Como padre, no hay casi nada más desgarrador o desafiante que cuando su hijo está estresado. A veces es obvio que su hijo está estresado: se comporta mal, llora más de lo normal o su instinto de padre le dice que algo no va bien con él.

Pero otras veces, no está claro que su hijo esté experimentando estrés, y usted puede sentirse confundido. Después de todo, la mayoría de los niños no son capaces de sentar a sus padres y decirles que están estresados. Y no sólo eso, sino que el estrés en los niños no siempre se manifiesta de la misma manera que en los adultos.

Si se ha preguntado: “¿Mi hijo está lidiando con el estrés?”, no es el único. Veamos cómo es el estrés en los niños: signos y síntomas, qué lo provoca y cómo afrontarlo.

Síntomas del estrés en los niños

Todos nosotros experimentamos estrés de vez en cuando, pero como adultos, normalmente podemos identificar que estamos estresados. Podemos notar tensión en el cuerpo, dolores de cabeza, latidos acelerados del corazón y una sensación general de temor y malestar.

Pero los niños a menudo no tienen palabras para articular lo que sienten, y puede que no sean capaces de reconocer que lo que sienten es estrés.

Pero, al igual que los adultos, los niños experimentan estrés como reacción a las situaciones difíciles que les ocurren en la vida. Como padres, es importante que aprendamos a reconocer estos signos y síntomas para poder ayudarles a afrontarlos.

Síntomas físicos

  • Un niño que experimenta estrés puede tener problemas para dormir; a pesar de estar cansado, puede tener problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido.
  • Puede notar cambios en los hábitos alimenticios de su hijo: puede que coma notablemente menos o que coma mucho más.
  • Los niños con estrés son más propensos a tener pesadillas y a mojar la cama.
  • Pueden quejarse de dolores de cabeza y de barriga; los niños en edad escolar pueden acudir con frecuencia a la consulta de la enfermera en momentos de estrés.

Síntomas de comportamiento

  • Un niño estresado puede ser más propenso a las crisis, y puede ser menos apto para acatar sus reglas en casa.
  • Es posible que su hijo no quiera participar en las actividades que suele disfrutar y que prefiera quedarse en casa.
  • Los niños mayores pueden no ser capaces de hacer los deberes cuando están estresados; pueden no estar dispuestos a hacer las tareas domésticas.
  • Su hijo puede retroceder a comportamientos menos maduros que parecía haber superado.
  • En los niños más pequeños pueden aparecer nuevos hábitos de ansiedad, como chuparse el dedo, hurgarse la nariz o morderse las uñas.
  • Los niños mayores pueden mostrar un comportamiento agresivo e incluso acosador.
  • Los niños mayores pueden tener un descenso notable en sus calificaciones o en su rendimiento académico.

Síntomas emocionales

  • Su hijo puede estar inusualmente malhumorado: feliz un segundo y malhumorado al siguiente.
  • Los niños mayores pueden estar enfadados, irritables y discutidores.
  • Los niños estresados pueden ser más pegados a sus padres y sentirse incapaces de probar cosas nuevas o conocer gente nueva.
  • Su hijo puede ser incapaz de controlar sus sentimientos y, en general, parecer más emocional.
  • Su hijo puede experimentar una mayor preocupación y ansiedad.

¿Qué causa el estrés en los niños?

Si tu hijo muestra signos de estrés, querrás hacer todo lo que esté en tu mano para ayudarle a sentirse mejor. Una de las primeras y más importantes cosas que puede hacer es tratar de entender por qué su hijo puede sentirse estresado.

Identificar la causa del estrés de su hijo es el primer paso para ayudarle a afrontar y superar su estrés.

Algunas de las posibles causas del estrés en los niños son:

  • Una vida excesivamente programada: demasiadas actividades y poco tiempo libre.
  • La presión académica o social de la escuela.
  • Tener dificultades para separarse de los padres (ansiedad de separación).
  • Estrés económico en la familia o un padre que sufre estrés laboral.
  • Preocupación por la salud o el bienestar de un ser querido.
  • Divorcio o separación de los padres.
  • Muerte de un ser querido.
  • Mudanza y/o comienzo de un nuevo colegio.
  • Experimentar la falta de hogar o la inestabilidad de la vivienda.
  • Vivir en un hogar o barrio inseguro.
  • Experimentar la pubertad y otros cambios corporales.
  • Problemas en los círculos de amigos del niño, como discusiones y presión de los compañeros.
  • Experimentar el acoso escolar.
  • Preocupación y miedo por acontecimientos mundiales aterradores, como guerras y tiroteos masivos.

