La mayoría de los niños son naturalmente cautelosos con los adultos que no conocen. En su mayor parte, el miedo a las personas desconocidas es saludable y útil. Sin embargo, algunos niños no tienen este miedo.
Los niños con trastorno de compromiso social desinhibido no tienen miedo a los extraños. De hecho, se sienten tan cómodos con las personas desconocidas que no se lo pensarían dos veces a la hora de subirse al coche de un desconocido o de aceptar una invitación a la casa de un extraño. Esta amabilidad desinhibida hacia personas que no conocen puede convertirse en un grave problema de seguridad para los niños si el trastorno no se trata.
¿Qué es el trastorno de compromiso social desinhibido?
Es un trastorno del apego. Puede dificultar que los niños establezcan conexiones profundas y significativas con los demás. Es uno de los dos trastornos del apego que afectan a los niños menores de 18 años; el otro es el trastorno reactivo del apego. Se observan en niños con antecedentes de trauma o abandono. Este trastorno requiere tratamiento y no desaparece por sí solo.
Signos del trastorno de compromiso social desinhibido
El trastorno de compromiso social desinhibido se consideraba originalmente un subtipo de otro trastorno del apego llamado trastorno reactivo del apego. Sin embargo, en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM-5), el trastorno de compromiso social desinhibido se clasificó como un diagnóstico independiente.
Para cumplir los criterios diagnósticos del trastorno de compromiso social desinhibido, un niño debe mostrar un patrón de comportamiento que implique acercarse e interactuar con adultos desconocidos, así como al menos dos de los siguientes comportamientos:
- Comportamiento verbal o físico excesivamente familiar que no es consistente con los límites sociales culturalmente sancionados y apropiados.
- Reticencia reducida o ausente a acercarse e interactuar con adultos desconocidos.
- Disminución o ausencia de comprobaciones con un adulto cuidador después de aventurarse, incluso en entornos desconocidos.
- Disposición a irse con un adulto desconocido con un mínimo o ningún tipo de vacilación.
También hay que tener en cuenta que un niño sólo cumplirá los criterios del trastorno de compromiso social desinhibido si las conductas no se derivan de problemas de control de los impulsos, que son comunes en otros trastornos.
Por ejemplo, un niño con TDAH puede salir corriendo en el patio de recreo y olvidarse de comprobar que sus padres están cerca. Un niño con un trastorno de compromiso social desinhibido se escapará sin pensar en sus padres porque no siente la necesidad de asegurarse de que su cuidador está cerca.
Además de cumplir los criterios de diagnóstico desde el punto de vista de la conducta, el niño debe tener una historia de desatención, evidenciada por uno de los siguientes aspectos:
- Desatención social, incluyendo la falta persistente de satisfacción de las necesidades emocionales básicas de confort, estimulación y afecto por parte de los adultos que lo cuidan.
- Cambios repetidos de cuidadores primarios que limitaron las oportunidades del niño de formar vínculos estables.
- Crianza en entornos inusuales que limitaron las oportunidades del niño para formar vínculos selectivos (por ejemplo, una institución con una alta proporción de niños por cuidador).
Si un niño presenta el comportamiento durante más de 12 meses, el trastorno se considera persistente. El trastorno se califica de grave cuando el niño presenta todos los síntomas en niveles relativamente altos.
El trastorno de compromiso social desinhibido se deriva de la negligencia y, por lo tanto, puede coexistir con otras afecciones relacionadas, como el retraso cognitivo y del lenguaje o la desnutrición.
No hay preferencia por los cuidadores
La mayoría de los niños buscan el contacto con sus cuidadores principales, especialmente cuando necesitan consuelo. Por ejemplo, un niño que se cae de un columpio y se hace daño en la rodilla probablemente buscará al padre o cuidador que lo llevó al parque para que lo calme y le cure la herida.
Si un niño con un trastorno de compromiso social desinhibido se cae en el parque, puede acudir a un completo desconocido en busca de apoyo emocional. Puede que le diga a un transeúnte cualquiera que está herido o incluso que se siente en el regazo de un desconocido en un banco del parque y llore.
