Las conexiones y relaciones positivas con los demás son muy importantes en nuestras vidas. Para una persona con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), sin embargo, hay muchos retos que se interponen en el camino de las relaciones gratificantes.
Un aspecto que puede resultar especialmente difícil es controlar las respuestas impulsivas. Las personas con TDAH suelen hablar en voz alta, soltar cosas, hablar demasiado, hablar fuera de turno e interrumpir a los demás.
Todos conocemos a niños que parecen carecer de la capacidad de pensar antes de actuar. Pero los adultos también pueden sufrir impulsividad. Puede que se esconda detrás de sus buenas habilidades sociales o incluso de puertas cerradas.
Pero si tiene tendencia a ser demasiado impulsivo, puede sabotear sus relaciones, afectar a su carrera profesional e incluso poner en peligro su salud física.
Esta impulsividad puede afectar al modo en que las personas interactúan con los demás y a sus relaciones. Cuando estos problemas conducen a fracasos repetidos en las amistades, las citas y las relaciones íntimas, pueden pasar factura y hacer que la persona se retraiga y se aísle.
¿Qué es la impulsividad?
En psicología, la impulsividad se refiere a un rasgo de la personalidad que te hace propenso a actuar según tus impulsos, sin pensar las cosas ni considerar las consecuencias. Esto significa que tiendes a tomar decisiones precipitadas y a decir cosas que desearías no haber dicho. También puede caer en comportamientos arriesgados.
A menudo, las personas con problemas de impulsividad pueden parecer estar bien en muchos ámbitos de la vida, y mantener un trabajo y tener muchos amigos. Su capacidad para tomar decisiones rápidas, si los resultados acaban bien, puede incluso hacerles parecer audaces, excitantes y poco convencionales. O, en algunos casos, muy exitosos. Pero su naturaleza impulsiva causará estragos en algún aspecto de su vida, aunque sea a puerta cerrada. Puede tratarse de sus relaciones íntimas, sus finanzas o sus hábitos de consumo de sustancias, como comer en exceso.
¿Por qué soy tan impulsivo?
Se está estudiando la genética como una de las causas. Los neurobiólogos están descubriendo que el rasgo de la impulsividad está relacionado con regiones exactas del cerebro, especialmente el córtex prefrontal.
Pero existe un importante factor ambiental en la impulsividad. Ahora se sabe que los traumas infantiles afectan al crecimiento del cerebro. Y muchas personas que han sufrido traumas padecen impulsividad en la edad adulta. Un estudio sobre el trastorno límite de la personalidad, uno de cuyos principales síntomas es la impulsividad, reveló que el 81% de los sujetos había sufrido un trauma. El 71% informó de abusos físicos, el 68% de abusos sexuales y el 62% de haber sido testigo de violencia doméstica grave. También es posible desarrollar impulsividad tras una lesión cerebral o daños cerebrales causados por una enfermedad neurodegenerativa.
Impulsividad y relaciones
La impulsividad puede ser muy perjudicial para sus relaciones personales.
Las personas impulsivas, sobre todo si padecen un trastorno límite de la personalidad, suelen seguir un patrón de empujones y tirones. Sus comportamientos impulsivos pueden causarle la suficiente vergüenza como para que huya y luego tenga que luchar para recuperar la atención de la persona a la que quiere. La impulsividad puede estar incluso detrás de la mala elección de pareja. Eliges a quienes crees que “te aguantarán” antes que a aquellos con los que realmente sientes una conexión. A largo plazo, esto puede provocar más soledad y depresión.
La impulsividad en el trabajo
En el trabajo, la impulsividad puede provocar tensiones con los compañeros, después de decir algo equivocado una vez más y “levantar ampollas”. Con el tiempo, esto puede llevar a ser impopular y a sentirse incomprendido. Esto, a su vez, puede llevar a temer el trabajo y a sufrir estrés y ansiedad. Para algunas personas con problemas de impulsividad, los problemas en el trabajo son mucho mayores. Es posible que de repente renuncies a un trabajo importante por un correo electrónico grosero, para luego arrepentirte. O incluso ser despedido si tu impulsividad te lleva a ir en contra del protocolo de la empresa o a molestar a clientes valiosos. A largo plazo, esto puede significar que te quedes a menudo en paro o en puestos por debajo de tu potencial, pero que impliquen menos interacción con los demás.
Enfermedades mentales relacionadas
Entre los trastornos mentales relacionados que tienen la impulsividad como síntoma se incluyen:
- TDAH en adultos
- Trastorno límite de la personalidad.
- Comer en exceso.
- Abuso de sustancias.
- Adicción al juego.
