La virtud de la compasión es universalmente valorada. Cuando te comprometes a practicar la compasión, tus relaciones se vuelven más íntimas. Los sentimientos negativos empiezan a disminuir. Tu mente se vuelve más tranquila, lo que te permite recibir una guía interior más clara. Te vuelves más atractivo para las personas que conoces porque pueden sentir tu corazón. Es más probable que encuentres tu vocación. Sientes la profunda satisfacción de saber que estás contribuyendo a un mundo más amoroso.

Pero, ¿qué es exactamente la compasión? ¿Y cómo podemos cultivarla en la vida cotidiana? He aquí algunos consejos:

Empieza por practicar la autocompasión

La mayoría de nosotros tenemos duros críticos internos que nos juzgan, nos menosprecian y nos castigan cuando cometemos errores. Mientras tengas un general interno que te machaca por tus inevitables imperfecciones, te resultará difícil ser compasivo con los demás cuando revelen su humanidad.

Para practicar más la autocompasión, prueba la técnica de meditación. Si practicas esta meditación con regularidad, especialmente cuando te sientas tierno o con remordimientos, aprenderás a encender tu general interior. Como resultado, descubrirás que ya tienes una fuerza más suave y nutritiva viviendo dentro de ti, una que puede mantenerte alineado con tu yo más elevado.

AUTOCOMPASION

Ponte en el lugar de otra persona

La vida es dura, pero todos hacemos lo mejor que podemos. Como dice el refrán: “Sé amable, porque todos los que conoces están librando una dura batalla”.

Supera tu autorreferencia

Desde que somos niños, a muchos nos enseñan la mentalidad de “todo gira en torno a mí”. Pero en realidad, todos somos uno. Practica el cambio de perspectiva para dejar de pensar exclusivamente en cómo te afecta algo. Esto no significa venderte para ser amable con otra persona, ¡eso no es autocompasión! Pero sí significa ampliar tu conciencia para dar cabida a la interconexión que nos une a todos.

Practica la amabilidad, sin complacer a la gente

Su Santidad, el Dalai Lama, dice: “Mi religión es muy sencilla. Mi religión es la bondad”. Pero mucha gente confunde complacer a la gente y buscar la aprobación con la amabilidad. La bondad no significa vender lo que es verdadero para ti con el fin de hacer que otra persona se sienta bien. La auténtica bondad surge de un lugar de plenitud interior, donde no hay separación entre el que da y el que recibe. Tanto si das regalos, como si concedes el perdón o el amor a alguien, la verdadera bondad te bendice tanto a ti como a la persona a la que sirves.

AMABILIDAD

Relaja tus juicios

¿Y si pudiéramos dejar de lado todos los juicios dualistas que etiquetan todo como “correcto” o “incorrecto”, “bueno” o “malo”? ¿Y si, en lugar de eso, pudiéramos simplemente confiar en que la vida es dura y que todo el mundo está haciendo lo mejor que puede? La liberación de los juicios sobre los demás comienza con la liberación de los juicios sobre uno mismo.

Escuchar con generosidad

La práctica de la “escucha generosa” es como puerta de entrada a la compasión y como herramienta de curación. La mayoría de nosotros no escuchamos de verdad. Siempre estamos interrumpiendo, juzgando lo que alguien dice o tratando de arreglar. Escuchar crea un silencio sagrado. Cuando escuchas generosamente a las personas, éstas pueden oír la verdad en sí mismas, a menudo por primera vez. Y en el silencio de la escucha, puedes conocerte a ti mismo en cada persona. Con el tiempo, puedes ser capaz de escuchar, en todos y más allá de todos, lo invisible cantando suavemente para sí mismo y para ti.

ESCUCHA-GENEROSA

Cura tu propio trauma

Si te aferras a un trauma no sanado, probablemente traumatizarás a otros involuntariamente. Al igual que el niño maltratado suele convertirse en el maltratador, la confusión interior tiende a infligir confusión exterior. Si necesitas una profunda curación interior, busca el apoyo de un terapeuta experto, un consejero espiritual o un entrenador de vida que pueda facilitar tu transformación interior. Cuando haces el trabajo de sanar tu psique y conectar con tu alma, la compasión es un subproducto natural.

