Los olvidos son una parte demasiado común de la vida cotidiana. A veces, estos fallos de memoria son simples y bastante inocuos, como olvidar devolver una llamada telefónica. Otras veces, los olvidos pueden ser mucho más graves e incluso tener consecuencias serias, como que un testigo ocular olvide detalles importantes sobre un crimen.
Los fallos de memoria son un hecho casi cotidiano. Los olvidos son tan frecuentes que probablemente recurra a numerosos métodos que le ayuden a recordar información importante, como apuntar notas en una agenda diaria o programar eventos importantes en el calendario de su teléfono.
Mientras busca frenéticamente las llaves de su coche, puede parecer que la información sobre el lugar en el que las dejó ha desaparecido definitivamente de su memoria. Sin embargo, el olvido no suele consistir en la pérdida o el borrado de esta información de la memoria a largo plazo.
El olvido suele consistir en un fallo en la recuperación de la memoria. Aunque la información se encuentra en algún lugar de la memoria a largo plazo, no es posible recuperarla y recordarla.
Por qué el tiempo desempeña un papel clave en el olvido
El psicólogo Hermann Ebbinghaus fue uno de los primeros en estudiar científicamente el olvido. En experimentos en los que se utilizó a sí mismo como sujeto, Ebbinghaus puso a prueba su memoria utilizando sílabas sin sentido de tres letras. Se basó en estas palabras sin sentido porque el uso de palabras conocidas previamente habría implicado recurrir a sus conocimientos y asociaciones existentes en su memoria.
Para comprobar si había información nueva, Ebbinghaus probó su memoria durante periodos de tiempo que iban de 20 minutos a 31 días. Posteriormente, publicó sus resultados en 1885 en Memory: Una contribución a la psicología experimental.
Sus resultados, representados en lo que se conoce como la curva del olvido de Ebbinghaus, revelaron una relación entre el olvido y el tiempo. Al principio, la información se pierde muy rápidamente después de ser aprendida. Factores como la forma en que se aprendió la información y la frecuencia con que se ensayó influyen en la rapidez con que se pierden estos recuerdos. La información almacenada en la memoria a largo plazo es sorprendentemente estable.
La curva del olvido también demostró que el olvido no sigue disminuyendo hasta que se pierde toda la información. En un momento determinado, la cantidad de olvido se nivela.
Cómo medir el olvido
A veces puede parecer que la información se ha olvidado, pero incluso una pista sutil puede ayudar a activar el recuerdo. Imagina la última vez que hiciste un examen para la escuela. Aunque al principio te sentiste olvidadizo y poco preparado, ver la información presentada en el examen probablemente te ayudó a recuperar información que quizá no sabías que recordabas.
¿Cómo sabemos cuándo se ha olvidado algo?
Hay varias formas de medirlo:
El recuerdo
A las personas a las que se les ha pedido que memoricen algo, como una lista de términos, se les puede pedir que recuerden la lista de memoria. Al ver cuántos elementos se recuerdan, los investigadores pueden identificar cuánta información se ha olvidado. Este método puede implicar el uso de la memoria libre (recordando elementos sin pistas) o la memoria provocada (utilizando pistas para activar los recuerdos).
Reconocimiento
Este método consiste en identificar la información que se ha aprendido previamente. En un examen, por ejemplo, los alumnos pueden tener que reconocer los términos que han aprendido en un capítulo de la lectura asignada.
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Teorías sobre el olvido
Por supuesto, hay muchos factores que pueden contribuir al olvido. A veces uno se distrae cuando aprende una nueva información, lo que puede hacer que nunca retenga la información lo suficiente como para recordarla más tarde. La conocida investigadora de la memoria Elizabeth Loftus ha propuesto cuatro explicaciones clave de por qué se produce el olvido. Éstas han dado lugar a algunas de las principales teorías sobre el olvido.
La teoría de la interferencia
¿Qué cenó el martes de la semana pasada? ¿Le resulta difícil recordarlo? Si alguien le hubiera hecho esa pregunta el miércoles por la mañana, probablemente no habría tenido problemas para recordar lo que cenó la noche anterior.
Pero a medida que pasan los días, los recuerdos de todas las demás comidas que ha hecho desde entonces empiezan a interferir con su memoria de esa comida en particular. Este es un buen ejemplo de lo que los psicólogos llaman la teoría de la interferencia del olvido.
Según la teoría de la interferencia, el olvido es el resultado de la interferencia de diferentes recuerdos entre sí. Cuanto más parecidos sean dos o más acontecimientos, más probable será que se produzcan interferencias.
Es difícil recordar lo que ocurrió en un día normal de clase hace dos meses porque desde entonces han ocurrido muchos otros días. Sin embargo, los acontecimientos únicos y distintivos tienen menos probabilidades de sufrir interferencias. La graduación del instituto, la boda y el nacimiento del primer hijo tienen muchas más probabilidades de ser recordados porque son acontecimientos singulares, días sin parangón.
La interferencia también influye en lo que se conoce como efecto de posición en serie, o la tendencia a recordar los primeros y los últimos elementos de una lista. Por ejemplo, imagine que escribió una lista de la compra, pero se olvidó de llevarla a la tienda. Con toda probabilidad, podrá recordar fácilmente el primer y el último artículo de la lista, pero podría olvidar muchos de los artículos que estaban en el medio.
El primer elemento que anotaste y el último destacan por ser más distintos, mientras que el cuarto elemento y el séptimo pueden parecer tan similares que interfieren entre sí. Hay dos tipos básicos de interferencia que pueden producirse:
- La interferencia retroactiva se produce cuando la información recién adquirida interfiere con los recuerdos antiguos. Por ejemplo, un profesor que aprende los nombres de su nueva clase de alumnos al comienzo de un curso escolar puede tener más dificultades para recordar los nombres de los alumnos de su clase del año pasado. La nueva información interfiere con la antigua.