- Adicción al sexo.
- Trastorno antisocial de la personalidad.
- Trastorno bipolar.
- Adicción a Internet.
- Adicción a las compras.
¿No sabe si padece impulsividad?
Existen varias pruebas diferentes que los psicólogos y los profesionales de la salud mental pueden utilizar para diagnosticar la impulsividad. Las pruebas varían ligeramente, pero en general se fijan en aspectos como Tus hábitos de atención.
- ¿Pasas de una cosa a otra, te distraes con facilidad, te retuerces en conferencias o actuaciones? Su forma de actuar.
- ¿Eres de los que improvisan? Su capacidad de planificación.
- ¿Planificas las vacaciones y las salidas nocturnas con antelación o improvisas?
- ¿Planificas tu jornada laboral o la organizas a tu antojo?
- ¿Ahorras o gastas sin pensar demasiado? Su autocontrol.
- ¿dices cosas que no piensas?
- ¿te precipitas al cruzar una calle sin estar seguro de que es seguro?
- ¿tienes dificultades para controlar tus hábitos de comida y bebida? Tu capacidad para ser constante.
- ¿Puedes terminar proyectos?
- ¿Te mantienes firme en cosas como las relaciones y los cursos de estudio?
- ¿Tiendes a mudarte de casa o a cambiar de trabajo a menudo?
- ¿Empiezas nuevas aficiones todo el tiempo? La forma en que piensa su cerebro.
- ¿Sus pensamientos van de una cosa a otra? Su forma de racionalizar y tomar decisiones.
- ¿Toma decisiones con mucha rapidez?
Al finalizar este curso podrán entender el proceso del enojo para poder manejarlo CADA VEZ que se vuelva a presentar, para que solucionen todos los desafíos e inconvenientes en su relación.
Aprenderás a autoregularte y a manejar las guerras de poder. Logrando esto, habrás conseguido que este proceso sea el motor para mejorar la intimidad con tu pareja y por tanto felicidad, pasión y plenitud en tu relación.
Mejorar las interacciones verbales
Si tiende a decir las cosas sin pensar, es fácil que diga algo hiriente. Imagínese cómo se sentirá otra persona si, por ejemplo, le suelta impulsivamente que sus pantalones le hacen parecer gordo. Aunque estés siendo sincero, lo que digas hará que otra persona se sienta herida y enfadada.
Algunas señales de que respondes impulsivamente:
- Hablas demasiado.
- Monopolizas las conversaciones.
- Tardas demasiado en ir al grano.
- Interrumpe a los demás.
- Sueles soltar comentarios hirientes o demasiado sinceros sin pensar.
Cuando sigues estos patrones, es posible que la gente evite interactuar contigo. Ser más consciente de los sentimientos y necesidades de los demás puede contribuir en gran medida a mejorar sus relaciones sociales.
A continuación, le ofrecemos ocho formas de aprender a controlar la impulsividad al hablar y mejorar sus relaciones con amigos, familiares y pareja.
Toma conciencia
Si quieres dejar de decir cosas sin pensar, el primer paso es ser más consciente de ese comportamiento. Dedica algún tiempo a fijarte en las cosas que dices cada día e intenta identificar las veces que has dicho cosas sin pensar.
Busque patrones
Puede ser útil llevar un diario para registrar los momentos en los que se producen estos comentarios impulsivos. ¿Suelen ocurrir más en determinadas situaciones, como en casa o en el trabajo? ¿Eres más propenso a soltar cosas cuando estás estresado?
Pide ayuda a un amigo o compañero para que te señale las veces que dices cosas sin pensar. Algunas personas se dan cuenta a posteriori, pero si empiezas a ser más consciente de esos deslices en el momento en que ocurren, te resultará más fácil hacer cambios.
Pida opiniones constructivas
Todo el mundo es sensible a las críticas, especialmente si ha recibido comentarios negativos con frecuencia. Aunque es importante recibir comentarios, hay que hacerlo de forma que te ayude a hacer cambios positivos sin dañar tu autoestima.
Si quieres mejorar en este aspecto, pide opinión a tus amigos y familiares. Habla con ellos sobre cómo pueden darte una opinión que no resulte tan crítica. Los recordatorios suaves que señalan áreas en las que puedes mejorar pueden ser útiles en lugar de hirientes.
Aunque puede ser fácil fijarse sólo en los errores, también es importante aprender a reconocer los puntos fuertes. Pide a los demás que se aseguren de señalar también cuándo interactúas de forma positiva.
Haz una pausa antes de hablar
Ser más consciente de tu comunicación es importante para reducir los comentarios impulsivos. Cuando estés conversando, practica tomarte un breve momento antes de responder.
