El efecto de desinformación es la tendencia a que la información recibida después de un acontecimiento interfiera en el recuerdo de los sucesos originales. Las investigaciones han demostrado que la introducción de información nueva, incluso relativamente sutil, puede tener un efecto dramático en la forma en que las personas recuerdan los acontecimientos que han visto o experimentado.
El efecto de desinformación ilustra la facilidad con la que se puede influir en los recuerdos. También suscita dudas sobre la fiabilidad de la memoria, sobre todo cuando los recuerdos de los testigos presenciales se utilizan para determinar la culpabilidad penal, lo que se conoce como testimonio de los testigos presenciales.
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El efecto de desinformación puede dar lugar a recuerdos inexactos y, en algunos casos, a la formación de recuerdos falsos.
¿Qué es el efecto de desinformación?
La psicóloga Elizabeth Loftus, conocida por su estudio de los falsos recuerdos, afirma que “el efecto de desinformación se refiere al deterioro de la memoria del pasado que surge tras la exposición a información engañosa”.
El trabajo de Loftus y sus colegas ha demostrado que las preguntas que se hacen después de presenciar un acontecimiento pueden influir realmente en el recuerdo de una persona sobre ese acontecimiento. En otras palabras, si una pregunta contiene información engañosa, puede distorsionar el recuerdo del suceso, un fenómeno que los psicólogos han bautizado como “efecto de desinformación”.
Hay otros fenómenos psicológicos que pueden agravar el problema de los recuerdos erróneos. Las investigaciones recientes se han centrado en el “efecto de la verdad contaminada”, que está estrechamente relacionado con el efecto de la desinformación. El efecto de la verdad contaminada se refiere al modo en que las advertencias sobre la desinformación -tanto bienintencionadas, como la comprobación de hechos, como malintencionadas- pueden hacer que la gente confíe menos en las noticias y la información legítimas.
Algunas advertencias son, por supuesto, útiles. Los mejores verificadores de hechos identifican y desmienten las noticias falsas, señalan las mentiras o declaraciones erróneas de los políticos e informan al público sobre el contexto y la historia.
La investigación sugiere que estas advertencias son más eficaces cuando son específicas. El problema es cuando las advertencias se vuelven amplias. Entonces fomentan un tipo de incredulidad general en todos los medios de comunicación. Un estudio reciente descubrió que incluso las advertencias generales bien intencionadas sobre la desinformación pueden ser perjudiciales, ya que conducen a “una menor creencia en la exactitud de los titulares verdaderos”.
En otras palabras, las advertencias de desinformación en forma de remolino pueden contribuir al deterioro del discurso público. En otro estudio reciente, los participantes vieron un vídeo de CSPAN sobre un tema de actualidad. A continuación, los participantes fueron expuestos en grupos a una variedad de contenidos diferentes, incluyendo información precisa sobre lo que habían visto, información errónea y advertencias de desinformación.
El equipo de investigación descubrió, como era de esperar, que la información fidedigna podía potenciar la capacidad posterior de los participantes para recordar los hechos, y la desinformación podía dañar significativamente su memoria.
Comprobaron que las advertencias de desinformación válidas llevaban a los individuos a rechazar la desinformación, pero su recuerdo de los hechos seguía estando deteriorado en comparación con una condición de control. En otras palabras, las noticias falsas tienen un impacto incluso cuando se reconocen como falsas.
Por último, los autores descubrieron que las advertencias de desinformación malintencionadas tienen en gran medida su efecto previsto, ya que enturbian las aguas y reducen la confianza incluso en el periodismo fiable. Hacen que la gente “rechace la información precisa que se asocia con la fuente contaminada”.
Ejemplo de efecto de desinformación
En el famoso experimento realizado por Loftus, se mostró a los participantes un vídeo de un accidente de tráfico. Después de ver el vídeo, se les hizo una serie de preguntas sobre lo que habían observado, de la misma manera que los agentes de policía, los investigadores de accidentes y los abogados podrían interrogar a un testigo presencial.
Una de las preguntas era: “¿A qué velocidad iban los coches cuando chocaron?”. Sin embargo, en algunos casos se hizo un cambio sutil: se preguntó a los participantes a qué velocidad iban los coches cuando “chocaron”. Los investigadores descubrieron que el uso de la palabra “chocar” en lugar de “golpear” podía cambiar la forma en que los participantes recordaban el accidente.
