La dislexia es un tipo de problema de aprendizaje. Una persona con problemas de aprendizaje tiene dificultades para procesar palabras o números. Hay varios tipos de problemas de aprendizaje; dislexia es el término que se utiliza cuando las personas tienen problemas para aprender a leer, aunque sean inteligentes y estén motivadas para aprender.
¿Qué causa la dislexia?
La dislexia no es una enfermedad. Es una condición con la que se nace, y suele ser hereditaria. Las personas con dislexia no son estúpidas ni perezosas. La mayoría tienen una inteligencia media o superior a la media y se esfuerzan mucho por superar sus problemas de lectura.
La dislexia se debe a una diferencia en la forma en que el cerebro procesa la información. Las imágenes del cerebro muestran que cuando las personas con dislexia leen, utilizan partes del cerebro diferentes a las de las personas sin dislexia. Estas imágenes también muestran que los cerebros de las personas con dislexia no funcionan eficazmente durante la lectura. Por eso la lectura parece un trabajo tan lento y duro.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo de la dislexia incluyen:
- Antecedentes familiares de dislexia u otros problemas de aprendizaje.
- Nacimiento prematuro o bajo peso al nacer.
- Exposición durante el embarazo a la nicotina, las drogas, el alcohol o las infecciones que pueden alterar el desarrollo cerebral del feto.
- Diferencias individuales en las partes del cerebro que permiten la lectura.
¿Qué ocurre en la dislexia?
La mayoría de la gente piensa que la dislexia hace que las personas inviertan las letras y los números y vean las palabras al revés. Pero las inversiones se producen como parte normal del desarrollo y se observan en muchos niños hasta el primer o segundo grado.
El principal problema de la dislexia es la dificultad para reconocer los fonemas. Son los sonidos básicos del habla (el sonido “b” de “bat” es un fonema, por ejemplo). Por tanto, es difícil establecer la conexión entre el sonido y el símbolo de la letra correspondiente, así como combinar los sonidos en las palabras.
Esto dificulta el reconocimiento de palabras cortas y familiares o la pronunciación de palabras más largas. Una persona con dislexia tarda mucho tiempo en pronunciar una palabra. Como la lectura de palabras requiere más tiempo y concentración, a menudo se pierde el significado de la palabra y la comprensión lectora es deficiente.
No es de extrañar que las personas con dislexia tengan problemas de ortografía. También pueden tener problemas para expresarse por escrito e incluso para hablar. La dislexia es un trastorno del procesamiento del lenguaje, por lo que puede afectar a todas las formas de lenguaje, hablado o escrito.
Algunas personas tienen formas más leves de dislexia, por lo que pueden tener menos problemas en estas otras áreas del lenguaje hablado y escrito. Algunas personas pueden solucionar su dislexia, pero esto requiere mucho esfuerzo y trabajo adicional. La dislexia no es algo que desaparezca por sí solo o que una persona supere. Afortunadamente, con la ayuda adecuada, la mayoría de las personas con dislexia aprenden a leer. Suelen encontrar diferentes maneras de aprender y utilizar esas estrategias durante toda su vida.
¿Qué significa tener dislexia?
Si tienes dislexia, es posible que tengas problemas para leer incluso palabras sencillas que has visto muchas veces. Es probable que leas con lentitud y que sientas que tienes que esforzarte más al leer. Puede confundir las letras de una palabra, por ejemplo, leer la palabra “now” como “won” o “left” como “felt”. También es posible que las palabras se mezclen y se pierdan los espacios.
Puede tener problemas para recordar lo que ha leído. Puede recordar más fácilmente cuando se le lee la misma información o la escucha. Los problemas de palabras en matemáticas pueden ser especialmente difíciles, incluso si dominas los fundamentos de la aritmética. Si vas a hacer una presentación delante de la clase, puede que te cueste encontrar las palabras o los nombres correctos de los distintos objetos. La ortografía y la escritura suelen ser muy difíciles para las personas con dislexia.
