Para muchos padres, conseguir que sus hijos hagan los deberes es una lucha nocturna. Algunos niños se niegan a hacer los deberes. Otros afirman que no tienen deberes, pero luego sale el boletín de notas y te das cuenta de que no los han hecho.
Entonces, ¿por qué es tan difícil hacer los deberes? En mi opinión, una de las principales razones es que a los niños les cuesta concentrarse en casa. Míralo de esta manera: cuando tu hijo está en la escuela, está en un aula donde no hay muchas distracciones. El aprendizaje está estructurado y organizado, y todos los alumnos se centran en lo mismo.
Pero cuando su hijo llega a casa, su cerebro cambia al modo “tiempo libre”. En su mente, el hogar es un lugar para relajarse, comer un bocadillo, escuchar música y jugar a los videojuegos. Los niños simplemente no ven la casa como el lugar para hacer las tareas escolares.
Si las dificultades para hacer los deberes forman parte de un patrón más amplio de comportamiento de mal comportamiento, entonces el niño se está resistiendo para conseguir poder sobre ti. Pretenden hacer lo que quieren cuando quieren hacerlo, y los deberes se convierten en otro campo de batalla. Y, como en cualquier otro campo de batalla, los padres pueden utilizar tácticas que tengan éxito o tácticas que fracasen.
Independientemente de la razón por la que su hijo no quiera hacer los deberes, sepa que pelear por ello es una propuesta perdedora para ambos. Usted acabará frustrado, enfadado y agotado, y su hijo habrá encontrado otra forma de presionarle. Y, lo que es peor, acabará odiando la escuela y el aprendizaje.
Una parte importante de conseguir que tu hijo haga los deberes consiste en establecer un sistema para que tu hijo vea que los deberes son una parte normal de la vida en casa. Una vez que lo acepte, ya habrás ganado la mitad de la batalla. Por eso, mis primeros consejos se centran en la creación de este sistema. Si el sistema es correcto, las cosas tienden a encajar.
Establece este sistema con tu hijo en un momento en el que las cosas estén tranquilas y vayan bien, y no durante el calor de una discusión. Dígale a su hijo que a partir de la semana que viene va a probar algo diferente con los deberes que hará que todo vaya mejor para todos.
Razones sorprendentes por las que su hijo no está interesado en estudiar
¿Se han quejado sus hijos de que ya no quieren estudiar?
No podemos negar el hecho de que la mayoría de los alumnos temen ir a la escuela porque no les interesa estudiar.
¿Qué consecuencias tiene la pérdida de interés por aprender?
Si los estudiantes no están interesados en estudiar, es poco probable que pongan su cien por cien y, por tanto, no podrán maximizar todo su potencial.
Por lo tanto, este artículo pretende ofrecer razones por las que su hijo ha perdido el interés por el aprendizaje y cómo puede volver a entusiasmarlo y hacerlo feliz.
El interés se convierte en obsesión
Los niños pequeños se interesan por las cosas muy fácilmente. Tienden a demostrar un afán por aprender cosas nuevas si lo que están aprendiendo es emocionante. Por lo tanto, si los niños encuentran interesante el tema que están aprendiendo, aprenderán mejor.
Sin embargo, este interés también puede convertirse en una obsesión.
Las investigaciones han demostrado que los niños menores de 13 años pasan cada vez más tiempo en el ordenador. Convertirse en un adicto a los juegos de ordenador pondrá en peligro el aprendizaje porque la mente de los niños sólo girará en torno a los juegos de ordenador, lo que les hará perder el interés por aprender.
No te animo a que prohíbas por completo los juegos de ordenador a tus hijos, ya que jugar con ellos puede beneficiarles ayudándoles a relajarse. Sin embargo, todo debe hacerse con moderación y debes limitar la cantidad de tiempo que tus hijos pasan frente a la pantalla para asegurarte de que no desarrollen este vicio perjudicial.
Estudiar solo conduce a la impotencia
A algunos estudiantes les resulta muy difícil estudiar si lo hacen solos. Cuando los estudiantes se dan cuenta de que no tienen a nadie a quien recurrir, empiezan a cansarse y abandonan el estudio.
Los introvertidos son más propensos a este problema. Debido a su carácter reservado, les resulta más difícil consultar al profesor para pedirle ayuda. A algunos también les resulta difícil hacer amigos.
Por eso, si tus hijos son introvertidos, es fundamental que les des apoyo emocional y vigiles su comportamiento. Como los introvertidos son propensos a reprimirse y no hablar de sus problemas, debes mostrarles preocupación y preguntarles constantemente si necesitan ayuda con sus tareas escolares.
Estudiar sin un propósito
Es difícil que se interesen por hacer algo que consideran inútil. Algunos padres intentan motivar a sus hijos diciéndoles que es importante estudiar mucho y sacar buenas notas para que al final tengan éxito.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que sus hijos pueden no entender el propósito de tener éxito en el futuro. Por lo tanto, puede que no sean capaces de reconocer la importancia de estudiar.