Practica la presencia

Intente estar plenamente presente con todas las personas con las que se encuentre. Evita mirar el teléfono, hacer varias cosas a la vez, mirar la televisión detrás de tu cita para comer o prestar atención a alguien que no sea la persona con la que estás. Mantén el contacto visual. Fíjate en el lenguaje corporal. Comprueba si puedes sentir realmente lo que el otro puede estar pensando por debajo de las palabras. Cuando estás realmente presente, tu presencia tiende a ser experimentada como compasión.

Practica el autocuidado radical

Para ofrecer realmente compasión a los demás, primero tienes que llenarte a ti mismo. Este tipo de comportamiento no es egoísta; es autocuidado. Una vez que atiendas tus propias necesidades, podrás servir a los demás desde un lugar de amor, energía y abundancia desbordantes. Te sientes tan bien que quieres compartir tu abundancia con aquellos que pueden usar un poco de estímulo.

Beneficios

¿Por qué desarrollar la compasión en tu vida? Bueno, hay estudios científicos que sugieren que la práctica de la compasión tiene beneficios físicos: las personas que la practican producen un 100% más de DHEA, que es una hormona que contrarresta el proceso de envejecimiento, y un 23% menos de cortisol, la “hormona del estrés”.

Pero también hay otros beneficios, que son emocionales y espirituales. El principal beneficio es que te ayuda a ser más feliz, y hace que los demás a tu alrededor sean más felices. Si estamos de acuerdo en que es un objetivo común de cada uno de nosotros esforzarnos por ser felices, entonces la compasión es una de las principales herramientas para lograr esa felicidad. Por lo tanto, es de suma importancia que cultivemos la compasión en nuestras vidas y que practiquemos la compasión todos los días.

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La empatía es parte de la compasión

A menudo se confunde con la simpatía, pero la empatía requiere en realidad una toma de perspectiva. Cuando eres empático, no sólo te compadeces de otra persona, sino que intentas imaginar la situación desde el punto de vista de esa persona.

Hay tres tipos diferentes de empatía, y es posible tener más de un tipo a la vez:

Empatía emocional

Cuando sientes algo porque otra persona lo hace, esto es empatía emocional. Es posible que lo hayas notado cuando has llorado viendo una escena muy triste en una película.

Empatía cognitiva

La empatía cognitiva, que implica pensar más que sentir, significa ponerse en el lugar de otra persona. Cuando hablas con un amigo sobre algo que te preocupa y te sientes comprendido por esa persona, a menudo es porque tu amigo estaba utilizando la empatía cognitiva.

Empatía compasiva

Es cualquier tipo de empatía que lleva a la acción. Cuando ves a alguien necesitado y le ofreces comida o dinero, eso es empatía compasiva.

Algunos ejemplos de empatía en diferentes situaciones

Ser empático puede adoptar diferentes formas, dependiendo de la situación. Desde la vida personal hasta las interacciones profesionales o escolares, éstas son algunas de las formas en que la gente muestra su empatía.

Un amigo suspende un examen

Imagina que eres estudiante y que una amiga de tu clase acaba de suspender una prueba o un examen importante. Tu amiga está angustiada porque ha estudiado mucho y aun así ha suspendido. Aunque hayas sacado una buena nota en ese examen, recuerdas lo que es suspender. No intentas arreglar las cosas para tu amiga. En su lugar, haces una declaración empática como: “Siento mucho lo de tu nota. Sé lo mucho que has estudiado y lo decepcionado que debes sentirte”.

AMIGO-ABRUMADO

Un estudiante es acosado

En el baño de la escuela, un estudiante es objeto de burlas y es empujado por otros niños a un cubículo. Imagina que eres un niño que observa esta interacción. ¿Cómo demuestras tu empatía? En primer lugar, recuerda lo que supone que se metan contigo. Puedes esperar a que los acosadores se vayan y ayudar al niño a salir del patio de butacas. También puedes mostrar empatía compasiva y actuar denunciando el acoso a un adulto.

Compañero de trabajo abrumado

Tu compañero de trabajo tiene una montaña de trabajo que hacer y tendrá que venir el fin de semana para terminar. Tú no haces el mismo tipo de trabajo, y no hay manera de que le ofrezcas ayuda práctica. Aun así, sabes lo que es perder un fin de semana por el trabajo y te sientes muy mal por tu colega. El sábado, muestras tu empatía pasando por la oficina con un café y unos donuts para él, junto con unas palabras de ánimo.