Párate a pensar, respira hondo y ordena tus pensamientos para saber lo que vas a decir antes de hablar.
Piensa en cómo tus palabras serán percibidas por los demás. Piensa conscientemente en enmarcar tus palabras de manera que sean útiles e informativas. Puede ser difícil hacerlo, sobre todo cuando parece que lo que tienes que decir es urgente, pero cuanto más practiques, más natural te resultará.
Escríbalo
Otra estrategia sencilla que puede ser útil es llevar siempre encima un pequeño bloc de papel para anotar lo que quieras decir. Si otra persona está hablando y empiezas a sentir el impulso de interrumpirla, en lugar de soltar lo que estás pensando, escríbelo.
Informa a los demás de que vas a utilizar esta estrategia para que no sientan que les estás ignorando mientras escribes. Anota tus pensamientos rápidamente para poder volver a centrar tu atención en la persona que está hablando y mantener el contacto visual con ella.
Sé abierto
No pasa nada si dejas que los demás sepan que a veces eres un poco parlanchín y que te cuesta ir al grano. Pídeles que te ayuden haciéndote una señal o interrumpiéndote amablemente para que vuelvas al tema que querías tratar.
Preguntar periódicamente a la otra persona también puede ayudarte a no dominar la conversación.
Simplemente hacer una pausa y preguntarle qué piensa puede ayudar a la otra persona a expresar lo que quiere decir. También puede ser una buena forma de dejar que otra persona lleve la conversación mientras tú compones tus propios pensamientos.
Pida ayuda
Reconocer las señales sociales puede ser muy difícil para una persona con TDAH. Hágale saber a su amigo o compañero que esto es un problema para usted y pídale ayuda para interpretar las señales.
Trabaje conscientemente para ser más observador de su tono de voz, expresiones faciales y lenguaje corporal. Cada uno de estos elementos le dará pistas sobre cómo se sienten los demás cuando hablan.
Tenga cuidado
Cuando conozcas a gente nueva, incluidas posibles parejas románticas, puede ser especialmente importante que prestes atención a tu comunicación verbal. Aunque debes abordar las relaciones sentimentales con el corazón abierto, procura no abrirte demasiado rápido. Por ejemplo, no reveles toda la historia de tu vida en la primera cita.
Utiliza a un amigo de confianza como caja de resonancia para que te ayude a entender mejor algunas de las “reglas” de las citas. Aunque quieras aprender más sobre tu nueva pareja y compartirlo con ella para que pueda aprender más sobre ti, no debes ir tan rápido que la persona se sienta abrumada o desanimada.
Escuche
Saber escuchar te ayudará a crecer y a profundizar en tus relaciones. También es una buena forma de calibrar cómo se sienten los demás respecto a la relación. Esto es útil sobre todo en las primeras etapas, pero sigue siendo una habilidad importante en todas las fases de las relaciones. Escuchar es una habilidad que se desarrolla con la práctica.
Haz preguntas a tu pareja, deja que comparta y escucha de verdad lo que dice. Así sabrás que te interesan y que te importan.
Hablar impulsivamente es algo que puede afectar a cualquiera, pero puede ser un reto común para las personas que tienen TDAH. Sin embargo, puedes aprender a dejar de decir cosas sin pensar. Identificar tus propios patrones de comunicación, pedir opiniones a amigos de confianza y practicar nuevas habilidades puede ayudarte a disminuir la impulsividad y mejorar tu comunicación verbal y tus interacciones.
Cuándo acudir al médico
Es importante que se ponga en contacto con su médico de inmediato si sospecha que usted o su hijo presentan algún signo de problemas de control de los impulsos. Cuanto antes busque ayuda, mejor será el resultado.
Es necesaria una evaluación inmediata de cualquier problema escolar, laboral o legal que pueda surgir como consecuencia de los impulsos.
Si crees que no puedes controlar tus impulsos y que están afectando negativamente a tu vida y a tus relaciones, pide ayuda.
Llame inmediatamente al pediatra si se trata de un niño que hace daño o actúa de forma agresiva con personas o animales.
Para evaluar mejor los problemas de control de los impulsos, el médico le preguntará por sus síntomas o los de su hijo, así como por la intensidad y frecuencia de los arrebatos.
También puede recomendar una evaluación psicológica para determinar si hay algún trastorno mental subyacente que pueda estar contribuyendo al comportamiento.
Si padece un trastorno neurológico, póngase en contacto con su médico si experimenta nuevos síntomas o una falta de mejora en el control de los impulsos. Es posible que tengan que hacer ajustes en tu plan de tratamiento actual.