La depresión puede manifestarse de diferentes maneras en distintas personas, desde unos pocos días en los que se sienten “azules” hasta una profunda y duradera sensación de desesperación. El término “depresión existencial” se utiliza para describir un tipo de depresión que gira específicamente en torno a las cuestiones fundamentales de la existencia, como la vida, la muerte, la enfermedad y la opresión. Los niños superdotados, que suelen ser muy sensibles, analíticos y curiosos, son especialmente propensos a esta forma de depresión.

Por qué los niños superdotados son propensos a la depresión existencial

Aunque no es raro que las personas experimenten una depresión existencial en momentos de transición o después de un acontecimiento traumático, como la muerte de un ser querido o un desastre natural, las personas superdotadas pueden sufrirla espontáneamente. En otras palabras, pueden experimentar una depresión existencial sin que haya un acontecimiento desencadenante aparente.

La depresión existencial puede hacer que un superdotado se cuestione el sentido de la vida. En su forma más grave, pueden llegar a la conclusión de que la vida no tiene sentido.

Los superdotados de todas las edades tienen rasgos únicos que pueden hacerlos vulnerables a esta forma de depresión. Suelen ser muy sensibles, intensos, empáticos, apasionados, idealistas y propensos a analizar las cosas más a fondo que la mayoría de la gente. Cuando observan la injusticia, el maltrato a los demás, la pobreza y el abuso de poder en el mundo, pueden sentirse desesperados y solos y preguntarse por qué los que les rodean parecen estar menos preocupados por estas cosas.

Los niños superdotados pueden sentirse aislados y diferentes de sus compañeros o familiares. Los niños superdotados pueden sentirse aislados y diferentes de sus compañeros o familiares. Los demás pueden parecer menos introspectivos o reflexivos y sus intereses pueden parecer, al menos en el exterior, más concretos o superficiales. Los niños superdotados suelen estar muy atentos a la hipocresía de los comportamientos y las suposiciones de los que les rodean, y cuestionan o ponen en tela de juicio cosas que otros pueden aceptar y dar por sentadas.

La depresión existencial puede manifestarse en niños de tan sólo 5 años, edad en la que los niños suelen empezar a saber que no son inmortales. La muerte de una mascota, de un miembro de la familia o un suceso trágico que aparezca en un libro o en las noticias puede despertar la curiosidad del niño por la muerte, haciendo que se preocupe por morir y, posiblemente, se cuestione el sentido de la vida.

Síntomas de la depresión existencial

Al igual que ocurre con otras formas de depresión, los síntomas de la depresión existencial pueden variar en intensidad y gravedad.

Los signos o síntomas de la depresión existencial pueden incluir:

  • La creencia de que las soluciones a los grandes problemas de la vida son imposibles e inútiles.
  • Un interés intenso u obsesivo por el gran significado de la vida y la muerte.
  • Evitar a otros niños porque sienten que no pueden relacionarse con ellos.
  • Angustia, ansiedad y tristeza extremas por el estado general del mundo.
  • Sentirse desconectado, aislado y separado de otras personas.
  • Falta de motivación para realizar actividades que antes disfrutaban.

Impactos de la depresión existencial en la salud

Enfrentarse a la depresión existencial no sólo tiene un impacto en la salud mental del niño, sino que también puede causar consecuencias en la salud física y cambios en el comportamiento. Algunos de estos impactos adversos para los niños con depresión existencial pueden incluir cambios en sus hábitos alimenticios o de sueño, insomnio, aumento o pérdida de peso, alejamiento de los compañeros, reducción de la función inmune y mayores niveles de estrés. También pueden sufrir rechazo escolar o tener otros problemas académicos o de comportamiento.

Impactos de la depresion existencial de la salud

Cómo ayudar a su hijo

No hay respuestas sencillas a muchas de las preguntas que los niños superdotados se hacen sobre el mundo, así que no puede limitarse a asegurarles que “todo irá bien”. Por el contrario, reconozca que se trata de cuestiones difíciles sin respuestas claras. Es importante no desestimar sus preocupaciones, criticarles por ser “demasiado sensibles” o decirles que miren el lado positivo. Por el contrario, valide sus sentimientos y asegúreles que entiende que están luchando con grandes preocupaciones.

Si su hijo se siente impotente para cambiar las cosas en el mundo, intente ser proactivo. Puede buscar causas que apoyar o hacer que participe como voluntario en un comedor social o en un refugio. Devolver algo de esta manera puede ayudar a los niños a sentirse parte de la solución en lugar de parte del problema.

