Puede que tengas un complejo de salvador. Es comprensible querer ayudar a un ser querido en un aprieto. ¿Pero qué pasaría si no quisiera ayuda?
¿Aceptarías su negativa? ¿O insistirías en ayudar, creyendo que sabes exactamente cómo manejar su problema, independientemente de su deseo de resolverlo por sí mismo?
El complejo de salvador, o síndrome del caballero blanco, describe esta necesidad de “salvar” a la gente arreglando sus problemas.
Si tienes complejo de salvador, es posible que:
- Sólo te sientes bien contigo mismo cuando ayudas a alguien.
- Creer que ayudar a los demás es tu propósito.
- Gastar tanta energía tratando de arreglar a los demás que acabe quemándose.
¿Qué es el “complejo de víctima” y por qué la gente lo experimenta?
Las personas con complejo de salvador suelen creer que son mejores que los demás porque ayudan a la gente todo el tiempo, lo que les lleva a sentirse moralmente superiores. Además, los expertos señalan que el complejo de salvador puede inducir sentimientos de omnipotencia, lo que hace que las personas que lo experimentan sean propensas a creer que nadie más puede salvar a los demás como ellos.
Dado que las personas con complejo de salvador tienden a “buscar a las personas que necesitan ayuda desesperadamente y a asistirlas, a menudo sacrificando sus propias necesidades”, a menudo se les “identifica como ‘chicos buenos’, pero la verdad es que las personas emocionalmente sanas nunca tendrán una necesidad imperiosa de buscar ese tipo de validación”. Eso debería ser en sí mismo una señal de alerta”, señala la psicóloga Sara Benson.
Aunque ayudar a la gente generalmente no es perjudicial, un individuo con complejo de salvador puede en realidad perjudicar más de lo que ayuda, al tratar de arreglar algo que no tiene las habilidades para arreglar, en lugar de confiar el trabajo a alguien que sí las tiene. “Si tu pareja tiene un problema de drogas o alcohol y te niegas a dejarla porque “te necesita”, esto también es un comportamiento habilitador. Tienen un grave problema de salud que tu sola presencia no puede arreglar”, señala como ejemplo Julie Williamson, consejera.
El comportamiento de habilitación también puede obstaculizar el crecimiento del individuo al que se ayuda y los constantes intentos de arreglar su vida y pueden llevarle a la codependencia, a que no aprenda a responsabilizarse de sus propios actos ni a desarrollar una motivación independiente e interna.
A continuación, te explicamos cómo reconocer este tipo de comportamiento y por qué puede hacer más daño que bien.
¿Qué aspecto tiene?
En general, la gente considera que ayudar es un rasgo positivo, así que puede que no veas nada malo en intentar salvar a los demás. Pero hay una diferencia entre ayudar y salvar.
Según el Dr. Maury Joseph, psicólogo de Washington D.C., las tendencias salvadoras pueden implicar fantasías de omnipotencia. En otras palabras, crees que hay alguien ahí fuera capaz de mejorar todo por sí solo, y esa persona resulta ser tú.
Estos son algunos otros signos que apuntan a las tendencias salvadoras.
La vulnerabilidad te atrae
El “caballero blanco” en las relaciones implica tratar de rescatar a la pareja de la angustia. Es posible que te sientas especialmente atraído por las personas que han tenido más que su parte de problemas en la vida.
Esto puede ocurrir porque tú mismo has experimentado dolor y angustia. Sientes mucha empatía por los que sufren, así que quieres quitarles ese dolor.
Intentas cambiar a la gente
Joseph sugiere que muchos salvadores “creen en su poder total para impactar a otros”. Puede que creas que sabes lo que es mejor para los que intentas ayudar.
Por ejemplo, sabes que pueden mejorar su vida si:
- Dedicándose a un nuevo pasatiempo.
- Cambiar su carrera.
- Cambiar un comportamiento específico.
Para que alguien cambie, tiene que quererlo. No puedes forzarlo, así que tus esfuerzos pueden llevar a tu pareja a resentirse.
Es más, si te centras principalmente en intentar cambiarle, probablemente no estés aprendiendo mucho sobre quién es realmente o apreciándole por sí mismo.
Siempre hay que encontrar una solución
No todos los problemas tienen una solución inmediata, especialmente los grandes problemas como la enfermedad, el trauma o el dolor. Los salvadores suelen creer que tienen que arreglarlo todo. A menudo se preocupan más por arreglar el problema que la persona que lo padece.
