La sobreestimulación es lo que sucede cuando hay demasiada información sensorial que el cerebro no puede manejar. Puede hacerte sentir abrumado, irritable e incómodo. Debido a que el cerebro con TDAH no está tan equipado para filtrar la información sensorial, es más probable que tenga un umbral más bajo para la cantidad de estímulos que puede tolerar antes de sufrir una sobreestimulación.
¿Cómo se siente la sobreestimulación?
La sobreestimulación es un estado de sentirse abrumado por la situación en la que se encuentra. Esto puede tomar la forma de malestar físico o emocional y sentir que su cerebro está congelado o que no puede pensar o procesar nada de lo que está sucediendo.
También puede volverte irritable, entrar en pánico o estresarte, lo que te hará arremeter contra tus amigos o seres queridos mientras sientes una fuerte necesidad de escapar de la situación.
Esa horrible experiencia puede motivarte a evitar situaciones que podrían ser sobreestimulantes, como lugares llenos de gente, conciertos ruidosos o incluso días soleados y luminosos en la playa, un hábito que puede terminar haciendo que pierdas el vínculo con tus amigos e incluso puede que te mantengas alejado de ti. que retrocedas de tus objetivos profesionales y personales.
Síntomas de sobrecarga sensorial en el TDAH
Una persona con TDAH puede experimentar en mayor medida las sensaciones que le rodean.
Debido a esto, puede resultarles difícil controlar sus emociones o acciones en respuesta a algo que otros filtran fácilmente.
Cuando una persona con TDAH se ve muy afectada por un determinado estímulo, como un sonido o un olor, esto puede provocar los siguientes signos y síntomas:
- Dolores de cabeza, mareos o aturdimiento.
- Sensación de malestar, desmayo o náuseas.
- Aumento de la ansiedad y el estrés.
- Irritabilidad y agitación.
- Problemas para dormir.
- Arrebatos emocionales.
- Dificultad para concentrarse.
- Inquietud.
- Ataques de pánico.
Para prevenir estos efectos, las personas con TDAH pueden tener soluciones que les ayuden a evitar o minimizar su exposición a estímulos específicos. Debido a esto, pueden mostrar ciertos comportamientos, como:
- Evitar ciertos lugares (como un restaurante, un baño o una cocina).
- Retirarse de situaciones sociales o de otras personas.
- Tener fuertes preferencias por ciertos materiales de ropa.
- Comer el mismo tipo de comida todo el tiempo.
- Ser exigente con los alimentos que come.
¿Qué desencadena la sobreestimulación?
La sobreestimulación ocurre cuando una persona supera su umbral de información sensorial. Todo el mundo, tenga o no TDAH, tiene un punto a partir del cual la información sensorial se vuelve abrumadora: piense en el volumen al que el sonido empieza a dañar sus oídos o en el nivel de brillo que resulta cegador.
Algunos tienen umbrales más bajos que otros.
Por ejemplo, si tiene problemas sensoriales, sus sensibilidades específicas pueden causar rápidamente una sobrecarga sensorial, incluso a niveles de intensidad que no serían excesivos para alguien sin esa hipersensibilidad.
Para aquellos con problemas táctiles, las etiquetas en la ropa o una silla tapizada con una tela que les molesta ya pueden empezar a incomodarles un poco. Luego, cuando se tienen en cuenta otras entradas, se es más propenso a la sobreestimulación.
Sobreestimulación vs. hipersensibilidad
Aunque los problemas sensoriales pueden ponerlo en riesgo de sufrir una sobreestimulación, la hipersensibilidad no es lo mismo que la sobreestimulación.
Ser hipersensible a un estímulo significa que te molesta todo el tiempo en cualquier contexto, pase lo que pase. Por otro lado, la sobreestimulación es un estado de sentirse abrumado por los estímulos, independientemente de si normalmente te molestarían o no.
Puede que la mayor parte del tiempo no te importen esas etiquetas en tu ropa o los ruidos fuertes, pero de repente, cualquier entrada se vuelve insoportable cuando has excedido tu umbral.
Sobreestimulación en el TDAH
Si tiene TDAH, con o sin problemas sensoriales, su cerebro puede ser más vulnerable a alcanzar ese punto de sobreestimulación simplemente por la forma en que funcionan sus procesos de atención.
Una de las características principales del TDAH es la falta de atención. Esto a menudo se experimenta como una lucha para que su cerebro preste atención a la tarea a la que usted desea que preste atención. En la investigación, a menudo se lo denomina “control de atención deficiente” o la capacidad deteriorada para filtrar información y entradas irrelevantes.