Síntomas
Los signos de la dislexia pueden ser difíciles de reconocer antes de que su hijo entre en la escuela, pero algunas pistas tempranas pueden indicar un problema. Una vez que su hijo alcanza la edad escolar, el profesor de su hijo puede ser el primero en notar un problema. La gravedad varía, pero la afección suele hacerse patente cuando el niño empieza a aprender a leer.
Antes del colegio
Los signos de que un niño pequeño puede estar en riesgo de dislexia incluyen:
- Hablar tarde.
- Aprendizaje lento de nuevas palabras.
- Problemas para formar palabras correctamente, como invertir los sonidos de las palabras o confundir palabras que suenan igual.
- Problemas para recordar o nombrar letras, números y colores.
- Dificultad para aprender rimas infantiles o jugar a juegos de rima.
Edad escolar
Una vez que su hijo está en la escuela, los signos y síntomas de la dislexia pueden hacerse más evidentes, incluyendo:
- Leer muy por debajo del nivel esperado para su edad.
- Problemas para procesar y comprender lo que oye.
- Dificultad para encontrar la palabra correcta o para responder a preguntas.
- Problemas para recordar la secuencia de las cosas.
- Dificultad para ver (y ocasionalmente oír) las similitudes y diferencias de las letras y las palabras.
- Incapacidad para pronunciar una palabra desconocida.
- Dificultad para deletrear.
- Dedicar un tiempo inusualmente largo a completar tareas que implican leer o escribir.
- Evitar las actividades que implican la lectura.
Adolescentes y adultos
Los signos de dislexia en adolescentes y adultos son similares a los de los niños. Algunos de los signos y síntomas más comunes de la dislexia en adolescentes y adultos son:
- Dificultad para leer, incluida la lectura en voz alta.
- Lectura y escritura lentas y laboriosas.
- Problemas de ortografía.
- Evitar actividades que impliquen la lectura.
- Pronunciación incorrecta de nombres o palabras, o problemas para recuperar las palabras.
- Dificultad para entender chistes o expresiones que tienen un significado que no se entiende fácilmente a partir de las palabras específicas (modismos), como “piece of cake” que significa “fácil”.
- Dedicar un tiempo inusualmente largo a completar tareas que implican leer o escribir.
- Dificultad para resumir una historia.
- Dificultad para aprender un idioma extranjero.
- Dificultad para memorizar.
- Dificultad para hacer problemas de matemáticas.
La dislexia es un trastorno que afecta a la capacidad lectoescritora. Conocer sus síntomas, los procesos neuropsicológicos alterados, los tipos de dislexia y saber cómo abordarla puede ayudar a fomentar los procesos de aprendizaje de los niños con dislexia tanto en el aula y como en casa.
¿Cómo se diagnostica la dislexia?
Las personas con dislexia suelen encontrar formas de sortear su discapacidad para que nadie sepa que tienen problemas. Esto puede ahorrarles algo de vergüenza, pero recibir ayuda podría facilitarles la escuela y la lectura. A la mayoría de las personas se les diagnostica de niños, pero no es raro que se les diagnostique a los adolescentes o incluso a los adultos.
Los padres o profesores de un adolescente pueden sospechar que tiene dislexia si observan muchos de estos problemas:
- Escasa capacidad de lectura, a pesar de tener una inteligencia normal.
- Mala ortografía y redacción.
- Problemas para terminar las tareas y los exámenes dentro de los plazos establecidos.
- Dificultad para recordar los nombres correctos de las cosas.
- Problemas para memorizar listas escritas y números de teléfono.
- Problemas con las direcciones (distinguir entre derecha e izquierda o entre arriba y abajo) o con la lectura de mapas.
- Problemas para aprobar las clases de idiomas extranjeros.
Tener uno de estos problemas no significa que una persona tenga dislexia. Pero una persona que presente algunos de estos signos debería someterse a una prueba para detectar esta afección.
La dislexia sólo puede diagnosticarse formalmente mediante una evaluación exhaustiva por parte de un especialista en lectura o un psicólogo, ya sea en la escuela o en la comunidad.