Por supuesto, ofrecer consejos no es necesariamente malo. También es importante dejar que los demás simplemente se desahoguen sobre las cosas difíciles por las que están pasando.
Haces excesivos sacrificios personales
“El complejo de salvador puede implicar un sentido de masoquismo moral, o de autosabotaje con fines morales”, dice Joseph.
Es posible que sacrifiques tus necesidades personales y te exijas demasiado a ti mismo para cuidar de personas que en realidad no quieren ayuda.
Estos sacrificios pueden implicar cosas como:
- Tiempo.
- Dinero.
- Espacio emocional.
Crees que eres el único que puede ayudar
Los salvadores a menudo se sienten impulsados a salvar a otros porque creen que nadie más puede hacerlo. Esto se relaciona con las fantasías de omnipotencia.
Tal vez no creas realmente que eres todopoderoso. Pero creer que tienes la capacidad de rescatar a alguien o mejorar su vida proviene de un lugar similar.
Esta creencia también puede implicar un sentimiento de superioridad. Aunque no seas consciente de ello, puede manifestarse en la forma de tratar a tu pareja. Por ejemplo, tal vez adoptes un papel paternalista al tratarla con condescendencia o corregirla.
Ayudas por las razones equivocadas
Con tendencias salvadoras, no sólo ayudas cuando tienes tiempo y recursos. Por el contrario, te esfuerzas porque “es lo que hay que hacer”, explica Joseph.
Intentas salvar a otras personas porque crees que debes hacerlo, sin tener en cuenta tus propias necesidades. También puedes creer que tus necesidades son menos importantes.
Algunas personas pueden centrarse en ayudar a los demás cuando:
- Se sienten incapaces de gestionar sus propias luchas.
- Tienen traumas o dificultades no resueltas en su propio pasado.
¿Cómo te afecta a ti?
Intentar rescatar a alguien de sus problemas no suele tener el resultado deseado. Incluso si alguien cambia como resultado de tus esfuerzos, estos efectos pueden no durar mucho, a menos que realmente quieran cambiar por sí mismos.
Las tendencias de ahorro también pueden tener un impacto negativo en ti, especialmente si no puedes frenarlas.
Agotamiento
Utilizar todo tu tiempo y energía en ayudar a los demás te deja con poca energía para ti mismo.
“Los salvadores pueden presentar síntomas similares a los de las personas que cuidan a sus familiares enfermos”, explica Joseph. “Podrían sentirse fatigados, agotados, agotados de diversas maneras”.
Relaciones interrumpidas
Si piensa en su pareja romántica (o en su hermano, o en su mejor amigo, o en cualquier otra persona) como un proyecto de reparación difícil con gran potencial, es probable que su relación no tenga éxito.
Tratar a los seres queridos como cosas rotas que necesitan ser reparadas puede hacer que se sientan frustrados y resentidos.
“A las personas no les gusta que les hagan sentir que no nos gustan tal y como son”, dice Joseph. Nadie quiere sentirse incapaz, y cuando se aparta a alguien para que se ocupe de sus problemas, a menudo es así como se le hace sentir.
Además, esto puede llevar a otros problemas, como la codependencia, más adelante.
Sensación de fracaso
Con una mentalidad de salvador, crees que puedes arreglar los problemas de los demás. En realidad, no puedes, nadie tiene el poder.
“Esta idea preconcebida te lleva a seguir persiguiendo una experiencia que no existe, pero que te proporciona constantes oportunidades de decepción”, explica Joseph.
Acabas enfrentándote a un fracaso tras otro mientras sigues viviendo el mismo patrón. Esto puede provocar sentimientos crónicos de autocrítica, inadecuación, culpabilidad y frustración.
Síntomas anímicos no deseados
La sensación de fracaso puede provocar un montón de experiencias emocionales desagradables, como:
- Depresión.
- Resentimiento o ira hacia las personas que no quieren su ayuda.
- Frustración con uno mismo y con los demás.
- Una sensación de pérdida de control.
Este es un programa diseñado exclusivamente para trabajar las relaciones interpersonales. Se enfoca en conocer y analizar qué es la CODE (Codependencia) y enseñar como se vive de forma Interdependiente. Mediante auto evaluaciones constantes, estudio de la historia de la fractura original en la vida del individuo y el aprendizaje de nuestros patrones de comportamiento, se practica una nueva forma de vida, vivida desde la libertad emocional.
¿Puedes superar el complejo de salvador?
Hay muchas cosas que puedes hacer para abordar las tendencias salvadoras. Identificar esta mentalidad es un buen comienzo.
