La gente ha luchado por entender las enfermedades mentales durante siglos. Y aunque sigue siendo profundamente imperfecta y está marcada por el estigma, la forma en que vemos y comprendemos las enfermedades mentales hoy en día se aleja cada vez más de los tratamientos del pasado (camisas de fuerza y manicomios) y de las actitudes que daban pie a las historias de terror.

“Es difícil exagerar el daño que las películas de terror y las noticias sensacionalistas han hecho a las personas que viven con esquizofrenia, al confundir durante décadas psicosis y violencia, de modo que se han convertido en sinónimos en la mente de muchas personas”, afirma la ensayista Marin Sardy. Su nueva colección de ensayos, de carácter cronológico, The Edge of Every Day: Sketches of Schizophrenia, es un formidable examen de la enfermedad mental crónica e ilustra las dificultades de cuidar a alguien con una enfermedad mental grave.

Contar historias se suele describir como contar o escribir historias. Estas narraciones suelen contarse como entretenimiento y para atraer a los oyentes o lectores. Sin embargo, la narración de historias también es muy poderosa para la salud mental.

Somos narradores cuando compartimos con un miembro de la familia un acontecimiento negativo que ha ocurrido en el mercado. También somos narradores cuando describimos el comienzo de una relación romántica.

Cuando hablamos de acontecimientos, personajes, acciones, temas, sentimientos e ideas, utilizamos a diario técnicas de narración.

“Esta es la historia” es la forma en que comenzamos algunas de nuestras conversaciones. Compartimos historias con los demás más a menudo de lo que creemos.

Este artículo analiza el valor de la narración y detalla los beneficios para la salud mental de compartir historias.

El vínculo entre la narración de historias y la salud mental

Annie Brewster, profesora adjunta de la Facultad de Medicina de Harvard e internista del Hospital General de Massachusetts. Puso en marcha esta organización sin ánimo de lucro para ayudar a los pacientes y sus familias a dar sentido a los traumas y a toda una serie de problemas de salud mental y física.

También quería crear un foro para el intercambio de historias y así transformar la asistencia sanitaria a través de la narración. Cree que las historias nos conectan.

Las investigaciones en el campo de la psicología narrativa muestran un vínculo entre las narraciones y el bienestar. Explorar las historias personales, reflexionar sobre ellas, cambiarlas y compartirlas puede hacernos vulnerables, pero también nos ayuda a sanar y crecer.

Beneficios de la narración para la salud mental

Sólo con contar historias, escucharlas y compartirlas estamos haciendo algo bueno para nuestra salud mental. He aquí algunos beneficios positivos para tu cerebro cuando te dedicas a contar historias:

Potencia la capacidad de escucha y fomenta la imaginación

Te conviertes en un oyente activo cuando te concentras con todos tus sentidos y prestas total atención a las historias. Convertirse en un mejor y activo oyente es una gran habilidad social.

También desarrollas tu imaginación y amplías tu pensamiento leyendo historias en los libros. Puedes utilizar la lectura para ejercitar la salud y la forma física de tu cerebro. A veces, una buena imaginación permite sobrellevar mejor los factores de estrés de la vida.

Cuando vemos una película de miedo, nos sumergimos en la versión de Hollywood de una historia. Durante esas dos horas, nos transportamos y vivimos en un mundo imaginado. El guionista, el director, el diseñador de vestuario, el equipo de producción y otros están creando esta historia para nosotros.

Potencia la capacidad de escucha y fomenta la imaginacion salud mental

Aumenta la empatía y la retención de la memoria

Cuando conectamos con los personajes de una historia, nuestro cerebro libera oxitocina. La oxitocina está asociada a la empatía, un elemento que nos ayuda a conectar y profundizar en nuestras relaciones.

Además de aumentar la empatía, otro beneficio que obtenemos de la narración de historias es la mejora de la memoria. Jennifer Aaker, profesora de marketing de la Stanford Graduate School of Business, afirma que las personas recuerdan la información cuando se entrelaza con las narraciones “hasta 22 veces más que los hechos por sí solos”.

Por eso, cuando nos dejamos llevar por una narración, nos involucramos en un resultado o nos conmovemos emocionalmente, es el poder de la historia el que actúa. No son los hechos y las características los que nos influyen.

