La forma de reaccionar ante los contratiempos de su hijo puede tener un efecto sorprendente
Saber cómo responder cuando su hijo comete un error o experimenta un fracaso o contratiempo es una habilidad importante que los padres deben aprender. Independientemente de que su hijo pierda un partido de fútbol, le gane un hermano o un amigo en un juego de mesa, reciba un mal informe o tenga cualquier otro tipo de contratiempo o decepción, habrá muchas veces en su vida en las que las cosas no salgan como ellos quieren. La forma de responder en esos momentos es importante para el desarrollo social y emocional de tu hijo.
Dependiendo de la situación y las circunstancias, algunos padres reaccionan ante el revés de su hijo consolándolo. Otros pueden centrarse en lo que el niño ha hecho mal o preocuparse de que su hijo no lo esté haciendo bien. Y en algunos casos, los padres pueden enfadarse con su hijo o con quienquiera que sea el culpable del revés: Un árbitro, un entrenador, un profesor o un juez. Sea cual sea su respuesta, ésta repercute en sus hijos.
Oportunidades para aprender de los errores
Cuando su hijo le pida ayuda
Intente dar a su hijo tiempo para que pruebe y se equivoque. Desde atarse los zapatos hasta hacer los deberes, responda: “Déjame ver cómo lo intentas primero y luego te ayudaré con el resto”. O bien, ofrézcale hacerlo juntos. Si tu hijo no es verbal, dale palabras a sus acciones para que pueda empezar a aprender el proceso. Por ejemplo, cuando un niño se estira para que lo cojan, puedes decir: “Parece que quieres que te lleve en brazos. Te cogeré durante unos minutos y luego caminaremos juntos”. No es necesario que lo hagas siempre, pero considéralo a menudo.
Cuando tu hijo te pida una respuesta: Un instinto paternal común es compartir toda la sabiduría que te ha costado ganar, pero en la mayoría de los casos es mejor apoyar a tus hijos mientras aprenden por su cuenta. Empieza por preguntarles qué piensan o qué han probado. Así sabrás de dónde partes y cómo puedes apoyarles mientras descubren la respuesta. Si adivinan la solución equivocada, apóyales mientras experimentan, se equivocan y descubren por qué no han acertado. Puede que no tengas tiempo para este proceso en todas las ocasiones, pero resulta muy valioso cuando lo tienes.
Cuando algo va mal
Tal vez se peleen con un amigo o hagan algo socialmente inapropiado, como cuando los niños mienten o rompen accidentalmente la ventana de un vecino. En lugar de decirles a tus hijos cómo solucionarlo o arreglarlo tú mismo, empieza por preguntarles cómo creen que deben solucionarlo. Haz preguntas como: “¿Cómo crees que se siente tu amigo? ¿Por qué crees que se siente así? ¿Qué puede hacer para cambiar eso? ¿Por qué crees que mentir es un problema? ¿Qué puede ocurrir a causa de la mentira? ¿Cómo puedes resolver el problema?” Guiar a los niños para que reflexionen sobre el problema lleva más tiempo, pero proporciona ricas oportunidades de aprendizaje y desarrollo de habilidades. Al mismo tiempo que los niños aprenden de los errores, también desarrollan la confianza en sí mismos, el autoconcepto y el juicio moral que se derivan de hacer algo como pedir disculpas al vecino y trabajar para corregir un error.
Cuando a su hijo no le va tan bien como esperaba
Desde una nota baja hasta la pérdida de un partido, la vida puede estar plagada de decepciones y fracasos. En lugar de centrarse en un marcador fijo de éxito, como una nota o una victoria, es mejor reflexionar juntos sobre lo que los niños hicieron, cómo destacaron y las cosas que han aprendido. Su crecimiento personal y sus logros deberían ser el centro de estas conversaciones, más que el error o el fracaso en sí. Considere la posibilidad de alentar a los niños, en lugar de alabarlos, como forma de orientarlos hacia resultados positivos.