Escuchar en lugar de actuar
Si trabajas la capacidad de escucha activa, podrás resistir el impulso de ayudar.
Puede pensar que su ser querido ha sacado el problema porque quiere su ayuda. Sin embargo, es posible que sólo quiera contárselo a alguien, ya que hablar de los problemas puede ayudar a comprenderlos y aclararlos.
Evite ese impulso de cortarle el paso con soluciones y consejos y, en su lugar, escuche con empatía.
Ofrezca ayuda con poca presión
Es mejor evitar intervenir hasta que alguien pida ayuda. No hay nada malo en querer que los seres queridos sepan que estás ahí para ellos.
En lugar de tomar el control de la situación o presionarles para que acepten tu ayuda, intenta poner la pelota en su tejado con frases como:
- “Avísame si necesitas ayuda”.
- “Estoy aquí si me necesitas”.
Si te piden ayuda, sigue sus indicaciones (o pregunta qué puedes hacer tú) en lugar de dar por sentado que sabes lo que es mejor.
Recuerda: sólo te controlas a ti mismo
Todo el mundo se enfrenta a veces a la angustia. Eso forma parte de la vida. Los problemas de los demás son sólo eso: sus problemas.
Por supuesto, puedes ayudarles. También tienes que recordar que, por muy cerca que estés de alguien, no eres responsable de sus decisiones.
Si quieres a alguien, es natural que quieras ofrecerle apoyo. Apoyar de verdad a alguien implica darle espacio para que aprenda y crezca a partir de sus acciones.
Puede que alguien no tenga todas las respuestas de inmediato, y eso está bien. La persona es la que mejor sabe lo que le conviene.
Haz un poco de autoexploración
Se den cuenta o no, algunas personas pueden intentar ayudar a otras porque no saben cómo abordar su propio trauma o dolor emocional.
Puedes superar esto tomándote un tiempo para identificar las cosas que te causan angustia y pensando en cómo pueden alimentar patrones dañinos (como ayudar a otros porque eso refuerza tu sentido de autoestima).
En lugar de utilizar a los demás para vivir los cambios que quieres hacer para ti, considera cómo puedes crear un cambio en tu propia vida.
Habla con un terapeuta
Trabajar con un terapeuta nunca es una mala idea cuando se trata de entender mejor lo que impulsa tu comportamiento.
Puede ser especialmente útil si:
- Quieres descubrir y trabajar sobre acontecimientos dolorosos del pasado.
- Las tendencias salvadoras afectan a tu relación de pareja.
- Te sientes vacío o sin valor a menos que alguien te necesite.
Incluso si no estás seguro de cómo afrontar las tendencias salvadoras por ti mismo, un terapeuta puede ofrecerte orientación y apoyo.
¿Y si alguien intenta salvarme?
Si todo esto parece aplicarse a alguien en tu vida, estos consejos pueden ayudarte a responder a sus esfuerzos sin causar un estrés innecesario.
Señala por qué su comportamiento no ayuda:
Los salvadores pueden tener buenas intenciones, pero eso no significa que tengas que aceptar sus intentos de salvarte.
Puede que no te tomen la palabra cuando les digas: “No, gracias, lo tengo controlado”.
En su lugar, prueba:
- “Sé que quieres ayudar porque te importa. Prefiero intentar solucionar esto por mi cuenta para poder aprender de lo ocurrido”.
- “Cuando no me das la oportunidad de solucionar los problemas por mí mismo, siento que no me respetas”.
Dar un buen ejemplo
Las personas con tendencias salvadoras a menudo utilizan el comportamiento de ayuda para hacer frente a los desafíos personales.
Puedes demostrar que hay formas útiles de afrontar la angustia:
- Tomando medidas productivas para manejar los desafíos.
- Practicando la autocompasión por los fracasos o errores.
- Escuchando activamente y ofreciendo ayuda cuando se le pida.
“Cuando modelamos una forma más realista de tratar a uno mismo y a los demás, cuando nos ven ser amables con nosotros mismos y perdonar nuestra incapacidad para arreglar a los demás, pueden aprender de nuestro ejemplo”, dice Joseph.
Anímale a buscar ayuda
Cuando las tendencias salvadoras de un ser querido afectan a su relación, la terapia puede ayudar.
No puedes obligarle a ir a un terapeuta, pero puedes ofrecerle apoyo y validación. A veces, las personas evitan ir a terapia porque se preocupan por la reacción de los demás, así que tu estímulo puede significar mucho. Si están dispuestos, incluso pueden hablar juntos con un consejero.