Una semana más tarde, se volvió a preguntar a los participantes una serie de cuestiones, entre ellas: “¿Ha visto cristales rotos?”. La mayoría de los participantes respondieron correctamente que no. Pero aquellos a los que se les había formulado la versión “destrozada” de la pregunta en la entrevista inicial eran más propensos a creer incorrectamente que sí habían visto cristales rotos.
¿Cómo es posible que un cambio tan insignificante provoque recuerdos falsos del videoclip? Los expertos sugieren que se trata de un ejemplo del efecto de desinformación.
Teorías sobre el efecto de desinformación
¿Por qué se produce el efecto de desinformación, que puede conducir a la formación de falsos recuerdos? Hay varias teorías diferentes.
Mezcla de recuerdos: Una de las explicaciones es que la información original y la información engañosa presentada después del hecho se mezclan en la memoria de la persona.
Sustitución de recuerdos: Otra posibilidad es que la información engañosa sobrescriba el recuerdo original del suceso.
Recuperación de recuerdos: Los investigadores también han sugerido que, dado que la información engañosa es más reciente en la memoria, tiende a ser más fácil de recuperar.
Relleno de lagunas en la memoria: En algunos casos, es posible que los datos pertinentes del acontecimiento original nunca se hayan codificado en la memoria. Por eso, cuando se presenta información engañosa, se incorpora a la narración mental para rellenar esas lagunas en la memoria.
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Factores que influyen en el efecto de la desinformación
Las investigaciones han demostrado que hay varios factores que pueden contribuir al efecto de desinformación, haciendo más probable que los sucesos se distorsionen y den lugar a recuerdos falsos.
Hablar del suceso con otros testigos
Hablar con otros testigos después de un suceso puede distorsionar el recuerdo original de una persona. Sus informes pueden entrar en conflicto con el recuerdo original de un suceso, y la nueva información puede remodelar o distorsionar el recuerdo original del testigo sobre los sucesos tal y como ocurrieron.
Leer o ver noticias
Leer las noticias y ver los reportajes de televisión sobre un accidente o suceso también puede contribuir al efecto de desinformación. Las personas suelen olvidar la fuente original de la información, lo que significa que pueden creer erróneamente que un dato fue algo que observaron personalmente cuando, en realidad, fue algo que escucharon en un reportaje posterior al suceso.
Exposición repetida a información errónea
Cuanto más a menudo se expongan las personas a una información engañosa, más probable será que crean erróneamente que la información errónea formaba parte del acontecimiento original.
El paso del tiempo
Si la información engañosa se presenta algún tiempo después del recuerdo original, es probable que sea mucho más accesible en la memoria. En estos casos, la información engañosa es mucho más fácil de recuperar, bloqueando efectivamente la recuperación de la información original y correcta.
Cómo reducir el efecto de la desinformación
¿Qué puede evitar que la información y los acontecimientos que intervienen alteren los recuerdos o incluso creen recuerdos falsos? Escribir el recuerdo de un acontecimiento importante inmediatamente después de que ocurra es una estrategia que puede ayudar a minimizar los efectos.
Hay que tener en cuenta que incluso esta estrategia puede introducir errores sutiles, y escribir estos errores puede consolidarlos aún más en la memoria.
Ser consciente de que tu memoria puede verse influida es otra estrategia útil e importante. Aunque tengas buena memoria, entiende que todo el mundo es susceptible al efecto de desinformación.
Dicho esto, la susceptibilidad puede ser incluso mayor para las personas con una baja necesidad de cognición. Las investigaciones que exploran el paradigma del efecto de desinformación descubrieron que los individuos con una alta necesidad cognitiva eran mejores a la hora de detectar las diferencias entre el recuerdo del evento original y la desinformación. Las personas con una alta necesidad cognitiva tienden a pensar en ideas y a realizar tareas mentalmente desafiantes, como los rompecabezas.
¿Qué son los falsos recuerdos?
Un falso recuerdo es una memoria que parece real en tu mente, pero que es inventada en parte o en su totalidad.