- La interferencia proactiva se produce cuando la información previamente aprendida dificulta la formación de nuevos recuerdos. Aprender un nuevo número de teléfono o la combinación de una taquilla puede ser más difícil, por ejemplo, porque los recuerdos del antiguo número de teléfono y la combinación interfieren con la nueva información.
Eliminar las interferencias por completo es imposible, pero hay algunas cosas que puedes hacer para minimizar sus efectos. Una de las mejores cosas que puedes hacer es ensayar la nueva información para memorizarla mejor. De hecho, muchos expertos recomiendan sobreaprender la información importante, lo que implica ensayar el material una y otra vez hasta que se pueda reproducir perfectamente sin errores.
Otra táctica para combatir las interferencias es cambiar la rutina y evitar estudiar material similar de forma consecutiva. Por ejemplo, no intentes estudiar términos de vocabulario para tu clase de español justo después de estudiar términos para tu clase de alemán. Divide el material y cambia de tema en cada sesión de estudio.
El sueño también desempeña un papel esencial en la formación de la memoria. Los investigadores sugieren que dormir después de aprender algo nuevo es una de las mejores maneras de convertir los nuevos recuerdos en duraderos.
La teoría de la decadencia del olvido
Según la teoría del rastro de la memoria, los cambios físicos y químicos en el cerebro dan lugar a un “rastro” de memoria. La información de la memoria a corto plazo dura varios segundos y, si no se repite, el rastro neuroquímico de la memoria se desvanece rápidamente. Según la teoría de la decadencia del rastro del olvido, los acontecimientos que ocurren entre la formación de un recuerdo y la evocación del mismo no tienen ningún impacto en el recuerdo.
La teoría del rastro propone que el tiempo transcurrido entre el recuerdo y la evocación de esa información determina si la información será retenida u olvidada. Si el intervalo de tiempo es corto, se recordará más información. Si pasa un periodo de tiempo más largo, se olvidará más información y el recuerdo será más pobre.
La idea de que los recuerdos se desvanecen con el tiempo no es nueva. El filósofo griego Platón lo sugirió hace más de 2.500 años. Posteriormente, las investigaciones experimentales de psicólogos como Ebbinghaus reforzaron esta teoría.
Uno de los problemas de esta teoría es que resulta difícil demostrar que el tiempo es el único responsable de la disminución del recuerdo. En situaciones del mundo real, ocurren muchas cosas entre la formación de un recuerdo y la recuperación de esa información. Un estudiante que aprende algo en clase, por ejemplo, puede tener cientos de experiencias únicas e individuales entre el aprendizaje de esa información y el momento de recordarla en un examen.
¿Olvidar la fecha de inicio de la Guerra de la Independencia Americana se debe al tiempo transcurrido entre el aprendizaje de la fecha en la clase de Historia Americana y el examen? ¿O la multitud de información adquirida durante ese intervalo de tiempo jugó un papel importante? Comprobar esto puede ser extremadamente difícil. Es casi imposible eliminar toda la información que pueda influir en la creación de la memoria y en el recuerdo.
Otro problema de la teoría de la decadencia es que no explica por qué algunos recuerdos se desvanecen rápidamente y otros perduran. La novedad es un factor que influye. Por ejemplo, es más probable que se recuerde el primer día de universidad que todos los días intermedios entre éste y la graduación. Ese primer día fue nuevo y emocionante, pero todos los días siguientes probablemente se parezcan bastante entre sí.
La teoría del fracaso de la recuperación
A veces los recuerdos están ahí, pero parece que no podemos acceder a ellos. Dos de las razones básicas de este fracaso en la recuperación de la memoria están relacionadas con los fallos de codificación y la falta de pistas de recuperación.
Una de las razones más comunes por las que no recordamos la información es porque, en primer lugar, nunca llegó a la memoria a largo plazo.
Pruebe esta conocida demostración que utilizaron por primera vez los investigadores Nickerson y Adams. Intente dibujar de memoria el reverso de una moneda. Una vez que haya terminado, compare su dibujo con un centavo real.
¿Te sorprende lo mal que recuerdas el aspecto del reverso de un céntimo? Si bien es probable que tengas una buena idea de la forma y el color generales, los detalles reales probablemente sean bastante borrosos. ¿Por qué?
Dado que no necesitas saber cómo es el reverso de un céntimo para diferenciarlo de otras monedas, sólo te centras en la información que necesitas: el tamaño, la forma y el color de la moneda. No es capaz de recordar el aspecto real del reverso de un céntimo porque esa información nunca se codificó en la memoria.
La teoría del olvido dependiente de las pistas
Otros investigadores han sugerido que a veces la información está realmente presente en la memoria, pero que no puede ser recordada a menos que estén presentes pistas de recuperación. Estas pistas son elementos que estaban presentes en el momento en que se codificó el recuerdo real.
Por ejemplo, recordar los detalles de su primera cita con su pareja puede ser más fácil si huele el mismo aroma que llevaba su pareja en esa primera cita. La pista de recuperación (el olor) estaba presente cuando se creó ese recuerdo, por lo que olerlo de nuevo puede desencadenar la recuperación de esos recuerdos.
Olvidar forma parte de la vida. Numerosas teorías explican cómo y por qué olvidamos. En muchas situaciones, varias de estas explicaciones pueden explicar por qué no podemos recordar. El paso del tiempo puede dificultar el acceso a los recuerdos, mientras que la abundancia de información que compite por nuestra atención puede crear una competencia entre los recuerdos antiguos y los nuevos. Aun así, podemos trabajar para mejorar la capacidad de recordar la información.