La terapia filial, también conocida como terapia de juego filial, es un tipo de terapia familiar de mejora de las relaciones centrada en el niño. Se introdujo por primera vez en la década de 1960 y ha demostrado ser una intervención eficaz para ayudar a las familias con niños pequeños.

La terapia filial se centra en el uso de la psicoeducación para enseñar a los padres a realizar intervenciones de terapia de juego individual con sus hijos. Esta práctica pretende ayudar a los niños a desarrollar y mejorar sus relaciones utilizando actividades lúdicas no directivas.

Fue uno de los primeros tipos de intervenciones de terapia familiar y ayuda a mejorar las relaciones entre los cuidadores y los niños. Al enseñar a los padres habilidades de terapia de juego, la terapia filial permite que los padres se vuelvan activos en ayudar a sus hijos a superar los problemas. Esta terapia también ayuda a los niños a desarrollar nuevas habilidades al tiempo que fortalece la unidad familiar.

La terapia de juego puede tener varios beneficios, pero las investigaciones sugieren que es más eficaz cuando los padres desempeñan un papel activo en el proceso.

La terapia filial parte de la base de que, aunque los niños no recuerden todas las experiencias específicas de su infancia, las formas en que los demás responden a ellos desempeñan un papel de confirmación, refuerzo y validación de sus comportamientos y emociones. Estas respuestas automáticas e involuntarias a las interacciones interpersonales se conocen como reflejos interpersonales.

Con el tiempo, esto conduce a patrones consistentes de respuesta interpersonal que se mantienen durante toda la infancia y la edad adulta. A través de la terapia filial, los niños pueden desarrollar formas más saludables de comunicarse e interactuar con los demás estableciendo un patrón de interacciones atentas, receptivas y reflexivas.

Historia y desarrollo

La terapia filial fue desarrollada por Bernard y Louise Guerney en la década de 1960, cuando se dieron cuenta del limitado número de proveedores de tratamiento capacitados para trabajar con niños. Este innovador enfoque de la terapia lúdica trató de solucionar esa carencia formando a los padres en las técnicas pertinentes y dándoles la posibilidad de practicarlas con sus hijos, ampliando así el alcance de la terapia lúdica.

En el modelo original de terapia filial de Guerney, los padres asistían a la formación durante una media de 12 meses mientras realizaban simultáneamente sesiones semanales de terapia de juego con sus hijos. Desde finales de la década de 1980, Garry Landreth ha contribuido a ampliar el uso de la terapia filial adaptando el modelo original para tener en cuenta las limitaciones de tiempo y de recursos. En su modelo, los padres asisten a 10 sesiones de formación al tiempo que realizan (y graban en vídeo) sesiones semanales de juego con sus hijos en casa. Actualmente existen varios formatos de terapia filial, con duraciones que van de 10 a 24 semanas.

Teoría de la terapia filial

La terapia filial se basa en teorías psicodinámicas, de sistemas familiares, del desarrollo y del comportamiento, entre otras. El método es una intervención psicoeducativa diseñada para enseñar habilidades a los padres. Los terapeutas formados específicamente en la terapia de juego educan a los padres en el método y supervisan las sesiones, pero su papel en esta modalidad es más educativo que terapéutico. Los padres no se convierten en terapeutas de juego en el proceso, sino que aprenden habilidades para ayudar a los niños a superar las dificultades y/o mejorar las prácticas de crianza.

Este tipo de terapia no se centra en el padre o en el niño como persona que busca tratamiento. En cambio, la relación entre padres e hijos es el centro de la terapia. Los problemas que surgen en las familias suelen estar relacionados con la dinámica familiar: un problema del niño no suele ser atribuible únicamente a él, y es probable que las preocupaciones que experimenta un miembro de la familia afecten a toda la familia.

Los terapeutas subrayan la necesidad de la empatía y la aceptación como parte del proceso terapéutico, escuchando y aceptando los sentimientos de los padres a un nivel tan profundo como sea posible y reconociendo y reflejando los sentimientos del niño tal y como se expresan a través de su juego. La escucha empática se considera esencial en este proceso. La terapia filial también implica a toda la familia, cuando es posible hacerlo, y hace hincapié en la importancia de que el trabajo terapéutico sea realmente un esfuerzo de colaboración.

Beneficios de la terapia filial

La terapia filial puede tener varios beneficios importantes tanto para los niños como para los padres.

Los niños

  • Adquieren nuevas habilidades y una sensación de dominio.
  • Puede mejorar el autoconcepto del niño.
  • Aprenden a responsabilizarse más de sus actos.
  • Adquirir una mejor comprensión de sus sentimientos.