Ese filtro deteriorado puede ser el mismo problema subyacente que hace que las personas con TDAH sean vulnerables a la sobreestimulación: su cerebro está prestando atención a todo al mismo tiempo.
Por ejemplo, en un estudio que midió esta falta de control sobre la atención, los sujetos con TDAH tenían un 138% más de “ruido de fondo” en su cerebro que el grupo de control durante una tarea que simplemente pedía a los sujetos que informaran qué dígitos aparecían en una pantalla en intervalos aleatorios.
El “ruido de fondo” aquí se refiere a la cantidad de información irrelevante que procesa el cerebro. Utilizando un electrorretinograma de patrón (PERG) para medir las funciones de la retina, los investigadores del estudio pudieron observar cómo las células de la retina en los ojos de los sujetos procesaban la información visual.
Entonces, ese aumento del 138% en comparación con el grupo de control sugiere que las personas con TDAH no filtraban la información visual para centrarse únicamente en los dígitos que aparecían en la pantalla. Sus cerebros intentaban prestar atención a todo, aunque lo único que necesitaban eran los dígitos.
Otro estudio confirma esto con datos de imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) que muestran que todas las regiones del cerebro asociadas con el procesamiento sensorial muestran una actividad elevada, incluso durante un estado de reposo cuando no se le pide al sujeto que realice ninguna tarea.
Lo que esto significa es que el cerebro con TDAH a menudo intenta procesar todos los estímulos sensoriales que recibe, todos a la vez, sin discriminar cuáles son los estímulos más importantes.
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La experiencia propia sobre la sobreestimulación
Mi propia experiencia se alinea con estas conclusiones. Sin medicación, siento como si hubiera toda esa “estática” en mi cerebro que dificulta concentrarme o pensar. Cuando tomo mi medicación, es como si la estática se calmara y finalmente puedo pensar con claridad. Si bien nunca me midieron la actividad cerebral, puedo imaginar que el ruido de fondo elevado al que se refieren los investigadores se parece mucho a la estática en mi cerebro.
Esto puede hacer que sea difícil concentrarse, por ejemplo, en leer un libro porque su cerebro no le da a las palabras de la página más prioridad que la sensación de la textura áspera de la silla en la que está sentado, el sonido del refrigerador. tarareos, la vaga sensación de constricción de tu cintura, o los objetos aleatorios también en tu campo de visión mientras intentas concentrarte en el libro.
Si tu cerebro intenta procesar todo a la vez, es posible que seas más vulnerable a la sobreestimulación. En lugar de cerrar la entrada irrelevante para evitar la sobrecarga, sigue intentando asimilarla toda.
Sobreestimulación en el autismo
La sobreestimulación no es sólo un síntoma del TDAH; También se ve a menudo en personas autistas.
Las personas con TDAH y autistas pueden mostrar signos similares de hiperactividad cuando están sobreestimulados, como ser más reactivos a la información sensorial (es decir, quedar fascinados por un objeto específico o fijarse en una sensación). Además, la sobreestimulación tanto en el TDAH como en el autismo puede provocar problemas emocionales y de comportamiento como ansiedad, irritabilidad o ira.
Los dos diagnósticos suelen coexistir. Las investigaciones sugieren que entre el 31% y el 95% de los niños autistas muestran síntomas de TDAH como falta de atención, hiperactividad o impulsividad.
Cómo afrontar y evitar la sobreestimulación
La sobreestimulación puede resultar incómoda. Pero la buena noticia es que alejarse de la situación normalmente le permite calmarse rápidamente. Además, los trucos que ayudan a tu cerebro a desconectar la información sensorial pueden ayudarte a evitar la sobreestimulación en primer lugar.
Tómate un descanso sensorial
Si se siente sobreestimulado, dígales a sus amigos o compañeros de trabajo que va a tomar un descanso. Tómate entre 5 y 10 minutos para ir a algún lugar que no sea abrumador. Mientras esté allí, puede probar algunas de estas técnicas para calmar su cerebro abrumado:
- Escucha tu música favorita.
- Acaricia a un perro (o gato, o iguana, cualquier mascota que tengas disponible).
- Dar un paseo.
- Llama a un amigo para una charla rápida.
- Escribe lo que sientes en un diario.
