La humildad es una cualidad infravalorada que no se menciona a menudo. Es algo que se menciona mucho en los textos religiosos, y puede parecer un poco anticuado, pero es una cualidad totalmente necesaria en los tiempos que corren.

La humildad es, de hecho, uno de los atributos más poderosos e importantes del crecimiento. Ser humilde ayuda a crear confianza y facilita el aprendizaje, que son aspectos clave del liderazgo y el desarrollo personal.

Como dijo una vez el revolucionario Nelson Mandela: “Lo primero es ser honesto con uno mismo. Nunca podrás tener un impacto en la sociedad si no has cambiado tú mismo… Los grandes pacificadores son todos personas íntegras, honestas, pero humildes”.

Hablemos del significado de la humildad, de cómo puedes desarrollarla.

¿Qué es la humildad?

La definición de humildad es el sentimiento o la actitud de no tener ninguna importancia especial que te haga ser mejor que los demás o tener una falta de orgullo. A primera vista, la humildad parece una cualidad negativa, casi como un signo de debilidad más que de fortaleza. En realidad, la humildad es un tipo de modestia que te hará llegar muy lejos en tu vida como persona, como contendiente y como líder. Veámoslo de otra manera. Una persona que carece de humildad es arrogante. Es una persona que sólo piensa en sí misma y se ve más alta y mejor que los demás. Una persona arrogante no puede mejorar porque no reconoce sus defectos. Una persona que no es humilde no tiene una mentalidad de crecimiento. El mejor luchador del mundo sigue cometiendo errores. El mejor entrenador del mundo todavía tiene mucho que aprender sobre la lucha, y siempre debe desempeñar sus funciones no sólo como profesor, sino también como alumno. Cuando un contendiente o un entrenador carecen de la capacidad de ver sus propias debilidades, nunca podrán alcanzar su máximo potencial, porque la vida es un viaje interminable de crecimiento y aprendizaje. El orgullo priva a una persona de su capacidad de logro.

¿Por qué necesitamos la humildad?

Las personas humildes no carecen de orgullo por sus logros. Más bien, sabe el momento, el lugar y el tono con el que compartir sus puntos fuertes con el mundo.

He aquí algunos ejemplos de lo que significa vivir con modestia y humildad:

  • Decir “buen partido” a tu oponente, tanto si has ganado como si has perdido.
  • Ser entrenable y permitir que las críticas alimenten el desarrollo en lugar del resentimiento.
  • Pedir disculpas después de cometer un error.
  • Querer lo mejor para los demás, en lugar de tratar de albergar todo el éxito para uno mismo.
  • Ayudar a mejorar a los que están por debajo de ti, en lugar de despreciarlos.
  • Mirar a los que están por encima de ti con una mirada de inspiración y no de envidia.
  • Competir con uno mismo más que con los demás.

La humildad es una ventaja para la superación personal. Al vivir una vida humilde, reconoces las áreas de tu vida que necesitan ser trabajadas. Si tu entrenador te sugiere cambiar una técnica para mejorar tu rendimiento en el ring, debes aceptar que tu técnica actual puede no ser la más adecuada para tus objetivos. Para ello, debes dejar de lado tus ideas preconcebidas y confiar en tu entrenador. Sólo con humildad e inteligencia emocional puedes permitir que estos encuentros alimenten tu crecimiento y tu capacidad de entrenamiento.

También necesitamos la humildad para el bienestar interior. Sentirse frustrado y enfadado por el fracaso es algo que acompaña a cualquier lucha en la vida. Es importante que entendamos la humildad para poder sortear mejor esas pérdidas y levantarnos después de las caídas. Puede sonar contradictorio, pero cuanto más humilde seas, más resistente serás. Si puedes admitir y reconocer tu parte en la caída puedes trabajar para cambiarla. Si combinas la humildad con tu pasión en la vida, llegarás a la cima y superarás el fracaso.

Beneficios de ser humilde

Es importante mantenerse humilde porque tener humildad no sólo te ayuda a desarrollar un enfoque más amable para interactuar con los demás, sino que también influye en cómo te percibes a ti mismo y al mundo que te rodea.

