Los conflictos en las relaciones pueden ser una fuente importante de estrés. Cuando el conflicto en su relación es continuo, crea un estrés que puede afectar negativamente a la salud y al bienestar tanto de usted como de su pareja. A continuación, le presentamos algunas formas en que los conflictos en una relación pueden afectarle física y mentalmente, así como algunos consejos para afrontarlos.
¿Qué es un conflicto de pareja?
El conflicto en una relación es un desacuerdo entre personas (por ejemplo, parejas, amigos, hermanos o compañeros de trabajo). La raíz del conflicto puede ser algo así como una diferencia de opinión, experiencia, gusto, perspectiva, personalidad o creencias.
El conflicto suele ser lo suficientemente intenso como para interrumpir algún aspecto de la relación, como la comunicación, que es lo que lo diferencia de tener simplemente un punto de vista diferente. No sólo las parejas románticas pueden experimentar conflictos en la relación: las familias también pueden estar en conflicto.
Tanto si se trata de un debate abierto durante la cena como de un sentimiento subyacente de malestar que no se expresa, el conflicto familiar puede causar una cantidad significativa de estrés. Puede ser que no haya falta de amor entre los miembros, sino más bien, una falta de comodidad a la hora de afrontar el conflicto.
Se puede experimentar un conflicto en cualquier tipo de relación que se tenga, ya sea con la pareja, los padres, los hermanos, los hijos, los amigos o incluso los compañeros de trabajo.
Aunque puede ser difícil e incómodo, el conflicto en una relación no siempre es malo. Cuando es sano y productivo, el conflicto en una relación representa una oportunidad para que las personas aprendan cómo ven y experimentan el mundo los demás. También puede generar soluciones creativas a los problemas y ayudar a las personas a crecer.
Sin embargo, cuando el conflicto no es productivo o saludable, puede ser perjudicial para todos los implicados. Un conflicto sostenido y no resuelto puede crear tensiones en el hogar o en el trabajo, puede erosionar la fuerza y la satisfacción de las relaciones, e incluso puede hacer que las personas se sientan físicamente enfermas o con dolor.
El conflicto y su salud
Las investigaciones han demostrado que los conflictos en las relaciones pueden afectar negativamente a la salud. Por ejemplo, los investigadores del Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad Estatal de Portland estudiaron a más de 650 adultos durante un periodo de dos años.
Los investigadores descubrieron que los “intercambios sociales negativos estables” (en otras palabras, los conflictos repetitivos o prolongados) se asociaban significativamente con una menor salud autocalificada, mayores limitaciones funcionales y un mayor número de afecciones de salud. Estos hallazgos afectan a varios factores de salud, pero una conclusión clave parece ser que el estrés puede debilitar su sistema inmunológico.
La exposición a los conflictos puede hacernos más susceptibles a las enfermedades infecciosas, como los resfriados y la gripe. Algunas personas también experimentan dolores crónicos relacionados con el estrés, como dolores de cabeza y de espalda o cuello.
Afecciones asociadas al estrés crónico
Si no se controlan los niveles de estrés, puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades físicas y mentales influenciadas por el estrés, como, por ejemplo:
- Acné.
- Trastornos de ansiedad.
- Burnout.
- Depresión.
- Diabetes.
- Problemas digestivos (como diarrea, estreñimiento, úlceras).
- Pérdida de cabello.
- Enfermedades del corazón.
- Hipertiroidismo.
- Insomnio.
- Obesidad.
- Disfunción sexual o cambios en la libido.
- Enfermedades de los dientes y las encías.
Conflicto y dolor físico
Esas canciones country sobre el dolor de un corazón roto podrían estar respaldadas por la ciencia. La cardiomiopatía de Takotsubo (también conocida como cardiomiopatía por estrés o “síndrome del corazón roto”) se desencadena por un trauma emocional o estrés físico extremo y repentino.
El “síndrome del corazón roto” suele provocar un dolor torácico intenso, similar al que se siente cuando se sufre un infarto.
La investigación sobre la exclusión social ha revelado que el dolor de la soledad y el rechazo social es procesado por la misma zona del cerebro que procesa el dolor físico, por lo que puede doler físicamente ser rechazado por un ser querido.