Los padres

  • Adquieren una mayor comprensión de las motivaciones de sus hijos.
  • Aumentar la confianza y la aceptación de la independencia de sus hijos.
  • Aprenden a establecer límites y consecuencias más eficaces
  • Aumentar la confianza en sus habilidades como padres.

La terapia filial también ayuda a los niños y a sus padres a ser más abiertos y receptivos entre sí. Puede ayudar a los niños a desarrollar un apego más seguro, mejorar la comunicación, reducir la negatividad y, en última instancia, mejorar la estabilidad de la unidad familiar.

Aspectos a tener en cuenta

Es importante reconocer que la terapia filial difiere considerablemente de otros tipos de intervenciones tradicionales. En lugar de estar dirigida por un terapeuta, la función del terapeuta es enseñar a los padres las técnicas que pueden aplicar en las sesiones de juego dirigidas por ellos.

La terapia filial tampoco distingue entre intervención y prevención. Las técnicas que utilizan los padres son las mismas en ambos casos. Aunque puede ayudar a mejorar las habilidades parentales y a fomentar un desarrollo infantil saludable, puede ser necesario un apoyo y un tratamiento adicional para los niños diagnosticados con una enfermedad mental. La terapia filial puede ser útil junto con otras intervenciones cognitivas, conductuales, emocionales o de aprendizaje en esos casos.

Este enfoque de la terapia requiere que los padres adopten un papel activo y funcionen como agentes de cambio en la vida de su hijo. A medida que los padres aprenden a participar en la terapia de juego, deben recordar que deben adherirse a principios importantes para que la terapia de juego sea eficaz.

Esto incluye ser cálidos, amables, aceptar, respetar, ser pacientes y no dirigir. Al mismo tiempo, los padres deben tener cuidado y evitar criticar, elogiar, cuestionar, dirigir, interrumpir, moralizar o iniciar nuevas actividades.

Encontrar la forma de equilibrar la participación y la atención sin intentar interferir en el proceso de juego puede ser un reto para muchos padres.

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Técnicas de Terapia Filial

Una vez que los padres han aprendido estas técnicas, siguen participando en sesiones de juego semanales con sus hijos. Estas sesiones tienen lugar en casa y se prolongan durante un periodo de entre seis meses y un año. Sin embargo, los padres pueden seguir utilizando la terapia filial durante todo el tiempo que quieran y mientras el niño siga suficientemente motivado.

Durante la terapia filial, se enseña a los padres a utilizar cuatro técnicas principales para realizar la terapia de juego con sus hijos. Estas técnicas son:

Tecnicas de terapia filial

Estructuración

Las sesiones de juego duran media hora y se desarrollan en un contexto muy estructurado. Los padres aprenden a iniciar una sesión de juego estableciendo un área específica para jugar. Una vez creada la zona, se dice a los niños que pueden jugar como quieran.

Juego imaginario centrado en el niño

Los padres observan a sus hijos mientras juegan de forma imaginaria. El objetivo es observar al niño sin interferir ni intentar darle instrucciones o sugerencias.

Durante estas sesiones de juego, los padres imponen pocas limitaciones o consecuencias. El contexto estructurado en el que se desarrollan las sesiones de juego está diseñado para ayudar a los niños a tomar la iniciativa, expresarse libremente y promover la independencia y la autorregulación.

Escuchar con empatía

Mientras el niño juega, los padres observan, escuchan y comentan lo que hace el niño. El objetivo de esta actividad es reflexionar sobre lo que el niño puede estar haciendo, sintiendo o experimentando mientras juega.

Los padres aprenden a reconocer la iniciativa de sus hijos, sus acciones y la expresión de sus emociones. Estas observaciones se realizan con aceptación y sin juzgar.

Establecimiento de límites

Hay pocas reglas en la sesión de juego, pero los padres aprenden a intervenir cuando un niño realiza acciones agresivas o destructivas. Los niños son libres de jugar como quieran, pero deben seguir unas pautas básicas de seguridad y no se les permite tener comportamientos como pegar, destruir los juguetes o subirse a los muebles.

En qué puede ayudar la terapia filial

La terapia filial puede ayudar a tratar varios problemas y condiciones que afectan al funcionamiento conductual, social y emocional de los niños. Puede utilizarse para tratar:

  • Problemas de adopción o de acogida.
  • Comportamientos agresivos.
  • Ansiedad.
  • Problemas de apego.
  • Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
  • Depresión.
  • Problemas derivados de enfermedades crónicas.
  • Trastorno de oposición desafiante.
  • Trauma.

