Las investigaciones han demostrado que nuestros patrones de apego se establecen en la primera infancia y persisten a lo largo de nuestra vida. Los patrones son seguros o inseguros. Si un niño crece con coherencia, fiabilidad y seguridad, es probable que tenga un estilo de apego seguro.
Las personas pueden desarrollar un estilo de apego seguro o uno de los tres tipos de apego inseguro (evitativo, ambivalente y desorganizado).
Cuando los adultos con apego seguro miran hacia atrás en su infancia, suelen sentir que alguien de confianza siempre estuvo disponible para ellos. Pueden reflexionar sobre los acontecimientos de su vida (buenos y malos) con la perspectiva adecuada. En la edad adulta, las personas con un estilo de apego seguro disfrutan de relaciones íntimas estrechas y no temen correr riesgos en el amor.
Las personas que desarrollan patrones de apego inseguro no crecieron en un entorno consistente, de apoyo y de validación. Los individuos con este estilo de apego suelen tener dificultades para mantener relaciones significativas con los demás cuando son adultos.
Sin embargo, alguien con un estilo de apego inseguro puede aprender a cambiar sus comportamientos y patrones. Trabajar con un terapeuta puede ayudarles a desarrollar las habilidades que necesitan para mejorar sus relaciones y construir la seguridad que no tuvieron cuando eran niños.
Por ejemplo, si un niño percibe a los padres como impredecibles o negligentes, el niño puede volverse demasiado apegado y necesitado. En otras palabras, el niño carece de atención y comienza a esforzarse más para conseguirla.
Más adelante en la vida, este niño (ahora adolescente o adulto) continúa cuestionando si es lo suficientemente bueno, adorable o digno.
Estas personas pueden desarrollar una baja autoestima y necesitan una constante tranquilidad por parte de sus parejas. Esto se conoce como estilo de apego ansioso, que se caracteriza por un fuerte miedo al abandono y al rechazo.
Teoría del apego
Según el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby, la relación temprana de un niño con sus cuidadores forma la forma en que este niño abordará las interacciones sociales y las relaciones a lo largo de la vida.
El concepto es relativamente fácil de comprender. Cuando nace un bebé, el primer vínculo social que encuentran es con los cuidadores (en la mayoría de los casos, los padres). Aquí es cuando el cerebro del niño comienza a formar una percepción de las interacciones sociales.
Si el niño se cría en un ambiente cálido y acogedor, donde los cuidadores responden a las necesidades emocionales del niño, se forma un vínculo seguro (conocido como apego seguro).
Al niño se le enseña, indirectamente, que se reconocerán sus emociones y necesidades, que será apoyado y amado y que, en general, se puede confiar en las personas.
Por el contrario, cuando un niño percibe que no se satisfacen sus necesidades, no es capaz de construir un vínculo seguro y estable con los cuidadores.
Esto conduce a una percepción distorsionada de cómo funcionan las relaciones.
Patrones de inseguridad
Si una persona desarrolla un estilo de apego inseguro, puede adoptar una de estas tres formas: evitativo, ambivalente y desorganizado.
Evitativo
Las personas que desarrollan un estilo de apego evitativo suelen tener una actitud despectiva, evitan la intimidad y tienen dificultades para acudir a los demás en momentos de necesidad.
Ambivalente
Las personas con un patrón de apego ambivalente suelen estar ansiosas y preocupadas. Pueden ser consideradas por los demás como “pegajosas” o “necesitadas” porque requieren una validación y una seguridad constantes.
Desorganizado
Las personas con un estilo de apego desorganizado suelen haber sufrido un trauma en la infancia o una incoherencia extrema durante su crecimiento. El apego desorganizado no es una mezcla de apego evitativo y ambivalente, sino que la persona no tiene verdaderas estrategias de afrontamiento y es incapaz de enfrentarse al mundo.
Los apegos evitativos y ambivalentes siguen siendo organizados. Aunque no son formas ideales de afrontar la situación, estos estilos de apego permiten algunos enfoques racionales y lógicos para afrontar situaciones complejas.
Por otro lado, una persona con un estilo de apego desorganizado es incapaz de procesar y afrontar cualquier grado de adversidad.