Leer sobre otras personas que lucharon contra la injusticia o ayudaron a personas que sufrían y estaban desatendidas (como Abraham Lincoln, Helen Keller, Malala Yousafzai, Harriet Tubman, Frederick Douglass y Florence Nightingale) también puede inspirarles y proporcionarles un modelo a seguir. En lugar de sentirse estancados e impotentes para marcar la diferencia y promulgar el cambio, descubrirán cómo ayudar a los demás puede hacer que la propia vida tenga más sentido.

Problemas existenciales y la teoría de Dabrowski

Dabrowski insinuó que los individuos superdotados son más propensos a experimentar depresión existencial; varios conceptos dentro de su teoría de la desintegración positiva explican por qué los niños y adultos superdotados pueden estar predispuestos a este tipo de depresión. Fundamentalmente, Dabrowski señaló que las personas con un mayor “potencial de desarrollo” -una dotación innata y constitucional que incluye un alto nivel de reactividad del sistema nervioso central llamado sobreexcitabilidad- tienen una mayor conciencia de la extensión de la vida y de las diferentes maneras en que las personas pueden vivir sus vidas, pero este mayor potencial de desarrollo también las predispone a las crisis emocionales e interpersonales. Las personas con sobreexcitabilidad aumentada en una o más de las cinco áreas que enumeró Dabrowski -intelectual, emocional, imaginativa, psicomotriz y sensual- perciben la realidad de una manera diferente, más intensa y multifacética. Es probable que sean más sensibles que los demás a los problemas de ellos mismos y del mundo que les rodea y que reaccionen más intensamente a esos problemas. En la medida en que tienen sobreexcitabilidad intelectual, son más propensos a reflexionar y cuestionar. Su sobreexcitabilidad emocional les hace más sensibles a las cuestiones de moralidad y justicia. Su sobreexcitabilidad imaginativa les lleva a imaginar cómo podrían ser las cosas. En general, sus sobreexcitabilidades les ayudan a vivir vidas multifacéticas y llenas de matices, pero es probable que estas mismas sobreexcitabilidades también les hagan más sensibles a las cuestiones existenciales.

Dabrowski también destacó el papel de la socialización, que denominó “segundo factor”, como una fuerza clave que influye en el desarrollo personal, aunque el grado de influencia de una cultura varía según el potencial de desarrollo innato de cada persona. No obstante, el entorno social suele aplastar la autonomía, y “la adaptación a una sociedad que es en sí misma ‘primitiva y confusa’ es adepta al desarrollo [es decir, obstaculiza el desarrollo] y le impide a uno descubrir la esencia individual y ejercer la elección en la conformación y el desarrollo de su persona…”. Aun así, cuando uno se hace más consciente del alcance y la complejidad de la vida y de la propia cultura, empieza a experimentar dudas sobre sí mismo, ansiedad y depresión; Dabrowski subrayó que todo esto -por muy incómodo que sea- es un paso necesario en el camino hacia un mayor desarrollo. Así, a medida que uno se hace más consciente de “lo que debería ser” en lugar de “lo que es”, experimenta un malestar y una desilusión cada vez mayores, lo que a menudo conduce a una desintegración personal que, según Dabrowski, es un paso necesario antes de poder reintegrarse a un nivel superior de aceptación y comprensión, un nuevo nivel que representa el crecimiento.

En este Curso-Conferencia analizaremos la depresión y la ansiedad en seres humanos respecto a los siguientes temas: cómo se presenta, cuáles son sus causas, cuales son los tratamientos disponibles y recibiremos las indicaciones o recomendaciones que debe seguir una persona que padezca estas alteraciones del estado de ánimo.

Este Curso-Conferencia permite a las personas reflexionar acerca de la existencia de estos importantes trastornos emocionales en sus vidas o la de sus seres queridos y da las pautas para buscar ayuda emocional terapéutica, según la realidad de cada persona.

Estilos y estrategias de afrontamiento

Afrontar una conciencia continua de los problemas existenciales y la depresión de bajo grado que la acompaña puede ser angustioso, y pocas personas pueden enfrentarse directamente a su depresión existencial durante mucho tiempo. Como escribió Yalom (2008), citando a François de La Rochefoucauld de la década de 1600, “No se puede mirar directamente a la cara del sol, ni a la muerte”. ¿Cómo intentan las personas gestionar estas cuestiones complejas y a menudo dolorosas? Algunos estilos de afrontamiento son claramente menos adaptativos que otros, especialmente cuando implican un estrechamiento del pensamiento y altos niveles de actividad. Algunos estilos frecuentes pero no tan efectivos son

Volverse narcisista

Algunos individuos afrontan los asuntos dolorosos de su vida mediante el narcisismo. Su patrón de pensamiento es algo así: “Puedo protegerme (temporalmente) de tener que enfrentarme a mi propia mortalidad convenciéndome de mi propia importancia y de que lo que estoy haciendo es extremadamente importante para el mundo”.