Fortalece la conexión con los demás

La humildad ayuda a tener más compasión y empatía con los demás. Quienes practican la humildad son más propensos a tener en cuenta las creencias y opiniones de los demás. Esto se debe probablemente a que la humildad ofrece la oportunidad de estar menos implicado en uno mismo y más en sintonía con los sentimientos de los demás.

Esto se debe a que la humildad ofrece la oportunidad de estar menos implicado en uno mismo y más en sintonía con los sentimientos de los demás.

Si eres capaz de alegrarte por los demás y sus logros y no te consumen los celos o la autocompasión, esto puede ayudarte a desarrollar relaciones más positivas.

Ampliar la perspectiva de uno mismo

La humildad también ayuda a desarrollar el crecimiento y la conciencia de uno mismo, porque permite reconocer racionalmente las formas en que se puede mejorar.

La humildad puede producir más felicidad, emociones positivas y bienestar porque la persona tiene una comprensión más clara de sí misma. Es capaz de sentirse cómoda con lo que es y con lo que no es.

En un estudio que evaluaba las perspectivas de los estudiantes universitarios sobre la humildad, los investigadores descubrieron que la humildad estaba asociada a las emociones positivas y al buen ajuste psicológico.

Ampliar la perspectiva de uno mismo humildad

Ampliar la perspectiva del mundo

La humildad puede ayudar a desarrollar una perspectiva más profunda y evolucionada del mundo y de lo que ocurre en él. La humildad te permite ser consciente de que aportas valor a este mundo, pero que hay muchos otros en el mundo que también tienen un propósito.

Refuerza la conexión entre la espiritualidad, la religión y el bienestar

La humildad es una virtud religiosa.

Existe una correlación entre la humildad, el bienestar positivo, la religión y la espiritualidad.

Los investigadores descubrieron que, para aquellos con una cantidad moderada de humildad, a diferencia de los niveles más bajos, la humildad actúa como un moderador que ayuda a facilitar el funcionamiento psicológico positivo para aquellos que se consideran religiosos o espirituales.

Según los investigadores, estos resultados podrían indicar que una persona debe tener alguna forma de humildad para que ésta actúe como moderadora de estos factores.

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En este curso abordaremos temas como:

– La importancia de la autocrítica constructiva.

– Cómo modificar conductas contraproducentes.

– El impacto del crecimiento personal en nuestro bienestar.

– El peligro de la verdad absoluta.

– La relación entre la humildad y la curiosidad.

– Cómo evitar el fanatismo.

– El propósito esencial y cómo cumplirlo.

Cómo ser más humilde

Echemos un vistazo a las formas en las que puedes aprender a ser más humilde.

No confunda el orgullo con la soberbia

La mayoría consideraría la humildad como el antónimo del orgullo y podría asociar el orgullo como un rasgo malo de poseer.

El orgullo no es algo negativo, de hecho, es bastante importante. El orgullo viene de ser orgulloso y no hay nada malo en estar orgulloso de uno mismo o de su origen.

Sentirse orgulloso de uno mismo, de su cultura, de sus logros, etc., son grandes cualidades. Es importante aceptar lo que eres, lo que has conseguido y el camino que te ha llevado a ello.

El orgullo es la apreciación de ti mismo y de tus creencias, es tener confianza y seguridad de que eres una contribución importante y relevante a este mundo.

Sin embargo, si el orgullo se vuelve extremo es cuando la humildad está ausente y la persona puede mostrar comportamientos egoístas o narcisistas.

Si una persona empieza a pensar que es mejor que los demás y sólo toma decisiones que dependen de lo que es mejor para ella, se le considera egocéntrica y orgullosa. El orgullo obsesivo hace que sea difícil ser considerado con los demás o formar relaciones genuinas. Las personas demasiado orgullosas pueden no darse cuenta de que hay áreas en las que pueden mejorar.

A las personas orgullosas también les puede resultar difícil ser conscientes de sí mismas cuando se equivocan.

