Todo el mundo tiene una forma ligeramente diferente de criar a sus hijos, y muchas veces ni siquiera te darás cuenta de que no estás de acuerdo con tu pareja en ciertos temas hasta que estés en el meollo de la cuestión.

Dicho esto, es lógico que la gente tenga opiniones muy fuertes sobre determinados temas porque la mayoría de las personas han tenido estilos de crianza diferentes. Aunque es posible que nunca estéis de acuerdo en todos los temas, hay muchas cosas que puedes abordar con tu pareja y que harán que estos obstáculos sean más fáciles de afrontar cuando surjan.

Desde trabajar para comprender mejor su estilo de crianza (e incluso acordar un estilo específico al que aspirar) hasta examinar los desacuerdos comunes a los que se enfrentan, hablar de estas cosas puede hacer que los desacuerdos en la crianza sean mucho más manejables.

A continuación, repasamos los cuatro estilos de crianza, algunos de los desacuerdos más comunes y consejos para afrontarlos cuando surjan.

Los cuatro estilos de crianza

La psicóloga clínica y del desarrollo Diana Baumrind acuñó los cuatro tipos de estilos de crianza. Descubrió que pueden determinar la forma en que los niños desarrollan sus futuras relaciones con amigos y parejas románticas, y la forma en que serán padres en el futuro. Las investigaciones también sugieren que pueden influir en el éxito escolar de un niño, e incluso determinar su probabilidad de éxito. A continuación se presenta un desglose de los cuatro estilos de crianza diferentes.

Democrático

Muchos investigadores consideran que la crianza autoritaria es el método de crianza más saludable y eficaz, basándose en los resultados de los niños de este tipo de familias.

Este tipo de padres tienen grandes expectativas para sus hijos, pero son coherentes y comprensivos a la hora de hacer cumplir estas normas. También responden a sus hijos sin ser demasiado dominantes ni involucrarse en sus vidas o decisiones. El resultado es que los niños tienen más confianza en su capacidad para tomar decisiones.

Autoritario

El estilo de crianza autoritario se caracteriza por muchas exigencias y muy poco compromiso. Los padres no suelen escuchar a sus hijos y tienden a dar muy pocos comentarios positivos.

Un estudio reveló que estos padres eran más propensos a castigar a sus hijos por sus faltas con dureza y eran incluso más susceptibles a la coerción. También se descubrió que estos niños eran más propensos a rendir peor en la escuela y a experimentar más problemas sociales.

Autoritario estilo de CRIANZA

Permisivo

Los padres permisivos son súper comprensivos pero muy poco exigentes cuando se trata de demandas y estructura. Estos padres tienden a ser muy indulgentes y dejan que sus hijos se salten los límites y las normas sin que haya repercusiones. Los niños con este tipo de padres suelen tener problemas con la autoridad y los límites, y ocupan un lugar inferior en cuanto a felicidad y capacidad de autorregulación.

Sin implicación

Como su nombre indica, estos padres no suelen interesarse por la vida de sus hijos, hasta el punto de desatenderlos o incluso rechazarlos. El estilo de crianza no implicado también puede denominarse indiferente o negligente.

Los niños que han tenido este tipo de padres tienden a tener una menor autoestima. También tienden a carecer de autocontrol y suelen ser menos competentes que sus compañeros. Numerosos estudios han llegado a la conclusión de que los niños con este tipo de padres son los que obtienen peores resultados en todos los ámbitos de la vida.

Razones comunes por las que los padres no están de acuerdo

Un estudio descubrió que si los padres tenían estilos de crianza diferentes, las parejas más comunes tendían a inclinarse por una relación en la que uno de los padres era la figura autoritaria y el otro era más displicente.

Más concretamente, el estudio descubrió que los padres eran más propensos a decir que sus cónyuges eran más autoritarios y permisivos que ellos. Por otro lado, las madres eran más propensas a verse a sí mismas como más autoritarias.

Comprender los estilos de crianza de los padres puede decir mucho sobre sus reacciones tanto con su hijo como con su pareja, especialmente cuando se enfrentan a la adversidad. Aunque los detalles exactos de los desacuerdos parentales siempre serán diferentes, hay algunos temas generales que aparecen con frecuencia.