Gestión de la dislexia
La mayoría de los alumnos con dislexia trabajan con un profesor, un tutor o un especialista en lectura especialmente formados para aprender a leer, deletrear y controlar la enfermedad. Algunos pueden trabajar con un terapeuta académico -también llamado terapeuta educativo o terapeuta del lenguaje académico- que está capacitado para trabajar con estudiantes con dislexia.
En Estados Unidos, las leyes federales dan derecho a los niños y adolescentes con problemas de lectura y otras diferencias de aprendizaje basadas en el lenguaje -conocidas colectivamente como “discapacidades específicas de aprendizaje”- a recibir ayuda especial en los colegios públicos, como instrucción especializada, tiempo extra para los exámenes o los deberes, o ayuda para tomar notas. La aplicación de estas leyes varía de un estado a otro. Pregunta a tus padres, a tu profesor o al coordinador de los servicios de discapacidades de aprendizaje cómo conseguir estos servicios si los necesitas.
El apoyo emocional es muy importante. Las personas con dislexia suelen sentirse frustradas porque, por mucho que se esfuercen, parece que no pueden seguir el ritmo de los demás alumnos. Pueden sentir que no son tan inteligentes como sus compañeros y pueden encubrir sus problemas portándose mal en clase o siendo el payaso de la clase. Pueden intentar que otros estudiantes hagan su trabajo por ellos. Pueden fingir que no se preocupan por sus notas o que creen que la escuela es una tontería.
La familia y los amigos pueden ayudar a las personas con dislexia comprendiendo que no son estúpidas ni perezosas y que se esfuerzan al máximo. Es importante reconocer y apreciar los puntos fuertes de cada persona, ya sea en los deportes, el teatro, el arte, la resolución creativa de problemas o cualquier otra cosa.
Las personas con dislexia no deberían sentirse limitadas en sus opciones académicas o profesionales. La mayoría de las universidades hacen adaptaciones especiales para los estudiantes con dislexia, ofreciéndoles tutores capacitados, ayudas para el aprendizaje, programas informáticos, tareas de lectura grabadas y arreglos especiales para los exámenes.
Complicaciones
La dislexia puede dar lugar a una serie de problemas, como, por ejemplo:
Problemas de aprendizaje
Dado que la lectura es una habilidad básica para la mayoría de las demás materias escolares, un niño con dislexia está en desventaja en la mayoría de las clases y puede tener problemas para seguir el ritmo de sus compañeros.
Problemas sociales
Si no se trata, la dislexia puede provocar una baja autoestima, problemas de comportamiento, ansiedad, agresividad y alejamiento de los amigos, los padres y los profesores.
Problemas en la edad adulta
La incapacidad de leer y comprender puede impedir que un niño alcance su potencial cuando crezca. Esto puede tener consecuencias educativas, sociales y económicas a largo plazo.
Los niños con dislexia tienen un mayor riesgo de padecer un trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), y viceversa. El TDAH puede provocar dificultades para mantener la atención, así como hiperactividad y comportamiento impulsivo, lo que puede hacer que la dislexia sea más difícil de tratar.
Tratamiento
No se conoce ninguna forma de corregir la anomalía cerebral subyacente que causa la dislexia: la dislexia es un problema que dura toda la vida. Sin embargo, la detección y evaluación tempranas para determinar las necesidades específicas y el tratamiento adecuado pueden mejorar el éxito.
Técnicas educativas para cuando son niños
La dislexia se trata con enfoques y técnicas educativas específicas, y cuanto antes comience la intervención, mejor. Las pruebas psicológicas ayudarán a los profesores de su hijo a desarrollar un programa de enseñanza adecuado.
Los profesores pueden utilizar técnicas que impliquen la audición, la visión y el tacto para mejorar las habilidades de lectura. Ayudar al niño a utilizar varios sentidos para aprender -por ejemplo, escuchar una lección grabada y trazar con un dedo la forma de las letras utilizadas y las palabras pronunciadas- puede ayudar a procesar la información.
El tratamiento se centra en ayudar al niño a:
- Aprender a reconocer y utilizar los sonidos más pequeños que componen las palabras (fonemas).