Muchas de las causas del estrés provienen de experiencias vitales que el niño sufre directamente. Pero los niños son esponjas y pueden captar el estrés de otras personas de su entorno, lo que a su vez puede provocarles estrés. Por ello, es importante ser consciente del estrés que uno puede tener y darse cuenta de cómo afecta a su hijo.

Que causa estres en los niños

¿Cuándo puede ser útil el estrés?

En pequeñas cantidades, y cuando los niños tienen el apoyo adecuado, el estrés puede ser un impulso positivo. Puede ayudar a los niños a superar un reto. Puede ayudarles a alcanzar sus objetivos, a concentrar sus esfuerzos y a cumplir los plazos. Este tipo de estrés positivo permite a los niños desarrollar las fortalezas y habilidades internas conocidas como resiliencia.

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¿Cuándo puede ser perjudicial el estrés?

El estrés o las adversidades demasiado intensas, graves, duraderas o repentinas pueden desbordar la capacidad de un niño para afrontarlas. El estrés puede ser perjudicial cuando los niños no tienen un descanso del estrés, o cuando carecen del apoyo o las habilidades de afrontamiento que necesitan. Con el tiempo, el exceso de estrés puede afectar a la salud mental y física de los niños.

Como padre, no puede evitar que sus hijos sufran estrés. Pero puede ayudar a los niños y adolescentes a afrontarlo. Puede hacerlo:

  • Ayudarles a utilizar el estrés positivo para alcanzar objetivos, adaptarse a los cambios, afrontar retos y ganar confianza.
  • Darles apoyo y estabilidad adicionales cuando atraviesan acontecimientos vitales estresantes.
  • Protegerles de los efectos nocivos de un exceso de estrés, como el estrés crónico y el estrés traumático.

¿Qué es el estrés por acontecimientos vitales?

Muchos niños y adolescentes se enfrentan a acontecimientos vitales difíciles o a la adversidad. Algunos enferman o necesitan una estancia en el hospital. Algunos tienen padres que se separan. Algunos se enfrentan a la muerte de un ser querido, se mudan a un nuevo barrio o empiezan un nuevo colegio. Cualquiera de estos acontecimientos vitales puede causar estrés.

Cuando los niños se enfrentan a acontecimientos vitales difíciles, pueden sentir estrés de forma intermitente durante unos días o semanas mientras se adaptan.

Qué pueden hacer los padres: Los padres pueden proporcionar apoyo y estabilidad adicionales. Escuche y hable con su hijo. Ayúdele a sentirse seguro y querido. Si es posible, hágale saber lo que puede esperar. Hable de lo que va a pasar, de lo que puede hacer para afrontarlo y de cómo le va a ayudar. Consuélalo y demuéstrale que te preocupas por él. Establezca rutinas sencillas que le ayuden a sentirse tranquilo.

Los buenos acontecimientos de la vida

Incluso los acontecimientos de la vida que consideramos buenos pueden ser estresantes. Un gran cumpleaños, el primer día del curso escolar, la graduación, las vacaciones o los viajes pueden hacer que los niños y adolescentes se sientan estresados.

Qué pueden hacer los padres: Los padres pueden ayudar a los niños y adolescentes a prepararse para lo que les espera. Hábleles de la situación, centrándose en las partes positivas. Siempre que sea posible, dé a los niños la posibilidad de participar en los planes. Escuche lo que piensan y cómo se sienten. Si se sienten estresados, hazles saber que no pasa nada y que pueden afrontarlo. Estarás a su lado cuando lo necesiten.

Cómo afrontarlo

Aunque el estrés en la vida es algo que todos experimentamos de vez en cuando, incluidos los niños, no es algo que deba darse por sentado. En ciertos aspectos, el estrés puede ayudar a los niños a crecer y a desarrollar cierta capacidad de recuperación. Por otro lado, el estrés crónico o prolongado puede crear problemas de por vida en los niños.

