Todos queremos ser la mejor versión posible, pero muchas personas se preguntan si realmente se puede convertir en una mejor persona una vez que se es adulto. La respuesta es un rotundo sí. Siempre hay formas de mejorar. Sin embargo, esta respuesta lleva a más preguntas.
¿Cuál es la mejor manera de ser mejor persona? ¿Cuál es el enfoque más fácil? ¿Y cuáles son los aspectos más importantes de uno mismo que hay que trabajar? Teniendo en cuenta tu propio bienestar, así como los intereses de los demás, he aquí algunas de las formas más importantes de ser mejor persona.
Dejar de lado la ira
Todos experimentamos ira en nuestras vidas. Sin embargo, la ira incontrolada puede crear problemas en nuestras relaciones e incluso en nuestra salud. Todo esto puede provocar más estrés y problemas adicionales, complicando la vida e impidiendo que seamos lo mejor de nosotros mismos. Por eso es tan importante aprender a controlar y, finalmente, a dejar de lado la ira para convertirse en una mejor persona.
Dejar de lado la ira no siempre es fácil. Pero el primer paso es aprender a reconocer la ira y saber qué hacer cuando se siente ira en la vida.
Reconocer el enfado suele ser sencillo si te esfuerzas en darte cuenta de cuándo te sientes enfadado y decides gestionar este sentimiento en lugar de negarlo o arremeter contra los demás como forma de afrontarlo. Concéntrese en darse cuenta de cuándo se siente enfadado y por qué, y sepa que hay una diferencia entre sentirse enfadado y actuar según ese enfado. Después, conoce tus opciones.
Recuérdate a ti mismo que tal vez esa persona que te cortó el paso en el tráfico estaba distraída por algo difícil en su propia vida. Si un amigo parece ser grosero contigo, pregúntale cómo le va el día y averigua si hay algo más que no sabes.
También puedes centrarte en cuáles son tus “desencadenantes de ira” y eliminarlos en la medida de lo posible. Por ejemplo, si te sientes frustrado y enfadado cuando tienes que ir con prisas, trabaja para hacer más espacio en tu agenda (aunque signifique decir “no” un poco más), e intenta eliminar ese desencadenante. Si una determinada persona te hace enfadar, intenta limitar su papel en tu vida, y si no funciona, habla primero con ella.
También es importante aprender a soltar los rencores y la ira residual de cada día. No te levantes guardando el rencor de la noche anterior si puedes evitarlo. Céntrate en el perdón, incluso si eso significa que no permites que alguien que te hizo daño siga teniendo un papel importante en tu vida. Si te mantienes en el momento presente tanto como sea posible, esto resulta más fácil.
Practicar medidas para aliviar el estrés, como la meditación, también puede ayudarte a soltar la ira.1 Concéntrate en liberar el control que el pasado pueda tener sobre ti. Pon tu atención en el momento actual y será más fácil evitar la rumiación y permanecer en un buen lugar.
Apoyar a otros
Ayudar a los demás puede parecer una vía obvia para convertirse en una mejor persona. A menudo pensamos que las “buenas personas” son aquellas que están dispuestas a sacrificarse por los demás. Esto, en la mente de muchos, es lo que hace que una persona sea “buena”. Sin embargo, las buenas acciones también pueden hacernos mejores personas debido a la conexión entre el altruismo y el bienestar emocional.
Según las investigaciones, puede ser cierto que es mejor dar que recibir. Así que, aunque te sientas demasiado estresado y ocupado para prestar ayuda a los demás cuando no es absolutamente necesario, ampliar tu capacidad para centrarte en las necesidades de los demás puede ayudarte también a ti. Es cierto: El altruismo es su propia recompensa y puede ayudarte a aliviar el estrés.
Por ejemplo, un estudio descubrió que los pacientes de diálisis, los trasplantados y los familiares que se convirtieron en voluntarios de apoyo para otros pacientes experimentaron un mayor crecimiento personal y bienestar emocional.