Cuándo intervenir: Un ejemplo sería que uno de los padres piense que el niño debe recibir una advertencia (o varias), mientras que el otro padre piensa que el niño debe sufrir las consecuencias inmediatamente.

La gravedad de las consecuencias: Las consecuencias deben acordarse de antemano, si es posible. Esto es más fácil cuando tu hijo ha hecho algo una y otra vez. Puede ser difícil alinear tus puntos de vista con los de tu pareja si la situación se presenta por primera vez.

Diferentes temperamentos de los padres: Como cada persona es diferente, es probable que uno de los progenitores tenga reacciones diferentes a las del otro. Si uno de los padres es siempre súper tranquilo mientras que el otro estalla inmediatamente, esto puede crear disensiones no sólo entre los padres, sino que también puede hacer que el niño actúe de forma diferente con cada uno de los padres e incluso en sus otras relaciones.

En este curso aprenderás los tips psico educativos esenciales más importantes que son la clave para que tus hijos se desarrollen de forma idónea y en un entorno favorable a través de información teórica – psicológica y educativa comprobada científicamente, de esta manera tus hijos llegarán a la adultez siendo felices y exitosos, con valores, preocupados por su bienestar y el de su entorno. Y lo más importante, serán felices desde el presente.

Cómo evitar (o gestionar) los desacuerdos habituales

Los desacuerdos son completamente normales e incluso inevitables. Sin embargo, el método de gestión de los desacuerdos por parte de usted y su pareja puede hacer que sean mucho más fáciles de afrontar. Aprender a gestionar mejor los desacuerdos no sólo es más saludable para la relación de tu pareja y tú, sino que también es mejor para tu salud mental y la de tu hijo.

Como evitar o gestionar los desacuerdos habituales en la CRIANZA

Establece unas reglas básicas

Es importante que repase con su pareja los puntos de ruptura en relación con el comportamiento de su hijo con antelación. También puedes ir ampliando las normas básicas en función de las situaciones que hayan surgido en el pasado.

Presente un frente unido para sus hijos

Cuando los niños ven a sus padres pelearse, esto puede alterar su visión de cómo se manejan los desacuerdos en otras situaciones. Dicho esto, usted y su pareja deben asegurarse de llegar a conclusiones sobre las consecuencias y las normas con antelación, de modo que estén en sintonía cuando surjan delante de su hijo. De este modo, habrá menos oportunidades de discrepar en el momento.

Encuentre un terreno común

Aunque no estéis de acuerdo en todo, buscad los puntos en común y basaros en ellos. Si usted cree que su hijo debe recibir dos advertencias antes de que las consecuencias surtan efecto y su pareja piensa que el castigo debe ser inmediato, tal vez puedan ponerse de acuerdo en qué es lo que a ambos les disgusta del comportamiento del niño. Luego, podéis intentar reconducirlo de una forma que sea mejor para ambos.

Sé coherente

Cuando se trata de reglas, el factor más importante es la coherencia a la hora de aplicarlas. Asegúrese de que usted y su pareja están en la misma página para que el mensaje sea el mismo para su hijo.

Se coherente gestionar desacuerdos en la CRIANZA de HIJOS

Sé abierto y honesto

Ser abierto y honesto con tu pareja es siempre una buena idea. En este caso, si tienes dudas o preocupaciones sobre una decisión de crianza, exprésalas a tu pareja y escucha su respuesta. Esto puede ayudarles a entender mejor tu perspectiva.

Recuerda que la mayoría de los desacuerdos en cuanto a las diferentes formas de criar a tu hijo nacen del amor. Tenlo presente cuando resuelvas estos problemas con tu pareja y cuando pongas en práctica las normas del hogar.

Como llegar a un acuerdo como padres para criar a los hijos

Hable de las decisiones de crianza cuando esté tranquilo y pueda escuchar la perspectiva del otro sin criticar ni atacar en exceso.