Aumenta las emociones positivas

Según recientes investigaciones en psicología positiva, la forma en que contamos nuestras historias controla nuestro estado de ánimo y la imagen que tenemos de nosotros mismos. Las historias pueden elevarnos y cambiar nuestro estado de ánimo. Este cambio de humor y perspectiva no es poca cosa.

Una cantidad razonable de emoción positiva y optimismo nos permite afrontar mejor la adversidad y superar los obstáculos que se nos presentan.

En un estudio4 realizado con niños hospitalizados en cuidados intensivos, una sesión de cuentacuentos provocó un aumento de la oxitocina, una reducción del cortisol y del dolor, así como cambios emocionales positivos en los niños.

No hay que descartar el poder de los cuentos para regular las funciones fisiológicas y psicológicas. Es una intervención sencilla para aliviar el dolor y el malestar y cambiar nuestro paisaje emocional.

Ayuda a las personas con demencia

Las personas con demencia también se han beneficiado de la participación en la narración de cuentos y la terapia de reminiscencia en la comunidad. Al igual que muchas artes, incluida la música, se ha demostrado que la narración de cuentos ayuda a las personas mayores de la comunidad a afrontar y mejorar sus problemas de memoria comprometidos.

Nos ayuda a relacionarnos con los demás

No sólo los oradores emplean historias para cautivar a su público. Incluso los científicos que buscan conectar mejor con los profanos y el público en general están adoptando la narración de historias.

En un artículo reciente del Journal of Neuroscience se afirma que, aunque su trabajo implique mecanismos neurobiológicos, en lugar de presentarlos con detalles del tipo de las revistas científicas, los científicos están teniendo éxito en la inclusión de más historias.

Este cambio puede significar que den más charlas sobre cómo se desarrollaron sus trabajos y procesos científicos, que transmitan la información y los detalles de una forma más personal o que hablen de la investigación como si fuera una historia para atraer a sus oyentes.

Nos ayuda a relacionarnos con los demas historias para la salud mental

Nos ayuda a construir desde el éxito y el fracaso

Cambiar la narrativa personal en respuesta al éxito y al fracaso puede tener efectos positivos. En una investigación realizada con adolescentes sobre la persistencia y el rendimiento académico, los científicos descubrieron que las nuevas narrativas pueden automotivar de forma positiva.

Las narrativas de éxito pueden recordar a las personas cómo fueron eficaces en la consecución de sus objetivos, aumentando así su autoestima y motivándolas para volver a aspirar al éxito.

Por otra parte, los relatos de fracaso también son poderosos. Cuando se cuentan de una forma nueva, pueden permitir a las personas apreciar sus intentos, darse crédito por haber superado sus retos y animarlas a ver que están mejor preparadas para afrontar los retos en el futuro.

Transformar su historia

La terapia narrativa ayuda a las personas a superar las historias problemáticas que las frenan en la vida. Al desafiar las creencias insanas y ampliar la forma de ver las historias de su vida, encuentran historias alternativas. Esto conduce a puntos de vista nuevos y más saludables para avanzar.

De hecho, investigaciones recientes sobre la identidad narrativa demuestran que, en lo que respecta a las historias de vida, quienes encuentran significados redentores en sus retos y adversidades pasadas, y quienes cuentan sus historias de vida con ideas que incluyen la agencia, la exploración o una mayor apertura mental, disfrutan de mayores niveles de salud mental, bienestar y madurez.

Si eliges un punto de vista diferente, puedes mejorar tu salud mental.

Digamos, por ejemplo, que tu hermano era el favorito cuando creciste. Podrías crecer enfadado y amargado por la injusticia de eso. O podrías perdonar a tus padres. Podrías racionalizar que fue algo cultural.

El acto de contar historias nos ayuda a conectar con los demás, a darles sentido, a organizar nuestras vidas en una narración coherente y a sumergirnos en los relatos de otros. Mientras compartimos historias, también estamos mejorando nuestra salud mental y nuestro bienestar.

Aunque el estrés y la ansiedad pueden aumentar en tu lugar de trabajo y en tu vida personal, existen muchas formas simples de reducir la presión que sientes. Estos consejos con frecuencia involucran alejar tus pensamientos de la fuente de estrés.

El ejercicio, la conciencia plena, la música y la intimidad física pueden funcionar juntos para aliviar la ansiedad, de esa manera mejorarán tu equilibrio general entre el trabajo y tu vida.