- Comprender que las letras y las cadenas de letras representan estos sonidos y palabras (fonética).
- Comprender lo que está leyendo.
- Leer en voz alta para aumentar la precisión, la velocidad y la expresión de la lectura (fluidez).
- Construir un vocabulario de palabras reconocidas y comprendidas.
Si están disponibles, las sesiones de tutoría con un especialista en lectura pueden ser útiles para muchos niños con dislexia. Si su hijo tiene una discapacidad lectora grave, puede ser necesario que las tutorías sean más frecuentes y que el progreso sea más lento.
Plan educativo individual
En Estados Unidos, las escuelas tienen la obligación legal de tomar medidas para ayudar a los niños diagnosticados con dislexia a resolver sus problemas de aprendizaje. Hable con el profesor de su hijo para concertar una reunión en la que se elabore un plan estructurado y por escrito en el que se expongan las necesidades de su hijo y la forma en que la escuela le ayudará a tener éxito. Esto se llama Plan Educativo Individualizado (IEP).
Tratamiento temprano
Los niños con dislexia que reciben ayuda adicional en el jardín de infancia o en el primer grado suelen mejorar sus habilidades de lectura lo suficiente como para tener éxito en la escuela primaria y secundaria.
Los niños que no reciben ayuda hasta los últimos cursos pueden tener más dificultades para aprender las habilidades necesarias para leer bien. Es probable que se queden rezagados académicamente y que nunca puedan ponerse al día. Es posible que un niño con dislexia grave nunca tenga facilidad para leer, pero puede aprender habilidades que mejoren la lectura y desarrollar estrategias para mejorar su rendimiento escolar y su calidad de vida.
Qué pueden hacer los padres
Usted desempeña un papel fundamental para ayudar a su hijo a tener éxito. Tome estas medidas:
- Aborde el problema a tiempo. Si sospecha que su hijo tiene dislexia, hable con su médico. La intervención temprana puede mejorar el éxito.
- Lea en voz alta a su hijo. Lo mejor es que empiece cuando su hijo tenga 6 meses o incluso menos. Pruebe a escuchar libros grabados con su hijo. Cuando su hijo sea lo suficientemente mayor, lean juntos los cuentos después de que los escuche.
- Colabora con el colegio de tu hijo. Hable con el profesor de su hijo sobre cómo la escuela le ayudará a tener éxito. Usted es el mejor defensor de su hijo.
- Fomente el tiempo de lectura. Para mejorar las habilidades de lectura, el niño debe practicar la lectura. Anime a su hijo a leer.
- Dé el ejemplo de la lectura. Dedique un tiempo al día para leer algo propio mientras su hijo lee: esto sirve de ejemplo y apoya a su hijo. Muéstrele a su hijo que la lectura puede ser agradable.
Qué pueden hacer los adultos con dislexia
El éxito en el empleo puede ser difícil para los adultos con dislexia. Para ayudar a conseguir sus objetivos:
- Busque una evaluación y ayuda instructiva para la lectura y la escritura, independientemente de su edad
- Pregunte por la formación adicional y las adaptaciones razonables de su empleador o institución académica en virtud de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades
Los problemas académicos no significan necesariamente que una persona con dislexia no pueda tener éxito. Los estudiantes capaces con dislexia pueden tener mucho éxito, si reciben los recursos adecuados. Muchas personas con dislexia son creativas y brillantes, y pueden estar dotadas para las matemáticas, las ciencias o las artes. Algunos incluso tienen carreras de escritor de éxito.
Cuándo acudir al médico
Aunque la mayoría de los niños están preparados para aprender a leer en el jardín de infancia o en el primer curso, los niños con dislexia a menudo no pueden captar los aspectos básicos de la lectura en ese momento. Hable con su médico si el nivel de lectura de su hijo está por debajo de lo esperado para su edad o si observa otros signos de dislexia.
Cuando la dislexia no se diagnostica ni se trata, las dificultades de lectura en la infancia continúan en la edad adulta.