En su lugar, explique a sus hijos la relevancia de cada asignatura para motivarles a estudiar. Puedes hacerlo explicándoles la utilidad práctica de ciertas asignaturas en su vida cotidiana. Por ejemplo, puedes describirles cómo lo que han aprendido en Matemáticas puede aplicarse para medir cosas y contar dinero.
Pedagogía del aprendizaje aburrido
Cada niño tiene una capacidad diferente y reacciona a distintos estilos de enseñanza y aprendizaje. Algunos niños simplemente odian leer libros de texto y ver largos párrafos de palabras explicando conceptos.
Es importante que identifiques el estilo óptimo de aprendizaje de tus hijos. Si tus hijos son incapaces de concentrarse cuando leen, prueba a ponerles vídeos de conferencias en sitios para facilitarles el aprendizaje. Puede que tengan una mente visual y les interese más este estilo de aprendizaje.
Una gran carga de trabajo que provoca el agotamiento
Muchos padres obligan a sus hijos a tomar clases de enriquecimiento, como clases de música o de artes marciales. Quieren dotar a sus hijos de tantas habilidades como sea posible para que no pierdan terreno frente a los demás.
Al hacerlo, sus hijos pueden estar sobrecargados y acabar agotados, haciendo que pierdan el interés por todo, incluido el estudio.
Por eso, si tus hijos se quejan siempre de lo cansados que están, revisa su plan de estudios. Si estas quejas son legítimas y sus horarios son realmente agitados, haz los ajustes necesarios. Recuerda siempre que no debes forzar demasiado a tus hijos.
Expectativas elevadas que provocan la pérdida de motivación
Es inevitable que todo padre quiera que su hijo sea el mejor.
Es fácil que los padres pongan el listón muy alto y exijan un sobresaliente a sus hijos durante los exámenes. Sin embargo, los padres deben comprender las repercusiones de establecer expectativas poco realistas.
Imagina que te pones en el lugar de tu hijo. Si tu jefe te da un objetivo imposible de cumplir. Lo más probable es que pierdas la motivación porque, por mucho que te esfuerces, no serás capaz de satisfacerle. Del mismo modo, así es como pueden sentirse tus hijos.
Por lo tanto, aunque es esencial que establezca objetivos para sus hijos, recuerde siempre que éstos deben ser realistas y estar dentro de sus posibilidades. No quiere que se rindan y pierdan el interés por el estudio, ¿verdad?
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Consejos para cuando un niño no quiere estudiar
Cada niño es único y, por tanto, cada uno necesita un entorno diferente para alcanzar su potencial. Viviendo en los tiempos que corren, en los que todo el mundo a nuestro alrededor parece ser una competencia, se hace difícil levantar el exceso de carga para estudiar con rigor. Incluso los adultos se enfrentan a este tipo de presión en el día a día, ya sea por el rendimiento en la oficina o por estar al día en las redes sociales.
Descubrirá que este sistema le hará la vida más fácil como padre, le hará más eficaz como padre y ayudará a su hijo a hacer el trabajo. Y cuando su hijo hace su trabajo, es más probable que tenga éxito, y nada impulsa más la motivación que el éxito.
Del mismo modo, los niños de hoy en día también están rodeados de diversas formas. Hay una presión constante sobre ellos para que rindan más en todos los aspectos. Algunos niños han sido bendecidos con la concentración y las habilidades de aprendizaje adecuadas y, por lo tanto, les resulta fácil aprender más. Mientras que, en otros casos, esta presión constante sobre algunos niños a menudo los aleja de los estudios. Les cuesta concentrarse y no quieren estudiar. Pero la pregunta que surge es ¿cómo desarrollar el interés por los estudios?
La educación en los primeros años de aprendizaje desempeña un papel crucial en el desarrollo integral de un niño. La mayoría de los hábitos correctos y las etiquetas sociales se forman en estos años fundacionales. Pero ¿qué hacer cuando la escasa capacidad de concentración de tu hijo se apodera de su experiencia inicial de aprendizaje y éste no quiere estudiar?
Esto puede convertirse en una importante preocupación durante la crianza de los hijos. Pero ¿qué hacer para potenciar las ganas o motivar al niño y su capacidad de aprendizaje? Bueno, como se dice, nada es imposible para los padres. Siempre hay algunas medidas proactivas que puedes tomar para ayudar a tu hijo a desarrollar mejores hábitos de estudio y habilidades de aprendizaje.
La aceptación antes que las expectativas
Como padres y hechos de buena crianza, tenemos muchas expectativas y esperanzas en nuestros hijos. Queremos que sean felices, sanos y prósperos en todos los aspectos de su vida. Pero asegúrate de que tus expectativas no suponen una carga innecesaria para tu hijo. Si no se le dan bien los estudios, acéptalo y ponte cómodo. Esto motivará a tu hijo a esforzarse más. Define con él tu idea de éxito y haz que disfrute del aprendizaje sin agobiarle. Esto le dará respuestas a cómo desarrollar el interés por los estudios.