Por ejemplo, un estudio publicado en la American Sociological Association descubrió que los niños cuyos padres tenían problemas de salud mental eran más propensos a sufrir angustia en la edad adulta. Los niveles de angustia en la edad adulta dependían del tiempo que los niños hubieran estado expuestos al estrés de tener padres con mala salud mental y de la gravedad de los problemas de salud mental de sus padres.

Otros estudios han descubierto que los niños que sufren “estrés tóxico” -definido como un estrés prolongado, grave y que no es mitigado por un padre afectuoso u otra figura de autoridad- pueden tener efectos duraderos en la salud física y mental del niño hasta la edad adulta.

Afortunadamente, como padre, usted tiene un papel importante en la forma en que su hijo maneja el estrés. No siempre puede evitar que el estrés se produzca en primer lugar, pero puede ayudar a su hijo a superarlo para que pueda aprender de la experiencia y fortalecerse al final.

Aquí tienes algunas ideas para ayudar a tu hijo a afrontar el estrés:

  • Proporciónele un espacio seguro y sin prejuicios para que comparta sus sentimientos.
  • Sea un buen oyente; permita que su hijo comparta sus sentimientos sin intentar silenciarlos, corregirlos o cambiar cómo se sienten.
  • Los niños más pequeños pueden necesitar ayuda para nombrar sus sentimientos y para comprender las formas en que el estrés puede manifestarse en su cuerpo.
  • Proporcione a su hijo rutinas predecibles en cuanto a la estructura del día, la hora de las comidas y la hora de acostarse; las rutinas pueden tranquilizar a los niños en momentos de estrés.
  • Asegúrese de que su hijo duerme lo suficiente, hace ejercicio al aire libre y come de forma saludable y regular.
  • Dedique un tiempo cada día a prestarle toda su atención, ya sea jugando con él, hablando con él o escuchando sus sentimientos.
  • Prepare a su hijo de antemano para cualquier situación estresante, explicándole lo que puede esperar y respondiendo a cualquier pregunta que pueda tener.
  • Anime a los niños mayores a escribir sus sentimientos o a llevar un diario.
  • Haga que la meditación y la atención plena formen parte de su rutina con su hijo; hay varias aplicaciones de meditación en el mercado orientadas a los niños que pueden ser útiles.

Como afrontar el estres de su hijo

Cuándo buscar ayuda profesional

A veces no puedes hacerlo solo, y los niveles de estrés de tu hijo han llegado a un punto en el que necesitan ayuda profesional para salir adelante. Los signos que indican que su hijo podría beneficiarse de la terapia, el asesoramiento o una reunión con su pediatra incluyen:

  • Su hijo ha empezado a alejarse de usted o de sus amigos.
  • Su hijo no sólo experimenta estrés, sino también signos de ansiedad o depresión.
  • Su hijo no puede controlar su ira o su agresividad.
  • Su hijo tiene problemas para desenvolverse en la escuela o en situaciones sociales.

Los padres también pueden buscar ayuda profesional para sí mismos si tienen dificultades para ayudar a su hijo. No ser capaz de ayudar a su hijo puede provocar un aumento del estrés y la preocupación. Por ello, puede beneficiarse de recibir apoyo adicional para usted mientras ayuda a su hijo a superar esta situación.

Aunque ciertos signos de estrés en los niños son bastante obvios, muchas veces puede ser difícil saber si su hijo está lidiando con el estrés. Si te has informado sobre los signos de estrés en tu hijo y todavía no estás seguro de que tu hijo esté experimentando estrés, debes acudir a tu pediatra para que te haga más preguntas.

Algunos niños no están simplemente lidiando con el estrés, sino que pueden tener un problema de aprendizaje, TDAH u otra condición de salud mental que esté causando sus síntomas. También es importante tener en cuenta que, aunque muchos tipos de situaciones estresantes pueden manejarse con algunos mecanismos básicos de afrontamiento, los factores de estrés graves -como la muerte de un ser querido, el divorcio o el acoso escolar- pueden requerir el apoyo adicional de un consejero o terapeuta.

La conclusión es que no tiene que hacer esto solo: hay ayuda para usted y su hijo.

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