¿Eres un perfeccionista? Muchas personas tienen rasgos de perfeccionistas e incluso se sienten orgullosas de ellos, pero hay diferencias importantes entre los perfeccionistas y los grandes triunfadores y ser un gran triunfador es mucho mejor para tu salud y felicidad. Si tienes tendencias perfeccionistas, es vital que encuentres estrategias para superarlas y avanzar hacia un alto realizador no perfeccionista. El perfeccionismo puede robarte la paz mental, el disfrute de la vida y la autoestima. Aunque es un proceso que puede llevar un poco de tiempo y práctica, deshacerse de la carga del perfeccionismo puede disminuir en gran medida el nivel de estrés que siente a diario.
Distinciones importantes entre los perfeccionistas y los triunfadores
Antes de profundizar en las estrategias para dejar de lado el perfeccionismo, es importante recordar los aspectos básicos de lo que es y no es el perfeccionismo; esto puede ayudarle a mantenerse motivado para hacer cambios. El perfeccionismo difiere del alto rendimiento en un aspecto importante: en qué se centra su atención. Si te esfuerzas por alcanzar la excelencia, puedes alegrarte de tus logros y aprender de tus errores.
El perfeccionismo es diferente en el sentido de que el enfoque es menos indulgente; los perfeccionistas se golpean a sí mismos por cualquier cosa que parezca faltar, y esto les roba la satisfacción y el orgullo que proviene de todas las cosas que hacen bien. Uno de los problemas más importantes a los que se enfrentan los perfeccionistas es el miedo a que, si dejan de aspirar a la perfección, se convertirán en personas de bajo rendimiento y sus objetivos se quedarán en el camino. Deja que esto te tranquilice: Dejar de lado las actitudes perfeccionistas puede ayudarte a sobresalir más.
Los perfeccionistas consiguen menos que los que tienen actitudes más sanas, porque su enfoque en la perfección les roba la motivación y puede provocar la procrastinación y otros comportamientos autodestructivos.
Rasgos perfeccionistas
¿Las expectativas demasiado altas están arruinando tu paz interior?
Si te preguntas si eres o no un perfeccionista, es muy probable que lo seas, al menos en cierta medida. Y si somos sinceros, también es muy probable que tengas cierta inversión en la identidad de ser perfeccionista debido a las connotaciones positivas de la palabra “perfecto”: ¿quién no quiere ser perfecto?
Es importante que te informes sobre lo que constituye el perfeccionismo y por qué se considera algo negativo. Puedes decidir hasta qué punto quieres esforzarte en dejar de lado estos rasgos y aprender estrategias para lograr tu objetivo.
Rasgos comunes de un perfeccionista
El problema con el perfeccionismo -y la razón por la que querrás saber si posees algún rasgo perfeccionista- es que los perfeccionistas en realidad tienden a lograr menos y a estresarse más que los triunfadores normales.
Ser perfeccionista hace que sea más difícil cumplir el objetivo de ser perfecto, o incluso de alcanzar una marca personal.
Los perfeccionistas se parecen mucho a las personas de alto rendimiento, pero con algunas diferencias clave. Los siguientes son diez rasgos reveladores de los perfeccionistas, que quizá puedas detectar en ti mismo o en las personas que conoces. ¿Le resulta familiar alguno de ellos?
Pensamiento de todo o nada
Los perfeccionistas, al igual que las personas de alto rendimiento, tienden a establecer objetivos elevados y a trabajar duro para conseguirlos. Sin embargo, un gran triunfador puede estar satisfecho con hacer un gran trabajo y alcanzar la excelencia (o algo parecido), incluso si sus objetivos tan elevados no se cumplen completamente. Los perfeccionistas no aceptan nada menos que la perfección. “Casi perfecto” se considera un fracaso.
Muy críticos
Los perfeccionistas son más críticos consigo mismos y con los demás que los triunfadores. Mientras que los triunfadores se enorgullecen de sus logros y tienden a apoyar a los demás, los perfeccionistas tienden a detectar los errores y las imperfecciones. Se centran en las imperfecciones y les cuesta ver lo demás. Son más críticos y duros consigo mismos y con los demás cuando se produce un “fracaso”.
Empujados por el miedo
Las personas de alto rendimiento tienden a ser empujadas hacia sus objetivos y por el deseo de alcanzarlos. Se alegran de cualquier paso que den en la dirección correcta. Los perfeccionistas, por el contrario, tienden a ser empujados hacia sus objetivos por el miedo a no alcanzarlos y ven todo lo que no sea un objetivo perfectamente cumplido como un fracaso.