Cuida sus intereses
La educación o las ideas de aprendizaje son diferentes para cada individuo, pero el entorno de aprendizaje que les proporcionamos es relativamente rígido. Van a la escuela, estudian, siguen un horario programado, hacen tareas específicas, aprenden ciertos temas y son promovidos en función de su rendimiento. Pero puede que esto no funcione para tu hijo. Si hacer las tareas le parece aburrido y no muestra interés por los temas que se enseñan en la escuela, amplía tu enfoque teniendo en cuenta sus temas de interés. Por ejemplo, si tu hijo se entusiasma con los planetas, los animales o la naturaleza, o si le gusta escuchar cuentos y responde bien a ellos… Averigua cuáles son sus intereses y dedica tiempo a perseguirlos. Esto hará que tu hijo se comprometa a aprender más sobre esos temas, y acabará logrando una mayor concentración.
Fomenta su curiosidad
La curiosidad es propia de los niños. Siempre sienten curiosidad por todo lo que les rodea. Sus años de crecimiento se centran en el qué, el por qué y el cómo. Gracias a una buena crianza, puedes aprovechar su curiosidad, motivar a los niños y darles la dirección correcta. Proporcióneles la libertad de encontrar respuestas por sí mismos. Permíteles que se pregunten sobre los temas de forma independiente. Responde a sus preguntas con una pregunta. Esto atraerá la mente de tu hijo y sentirá curiosidad por estudiar más cosas. No te irrites por la tendencia de tu hijo a preguntar “¿por qué?”. Responde siempre con paciencia.
Desenfatizar la escuela
La escuela es el centro del aprendizaje en los primeros años de tu hijo, pero no debe ser el fin del aprendizaje. No te desanimes por el rendimiento escolar o por la revisión de la cuenta de tu hijo por parte del profesor. Si a tu hijo no le gustan los estudios, es probable que su rendimiento escolar no sea satisfactorio. Esto se debe a que cada niño necesita un entorno diferente para prosperar. Los métodos tradicionales de escolarización no tienen por qué ser suficientes para que tu hijo se enganche al aprendizaje.
Dé a sus hijos la libertad de seguir sus intereses. Maneja su ansiedad por los exámenes con paciencia y evita que se enfaden. Esto les desviará aún más de los estudios.
Haz que el estudio sea agradable
Los niños siguen las cosas que buscan su interés. Pídeles que estudien con la ayuda de diagramas o dibujos animados. Dibuja mapas mentales o cuadros de pensamiento. Proporciónales bolígrafos de colores y anímales para disfrutar de sus estudios. Sé creativo para atraer su atención hacia los repasos. Esto les ayudará a disfrutar del proceso en lugar de evitarlo. Sigue una buena crianza y conoce la diferencia.
Aprender juntos
Al igual que la familia come junta, celebra junta, asegúrate de aprender junta. Lean libros interesantes, vean documentales sobre temas apasionantes, vayan a museos y al zoo. Muestra entusiasmo por aprender cosas nuevas y explora las herramientas educativas y tu hijo te seguirá.
Minimizar las distracciones
La tecnología reside con nosotros. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos rodeados de tecnología. Y como los niños forman hábitos rápidamente, a menudo se sienten atraídos por estos aparatos. Les gusta jugar a videojuegos con el teléfono o las consolas de televisión; les gusta ver películas y navegar por Internet. Vigila el tiempo que pasan frente a la pantalla y presta atención a esos hábitos. Asegúrate de que tu hijo no pase mucho tiempo con el móvil. Minimiza las distracciones para que se concentren en el estudio.
Manténgase positivo
Céntrese en los puntos fuertes de su hijo en lugar de en los débiles. Promueva un enfoque de aprendizaje positivo que haga hincapié en las capacidades. Si su hijo no está interesado en una asignatura concreta, busque otra forma de buscar sus intereses. Por ejemplo, si a tu hijo se le dan mal las matemáticas, sigue enfoques diferentes a los tradicionales. Mira vídeos en Internet, o enséñale jugando o comprándole chocolatinas. Del mismo modo, si a tu hijo le interesa la lengua y la escritura, anímale a aprender más sobre ella. Esto fomentará el progreso y tu hijo desarrollará un sentimiento de autoestima que le llevará a buscar también otros ámbitos de conocimiento.
No evite buscar ayuda profesional
Como hemos dicho antes, cada niño es único y sus necesidades difieren en consecuencia. Aunque está bien sentir aversión hacia la escuela y la educación, en algunos casos puede haber más de lo que parece. Algunos niños tienen problemas de aprendizaje que les dificultan las cosas. Si cree que su hijo muestra rasgos de alguna discapacidad, considere la posibilidad de buscar ayuda profesional lo antes posible. Discapacidades como el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) y la dislexia son comunes en los niños, pero son manejables. Consiga que su hijo reciba el tratamiento deseado y ayúdele a desarrollar sus habilidades de aprendizaje.