Cuando le cueste dejar que su hijo fracase
Permitir que los niños fracasen no siempre es fácil para los padres. La familia en la que crecimos y las influencias culturales influyen en la naturalidad con la que lo hacemos. Algunos de nosotros crecimos en familias en las que aprender de los errores era algo cotidiano; otros tuvimos pocas oportunidades de fracasar. Afortunadamente, no hay que crear estos escenarios; existen en la vida cotidiana. Sólo hay que quitarse de en medio.
Es una guía rápida para padres, sabemos que no es tarea fácil criar a nuestros hijos, por eso tratemos para ti una guía diseñada para que puedas lograr un mejor comportamiento en tus hijos de forma puntal, sencilla ¡y sobretodo rápida!
Cómo afectan nuestras reacciones a nuestros hijos
Tal vez no te des cuenta, pero tus reacciones ante los fracasos de tus hijos pueden tener efectos duraderos en la forma en que procesan un revés y siguen adelante. Las reacciones también pueden influir en la capacidad de recuperación y la confianza en sí mismos de los niños y en la forma en que manejan los errores y los fracasos durante el resto de sus vidas.
Según un estudio publicado en Psychological Science, las reacciones de los padres ante los fracasos de sus hijos pueden incluso determinar la opinión de éstos sobre su propia inteligencia.
Investigadores de la Universidad de Stanford descubrieron que el hecho de que los padres consideren los contratiempos y los errores de un niño como algo positivo o malo puede configurar las creencias de ese niño sobre la inteligencia y, a su vez, afectar a su futuro.
“Las creencias de los niños sobre la inteligencia tienen un gran impacto en su rendimiento”, afirma la doctora Kyla Haimovitz, autora principal del estudio e investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de Stanford.
Los investigadores hicieron a 73 parejas de padres e hijos una serie de preguntas relacionadas con el fracaso y la inteligencia. Los niños eran estudiantes de 4º y 5º curso. Aunque los resultados no mostraron ninguna relación entre las creencias de los padres sobre la inteligencia y lo que sus hijos pensaban de la misma, sí hubo una relación entre las actitudes de los padres hacia la inteligencia y las creencias de los niños sobre la misma.
Los investigadores creen que tiene que ver con el mensaje que las reacciones de los padres envían a los niños. Por ejemplo, los padres que reaccionaron con ansiedad y preocupación ante una nota baja en un examen pueden estar transmitiendo a su hijo el mensaje de que no va a mejorar porque la inteligencia es fija.
Pero los padres que se centraron en lo que el niño puede aprender de la mala nota del examen pueden dar a sus hijos el mensaje de que la inteligencia no es fija y que pueden mejorar sus notas mediante el estudio.
Cómo transmitir el mensaje correcto
Hay varias maneras de asegurarse de que su hijo reciba el mensaje de que el fracaso no es una señal de su inteligencia o capacidad. He aquí algunas formas importantes de responder la próxima vez que su hijo tenga un revés.
Por muy duro que sea ver a tus hijos esforzarse y cometer errores, es una experiencia importante que todos los niños deberían tener de vez en cuando. Por supuesto, esto no significa que nunca le ayudes con los deberes, que le ofrezcas seguridad o que intervengas cuando esté en peligro, pero de vez en cuando deberías dejarle espacio para que se equivoque.
La próxima vez que su hijo se encuentre en una situación difícil, respire hondo y pregúntese si es realmente necesario intervenir y ayudarle, o si es una situación en la que debe permitirle que se las arregle solo, aunque tenga que cometer errores en el camino. Permitir a tu hijo la libertad de tomar decisiones apropiadas para su edad -incluso si el riesgo de fracasar es alto- ayuda a fomentar su autonomía e independencia, al tiempo que le enseña importantes lecciones de vida sobre el fracaso.
Observe la reacción de su hijo
Fíjese en la reacción de su hijo ante la pérdida. ¿Está contento porque se ha esforzado al máximo? ¿Está enfadado consigo mismo por haber fracasado? Si está enfadado o molesto consigo mismo o con la pérdida, intente ayudarle a canalizar ese sentimiento en un deseo de esforzarse al máximo la próxima vez.