Cómo ser un mejor narrador cuando se tiene ansiedad social

¿Sabe cómo contar una historia de manera que atraiga a su oyente? Si tienes ansiedad social, es posible que no tengas mucha experiencia contando historias. Tu miedo a ser el centro de atención probablemente te ha impedido ofrecer más de una o dos frases a la vez.

Aunque es posible que nunca te conviertas en un gran contador de historias o que la gente esté pendiente de cada una de tus palabras, sí que puedes aprender a contar anécdotas interesantes de la mejor manera para atraer a tus oyentes. Pruebe estos consejos para convertirse en un mejor narrador.

Como ser un mejor narrador cuando se tiene ansiedad social

Elija el momento y el público adecuados

Antes de empezar, tenga en cuenta a quién va a contar su historia. Además, piense en el momento de contar una historia. Por ejemplo, no deberías contar historias con contenido adulto cuando hay niños presentes.

Aunque no quieras darle demasiadas vueltas a las cosas y ponerte demasiado ansioso por ser apropiado, también debes tener en cuenta estas cuestiones.

Utiliza un gancho para enganchar al oyente

Cuando empiezas a contar una historia, ¿empiezas con detalles aburridos? ¿Empieza describiendo lo que ha comido ese día? No se sorprenda si la gente se desentiende rápidamente de usted si no los engancha de inmediato.

La mejor manera de atraer al oyente es proporcionarle un gancho que le haga querer saber más. Puedes decir algo como “No te creerías lo que me ha pasado hoy” o “Tengo una historia muy loca que contar”.

Atrae a tus oyentes desde el principio para que esperen lo que tienes que decir. Tu trabajo como narrador no consiste sólo en describir los acontecimientos, sino en hacerlos lo suficientemente interesantes como para que sean dignos de una historia que quieras contar a los demás.

Sea conciso

No hay nada peor que escuchar a alguien divagar con una historia que parece no tener fin ni sentido. Si cuenta este tipo de historias, es posible que su público se quede dormido.

Mantenga a su público interesado e intrigado limitándose a los detalles importantes y haciendo su historia lo más concisa posible. Utiliza palabras coloridas para transmitir tu mensaje en lugar de entrar en detalles insoportables.

Destaque los elementos emocionales

Consiga despertar las emociones del oyente. Tanto si evoca la alegría, la tristeza, la sorpresa o el enfado, suscitar emociones ayuda a mantener la atención del oyente.

Su historia también cobrará vida si incluye elementos emocionales. En lugar de limitarse a los hechos, asegúrese de hablar de cómo se sintió usted y cómo se sintieron los demás, como resultado de los acontecimientos que tuvieron lugar.

Destaque los elementos emocionales contar historias

No te precipites

Si tienes ansiedad social, es posible que tengas la tentación de apresurarte a contar tu historia para acabar de una vez. Intenta practicar la narración a un ritmo razonable. Ve despacio para que tus oyentes tengan tiempo de digerir lo que tienes que decir.

Si no estás seguro de si hablas demasiado rápido, prueba a grabar tu voz o a hacer un vídeo, o incluso a preguntar a un familiar o amigo sobre tu ritmo de habla.

Búrlate de ti mismo y de nadie más

Decir cosas divertidas sobre ti mismo durante una historia es una buena manera de hacer que tus oyentes se sientan cómodos. Pero no te burles de los que te rodean. No cuentes historias que hagan que los demás se sientan mal con ellos mismos o que tengan que dar la cara. Contar una historia para reírse a costa de otra persona demuestra desconsideración y egoísmo.

Varíe el ritmo y el volumen de su discurso

Además de asegurarte de que no hablas demasiado rápido, debes intentar variar el ritmo de tu discurso. Acelere en las partes emocionantes y reduzca la velocidad para añadir dramatismo.

También puedes hablar en voz baja o alta en diferentes partes de la historia para añadir énfasis a lo que dices. Eso sí, asegúrate de no hablar tan bajo que los demás tengan problemas para oírte.

Pide a los oyentes que imaginen

Parte de su trabajo como narrador es pintar una imagen para sus oyentes. Pídales que se imaginen algo concreto de su historia. “Una buena frase para empezar es: “¿Puedes imaginarme…?

Recuerda que incluso los mejores narradores practican de antemano. No tengas miedo de practicar tu historia varias veces antes de exponerla en público. Así ganarás confianza y tendrás la oportunidad de resolver los problemas mencionados anteriormente.

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