La calma hace que sea más fácil discutir las cosas con respeto. Y el respeto os ayuda a encontrar un terreno común porque el respeto os facilita la comprensión mutua.

Si estás hablando con tu cónyuge y ves que la conversación se vuelve cada vez más hostil, tómate un tiempo muerto. Da un paseo o vete a dar una vuelta en coche. Cuando vuelvas más tarde, fija una hora para hablar. Puedes decirle a tu cónyuge:

“Vamos a pasar unos minutos cada uno hablando de esto. Sólo voy a escucharte y no voy a decir nada. No voy a interrumpirte. Sólo déjame escuchar por qué esto es tan importante para ti, porque no sueles aferrarte a las cosas con tanta fuerza”.

Y ten en cuenta que la hostilidad no es sólo gritar y pelear. La hostilidad puede incluir el sarcasmo, los comentarios despectivos, los desprecios, las amenazas sutiles y otras formas de comunicación perjudicial. No dejes que tus conversaciones lleguen a ese nivel, sé consciente de ello y tómate un tiempo.

Comprenda la historia familiar de su cónyuge

Tal vez te resulte difícil entender la perspectiva de tu pareja sobre la crianza de los hijos porque es muy diferente a la tuya, y acabas sintiéndote crítico con su forma de pensar.

Te recomiendo que conozcas la historia familiar de tu cónyuge y lo arraigadas que están esas creencias. Puede ayudarte a ver las cosas de forma más objetiva y menos personal, y así podrás responder con menos juicios. En el proceso, también entenderás mejor tu propia historia y sistema de creencias.

Intenten ayudarse mutuamente a ver que las cuestiones de seguridad y las normas culturales cambian con el tiempo. Lo que podría haber funcionado cuando su cónyuge era un niño podría no tener sentido ahora. O lo que funcionaba en su familia cuando él crecía podría ser diferente de lo que funcionaría en tu familia ahora.

Recuerda que es tu familia, no la de tus padres. Usted y su cónyuge deben decidir las reglas de su familia.

Empatiza con tu hijo, pero no tires a tu pareja debajo del autobús

Si su pareja está más convencido de algo y usted ha decidido seguir su decisión, puede decirle a su hijo lo siguiente:

“Sé que te resulta difícil que no te dejemos ir a dormir a casa de tu hijo. Veo que te molesta porque sientes que estás preparado para esta independencia”.

Estás empatizando con los sentimientos de tu hijo, pero sin romper la postura unificada. Cuando muestras empatía, tu hijo también se siente comprendido y no tan solo. No obstante, tu hijo debe seguir con la decisión que has tomado con tu cónyuge.

Pero no tires a tu pareja debajo del autobús. En otras palabras, no menosprecies a tu pareja de ninguna manera. Y dígale a su hijo que se trata de una decisión conjunta, aunque a puerta cerrada, usted y su pareja no estén completamente de acuerdo.

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Trata de ceder ante el que tiene una opinión más fuerte sobre un tema

Si usted y su pareja no están de acuerdo en un tema y no consiguen llegar a un acuerdo, intente ceder ante el padre que tiene una opinión más firme al respecto.

Supongamos, por ejemplo, que te parece bien que tu hijo de 12 años se quede a dormir en casa de un buen amigo. Sin embargo, tu cónyuge se opone. Su pareja no se siente cómodo permitiendo que su hijo tenga ese tipo de independencia. O tal vez su pareja no confía en la otra familia. Pero si sigues firme en tu postura, puedes decir:

“Estoy muy convencido de esto. Me gustaría que me apoyaras en esto, aunque no lo veas igual”. O:

“¿Puedo pedirte que me apoyes en esto, aunque no estés de acuerdo? No puedo decir que sea la mejor decisión, pero mi instinto me dice que lo intente. ¿Puedes apoyarme en esto?”.

Si tu pareja es el que parece más inflexible, intenta acomodar su postura.

Recuerda que el objetivo no es conseguir las cosas a tu manera el cien por cien de las veces. El objetivo es criar a tu hijo con eficacia y, al mismo tiempo, mantener una relación sana con tu cónyuge.

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