Los signos de apego desorganizado incluyen:
Depresión y ansiedad
Exabruptos frecuentes y comportamientos erráticos (que se derivan de la incapacidad de ver y comprender claramente el mundo que les rodea o de procesar adecuadamente el comportamiento de los demás o las relaciones).
Mala imagen de sí mismo y odio a sí mismo
La perpetuación de traumas en las relaciones, especialmente relacionados con la paternidad (por ejemplo, luchando por formar vínculos saludables con sus propios hijos, lo que perpetúa un ciclo de apego disfuncional).
Las personas con un estilo de apego inseguro suelen tener problemas para establecer conexiones emocionales con los demás. Pueden ser agresivas o imprevisibles con sus seres queridos, un comportamiento que tiene su origen en la falta de amor y afecto constantes que experimentaron en su infancia.
Signos de apego inseguro en adultos
Como adulto, el estilo de apego ansioso puede manifestarse como:
- Dificultad para confiar en los demás.
- baja autoestima.
- Teme que tus socios te abandonen.
- Ansia de cercanía e intimidad.
- Ser demasiado dependiente en las relaciones.
- Requiriendo una confirmación frecuente de que las personas se preocupan por usted.
- Ser demasiado sensible a las acciones y estados de ánimo de una pareja.
- Ser muy emocional, impulsivo, impredecible y de mal humor.
Los adultos y los adultos jóvenes que desarrollan un apego ansioso pueden tener un mayor riesgo de sufrir trastornos de ansiedad.
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¿Qué causa el apego inseguro?
Los investigadores no están completamente seguros de qué causa que una persona desarrolle un tipo de apego específico, aunque el estilo y los comportamientos de los padres pueden influir.
En los casos en que las personas desarrollan un tipo de apego ansioso, la paternidad inconsistente puede ser un factor contribuyente.
Un padre con comportamientos parentales inconsistentes puede ser cariñoso y sintonizado a veces, pero insensible, emocionalmente inaccesible o antipático (frío o crítico) en otras ocasiones.
Los padres también pueden ser lentos o inconsistentes al responder a los signos de angustia en su bebé. Por ejemplo, no levantar a un bebé que llora para evitar “malcriar” al niño en realidad puede llevar al desarrollo de un apego ansioso hacia el cuidador.
Los comportamientos inconsistentes por parte de un padre o cuidador pueden hacer que un niño se sienta confundido e inseguro, ya que no sabe qué comportamiento esperar.
Un niño que ha desarrollado un apego ansioso hacia un cuidador puede actuar como “pegajoso” o “quejumbroso” con él para tratar de satisfacer sus necesidades.
La genética también puede desempeñar un papel en el apego ansioso.
Cómo influye su estilo de apego en su relación de pareja
Nuestro estilo de apego afecta a todo, desde la elección de nuestra pareja hasta el progreso de nuestras relaciones y, lamentablemente, su finalización. Por eso, reconocer nuestro patrón de apego puede ayudarnos a entender nuestros puntos fuertes y vulnerables en una relación. El patrón de apego se establece en los vínculos de la primera infancia y sigue funcionando como modelo de trabajo para las relaciones en la edad adulta.
Este modelo de apego influye en la forma en que cada uno de nosotros reacciona ante nuestras necesidades y en cómo hacemos para satisfacerlas. Cuando existe un modelo de apego seguro, la persona tiene confianza y seguridad en sí misma y es capaz de interactuar fácilmente con los demás, satisfaciendo tanto sus propias necesidades como las de los demás. Sin embargo, cuando existe un patrón de apego ansioso o evitativo, y una persona elige una pareja que encaja con ese patrón desadaptativo, lo más probable es que elija a alguien que no es la opción ideal para hacerle feliz.
Por ejemplo, la persona con un modelo de trabajo de apego ansioso/preocupado siente que, para acercarse a alguien y tener sus necesidades satisfechas, necesita estar con su pareja todo el tiempo y recibir seguridad. Para apoyar esta percepción de la realidad, eligen a alguien que está aislado y con el que es difícil conectar. La persona con un modelo de trabajo de apego despectivo/evitativo tiene la tendencia a ser distante porque su modelo es que la manera de conseguir que se satisfagan sus necesidades es actuar como si no tuviera ninguna. Entonces elige a alguien que es más posesivo o que exige demasiada atención.