Los conflictos de pareja o en el seno de la familia también pueden provocar esta afección. Cuando se está expuesto repetidamente al estrés y al conflicto en una relación, se puede desarrollar una mayor sensibilidad al dolor físico o incluso adormecerse ante él.
Conflicto no reconocido
El conflicto es inevitable. Las relaciones en las que las personas “nunca se pelean” no siempre son tan dichosas como parecen. Cuando la ira es reprimida o no reconocida por la pareja o los miembros de la familia, puede resultar poco saludable.
Las investigaciones han revelado que en las parejas en las que uno de los miembros reprime habitualmente la ira, ambos tienden a morir más jóvenes. Por otro lado, reconocer y resolver eficazmente los conflictos puede ser una vía para lograr un mayor entendimiento entre dos personas, acercándolas.
Conflictos mal gestionados
Saber que los conflictos no resueltos tienen riesgos puede hacerle pensar que necesita descargar su ira de cualquier manera (y en cualquier momento y con cualquier persona) que desee. Esa tampoco es necesariamente la forma más saludable de abordar y resolver un conflicto.
La forma de abordar y resolver los conflictos puede influir en la salud de todas sus relaciones, ya sea con el cónyuge, los padres, los amigos, los compañeros de trabajo o los hijos.
La mente y el cuerpo están absolutamente relacionados, nada del funcionamiento del cuerpo escapa al influjo de nuestra mente, nuestras emociones y nuestros pensamientos, ni viceversa. Cuando dominamos las señales de nuestro cuerpo fortalecemos los mecanismos naturales que tenemos para sentirnos mejor, y ello repercute de manera positiva en nuestras relaciones con los demás, nuestro éxito profesional y el desarrollo personal. Vamos juntos a un viaje inimaginable por la ruta del estrés hacia el ombligo de tu personalidad.
Consejos para la resolución de conflictos
Aunque los conflictos forman parte de la vida y de las relaciones con otras personas, no tienen por qué poner en peligro tus relaciones. Si aprendes a reconocer los conflictos y a resolverlos de forma saludable, a menudo se fortalece la relación.
La clave es aprender y perfeccionar continuamente tus habilidades de resolución de conflictos. Ser capaz de reconocer e identificar tus sentimientos y expresarlos con claridad, aprender a ser un oyente activo y practicar la comunicación asertiva son sólo algunas de las habilidades que pueden ayudarte a manejar los conflictos en la relación de forma saludable.
Cuando surge un conflicto en la relación entre usted y su pareja, hay algunos consejos específicos que pueden facilitar la resolución de los mismos.
Utiliza las declaraciones “yo”
Si está en una discusión con su pareja, intente resistir el impulso de lanzar constantemente “tú”. En lugar de decir: “¡Has hecho eso que odio!” (que podría tomarse como una acusación), asuma la responsabilidad de cómo se siente mientras identifica claramente cómo le ha influido el comportamiento de su pareja.
Por ejemplo, podría decir: “Me siento frustrado porque has dejado tu plato en la mesa en lugar de ponerlo en el fregadero. Como te había pedido que lo hicieras antes de sentarnos a comer, me hace sentir que no me estabas escuchando o que no te importan mis necesidades”.
Proporcionar detalles puede ayudar a tu pareja a reconocer un comportamiento en el que está más que dispuesto a trabajar, pero del que no había sido consciente. También le da la oportunidad de defender o explicar un comportamiento si siente que ha sido malinterpretado.
Si bien las afirmaciones “yo” son útiles cuando se habla de cómo se siente uno sobre una situación, cuando es el momento de que usted y su pareja pasen a la acción, pase a un “nosotros” unificado. Decir “Yo tengo que resolver este problema” puede hacer que te sientas abrumado y solo. Decir “tú tienes que resolver este problema” puede hacer que parezca que no te responsabilizas de tu parte y que dejas todo el trabajo a tu pareja.
Es más empoderador ver un conflicto desde la perspectiva de “tenemos que resolver este problema” en lugar del solitario “yo” o “tú”.
Sé respetuoso y amable
Los conflictos en una relación no tienen por qué convertirse en peleas. Puedes tener un desacuerdo con tu pareja sin gritar, insultar, sacar a relucir el pasado, menospreciar o minimizar tus necesidades.