Normas poco realistas
Por desgracia, los objetivos de un perfeccionista no siempre son razonables. Mientras que las personas de alto rendimiento pueden fijar sus objetivos en un nivel alto, disfrutando quizás de la diversión de ir un poco más allá una vez alcanzados los objetivos, los perfeccionistas suelen fijar sus objetivos iniciales fuera de su alcance.
Los triunfadores tienden a ser más felices y a tener más éxito que los perfeccionistas en la consecución de sus objetivos.
Centrados en los resultados
Las personas de alto rendimiento pueden disfrutar del proceso de persecución de un objetivo tanto o más que de la consecución del mismo. Por el contrario, los perfeccionistas ven el objetivo y nada más. Están tan preocupados por alcanzar el objetivo y evitar el temido fracaso que no pueden disfrutar del proceso de crecimiento y esfuerzo.
Depresión por objetivos no alcanzados
Los perfeccionistas son mucho menos felices y tranquilos que las personas de alto rendimiento. Mientras que las personas de alto rendimiento son capaces de recuperarse con bastante facilidad de las decepciones, los perfeccionistas tienden a machacarse mucho más y a revolcarse en sentimientos negativos cuando sus altas expectativas no se cumplen.
Miedo al fracaso
Los perfeccionistas también tienen mucho más miedo a fracasar que los triunfadores. Como dan tanta importancia a los resultados y se decepcionan tanto con cualquier cosa que no sea perfecta, el fracaso se convierte en una perspectiva muy aterradora. Y, como todo lo que no es perfecto se considera un fracaso, los perfeccionistas a veces dejan las cosas para el último momento.
Procrastinación
Parece paradójico que los perfeccionistas sean propensos a la procrastinación, ya que ese rasgo puede ser perjudicial para la productividad, pero el perfeccionismo y la procrastinación tienden a ir de la mano. Esto se debe a que, temiendo el fracaso, los perfeccionistas a veces se preocupan tanto por hacer algo de forma imperfecta que se inmovilizan y no hacen nada en absoluto.
La procrastinación puede conducir a una mayor sensación de fracaso, perpetuando aún más un círculo vicioso y paralizante.
Defensividad
Debido a que un desempeño menos que perfecto es tan doloroso y aterrador para los perfeccionistas, tienden a tomar las críticas constructivas a la defensiva, mientras que los de alto rendimiento pueden ver las críticas como información valiosa para ayudar a su desempeño futuro.
Baja autoestima
Las personas de alto rendimiento tienden a tener una autoestima igualmente alta; no así los perfeccionistas. Los perfeccionistas tienden a ser muy autocríticos e infelices y sufren de baja autoestima. También pueden sentirse solos o aislados, ya que su naturaleza crítica y su rigidez pueden alejar a los demás. Esto puede conducir a una baja autoestima.
Si ves algunos de estos rasgos perfeccionistas en ti, no desesperes. Reconocer que puede ser necesario un cambio es un primer paso muy importante para crear una naturaleza más despreocupada y lograr la paz interior y el éxito real que supone superar el perfeccionismo y poder decir que “casi perfecto” sigue siendo un trabajo muy bien hecho.
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1. Transformar la culpa en amor propio.
2.-Romper con la creencia que somos “perfectas” cuando cumplimos con todos los roles de lo que significa ser mujer.
3.-Derribar la creencia de que si naciste mujer es imprescindible ser mama pues de lo contrario no serás perfecta y exitosa.
4.-Entenderás que ser autentica es primero ser honesta contigo misma.
Pasos importantes que puedes dar para mantener una actitud más saludable
Haz un análisis coste-beneficio
Analice detenidamente sus rasgos perfeccionistas. Puede que pienses que eres más eficaz gracias a ellos (aunque, según las investigaciones, esto probablemente no sea cierto), pero ¿a qué precio? El perfeccionismo tiene muchas consecuencias negativas, y puede que estés experimentando varias de ellas ahora mismo. Haz una lista de todas las formas en que el perfeccionismo te está perjudicando (y a los que te rodean), y estarás más motivado para deshacerte de estas tendencias.