En cierto sentido, nos preparamos a nosotros mismos buscando parejas que confirmen nuestros modelos. Si crecimos con un modelo de apego inseguro, es posible que proyectemos o busquemos duplicar modelos de relación similares cuando seamos adultos, incluso cuando estos modelos nos perjudican y no son en nuestro propio interés.
Formas de superar la inseguridad en el apego
Nadie tiene que ser víctima de su pasado. Nadie es incapaz de cambiar o crecer. Una persona que no tiene un estilo naturalmente seguro puede trabajar en la “seguridad ganada”, lo que significa desarrollar un estilo seguro a través de las relaciones e interacciones en la edad adulta. Por ejemplo, la seguridad puede florecer en el contexto de las amistades y la psicoterapia.
Cuando una persona realiza una psicoterapia intensiva, el terapeuta le ayuda a identificar los traumas del pasado, a reconocer dónde están anclados sus comportamientos y a avanzar en la vida con una visión más positiva de sí mismo y del mundo. Este trabajo ayudará, en última instancia, a que el individuo aprenda a formar vínculos sanos y seguros.
Si crees que tienes un apego inseguro, y esto está teniendo un impacto negativo en tu vida amorosa, aquí tienes unos cuantos pasos de sentido común que puedes dar para hacer la transición hacia un apego seguro:
Conoce tu patrón de apego leyendo sobre la teoría del apego
Si aún no tienes un gran terapeuta experto en la teoría del apego, busca uno. Incluso podría valer la pena preguntarle si alguna vez ha tenido un paciente o cliente al que haya visto dar el salto del apego inseguro al seguro en sus relaciones románticas adultas.
Busca parejas con estilos de apego seguro
Lo último que necesitas si estás tratando de revisar tu estilo de apego es ser socavado por alguien que no puede apoyarte. Las investigaciones indican que alrededor del 50 por ciento de los adultos tienen un estilo de apego seguro, lo cual es una buena oportunidad para encontrar a alguien que te haga sentir bien y que sea seguro. Los estudios sugieren que una experiencia positiva con una persona de apego seguro puede, con el tiempo, anular tus impulsos inseguros.
Si no has encontrado una pareja así, acude a terapia de pareja
Si eres, por ejemplo, ansioso-preocupado y ya estás en una relación amorosa con, digamos, alguien que es temeroso-avanzado, te aconsejo que busques un terapeuta de pareja que pueda ayudaros a ambos a ser más seguros, juntos. Incluso si sientes que tu relación va bien, considera dar este paso como un ataque preventivo contra los problemas.
Practica
¿No te gusta hablar con la almohada? Oblígate a hacerlo, aunque tengas que empezar hablando con un peluche. ¿Odias hablar del futuro de tu relación? Intenta hablar de los próximos meses de tu relación si no puedes soportar hablar de los próximos años.
También es importante tener en cuenta que el apego seguro en las relaciones íntimas no sólo hace que esas relaciones sean más satisfactorias; hay pruebas de que puede hacer que las interacciones, incluso con las personas que no son cercanas, sean más ricas.
¿Cómo puede ayudar a una pareja con apego inseguro?
Si está en una relación con alguien criado con un apego ansioso, hay algunas cosas que puede hacer para ayudarlo a sentirse más seguro:
- Bríndeles seguridad continua de que se preocupa por ellos.
- Sea consistente en prestarles atención.
- Cumplir con las promesas y compromisos.
- Fomentar la autoconciencia y la autorreflexión para ayudarlos a superar sus comportamientos ansiosos.
Consejos para adultos con antecedentes de apego inseguro
Practique comunicar sus necesidades de forma clara y directa. Deje que las personas que se relacionan con usted sepan lo que necesita.
Cambiar su estilo de comunicación puede ser un desafío. Trabajar con un terapeuta o consejero de relaciones puede ayudar.