Cuando hables con tu pareja, sé consciente de cómo te sientes mientras hablas. Si notas que te pones tenso, puede que tu voz se eleve o tu tono sea agresivo. Si sientes u oyes estos cambios, detente y respira.
Insultar a tu pareja, gritar por encima de ella cuando está hablando, amenazar y utilizar un tono de voz burlón o sarcástico no sólo es una falta de respeto, sino que impide cualquier tipo de comunicación efectiva.
También podría causar más problemas en la relación, además del que está intentando resolver, por no mencionar que puede herir los sentimientos y hacer que sea menos probable que las preocupaciones se compartan abiertamente en el futuro.
Escuchar para comprender
Uno de los principios para ser un oyente activo es escuchar y oír de verdad lo que la otra persona está diciendo con la intención de comprender, no sólo para determinar cuándo es tu turno de volver a hablar.
Si tienes un desacuerdo con tu pareja, es importante que te tomes el tiempo necesario para entender no sólo cómo se siente, sino por qué se siente así. Este enfoque demuestra que estás haciendo un esfuerzo no sólo para ver las cosas desde su punto de vista, sino también para entender de dónde vienen.
Ser un oyente activo también es valioso cuando se trata de encontrar juntos una solución a un problema.
Si sólo piensas en lo que crees que va a funcionar sin tener en cuenta las sugerencias de tu pareja, ésta puede sentir que la ignoras o la invalidas. Además, podría obstaculizar una solución productiva -y eficaz- del problema.
Considere el momento oportuno
Intente evitar discutir los desacuerdos o intentar resolver un problema cuando usted y su pareja estén cansados, estresados o no se sientan bien. Si quieres sacar el máximo partido a la conversación y llegar a una solución eficaz, ambos tenéis que estar en el espacio físico y mental adecuado para hacer el trabajo.
Si empiezas a hablar de algo difícil con tu pareja y te das cuenta de que estás demasiado enfadado, abrumado o cansado para continuar, tómate un descanso. Reanuda la conversación cuando ambos hayan podido descansar y reagruparse.
Mantener una conversación que requiere mucho trabajo emocional será mucho más difícil si usted y su pareja están distraídos por otras preocupaciones.
Por ejemplo, si usted y su pareja están tratando de resolver un desacuerdo sobre quién recogerá a su hijo del entrenamiento de fútbol, pero usted se siente atascado por preocupaciones relacionadas con el trabajo o por problemas financieros que ha querido mencionar, se distraerá del asunto que necesita toda su atención.
Aceptar el desacuerdo
El compromiso también puede ser una forma saludable de manejar el conflicto en una relación, siempre y cuando no lo utilices para evitar el conflicto. Puede que descubras que hay ciertas diferencias entre tú y tu pareja que definen fuertemente quiénes sois como individuos. Por ejemplo, cuando se trata de una cuestión de gustos o preferencias, puede que la mejor solución sea “estar de acuerdo en no estar de acuerdo”, lo que les permite celebrar sus diferencias.
Cómo afrontar los conflictos en las relaciones
La comunicación eficaz es quizá la habilidad más importante para afrontar los conflictos y el estrés en una relación. Si le resulta difícil desarrollar esta habilidad, o si el conflicto en su relación es extremo, puede ser útil el asesoramiento a la pareja.
Usted y su pareja también podrían beneficiarse de la terapia individual. Un profesional de la salud mental (ya sea en línea o en persona) puede darles a ambos las herramientas que necesitan para manejar eficazmente los conflictos.
Si su pareja o el miembro de la familia con el que tiene el conflicto no desea seguir una terapia, ya sea por su cuenta o con usted, puede que le resulte útil seguirla por su cuenta. Una modalidad que muchas personas encuentran útil es la terapia cognitivo-conductual (TCC).
La TCC puede ayudarle a averiguar qué hay detrás del conflicto en su relación, a mejorar sus habilidades de resolución de conflictos y a ofrecerle estrategias para manejar los sentimientos negativos que pueden surgir cuando se siente estresado o herido.
Si buscas un profesional de la salud mental con el que trabajar, pero no estás seguro de por dónde empezar, pide a tu médico de cabecera que te derive.