Aunque la mayoría de nosotros intenta no hacerlo, todos somos culpables de compararnos con los demás. Podemos hacer comparaciones como: “Ojalá me vistiera como fulano” o “Ojalá fuera tan rico como ellos”.
Esto suele ser inconsciente, pero es importante intentar entrenarnos para dejar de hacerlo. Aunque puede motivarnos a mejorar, compararnos constantemente con los demás puede llevarnos a tener pensamientos negativos.
¿Por qué me comparo con los demás?
Los seres humanos son criaturas sociales, y la comparación es común a lo largo de toda nuestra historia.
Las plataformas de redes sociales como Twitter, Instagram y Facebook nos bombardean con publicaciones sobre lo que nos falta. Estas aplicaciones son trampas de comparación que nos animan a cuestionar aspectos de nuestra propia vida.
Es fácil olvidar que las redes sociales son un carrete de lo más destacado de la vida de otras personas. Vemos sus mejores momentos, pero no solemos ser testigos de sus luchas.
A menudo comparamos nuestras menores cualidades con las mejores de una persona, sesgando nuestro juicio.
¿Cómo afecta la comparación a mi vida?
Demasiadas comparaciones conducen a la infelicidad y a la baja autoestima. Nos frustramos con nosotros mismos por “no ser lo suficientemente buenos” o nos enfadamos con los demás.
Algunos ejemplos de comparaciones en la vida real son:
Ves a otra mujer caminando por la calle y piensas: “Ojalá fuera tan guapa como ella”.
Ves a un famoso publicando en Instagram sobre su entrenamiento y te dices: “Si mi cuerpo fuera como el suyo”.
Una compañera de trabajo está dando una presentación y no puedes evitar decir: “Ella es mucho mejor oradora que yo”.
Si las comparaciones continúan, surgen sentimientos de celos, frustración y desesperanza. Si no se abordan, la ansiedad y la depresión crónicas pueden derivarse de este comportamiento.
Para evitar las comparaciones, las personas pueden buscar los defectos de los demás para sentirse mejor. Esto es tan poco saludable como destrozarse a uno mismo por lo que no tiene o no se parece.
¿Por qué las que deberías dejar de compararte con los demás?
¿Te encuentras a menudo comparándote con otros? ¿Quizás con un familiar, un amigo cercano o alguien famoso en las redes sociales? Si la respuesta es sí, bienvenido al club. La triste verdad es que es la realidad para demasiados de nosotros.
La comparación social comienza a una edad muy temprana. Los niños descubren muy pronto que no todo el mundo vive igual o tiene las mismas oportunidades que ellos. Ven cómo algunos amigos tienen más juguetes o mejor ropa, o viven en casas más bonitas. Cuando estos niños crecen y se convierten en adolescentes, la comparación no se detiene. A menudo se intensifica y se convierte en una autoconversación negativa. Pensamientos como “no soy lo suficientemente bueno”, “no puedo hacer nada bien” o “nunca lo conseguiré” empiezan a introducirse lentamente en sus mentes. Este tipo de pensamiento sombrío les hace desarrollar impulsos de ansiedad y depresión, que pueden continuar hasta bien entrada la edad adulta.
La razón por la que luchamos con la inseguridad es porque comparamos nuestro detrás de escena con el carrete más destacado de todos los demás.
Si eres culpable de compararte a menudo con los demás, aquí tienes las razones por las que debes dejar de hacerlo ahora mismo.
La comparación es el ladrón de la alegría
Seguro que has oído este dicho un millón de veces, pero es muy importante reiterarlo. Compararte con los demás sólo te complica la vida y te trae miseria y dolor. En su lugar, intenta utilizar a los demás como motivación para trabajar más y hacerlo mejor.
Las comparaciones frenan tu progreso
Si te pasas el día comparándote con los logros de los demás, nunca conseguirás nada. Debes invertir toda tu energía en perseguir tus propios sueños y objetivos. No pierdas tu precioso tiempo en los de los demás.
No puedes cambiar físicamente lo que eres
Tú eres tú. Siempre serás tú. Nunca serás otra persona. Y aunque a algunos nos cueste creerlo, en realidad esto es algo bueno. Para explicar por qué, he aquí mi cita favorita de la autora Jen Sincero:
Nunca habrá nadie exactamente como tú. Te han dado dones y talentos especiales para compartir con el mundo, y aunque todo el mundo tiene dones y talentos especiales, nadie utilizará los suyos de la misma manera que tú. – Jen Sincero
Nadie tiene una vida perfecta
Aunque pienses que mucha gente lleva una vida increíble y sin inconvenientes, debes saber que eso no es cierto. Todas las personas de esta Tierra experimentan problemas y desafíos a lo largo de su vida. Nadie está exento de ello. Algunas personas son mejores para mantener la calma, al menos en el exterior. Así que la próxima vez que te compares con tu amigo o vecino, recuerda que probablemente no conoces todos los detalles de su vida.