Un ejemplo de falso recuerdo es creer que pusiste la lavadora en marcha antes de irte a trabajar, para luego llegar a casa y descubrir que no lo hiciste.
Otro ejemplo de falso recuerdo es creer que te castigaron por primera vez por no lavar los platos cuando tenías 12 años, pero tu madre te dice que fue porque le faltaste al respeto, y no era la primera vez.
La mayoría de los falsos recuerdos no son malintencionados, ni siquiera intencionadamente hirientes. Son cambios o reconstrucciones de la memoria que no se ajustan a los hechos reales.
Sin embargo, algunos recuerdos falsos pueden tener consecuencias importantes, incluso en los tribunales o en el ámbito legal, donde los recuerdos falsos pueden condenar a alguien injustamente.
¿Hay algún grupo que sea más propenso a tener recuerdos falsos?
La memoria no es permanente. De hecho, es flexible y a menudo cambiante. Ciertas personas o acontecimientos pueden hacer que seas más propenso a desarrollar recuerdos falsos. Entre ellos se encuentran:
Ser testigo presencial
Si eres testigo de un delito o un accidente, tu testimonio es importante, pero no concluyente. Esto se debe a que los expertos y los agentes de la ley saben que las memorias y los recuerdos pueden cambiar y lo hacen, ya sea por sugestión o por el paso del tiempo.
Cualquier laguna en los acontecimientos puede ser rellenada por su memoria, convirtiendo un recuerdo fiable en uno defectuoso.
Trauma
La investigación sugiere que las personas que tienen un historial de traumas, depresión o estrés pueden ser más propensas a producir recuerdos falsos. Los acontecimientos negativos pueden producir más recuerdos falsos que los positivos o neutros.
TOC
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) pueden tener un déficit de memoria o poca confianza en la misma.
Pueden ser más propensos a crear recuerdos falsos porque no tienen confianza en sus propios recuerdos. Esto suele conducir a los comportamientos repetitivos o compulsivos que se asocian a este trastorno.
Envejecimiento
A medida que usted y un recuerdo envejecen, los detalles de ese recuerdo pueden perderse. Lo esencial de un recuerdo se hace más fuerte, mientras que los detalles se desvanecen.
Por ejemplo, puede recordar que fue a la playa en su luna de miel, pero no recuerda el nombre del hotel, el tiempo que hacía o incluso la ciudad en la que se alojó.
Cómo distinguir los falsos recuerdos
Algunos sostienen que no hay forma de distinguir un recuerdo falso de uno real. Esto supone un reto no sólo cuando se trata de recordar un acontecimiento concreto, sino también en la investigación de la memoria.
Si existe una grabación de vídeo del suceso, revisarla puede ayudarle a decidir si sus recuerdos son reales o si podrían ser falsos. También puede ser beneficioso tener en cuenta los recuerdos de otras personas sobre el suceso. Si todos dicen lo mismo y es diferente de lo que tú recuerdas, puede estar en juego el efecto de desinformación.
El efecto de desinformación puede tener un profundo impacto en nuestros recuerdos, a veces haciéndonos creer que los recuerdos falsos son reales. Tomarse el tiempo de anotar los sucesos después de que ocurran puede ayudar a reducir este efecto, siempre y cuando los sucesos hayan ocurrido tal y como los escribimos.
Cualquiera puede experimentar el efecto de desinformación. Sin embargo, ser consciente de ello puede ayudarle a estar más alerta cuando intente recordar un acontecimiento, reduciendo potencialmente su susceptibilidad a la creación de falsos recuerdos.
¿Qué se puede hacer con los falsos recuerdos?
La única respuesta o tratamiento para los falsos recuerdos son las pruebas independientes que corroboran o desmienten tus recuerdos
Sí, los recuerdos falsos pueden parecer muy reales e incluso muy emotivos. Tu confianza en ellos los hace más tangibles, pero no garantiza su autenticidad.
Asimismo, la presencia de recuerdos falsos no significa que tu memoria sea mala o que estés desarrollando un tipo de trastorno de la memoria, como la demencia o la enfermedad de Alzheimer.
Los falsos recuerdos, para bien o para mal, son un elemento del ser humano y de no tener un cerebro impermeable.