El comportamiento desinhibido del niño puede resultar confuso y desconcertante para sus cuidadores. A los adultos implicados les puede resultar difícil entender por qué el niño interactúa con adultos desconocidos sin dudar un instante.
Dificultad para saber quién es digno de confianza
Los niños pequeños no son buenos para identificar a los depredadores, pero la mayoría son cautelosos con las personas que no conocen. La mayoría de los niños son capaces de juzgar si un extraño parece amable o malo basándose en la cara de un individuo. La investigación ha descubierto que los niños hacen evaluaciones iniciales sobre la fiabilidad de un individuo basándose en la apariencia de esa persona.
En el caso de un niño con un compromiso social desinhibido, las dificultades en el reconocimiento facial pueden contribuir a su disposición a hablar y relacionarse con extraños. Las investigaciones realizadas con imágenes cerebrales han demostrado que los niños con este trastorno no pueden distinguir entre una persona que parece amable y segura y otra que parece mala y poco fiable.
Ansia de amabilidad
Los niños con trastorno de compromiso social desinhibido ansían la amabilidad de los demás. Como no pueden identificar específicamente a una persona segura, pueden mostrar afecto hacia cualquiera que les preste atención, incluso hacia alguien que no sea seguro.
No es raro que un niño con este trastorno abrace a un desconocido en el supermercado o entable una conversación muy personal con un adulto desconocido en el parque infantil. Incluso pueden sentarse con otra familia en el parque como si hubieran sido invitados al picnic.
Un niño con trastorno de compromiso social desinhibido busca indiscriminadamente el afecto físico. Por ejemplo, puede sentarse en el regazo de un desconocido en una sala de espera.
Cambios a lo largo del tiempo
La naturaleza de los comportamientos del trastorno de compromiso social desinhibido puede cambiar y evolucionar a medida que el niño crece. Los niños pequeños con este trastorno suelen empezar a mostrar una falta de miedo hacia los adultos desconocidos, por ejemplo, cogiendo de la mano a un desconocido o sentándose en el regazo de una persona que acaban de conocer.
Durante los años de preescolar, los niños con el trastorno de compromiso social desinhibido también empiezan a mostrar un comportamiento de búsqueda de atención, como por ejemplo hacer ruidos fuertes en el patio de recreo para que los adultos desconocidos les miren.
En la mediana infancia, los niños suelen mostrar un exceso de familiaridad verbal y física, así como una expresión inauténtica de las emociones. Un preadolescente puede reírse cuando los demás se ríen o parecer triste para manipular una situación social (más que por una emoción genuina).
Entre sus compañeros, pueden ser excesivamente familiares, si no son atrevidos. Por ejemplo, pueden decir “quiero ir a tu casa” cuando conocen a un nuevo compañero de clase por primera vez.
Es probable que los adolescentes con trastorno de compromiso social desinhibido tengan problemas con sus compañeros, padres, profesores y entrenadores. Tienden a desarrollar relaciones superficiales con los demás, luchan contra los conflictos y siguen demostrando un comportamiento indiscriminado hacia los adultos.
Los investigadores están estudiando los resultados a largo plazo de los niños con trastorno de compromiso social desinhibido, en particular si sus efectos se extienden a la edad adulta.
La educación de los hijos es algo sumamente importante y delicada, cada padre o madre sabe y conoce su problema o necesidad para educar a sus hijos, y a que cada persona en el mundo tiene diferentes problemas que quieren solucionar.
Causas y factores contribuyentes del trastorno social desinhibido
El trastorno de compromiso social desinhibido está causado por la negligencia durante la infancia. Pero a menudo hay un malentendido sobre lo que constituye la negligencia y lo que contribuye al desarrollo de los trastornos del apego en los niños.
La negligencia durante la infancia interfiere con el vínculo y el apego. La negligencia durante la infancia interfiere con el vínculo y el apego, lo que perjudica la capacidad del niño para desarrollar relaciones de confianza con sus cuidadores y a menudo persiste en la vida adulta.