La clave para desarrollar la compasión

En tu vida debes convertir la compasión en una práctica diaria. Medita sobre ella por la mañana (puedes hacerlo mientras revisas el correo electrónico), piensa en ella cuando te relacionas con los demás y reflexiona sobre ella por la noche. De este modo, se convierte en parte de tu vida. O como también dijo el Dalai Lama: “Esta es mi religión sencilla. No hay necesidad de templos, ni de una filosofía complicada. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón es nuestro templo; la filosofía es la bondad”.

MEDITACION-PARA-COMPASION

Formas de saber si eres una persona realmente compasiva

El Dalai Lama dijo una vez: “Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz, practica la compasión”. Sus comentarios captan una verdad sencilla: a pesar de la creencia popular de que la felicidad depende únicamente de ti, el camino para alcanzarla puede no estar sólo en ti mismo, sino en tus relaciones e interacciones con los demás.

Encuentra puntos en común con otras personas

Las personas compasivas saben lo que es estar en la cuerda floja, y tienen en cuenta esas experiencias para desarrollar una naturaleza más empática, ya sea a través del voluntariado o simplemente de la creación de redes. Las personas compasivas están muy centradas en el exterior porque piensan y sienten por otras personas. Tienen esa capacidad de sentir los sentimientos de los demás, por lo que están muy conectados socialmente.

No pone énfasis en el dinero

Si el dinero no compra la felicidad, según estudios de la Universidad de California en Berkeley, tampoco compra la compasión. En un estudio, los investigadores descubrieron que a medida que una persona aumentaba su clase social, su compasión por los demás disminuía. Los resultados apoyan investigaciones anteriores que mostraban que una clase social más alta también influye negativamente en la capacidad de una persona para prestar atención en las interacciones con otras personas, informó Scientific American.

Actúa según su empatía

Un componente importante de la compasión es devolver algo, incluso en las formas más pequeñas. Cuando llevamos a cabo acciones de cuidado y amor, sentimos más amor a cambio. Por eso las personas compasivas actúan con su bondad, ya sea mediante el voluntariado o simplemente siendo un hombro en el que apoyarse, y en general son mucho más felices por ello. Si buscas la felicidad, no eres tan feliz como si buscas la generosidad. Una forma hedonista de perseguir la felicidad realmente no funciona para la mayoría de la gente.

Eres amable contigo mismo

La autocompasión es en realidad muy, muy clave para convertirse en una persona más compasiva en general. Es difícil sentir por otras personas algo que no sentimos por nosotros mismos.

Practicar el amor propio, es algo diferente a la autoestima, también es crucial para vencer los malos hábitos en otros aspectos de nuestra vida. A menudo pensamos que la forma de cambiar los malos comportamientos es golpearnos a nosotros mismos. Pero la autocompasión es, en realidad, el primer paso para cambiar cualquier comportamiento que quieras cambiar. Y hay ciencia que lo respalda: Según un estudio de la Universidad de California, en Berkeley, quienes practican la autocompasión están más motivados para mejorar e ir a por sus objetivos.

Eres consciente

Cuando ejerces la compasión, te sitúas en el momento. Las personas compasivas no están escuchando y consultando sus teléfonos inteligentes al mismo tiempo: están presentes, ofreciendo su respuesta empática a la historia que tienen delante.

Esta conciencia es crucial para la compasión porque te permite centrarte realmente en los demás en lugar de en tus propios reflejos. La atención plena nos permite desarrollar una relación diferente con nuestros sentimientos. Pueden surgir sentimientos o pensamientos, pero con la atención plena podemos verlos como nubes que pasan flotando. No dejarse atrapar por nuestros pensamientos es realmente útil.

CONSCIENTE

Expresas tu gratitud

Hacer cosas que nos iluminan y nos hacen sentir bien -la gente piensa que eso es ser egoísta, pero a menudo eso nos lleva a un mejor comportamiento hacia otras personas. Una forma de hacerlo es contar los aspectos positivos.

Tanto si has cometido muchos actos de compasión en tu vida como si no, lo más probable es que hayas estado en el lado receptor al menos una o dos veces. Las personas empáticas no sólo reconocen los actos de bondad que se les hacen, sino que expresan activamente su gratitud por ellos. El mero hecho de pensar en nuestra gratitud hacia otras personas nos hace sentir felices. Y es el hecho de frenar y expresar ese tipo de cosas lo que nos hace más solidarios y cariñosos.

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