Céntrate en el futuro
En lugar de hablar de la pérdida, céntrate en cómo hacerlo mejor la próxima vez. Recuerde a su hijo que lo que salió mal puede ser una herramienta muy útil y educativa para saber qué hacer o no hacer en el futuro.
Imagínate a ti mismo como un observador
Observe cómo reacciona usted ante el error que cometió su hijo. ¿Pensarías que esa persona estaba siendo comprensiva y dando un consejo útil? ¿Pensarías que estaba hablando de forma cálida y relajada? ¿O le parecería dura, crítica o negativa? Imagínate a ti mismo motivando en lugar de desanimando.
Haz hincapié en el proceso más que en el resultado
Habla de lo que fue divertido, de lo que hicieron y no les gustó, y de lo que creen que se podría hacer mejor la próxima vez. Ayúdele a canalizar su energía en la elaboración de estrategias para el futuro y a centrarse en la diversión y la satisfacción de aprender, en lugar de ganar.
Absténgase de dar lástima a su hijo
Cuando intente consolar a su hijo, tenga cuidado de no darle lástima, ya que puede enviar un mensaje perjudicial: que no es capaz. En lugar de decir: “Siento mucho que no puedas hacer esto”, reconoce lo que ha ido mal y céntrate en encontrar una solución”, dice la Dra. Haimovitz.
Mantenga el contratiempo en perspectiva
Asegúrese de decirle a su hijo que este resultado no define quién es y que hay muchas cosas en las que es bueno. Háblele de las veces que ha fracasado en algo antes y de lo que hizo para cambiar el resultado la próxima vez. Asegúrate de que todos los seres humanos cometen errores. El hecho de no acertar siempre es una de las cosas fundamentales que nos hace humanos.
Hagan algo divertido juntos
Refuerce la autoestima de su hijo y aumente su confianza haciendo algo que le guste y se le dé bien. Tomarse un descanso del problema en cuestión puede ayudarles a centrarse en nuevas estrategias e ideas sobre cómo abordar mejor el problema la próxima vez.
Evita intentar arreglar su error
Intervenir para arreglar el error es una forma de crianza en helicóptero. Ayudar significa mostrarles cómo encontrar la forma de resolver ellos mismos lo que tienen que hacer.
Recuérdale tu amor inquebrantable
Por último, asegúrate de que tu hijo siempre estará respaldado por ti y que podrás hablar con él sobre sus sentimientos y pensamientos en relación con cualquier error que cometa. Asegúrate de que sepa que tu amor es algo con lo que siempre puede contar, sea cual sea el error, y que puede acudir y confiar en ti.
Lo que los niños pueden aprender del fracaso
Como padres, es muy duro ver a los niños fracasar o cometer errores, pero aprender a dar un paso atrás y permitirles resolver los problemas y a veces fracasar en el proceso es una parte importante de ser un buen padre. Aunque sea difícil, los niños pueden aprender mucho cometiendo errores.
De hecho, permitirles la libertad de cometer errores les ayuda a desarrollar su capacidad de recuperación y es una experiencia de vida esencial en el camino hacia la crianza de niños seguros de sí mismos y capaces. Cuando los niños tienen la oportunidad de pasar por diferentes situaciones y a veces fracasar en el proceso, les permite desarrollar y perfeccionar importantes habilidades sociales y emocionales.
Pero cuando los niños no tienen oportunidades de fracasar o luchar, suelen tener una autoestima más baja y una capacidad de resolución de problemas poco desarrollada. También tienden a tener más miedo al fracaso y están menos dispuestos a correr riesgos o a probar cosas nuevas.
Por el contrario, cuando los niños han luchado y superado la adversidad, saben que, aunque el fracaso no es una experiencia agradable, tampoco es el fin del mundo. Saben cómo levantarse y volver a intentarlo.
Según los investigadores, los padres tienen la obligación de enseñar a los niños la importancia del fracaso, incluyendo cómo reaccionar ante él y cómo aprender de él. Cometer errores y fracasar permite a los niños desarrollar la tenacidad y el autocontrol que necesitan para interactuar eficazmente con el mundo que les rodea.