Conocer la “verdad”

Asimismo, algunos individuos se convencen a sí mismos de que tienen “razón” y conocen la “verdad”. Las religiones suelen facilitar esta actitud. Su patrón de pensamiento es algo así: “Si puedo convencerme de que conozco la “verdad” sobre la vida y el sentido universal de la existencia, entonces podré obtener consuelo”. A menudo, esta ilusión va acompañada de una intolerancia hacia las preguntas, las creencias o el estilo de vida de los demás.

Intentar controlar la vida, o al menos etiquetarla

Otra estrategia es el control. “Tal vez si me organizo y organizo mi pensamiento en compartimentos controlados y ajustados a la lógica, pueda controlar la vida”. Las etiquetas ayudan, porque dan una ilusión de control. Si tengo poder sobre las cosas que me rodean, entonces tengo poder sobre mi vida y mi destino.

Aprender a no pensar

Otra pauta es la de no pensar. “A veces es simplemente menos doloroso si elijo simplemente no pensar en las cosas que importan, y ciertamente evitar el uso de las habilidades de pensamiento crítico. Ignoraré selectivamente áreas de mi vida”. Esto permite que se desarrollen o existan puntos ciegos.

Aprender a no pensar

Aprender a no preocuparse

He conocido a niños y adultos que se han convencido a sí mismos de que no les importa; así es menos doloroso. Desgraciadamente, muchas veces este “adormecimiento de la mente” se consigue mediante el alcohol, las drogas u otras adicciones.

Mantenerse ocupado

Algunos individuos evitan enfrentarse a problemas personales difíciles manteniéndose ocupados. Su voz interior les dice: “Si me mantengo frenéticamente ocupado de forma hipomaníaca, entonces no tengo tiempo para pensar en las cosas, o en el significado de mis comportamientos”. A veces, estas personas son “perseguidores triviales” en el sentido de que se centran en poseer, crear o desarrollar minucias o pasatiempos agradables sin tener en cuenta si sus esfuerzos son triviales o perjudiciales. Otros parecen tener una compulsión por emitir o actuar para superar su “horror vacui”, es decir, su miedo al espacio o tiempo vacío, durante el cual podrían verse obligados a enfrentarse a sus problemas.

Buscar la novedad y las descargas de adrenalina

El psicólogo Frank Farley (1991) ha descrito una personalidad de tipo “T”, en la que la “T” significa emoción a través de la asunción de riesgos y la búsqueda de estimulación, excitación y excitación. Algunas de estas personas pueden desarrollar adicciones: abuso de sustancias, juego, adicción sexual y otras. En algunos aspectos, los comportamientos del tipo “T” son beneficiosos porque, al empujar los límites de la tradición, estos individuos pueden promover comportamientos creativos. Por otro lado, los comportamientos de tipo “T” pueden convertirse fácilmente en un sustituto de las relaciones cercanas auténticas o del autoexamen significativo.

Otros estilos de afrontamiento son más adaptativos. Ayudan a mantener un equilibrio personal que aumenta la probabilidad de gestionar con éxito las desintegraciones y los problemas existenciales. Estos incluyen:

Conocerse a sí mismo

Un individuo debe “separar el grano de la paja” en lo que respecta a sus valores y su percepción del mundo. Hay que reconocer, valorar y aceptar las características únicas y la personalidad de cada uno. Las costumbres externas y las percepciones y comprensiones del mundo basadas en el exterior -la paja- deben separarse del propio sentido del mundo, aunque sea defectuoso y poco desarrollado.

Conocerse a si mismo

Implicarse en causas

Las personas que se implican en causas son casi siempre idealistas. “Cuando estoy en una causa con otros, ya sea la causa académica, política, social o incluso una secta, me siento menos solo”. A veces, sin embargo, las cuestiones existenciales llevan a los individuos a enterrarse tan intensamente en las causas que se olvidan de mirarse a sí mismos.

Mantener el sentido del humor

Se ha dicho que, si se lleva una tragedia lo suficientemente lejos, se convierte en una comedia. Las tragedias cotidianas que experimentamos en nuestras vidas pueden ser agobiantes, pero a través de la comedia obtenemos una sensación de alivio y perspectiva. Aunque los absurdos de la vida pueden ser frustrantes y angustiosos, encontrar el humor en ellos (a menudo imaginándolos llevados al extremo) puede provocar una visión más pragmática -y a veces realista- de las cosas. Ser capaz de reírse de una situación es un activo valioso; ser capaz de reírse de uno mismo es aún más importante. Así, el sentido del humor puede mejorar nuestros sentimientos de desesperanza ante los problemas existenciales.