Siempre habrá alguien mejor que tú en algo
Sé que este último punto puede parecer un poco duro, pero es la realidad. Así que cuanto antes lo aceptes, más feliz serás. Recuerdo que, cuando era más joven, lloraba a mares cada vez que mi mejor amigo sacaba mejor nota que yo. Entonces, para calmarme, mi padre me decía: “Siempre habrá alguien mejor que tú en algún momento de tu vida”. Al principio, no entendía muy bien a dónde quería llegar y, francamente, me dejaba aún más dolorido. Pero a medida que fui creciendo, me di cuenta de que tenía razón. En algún momento de tu vida, alguien te ganará en lo que quieras. No siempre se puede ganar en todo en la vida. Todo lo que tienes que hacer es trabajar duro y esforzarte al máximo, y lo que esté destinado a ser caerá en su lugar en el momento adecuado.
Este libro te va a plantar cara y te retará a descubrir si tienes autoestima bajo, a veces las actitudes correctas no significan que tengas buen autoestima, a lo mejor te estas engañando y ti te das cuenta, lo peor de todo es que si tú no te das cuenta tener un autoestima malo, bajo o llámalo como desees, puede traerte enfermedades que ni te imaginas, a lo mejor ya las tienes, y no sabes por que son.
Compararse con los demás puede tener consecuencias para la salud
Compararse con otras personas con el mismo problema de salud puede influir en la salud física y emocional, según los investigadores que realizaron una síntesis cualitativa de más de 30 estudios centrados en la relación entre las comparaciones sociales y la salud.
“Si alguna vez has mirado a otra persona y has pensado: ‘Bueno, al menos a mí me va mejor que a él’, o ‘Vaya, ojalá me fuera tan bien como a ella’, no estás solo”, dijo Josh Smyth, profesor de salud bioconductual y de medicina en Penn State. “Este fenómeno -propuesto por primera vez en la década de 1950- es común en la vida cotidiana. Cuando no estamos seguros de cómo nos va, podemos reducir la incertidumbre obteniendo información de otros”. Las personas con enfermedades crónicas son especialmente propensas a compararse con otras personas con la misma enfermedad.”
Los investigadores de la Universidad de Siracusa y la Universidad de Iowa descubrieron que las personas que se comparan “hacia abajo” con otras que están peor, están menos deprimidas que las que se comparan “hacia arriba” con personas que están mejor. Las comparaciones a la baja suelen estar asociadas a sentimientos positivos inmediatos, como el alivio y la gratitud.
Pero casi con la misma frecuencia, los estudios muestran exactamente lo contrario. Las personas que se comparan hacia arriba obtienen mejores resultados en las mediciones de salud física y dicen sentirse esperanzadas sobre su capacidad de mejorar. Otros estudios demuestran los efectos negativos de ambos tipos de comparaciones: las comparaciones descendentes pueden provocar tristeza o preocupación y las comparaciones ascendentes pueden provocar desánimo.
¿A qué se debe esta diferencia? Según Danielle Arigo, estudiante de posgrado de la Universidad de Siracusa, esto es exactamente lo que los investigadores necesitan saber antes de poder ayudar a las personas a beneficiarse de las comparaciones.
“En este momento, sabemos que puede ir en cualquier dirección”, dijo. “¿A alguien le va mejor que a ti? Eso puede ser inspirador o deprimente. ¿Alguien lo está haciendo peor? Eso puede aliviarte o hacerte pensar en que tu propia situación empeore en el futuro”. El problema es que, aunque no entendemos muy bien cómo funcionan las comparaciones sociales, se utilizan con frecuencia en las intervenciones sanitarias para personas con enfermedades crónicas”.
Por ejemplo, los materiales de educación sanitaria suelen incluir imágenes o descripciones de pacientes con una determinada enfermedad para hacer que los pacientes piensen en un futuro hipotético. Los anuncios de servicio público suelen utilizar tácticas similares, a menudo con un efecto limitado.
Arigo afirma que el estudio del proceso de comparación social puede mejorar la forma en que utilizamos los ejemplos positivos y negativos de comportamiento.
“Descubrimos que las investigaciones anteriores apuntan a diferencias en lo que la gente piensa mientras lee, en concreto, en lo que se parece a la persona sobre la que lee”, dijo. “Centrarse en las similitudes entre usted y las personas que lo hacen bien probablemente le llevará a sentirse bien. Si te centras en las diferencias entre tú y las personas a las que les va mal, es probable que te sientas bien”. Pero si te centras en las diferencias entre tú y alguien a quien le va bien, o en las similitudes entre tú y alguien a quien le va mal, probablemente te sentirás peor”. En lo que la gente se centra parece estar asociado con los rasgos de personalidad, el estado de ánimo y una variedad de otros factores que aún no se comprenden bien.”
Según Smyth, este resumen de la investigación identifica lagunas específicas en el conocimiento actual sobre las comparaciones sociales, incluidos los factores que determinan si una persona se centra en las similitudes o en las diferencias entre ella y los demás. “En el futuro, esta información puede ayudar a mejorar los esfuerzos de comunicación en materia de salud”, dijo.
Quiero dejar de compararme con los demás: ¿qué hago?