Otro estudio sobre pacientes con esclerosis múltiple (EM) demostró que los que ofrecían apoyo a otros pacientes con EM experimentaban en realidad mayores beneficios que sus compañeros que recibían apoyo, incluyendo una mejora más pronunciada de la confianza, el conocimiento de sí mismo, la autoestima, la depresión y el funcionamiento diario. Aquellos que ofrecieron apoyo, en general, descubrieron que sus vidas habían cambiado radicalmente para mejor.
Además de hacer del mundo un lugar mejor, el ejercicio del altruismo puede convertirte en una persona más feliz y compasiva. Dado que hay tantas formas de expresar el altruismo, se trata de una vía sencilla para ser mejor persona, que está a nuestro alcance todos los días. Es una buena noticia.
Aprovecha tus puntos fuertes
Perder la noción del tiempo cuando se está absorto en un trabajo satisfactorio o en otra actividad atractiva, o lo que los psicólogos denominan “flujo”, es un estado familiar para la mayoría de nosotros. Fluir es lo que ocurre cuando uno se involucra profundamente en un pasatiempo, en el aprendizaje de una nueva habilidad o tema, o en la participación en actividades que proporcionan la mezcla justa de desafío y facilidad.
Cuando nos sentimos demasiado desafiados, nos sentimos estresados. Cuando las cosas son demasiado fáciles, nos aburrimos. En cualquier caso, encontrar el punto óptimo entre estos dos extremos nos mantiene comprometidos de una manera muy buena.
Lo que te lleva a ese estado puede ser un reto para otros, y viceversa. Piensa en los momentos en los que te encuentras en ese estado más a menudo, e intenta hacer más de eso.
El estado de flujo es un buen indicador de si una actividad es adecuada para ti. Cuando te encuentras en un estado de flujo, estás potenciando tus puntos fuertes, y esto resulta ser estupendo para tu salud emocional y tu felicidad. También es algo muy positivo para el resto del mundo, porque tus puntos fuertes suelen poder utilizarse para ayudar a los demás de alguna manera.
Cuando aprendes lo suficiente sobre ti mismo para saber cuáles son tus mejores puntos fuertes y descubres cómo utilizarlos en beneficio de los demás, estás en camino de ser una mejor persona, y también más feliz.
Utiliza el modelo de las “etapas del cambio”
Pregúntate a ti mismo: Si tuvieras una varita mágica, ¿Qué te gustaría ver en tu futuro? Ignorando las ideas de cómo llegarás allí, imagina vívidamente tu vida ideal y lo que incluiría.
Tómate unos minutos para hacer una lista, en papel o en tu ordenador, de los cambios y objetivos que incluiría esta imagen. Especifica lo que quieres. No pasa nada si quieres algo sobre lo que aparentemente no tienes control, como una pareja que sea perfecta para ti. Simplemente escríbalo.
Puedes seguir el ejemplo de muchas empresas y tener un plan de vida a un año, a cinco y a diez. (No tiene por qué ser un plan fijo, sino una lista de deseos y objetivos.) Tener en cuenta lo que esperas de tu futuro puede ayudarte a sentirte menos atascado en las partes estresantes de tu vida actual y a ver más opciones de cambio cuando se presentan.
Hay varias formas de enfocar el cambio, pero el modelo de las etapas del cambio puede llevarte a tu mejor yo quizás más fácilmente que muchos otros caminos. Este modelo de cambio puede adaptarse a cualquier mentalidad que tengas en este momento y puede funcionar para la mayoría de las personas.
El modelo de las etapas del cambio:
- Precontemplación: Ignorar el problema.
- Contemplación: Consciente del problema.
- Preparación: Prepararse para el cambio.
- Acción: Tomar medidas directas hacia el objetivo.
- Mantenimiento: Mantener el nuevo comportamiento.
Una de las partes más importantes de esta ruta hacia el cambio es que no te presiones para hacer cambios antes de que estés preparado, y que no te rindas si te encuentras con una recaída: Es una parte perdonable e incluso esperada del proceso de cambio. Entender este plan para hacer cambios puede ayudarte a ser una mejor persona en cualquier forma que elijas.
Cuida de ti mismo
No siempre puedes controlar las circunstancias a las que te enfrentas. Pero sí puede controlar la forma en que se cuida a sí mismo, lo que puede afectar a sus niveles de estrés y permitirle crecer como persona cuando se enfrenta a los retos de la vida.