Sea consciente de sus tendencias
Es posible que no se dé cuenta de lo omnipresente que puede ser el perfeccionismo. Al ser más consciente de sus patrones, estará en mejor posición para modificarlos. Si puedes, es una buena idea registrar tus pensamientos perfeccionistas a medida que te vienen a la cabeza. Si no te resulta práctico anotar los pensamientos a medida que surgen, es una buena idea repasar el día cada noche y recordar los momentos en los que sentiste que habías fracasado, o que no lo habías hecho lo suficientemente bien, y escribir lo que pensabas en ese momento. Esto te ayudará a ser más consciente de los pensamientos perfeccionistas que te surjan en el futuro. (Incluso puedes escribir un diario sobre tus sentimientos acerca de estos pensamientos, pero no sientas que has “fracasado” si no tienes tiempo para hacerlo).
Concéntrese en lo positivo
Si luchas contra el perfeccionismo, es probable que hayas perfeccionado la habilidad de detectar errores incluso en las mejores obras de los demás y de ti mismo. Es posible que los busques de forma natural y que te fijes en ellos por encima de cualquier otra cosa. Aunque este hábito puede ser difícil de dejar, puedes suavizar tu tendencia a notar lo malo haciendo un esfuerzo consciente para notar todo lo bueno de tu trabajo y de los logros de los demás. Si notas algo que no te gusta de ti o de tu trabajo, por ejemplo, busca otras cinco cualidades que sí te gusten. Esto equilibrará su enfoque crítico y se convertirá en un nuevo hábito positivo.
Altere su diálogo interior
Las personas que luchan contra el perfeccionismo tienden a tener una voz crítica en su cabeza que les dice que su trabajo no es lo suficientemente bueno, que no se están esforzando lo suficiente y que no son lo suficientemente buenos. Si quieres superar el perfeccionismo, tienes que trabajar para cambiar esta vocecita. Las conversaciones negativas con uno mismo pueden perpetuar comportamientos poco saludables y causar estragos en la autoestima; si modificas tus conversaciones con uno mismo, puedes recorrer un largo camino para disfrutar más de la vida y ganar un mayor aprecio por ti mismo y por tu trabajo.
Dar pasos cortos
Los perfeccionistas tienden a establecer objetivos de excelencia poco razonables y sin curva de aprendizaje. Estos objetivos tienden a ser poco realistas y causan problemas al ser tan rígidamente exigentes y dejar poco espacio para el error. En cambio, puedes reducir mucho el estrés cambiando tus objetivos. No tienes que sacrificar el resultado final, pero si te fijas metas del tamaño de un bocado y te recompensas cuando las alcanzas, tenderás a ser más indulgente con los errores. Por ejemplo, es posible que normalmente te enfrentes a la tarea de ponerte en forma haciendo ejercicio cinco veces a la semana. Desgraciadamente, si no está acostumbrado a hacer ejercicio con regularidad, es posible que se resienta de un cambio tan rápido y que abandone. Pero si se fija el objetivo de hacer ejercicio una o dos veces la primera semana, y añade un entrenamiento adicional periódicamente hasta que haya trabajado hasta su objetivo, es más probable que alcance su meta y disfrute de muchos más “éxitos” en el proceso.
Disfruta del proceso
Puede que estés acostumbrado a centrarte en los resultados y a machacarte si los resultados no son perfectos. La sugerencia anterior (establecer pasos de bebé) puede ayudarle a crear un proceso más agradable de su esfuerzo. También puedes disfrutar del proceso de alcanzar un objetivo participando en un grupo que también esté tratando de lograr el mismo objetivo que tú o escribiendo un diario sobre cómo te sientes y qué aprendes mientras alcanzas tu objetivo. Si ves que no alcanzas la perfección, puedes reflexionar y ver todo lo que has ganado con el simple hecho de trabajar para conseguir un objetivo digno, valorando y apreciando los logros que has conseguido en el proceso.
Una forma importante de recuperarse del perfeccionismo es empezar a centrarse más en el proceso de alcanzar un objetivo, en lugar de centrarse sólo en el objetivo en sí.
Aprenda a manejar las críticas
Si tiendes a ver las críticas como un ataque, reaccionando a la defensiva, un cambio de actitud puede ayudarte. Las críticas constructivas pueden darte pistas importantes sobre cómo mejorar tu rendimiento, convirtiendo tus actuaciones menos perfectas en peldaños útiles que te lleven a la excelencia. Si las críticas que recibes son punzantes o duras, no pasa nada por recordar a los demás (y a ti mismo) que los errores son una gran forma de aprender.