Eficacia

El impacto de la terapia filial se ha estudiado desde su introducción en la década de 1960. Una de las primeras investigaciones descubrió que las personas que utilizaban la terapia filial permanecían en el tratamiento durante más tiempo que las personas que utilizaban los enfoques de tratamiento tradicionales.

Un estudio descubrió que las familias que participaban en un tratamiento filial llamado terapia de relación hijo-padre (CPRT) experimentaban mejoras significativas en la satisfacción familiar, la cohesión, la comunicación y la flexibilidad.

Este enfoque también mejora la empatía, la aceptación y la autoestima de los padres. La investigación ha encontrado que la terapia filial contribuye a cambios positivos en el entorno familiar, mejorando el comportamiento del niño y reduciendo el estrés de los padres.

Un estudio del 2019 descubrió que la terapia filial ayudaba a reducir los síntomas de depresión en los niños con cáncer y disminuía los síntomas de estrés, ansiedad y depresión en sus padres.

Cómo empezar

Si está interesado en probar la terapia filial con sus hijos, puede ser útil hacerse una idea de cómo funciona el proceso. Un programa básico de terapia filial consta de 10 sesiones. Durante las primeras sesiones, el terapeuta presenta el programa, aprende más sobre el problema y demuestra el proceso. También demuestra el proceso, revisa cada sesión y modela las habilidades de la sesión de juego con los padres y los niños.

Las sesiones cuatro a seis se centran en la participación de los padres en sesiones de juego supervisadas y en la preparación para llevar a cabo estas sesiones en casa. A continuación, los padres comienzan a realizar sesiones con sus hijos en casa.

Las sesiones posteriores con el terapeuta se centran en la revisión del progreso de las sesiones en casa y en la discusión de cómo las habilidades aprendidas durante la terapia de juego pueden incorporarse a la vida cotidiana.

Para encontrar un terapeuta, considere la posibilidad de pedir al pediatra de su hijo una referencia o póngase en contacto con los profesionales de la salud mental de su zona para saber si tienen formación y experiencia en terapia filial.

Problemas tratados con la terapia filial

La terapia filial se diseñó inicialmente para tratar a los niños que experimentaban problemas sociales, emocionales o de comportamiento y se utiliza hoy en día para tratar una amplia gama de problemas infantiles, como:

  • Ansiedad.
  • Preocupaciones relacionadas con la adopción o la acogida.
  • Enfermedad crónica o discapacidad.
  • Depresión.
  • Inatención e hiperactividad.
  • Trauma.
  • Comportamientos de oposición.
  • Agresión.
  • Problemas de apego.

La terapia filial tiene como objetivo empoderar a los padres y mejorar la relación entre padres e hijos. En el transcurso de la terapia filial, el padre tiene la oportunidad de aprender una variedad de métodos para involucrar al niño sin dejar de mantener los límites.

¿Es eficaz la terapia filial?

La terapia filial es un tratamiento bien estudiado y basado en la evidencia. Las investigaciones demuestran que puede beneficiar tanto a los padres como a los hijos, ya que facilita la mejora de las relaciones y, a menudo, conduce a una notable mejoría cuando los niños se enfrentan a retos conductuales y psicosociales. La terapia filial también puede ser eficaz en la prevención de futuras dificultades, ya que aborda los problemas dentro del sistema familiar y da a los padres herramientas que pueden utilizar para responder más eficazmente a sus hijos. La terapia filial puede ser incluso más beneficiosa que la terapia de juego tradicional, ya que a menudo es posible ver resultados positivos en menos sesiones.

Limitaciones de la terapia filial

La terapia filial puede no ser eficaz para todos los niños o situaciones familiares, pero la mayoría de las investigaciones muestran que la terapia filial es eficaz para una amplia gama de niños y familias. Se considera una intervención culturalmente sensible, pero en algunos casos, las habilidades que enseña el terapeuta pueden entrar en conflicto con ciertas creencias culturales. Puede ser beneficioso realizar más investigaciones sobre la incorporación de las creencias culturales y la identidad en la terapia filial.

Otra posible preocupación puede surgir de la dependencia de la terapia filial de los autoinformes. En algunos estudios, los informes de los padres no coincidían con los informes obtenidos de otras fuentes, como los profesores o el otro padre. También se observó la tendencia de algunos padres a infravalorar su propia angustia, lo que podría afectar a los resultados de la terapia.

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