El autocuidado es vital para desarrollar la resiliencia cuando te enfrentas a factores de estrés inevitables por varias razones. Cuando estás cansado, comes mal o estás agotado en general, es probable que seas más reactivo al estrés al que te enfrentas en tu vida. Incluso puede acabar creándose más problemas al reaccionar mal en lugar de responder desde un lugar de fuerza interior tranquila.
Por el contrario, cuando cuidas de ti mismo (tanto de tu cuerpo como de tu mente), puedes estar más atento a lo que venga, utilizar los recursos que tienes en tu vida y crecer a partir de los retos a los que te enfrentas, en lugar de simplemente sobrevivir a ellos.
Cuidar adecuadamente tu cuerpo, tu alma y tu mente puede mantenerte en una forma óptima para manejar el estrés. Eso te da una mayor resistencia para gestionar los retos de la vida a los que todos nos enfrentamos, así como los que pueden ser únicos para ti.
Las personas tenemos características y rasgos de personalidad similares, incluso podríamos decir que en muchas oportunidades actuamos por un “instinto natural” común, dicho esto, la intención del presente libro es intentar ayudarnos a “comprender” y “conocer” un poco más al “ente” más complejo que puede existir por lo menos en este mundo: La persona , todo ello de una manera simple, sin tecnicismos ni términos “complejos”.
Aspectos básicos del autocuidado
En cuanto a las estrategias de autocuidado, hay varias que pueden ayudar, pero algunos de los aspectos más importantes del autocuidado son los básicos:
Dormir
Dormir es importante para tu bienestar emocional y físico, ya que un sueño escaso o de mala calidad puede hacer que te sientas más estresado y menos capaz de aportar soluciones a los problemas a los que te enfrentas. La falta de sueño también puede pasar factura a su cuerpo, tanto a corto como a largo plazo. Dormir mal puede incluso afectar a tu peso.
Nutrición
Lo mismo ocurre con la mala alimentación. Una mala alimentación puede hacer que te sientas hinchado y cansado, y puede añadir kilos de más con el tiempo. Necesitas el combustible adecuado para enfrentarte a los retos de la vida, pero cuando el estrés nos golpea, a menudo son los alimentos poco saludables los que nos apetecen.
Conexiones sociales
Sentirse conectado con los demás puede ayudarle a sentirse más resistente. Los buenos amigos pueden ayudarte a procesar las emociones negativas, a buscar soluciones y a distraer tu mente de los problemas cuando sea necesario. A veces es difícil encontrar tiempo para los amigos cuando se tiene una vida ajetreada y estresante, pero nuestros amigos a menudo nos hacen mejores personas tanto con su apoyo como con su inspiración.
Tiempo de inactividad
Por último, es importante tomarse un poco de tiempo para uno mismo. Esto puede significar escribir un diario y meditar, o puede venir en forma de ejercicio o incluso ver reposiciones en casa. Esto es especialmente importante para los introvertidos, pero todo el mundo necesita algo de tiempo para sí mismo, al menos a veces.
Aprenda a ser accesible
Nuestras relaciones pueden crear un refugio contra el estrés y, al mismo tiempo, ayudarnos a ser mejores personas. También pueden ser una fuente importante de estrés cuando hay un conflicto que se resuelve mal o se deja que se encone. Lo bueno de esto es que, a medida que hacemos el trabajo necesario para convertirnos en un mejor amigo, compañero y miembro de la familia, también puede ser un camino para convertirnos en una mejor persona.
Para mejorar tus relaciones y a ti mismo, aprende estrategias de resolución de conflictos. Éstas incluyen ser un buen oyente, comprender a la otra parte cuando se está en conflicto, y técnicas de control de la ira.
Estas cosas pueden ayudarnos a ser mejores versiones de nosotros mismos. También pueden minimizar el estrés que experimentamos en las relaciones y hacerlas más fuertes. Y las relaciones estrechas suelen ofrecer muchas oportunidades para practicar estas habilidades a medida que se trabaja en mejorarlas, por lo que tal vez se puedan apreciar las oportunidades cuando surjan y sentirse menos molesto.