Tocar y sentirse conectado

Una forma potente de romper el sentimiento de aislamiento existencial es a través del tacto. Del mismo modo que los niños necesitan que se les abrace y se les toque, las personas que experimentan la soledad existencial también lo necesitan. El tacto es un aspecto fundamental e instintivo de la existencia, como lo demuestran el vínculo materno-infantil o el síndrome de “falta de crecimiento”. A menudo, he “recetado” abrazos diarios a jóvenes que sufren depresión existencial y he aconsejado a los padres de adolescentes reacios que simplemente digan: “Sé que puede que no quieras un abrazo, pero yo necesito un abrazo, así que ven aquí y dame un abrazo”. Un abrazo, un toque en el brazo, un empujón juguetón o incluso un “choca esos cinco” pueden ser muy importantes para ese joven porque establecen al menos una conexión física y tangible. Abrazar y tocar es muy importante en todas las culturas. Lamentablemente, nuestra sociedad parece cada vez más recelosa de que la gente se toque.

Compartimentación

No son tanto los sucesos los que nos perturban, sino nuestras interpretaciones de esos sucesos -nuestra “autoconversación”. El intenso discurso negativo sobre una situación o sobre la propia vida puede convertirse fácilmente en un pensamiento de “todo o nada” o de “siempre” o “nunca” que hace que el estrés se extienda a todas las áreas de la vida de una persona; por ejemplo, “¡nunca voy a volver a sentirme feliz!” o “siempre me siento solo. Nunca voy a encontrar a nadie con quien pueda relacionarme, ¡y eso es catastrófico!”. La medida en que los individuos se sienten miserables depende en gran medida de su autoconversación y de si pueden aprender a compartimentar o seccionar el estrés y, al menos temporalmente, poner en cuarentena esa zona. A algunas personas les ha resultado útil visualizar que meten el estrés en una caja o “tarro de las preocupaciones”, y luego cierran la tapa y la colocan en una estantería hasta que están preparadas para volver a mirar esas preocupaciones (Webb, Gore, Amend y DeVries, 2007). Simplemente planean ocuparse del asunto en otro momento, o reservan un “tiempo de preocupación” designado sólo para ese asunto. El hecho de que las personas estén disgustadas en un área de su vida no significa que deban sentirse desgraciadas por todo. Sin embargo, una compartimentación excesiva también puede acarrear problemas. A veces, las personas se aíslan tanto de sus sentimientos que les resulta difícil estar “presentes” en el aquí y el ahora, o pueden intelectualizar el problema en un compartimento, pero nunca llegan a enfrentarse al problema o a la autoconversión que lo creó en primer lugar. Algunos individuos desarrollan compartimentos tan estrechos que no pueden ver cómo sus comportamientos y creencias son en realidad contradictorios; por ejemplo, la preocupación por el medio ambiente yuxtapuesta a la admiración por un vehículo que consume mucha gasolina.

Compartimentacion

Dejarse llevar

Las personas intensas suelen tratar de imponer su voluntad al mundo que les rodea en prácticamente todos los ámbitos, pero se encuentran insatisfechas o descontentas con el resultado. Hace unos años, hubo una película muy popular, Mi cena con André (1981), en la que dos amigos compartían sus experiencias vitales durante una cena en un restaurante. En la película, Gregory, un director de teatro de Nueva York y el más hablador de los dos, le cuenta a Shawn sus historias sobre el abandono de los estudios, los viajes alrededor del mundo y la variedad de formas de vida de la gente, incluido un monje que podía equilibrar todo su peso con la punta de los dedos. Shawn, que ha vivido su vida cumpliendo frenéticamente los plazos y consiguiendo logros, escucha con avidez, pero se cuestiona el valor del aparente abandono de Gregory de los aspectos pragmáticos de la vida. No hay resolución, pero la película plantea la cuestión de hasta qué punto es necesario intentar controlar la vida frente a si es mejor dejarse llevar y fluir con ella.

Cuando la depresión existencial persiste

Si su hijo muestra algo más que signos fugaces de depresión existencial, pida a su pediatra que le remita a un profesional de la salud mental. Un psicoterapeuta con experiencia puede ayudarles a analizar sus preocupaciones sobre la vida y el mundo y a encontrar soluciones que les ayuden a sentirse menos desesperados.

Si tu hijo superdotado parece inconsolable o tiene pensamientos suicidas, trátalo como una emergencia médica.

Los niños superdotados pueden ser más propensos a experimentar una depresión existencial, ya que sus mentes tienden a estar más en sintonía con la contemplación de las grandes cuestiones de vida y muerte que enfrenta el mundo. Si nota signos o síntomas de depresión en su hijo o si le dice que tiene problemas, asegúrese de conseguirle la ayuda que necesita poniéndose en contacto con su pediatra y/o con un profesional de la salud mental especializado en el tratamiento de niños superdotados.

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