Para frenar el hábito de la comparación, céntrate en mejorar y aumentar tu confianza. Intenta entrenar tu mente para que se aleje de las comparaciones desfavorables. En su lugar, intenta adoptar la amabilidad y una actitud positiva. Es un trabajo duro, pero merece la pena.
Aquí hay algunas cosas que puedes hacer para tomar la iniciativa de dejar de compararte con los demás.
Sé consciente de tus desencadenantes y evítalos
Para mejorar tu salud mental y tu bienestar emocional, haz una lista de las situaciones y circunstancias que te ponen triste o cínico. Las redes sociales no son lo único que daña nuestra autoestima.
¿Hay alguien en tu vida que te menosprecia a menudo? O tal vez te sientes inadecuado cuando un colega presume. Tal vez hay un lugar específico que te hace sentir mal, como pasear por una tienda cara en el centro comercial.
Una vez que seas consciente de las situaciones que te hacen propenso a las comparaciones, puedes tomar medidas para evitarlas.
Limita tu tiempo en las redes sociales
Las redes sociales nos mantienen al día de nuestra familia y amigos, de la actualidad y nos sensibilizan. Pero, como la mayoría de las cosas, es mejor hacerlo con moderación. El exceso de desplazamiento en las redes sociales, especialmente cuando se consumen contenidos de estilo de vida y belleza, puede tener efectos negativos en nuestra autoestima.
Deja de seguir las cuentas que te llevan a compararte con los demás. Apaga el teléfono a partir de cierta hora del día y no respondas a todos los mensajes o comentarios que recibas.
Pregúntate si podrías emplear tu tiempo en las redes sociales de forma más constructiva. ¿Podrías leer un libro? ¿Dar un paseo? ¿Llamar a un amigo?
Evita comparar el “exterior” de otras personas con tu propio “interior”
Nadie sabe realmente lo que ocurre entre bastidores en la vida de otra persona. Todo el mundo se enfrenta a sus propias luchas.
Recuerda que “el dinero no compra la felicidad”
Existe una relación entre la salud mental y el dinero. Pero una cosa es cierta: el dinero no compra la felicidad. A pesar de que nos bombardean con anuncios que dicen lo contrario, el dinero no garantiza la felicidad permanente. Ver a los famosos llevar un estilo de vida lujoso puede hacernos creer que el dinero resolverá nuestros problemas, pero rara vez lo hace. En cambio, sólo compra la alegría temporal.
Cuenta tus bendiciones
Agradece lo que tienes. La vida de alguien puede parecer mejor, pero puede haber otra persona ahí fuera deseando tener lo que tú tienes. Siempre hay algo, incluso una sola cosa, por la que puedes estar agradecido. Pon en práctica estas estrategias para afinar tu práctica de gratitud.
Utilizar la comparación como motivación
Las comparaciones pueden ser un gran catalizador para el cambio, siempre que sea saludable. En lugar de sentir envidia por los logros de otras personas, piensa en cómo han podido conseguirlos. A continuación, mira cómo puedes imitarlos.
Inspirarte en alguien que conoces para ser más amable o más abierto de mente puede llevarte a ser mejor persona.
Centrarse en los puntos fuertes
Está bien ser humilde, pero también debes estar orgulloso de lo que has conseguido. Un exceso de humildad es tan perjudicial como un exceso de confianza en uno mismo.
Haz una lista de lo que te gusta de ti mismo. Escribir las cosas puede ayudarnos a reconocer y aceptar la verdad en lugar de hablarla en voz alta. Puedes ser tan general o tan específico como quieras, y deja que esta lista te sirva de recordatorio de tus puntos fuertes.
Celebrar también a los demás
Debemos ser nuestro mayor apoyo, pero la autodefensa puede coexistir con el apoyo a los demás. Difunde la positividad animando a tus amigos y compañeros de trabajo por sus hitos.
Recuerda que las inseguridades son universales
Es normal que te compares con los demás. Todos experimentamos inseguridades y miedos que se apoderan de nosotros de vez en cuando. Incluso las personas más seguras de sí mismas se sienten inseguras a veces.
Utiliza tu yo del pasado como punto de comparación
La única competencia real que tienes es quién eras ayer, quién eras el mes pasado o quién eras hace un año. Podrás ver el crecimiento real a través de la retrospección y estar orgulloso de tu crecimiento.
Citas inspiradoras para vencer las comparaciones
He aquí algunas sabias palabras de otras personas que seguro que te ayudarán a despertar esas ganas de dejar de comparar tu vida con la de los demás y apreciar un poco más tu increíble yo.
- “Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento”. – Eleanor Rosevelt.
- “Deja de compararte con otras personas: eres original. Todos somos diferentes y está bien”. – Joyce Meyer.
- “No quiero que otras personas decidan lo que soy. Quiero decidirlo por mí misma”. – Emma Waston.
- “Hoy eres tú, eso es más que cierto. No hay nadie vivo que sea tú, más que tú”. – Dr. Seuss.
La única persona con la que deberías compararte es contigo mismo. Tus esfuerzos deberían centrarse en crecer desde dentro, en ser más amable, más resistente, en trabajar duro y en ser más abierto, en lugar de en si tu pelo es lo suficientemente largo o si eres tan fuerte como otra persona.