algunas personas tienen síntomas que mejoran con el tiempo y no alteran su vida cotidiana. Otras tienen síntomas que responden bien al tratamiento, como los antidepresivos y la psicoterapia.
Aunque puede llevar algún tiempo encontrar la forma más eficaz de controlar los síntomas de la depresión grave, sepa que la situación no es desesperada. Si está tratando de encontrar el tratamiento adecuado, tenga en cuenta que hay varias maneras de apoyarse en el proceso, como centrarse en una dieta nutritiva, añadir algo de actividad física e intentar dormir lo suficiente.
Cuando acude a su médico con una dolencia física, es posible que no le pregunten inicialmente por los síntomas emocionales. Sin embargo, no podrán diagnosticar con exactitud la depresión si no lo hace.
Antes de que pueda empezar a tratar los efectos físicos de la depresión, necesita un diagnóstico preciso. Si tiene síntomas de depresión, como una tristeza persistente, y un estado de ánimo bajo o la pérdida de interés por hacer cosas que solía disfrutar, asegúrese de mencionar estos sentimientos a su médico.
Su médico también necesita esta información para ayudarle a decidir el modo más eficaz de tratar la depresión, por lo que es importante que le comunique los síntomas emocionales, mentales y físicos que tiene.
También hay algunas medidas que puedes tomar por tu cuenta mientras navegas por el tratamiento de la depresión y aprendes a afrontar y controlar tus síntomas. Crear una red de apoyo de personas que se preocupen por ti, comer bien, dormir lo suficiente, hacer ejercicio con regularidad y evitar las drogas y el alcohol son cambios en el estilo de vida que no sólo pueden mejorar tu estado de ánimo, sino también tu salud y bienestar general.
Cuando las personas tienen síntomas crónicos de depresión que no mejoran con el tiempo ni con los tratamientos habituales, pueden preocuparse de que nunca serán capaces de salir adelante. Las personas que sufren una depresión grave pueden tener un mayor riesgo de suicidio.
Aunque no hay una definición fija de depresión grave, está claro que la depresión y sus síntomas existen en un espectro de gravedad. Algunas personas tienen síntomas que mejoran con el tiempo y no alteran su vida cotidiana. Otras tienen síntomas que responden bien al tratamiento, como los antidepresivos y la psicoterapia.
Aunque puede llevar algún tiempo encontrar la forma más eficaz de controlar los síntomas de la depresión grave, sepa que la situación no es desesperada. Si está tratando de encontrar el tratamiento adecuado, tenga en cuenta que hay varias maneras de apoyarse en el proceso, como centrarse en una dieta nutritiva, añadir algo de actividad física e intentar dormir lo suficiente.