Los bebés aprenden a confiar en sus cuidadores cuando éstos responden sistemáticamente a sus necesidades. Por ejemplo, un bebé al que se le da de comer en respuesta a sus gritos de hambre aprenderá que puede contar con sus padres para alimentarse.
Contrariamente a los mitos comunes, el trastorno no está causado por el hecho de estar en una guardería, y un niño no lo desarrollará como resultado de ser colocado en su cuna cuando está llorando.
Los niños desatendidos pueden no establecer un vínculo con sus cuidadores. Si un bebé que llora es ignorado constantemente, aprende que las personas que le rodean son poco fiables, si no totalmente inaccesibles. Un bebé al que se deja desatendido la mayor parte del tiempo y con poco compromiso social puede no establecer ningún tipo de relación con su cuidador. En consecuencia, ese niño puede correr el riesgo de sufrir un trastorno del apego.
Aunque las consecuencias pueden ser graves, es importante saber que no todos los niños desatendidos desarrollan un trastorno de compromiso social desinhibido. De hecho, muchos niños crecerán y tendrán relaciones saludables sin problemas de apego duraderos.
Una preocupación para los padres adoptivos y de acogida
El trastorno de compromiso social desinhibido tiene su origen en la desatención que se produce durante los primeros meses de vida. La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) afirma que este trastorno casi siempre se desarrolla antes de los dos años de edad.
Sin embargo, es posible que el trastorno de compromiso social desinhibido no se manifieste hasta mucho después de que se hayan resuelto los problemas de negligencia. Los padres de acogida, los abuelos y otros cuidadores que están criando a niños que sufrieron negligencia cuando eran bebés deben saber que los niños pueden seguir corriendo el riesgo de desarrollar problemas de apego, aunque ya no estén siendo descuidados.
Prevalencia
Se cree que el trastorno de compromiso social desinhibido es bastante raro. Los niños que se han criado en instituciones (como un orfanato) y los que han tenido múltiples colocaciones en hogares de acogida corren el mayor riesgo de desarrollar esta afección.
Muchos niños con antecedentes de abuso o negligencia no desarrollan trastornos del apego, pero los estudios sugieren que alrededor del 20% de los niños de poblaciones de alto riesgo desarrollan el trastorno de compromiso social desinhibido.
Riesgos y consecuencias
Es importante que los niños tengan un miedo saludable a los extraños y a las personas potencialmente dañinas. Criar a un niño con trastorno de compromiso social desinhibido puede ser bastante confuso y aterrador para los cuidadores.
Un niño de cuatro años con este trastorno puede irse con un desconocido en el centro comercial o un niño de nueve años puede entrar en la casa de un vecino sin pensar dos veces en la seguridad o en las posibles consecuencias de estas acciones.
Los cuidadores que crían a un niño con trastorno de compromiso social desinhibido deben vigilar constantemente para asegurarse de que el niño no entre en una situación perjudicial. Es posible que tengan que intervenir con frecuencia para evitar que el niño se relacione con extraños.
Los niños con trastornos del apego tienen dificultades para desarrollar relaciones sanas con los profesores, los entrenadores, los cuidadores de la guardería y los compañeros. Su comportamiento puede ser lo suficientemente alarmante para las personas de su entorno, como la familia de un compañero, como para impedir las actividades sociales (sobre todo cuando las personas no están familiarizadas con el trastorno).
Tratamiento
Es importante que los niños con trastornos del apego reciban una atención constante por parte de cuidadores estables. Un niño que sigue pasando de un hogar de acogida a otro o que sigue estando institucionalizado no es probable que mejore.
Una vez que se ha establecido un cuidado consistente, el tratamiento puede comenzar a ayudar a fortalecer el vínculo entre un niño que ha sufrido negligencia y un cuidador principal.
Los trastornos del apego no suelen mejorar por sí solos. El tratamiento profesional suele consistir en una terapia tanto con el niño como con los cuidadores y los planes de tratamiento se individualizan para satisfacer las necesidades y los síntomas únicos del niño.
Si le preocupa que un niño a su cargo pueda tener un trastorno del apego, hable con su pediatra. Éste puede remitir a su hijo a un profesional de la salud mental para que le haga una evaluación exhaustiva.