Prepárese para situaciones sobreestimulantes eligiendo algo que pueda hacer en un descanso de 5 a 10 minutos para relajarse y volver a centrarse. Luego, asegúrese de tener siempre a mano todos los suministros que necesita (es decir, mantenga un diario en su mochila o auriculares en su bolsillo).
Identifique su umbral
Cada uno tiene un umbral diferente para la cantidad de información sensorial que puede manejar sin ser sobreestimulado. Empiece a prestar atención cuando se sienta sobreestimulado para descubrir qué tipos de información sensorial (y qué niveles de cada tipo) tienen más probabilidades de abrumarlo.
No puedes controlar cada entrada sensorial que encuentres en un día, pero conocer tu umbral puede ayudarte a evitar o prepararte para situaciones que podrían ser sobreestimulantes. Por ejemplo, si no puede evitar realizar los turnos más ocupados en el trabajo, planifique una estrategia de “descanso sensorial” que pueda realizar en el trabajo y que pueda ayudarle a controlar su sobreestimulación para completar el turno.
Si tienes la opción, intenta evitar una situación potencialmente sobreestimulante proponiendo una alternativa. Si tus amigos te invitan a un gran festival y te preocupa que la multitud te abrume, ofrécete a reunirte con ellos más tarde o identifica secciones menos concurridas a las que puedas ir a tomar descansos según sea necesario.
Abrace el poder de la inquietud
Si bien a menudo se ve como una señal de que no estás prestando atención, las investigaciones muestran que la inquietud en realidad mejora tu concentración. Mejorar la concentración puede ayudarte a desconectarte más eficazmente de las entradas irrelevantes que pueden conducir a la sobreestimulación.
Por lo tanto, perfeccionar su estrategia personal de inquietud puede ayudar a aliviar múltiples síntomas del TDAH.
La mejor manera de inquietarse depende de la tarea en cuestión y de sus preferencias personales. Si necesita escuchar (en una reunión o durante la clase), garabatear o apretar una pelota antiestrés puede ser una buena actividad inquieta. Si está en una reunión telefónica o virtual, caminar por la sala mientras habla o escucha puede ser útil.
Si estás leyendo o trabajando en algo que requiere tus manos, puedes dar golpecitos con el pie, pedalear en una bicicleta estática o poner los pies en una tabla de equilibrio o una pelota de ejercicios.
Cree entornos de estimulación óptimos
Si lidiar con la sobreestimulación no fuera lo suficientemente difícil, las personas con TDAH también son propensas a sufrir subestimulación.5 Así que, cuando encuentre formas de evitar la sobreestimulación, asegúrese de no limitarse a un entorno que no sea lo suficientemente estimulante. En su lugar, cree el entorno sensorial adecuado.
Para hacer eso, distinga entre información sensorial útil e inútil. En mi caso, por ejemplo, me distraen y abruman fácilmente los ruidos ambientales (automóviles, pájaros, gente charlando), pero el silencio absoluto me hace sentir aislado y aislado del mundo.
Para lograr el equilibrio adecuado, uso de auriculares con cancelación de ruido para escuchar música agradable sin letra (para evitar distraerme con la letra de una canción). Proporciona la cantidad justa de estimulación para evitar aburrirse sin abrumarse.
Visualmente, tiendo a sentirme abrumado cuando mi oficina está desordenada o sucia, pero poco estimulado si el espacio está completamente vacío. Mi escritorio no puede estar lleno de libros y papeles, pero si está completamente vacío, se siente mal. Necesito obras de arte en las paredes, una ventana grande para tener vista al exterior y pilas de artículos organizados en mi escritorio.
Lleva tiempo, pero prestar atención a cómo responde a los estímulos sensoriales (o la falta de ellos) puede ayudarle a perfeccionar el entorno óptimo que le permita concentrarse y evitar sentirse abrumado.
Superar la sobrecarga sensorial del TDAH con modificaciones prácticas
La mejor manera de abordar los problemas sensoriales del TDAH es identificar a los culpables. Luego, realice cambios específicos en su estilo de vida, rutina y entorno que reduzcan la exposición a estos desencadenantes.
Dicho esto, es posible que a veces todavía nos sintamos abrumados por el mundo que nos rodea a pesar de nuestros mejores esfuerzos. Cuando esto suceda, busque un espacio seguro para calmarse, respirar profundamente y recuperarse. Lo más importante es tomarse el tiempo para reflexionar, recuperarse y practicar el cuidado personal después de cada episodio.
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