Haz una búsqueda en el alma

Por lo general, quienes son orgullosos muestran una arrogancia que suele provenir de inseguridades no identificadas. Una autoestima demasiado elevada no es en realidad confianza, sino emociones negativas reprimidas hacia uno mismo.

Los investigadores en el campo de la psicología social descubrieron que los individuos que mostraban egoísmo y narcisismo presentaban niveles más altos de “agresión desplazada” cuando escuchaban insultos que amenazaban su ego.

Entiéndase mejor a sí mismo

Las inseguridades que la gente no suele reconocer pueden ser el origen de un comportamiento egoísta o farisaico para protegerse de las críticas de los demás o del rechazo. Es importante evaluar si una autoestima demasiado alta puede tener su origen en tus propias inseguridades o en experiencias pasadas. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a comprender mejor quién eres y quién te gustaría ser.

Haz cumplidos cuando puedas

Reconocer los logros y realizaciones de los demás puede ayudarte a desviar un poco la atención de ti mismo.

Elogie a la gente por el trabajo bien hecho. Centrarse en los sentimientos de los demás a veces te ayuda a salir más de ti mismo.

Todos necesitamos que los demás nos digan de vez en cuando que vamos por el buen camino, así que sé la persona que asegura a alguien que lo está haciendo bien.

No seas un pusilánime

No confundas la humildad con la complicidad. Tener a las personas en alta estima y consideración no significa que debas permitir que te pisoteen.

Siempre debes defenderte a ti mismo y lo que crees, y hacer lo mejor posible pase lo que pase. El punto de la humildad es que no tienes que hacer que alguien se sienta inútil mientras lo haces. Sin embargo, esto no significa convertirse en una persona pusilánime.

Permitir que los demás se aprovechen de ti puede afectar a tu bienestar. Esto también afecta a la confianza de una persona y puede causar resentimiento, así que asegúrate de considerarte a ti mismo mientras consideras a los demás.

La humildad está infravalorada

Muchas personas no se dan cuenta de lo esencial que es ser humilde. Esto puede deberse a que no entienden completamente el concepto o aún no han aprendido lo que significa ser humilde.

La humildad en la sociedad

Después de encontrarse con una encuesta que evaluaba la satisfacción con la vida en adultos de mediana edad, los expertos en psicología positiva encontraron preocupante que la humildad y la modestia no fueran rasgos de carácter altamente reconocidos que se equipararan con la satisfacción con la vida. Este descubrimiento les obligó a reflexionar sobre la cultura de Estados Unidos con respecto a cómo vemos rasgos como la humildad.

En una sociedad muy comunista, los individuos incrustan una mentalidad de “superviviente del más fuerte”, en la que el más fuerte y el mejor llegan a la cima, por lo que la gente se ve obligada a desarrollar un punto de vista de “mirar por lo suyo”. Las personas están expuestas a una competencia constante cuando son niños, en la que compiten por la atención en los estudios, el atletismo y el hogar. Más tarde, en la edad adulta, esta naturaleza competitiva asoma la cabeza en los entornos profesionales.

Ideologías similares están presentes en lo que ven y escuchan tanto los niños como los adultos. La cultura de la industria del entretenimiento, como la música, la televisión y otras fuentes que a menudo consumen nuestra atención, encuentra la necesidad de retratar conceptos muy vanos y egocéntricos.

En un estudio que incluía a estudiantes universitarios, la humildad no se consideraba una cualidad necesaria para los animadores o los líderes.4 Esto dificulta la comprensión de la necesidad de humildad no sólo en la forma en que nos relacionamos con los demás, sino en la forma en que vemos el mundo.

Aunque hayas sido el mejor en algo esta vez, sé modesto porque puede que no seas el mejor la próxima vez, y eso está bien. Acepta el fracaso con gracia siempre que se produzca y apoya humildemente a los demás dándoles sus flores y una ovación cuando sea necesario. A veces no serás tú quien reciba las flores en el escenario y puede ser igual de satisfactorio estar entre el público, sentado y siendo humilde.

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